COACHING
Reflexiones para mejorar los procesos de coaching y nuestra praxis como Coach
Reflexiones para mejorar los procesos de Coaching y nuestra praxis como Coach
Hoy me gustaría reflexionar sobre ciertas cuestiones que pueden frenar el cambio de nuestros clientes y están relacionadas con nuestra praxis profesional. Es un apunte y vuestros comentarios y aportaciones nos enriquecerán, os animo a participar y generar debate para que podamos seguir aprendiendo juntos.
Es fundamental que el Coach sepa generar un contexto de confianza que permita contrarrestar los miedos de los clientes a lo largo del proceso. Nuestro grado de empatía y sintonía generará la confianza que el cliente precisa para abrirse, reconocer, aceptar y expresar sus frustraciones y miedos, sus dudas y su desconcierto. Estar atentos a nuestra actitud hacia el cliente y su proceso determinará en parte el éxito de la sesión.
Realizando supervisión de Coachs en prácticas, he observado en algunos casos que a pesar de que su metodología no era muy ortodoxa ni sus feedbacks demasiado precisos, a pesar de ello, habían sabido crear con su actitud el clima de confianza que el cliente necesitaba para darse el permiso de abrirse y afrontar sus miedos y sus creencias limitadoras y así dar los primeros pasos hacia el cambio. Si como Coachs no sabemos crear un vínculo de confianza con nuestro cliente, por poderosas que sean nuestras preguntas y atinados nuestros feedbacks, el cliente no podrá abrirse.
Cuando el Coach es respetuoso y no juzga (ni con su lenguaje verbal, ni con el no verbal) a su cliente, cuando crea una buena conexión, el proceso avanza. Cuando el cliente se siente respetado y acogido por su Coach, cuando siente que no le están forzando a ir a ningún otro sitio que no sea al que realmente quiere ir y al ritmo que decida, la posibilidad del cambio es mayor, ya que su autoestima se ve reforzada por la actitud del Coach. Su autoestima no se siente menoscabada al no sentirse juzgado (algunos ya se juzgan a sí mismos en demasía) y puede abrirse y compartir sus sentimientos y emociones más profundas.
En cambio, si el cliente nota que el Coach no está de acuerdo y se siente juzgado es muy probable que no se implique en el proceso ni se comprometa, por tanto no se producirá el cambio deseado. Como Coachs no podemos forzar a nuestros clientes a abrirse, son ellos los que gracias al vínculo de confianza que hemos creado tomarán conciencia de que pueden elegir hacerlo. No podemos llevar los clientes a “nuestra casa”, ni “cargarlos sobre nuestras espaldas” para ir más rápidos a no se sabe donde. El cliente quiere ir a su propia casa, con sus propios recursos y a su ritmo. Es fundamental que creamos en nuestros clientes y en que pueden llegar a su casa y sabrán reconocerla cuando lleguen. No se trata de que el Coach empuje al cliente a salir de su zona de confort para que aprenda y se comprometa con el proceso de cambio. Se trata de acompañarlo en su proceso de descubrimiento y cambio.
He observado que cuando un Coach presiona a su cliente (a veces desde un rol “salvador” y el cliente no quiere ser salvado, quiere salvarse a si mismo) lo que acaba logrando es que el cliente abandone su compromiso con el proceso; sin querer el Coach estará boicoteando el cambio de su cliente (aquello que se resiste persiste). A pesar de que la melodía “creer en el potencial de nuestro cliente” la conocemos, no siempre la hemos integrado totalmente. Parar y cuestionar humildemente nuestro rol será de gran ayuda para acompañar efectivamente a nuestro cliente, en lugar de empujarlo o arrastrarlo (no va a dejarse… afortunadamente) o pensar que en verdad no quiere cambiar. Si que quiere cambiar, pero en la dirección que le lleve a su casa. ¿Realmente mi cliente no quiere cambiar o lo estoy forzando a ir a “mi casa”? ¿Estoy dirigiéndole porque veo clarísimo lo que le conviene? ¿De qué tengo miedo? ¿Qué estoy tratando de imponer o “vender”?
Una de las maneras más comunes de forzar al cliente es dando nuestra valoración u opinión insistentemente sobre lo que hace o siente (sobre todo en aquellos clientes que creen que no tienen derecho a expresarla o tenerla). Nuestra función no es aconsejar ni opinar, es ser un espejo y devolver nuestras observaciones y feedbacks lo más objetivamente posible sin incluir nuestra opinión. Es el cliente quien tomará conciencia y evaluará la información que le damos, quien decidirá abrir su mente y corazón para conectar con su verdadera esencia. Por ejemplo, si le decimos al cliente: “he observado que a lo largo de la conversación varias veces has pedido mi opinión”, a continuación podemos preguntar: ¿Te sirve de alguna manera dicha observación? ¿Tiene algún significado para ti? ¿Qué estás sintiendo en este momento? ¿Qué relación tiene con el problema que has planteado? ¿De qué manera esta observación puede ayudarte a tomar conciencia de tu manera de percibirte a ti mismo?…
A lo largo del proceso de Coaching el cliente puede llegar a identificar correctamente la utilidad y los beneficios de sus creencias e interpretaciones de la realidad. Si la evaluación que realiza de dicha creencia le hace conciente de las limitaciones que implica, de cómo frena sus avances, podrá pasar a la acción y obtener los resultados que desea. Esta consideración intelectual del proceso de cambio es propia de la psicología cognitiva y se acerca a lo que en psicoanálisis se denomina insight.
Para que el cliente pueda cambiar sus creencias limitadoras deberá afrontar los miedos concomitantes a dicha situación y también los miedos a la acción que devendrá de dicho cambio de creencia. ¿Qué cambios deberé realizar en mi vida si afronto estas creencias limitadoras? ¿En qué medida la ejecución de estos cambios afectará mi vida? ¿En qué medida los vivo como una amenaza?
Por otro lado, es fundamental que tengamos presente, como Coachs, que nuestros clientes están inmersos en un contexto interpersonal en el cual se está desarrollando la creencia que les limita. Profundizar en las repercusiones que estos cambios tendrán en sus interacciones personales facilitará la toma de conciencia de los miedos adyacentes y su reticencia a efectuar los cambios que necesitan (a pesar de haberlos identificado) para lograr sus metas y desarrollar todo su norme potencial. ¿De qué manera estos cambios afectarán tu vida? ¿Qué beneficios aportará a tu entorno personal y profesional? ¿En qué medida este cambio repercutirá en tus relaciones? ¿Qué opiniones externas influyen en tu decisión? ¿Quién crees que podría verse perjudicado con este cambio? ¿De qué manera este cambio te acercaría o alejaría de esas personas? ¿Qué otros cambios personales serían necesarios para lograr equilibrar la balanza?
Como Coachs podemos llegar a focalizar tanto nuestra atención en los cambios internos del cliente que nos olvidemos de las repercusiones que estos cambios implicarán en sus relaciones significativas. El cliente es conciente de su necesidad de cambio y a pesar de que en ese momento esté altamente motivado, si no hemos profundizado en como afectará a sus interacciones puede ser que finalmente no realice ese cambio que quiere hacer. Facilitará el resultado que en el proceso el cliente reflexione sobre ello y tome conciencia de las implicaciones que el cambio tendrá en la interacción con personas significativas para él. Por ejemplo, si el cliente cree que su crecimiento personal o profesional puede alejarlo de su pareja, o esté marcando una distancia infranqueable con su organización, inconcientemente puede llegar a frenar su desarrollo por miedo a perjudicar su relación de pareja o perder su trabajo.
El Coaching es un proceso de cambio y desarrollo vinculado a los valores. Por este motivo el avance o no del proceso puede verse influido por un conflicto de valores entre el Coach y su cliente. Es importante que el Coach reconozca sus valores y que éstos no interfieran ni le lleven a emitir juicios, comentarios o expresiones verbales o no verbales ante su cliente que impliquen desvalorización, desaprobación o desacuerdo.
Un factor crucial para que no frenemos el cambio de nuestros clientes es la consonancia entre el sistema de nuestros valores implícitos y los valores implícitos de los clientes. Para el cliente es fundamental que su Coach entienda y respete la manera en que ve el mundo. Por ejemplo, aquel cliente que tiene como objetivo “dejar de fumar”. Probablemente el cliente se encuentre en un dilema, y a pesar de su compromiso activo en el proceso de cambio se acerque a él de manera ambivalente “quiere dejar de fumar” pero también “no quiere dejar de fumar” ¿que valores están en juego por parte del cliente? Libertad, autenticidad… “cree que es un riesgo que puede asumir” “sin ciertos riesgos la vida dejaría de ser interesante y placentera” “no voy a ser perfecto” “creo que la prohibición de fumar en lugares públicos es intrusiva y coarta mi libertad”…¿Con qué valores conecta el Coach? Coherencia, disciplina, “la mayoría de la gente está de acuerdo en los peligros del tabaco pesan más que los beneficios de fumar”, “es evidente que repercute en la salud”… y posicionarse con unos presupuestos que le impidan captar el dilema de su cliente y escuchar los valores y lo que está priorizando en esos momentos de su vida. Si no somos capaces de conectar con los valores del cliente y presuponemos que han de ser los mismos que los nuestros, romperemos el vínculo de confianza y comprensión. Parar y reflexionar con humildad en cómo nuestros valores están interfiriendo en el proceso será un punto de inflexión que cambiará nuestra relación y posibilitaremos que el cliente llegue por si mismo al núcleo de su verdad (no de la nuestra).
Nuestra expresividad puede ser otro aspecto que nos invite a reflexionar. Cuando nuestras creencias irrumpen en la conversación podemos, inconcientemente, dar indicios a nuestros clientes de que les desaprobamos o estamos juzgando. Estas señales no verbales son inconcientes y es importante que el Coach pueda aprovecharse de procesos de supervisión que le permitan ser conciente de sus propios conflictos o perjuicios. Dichos perjuicios pueden frenar el cambio de su cliente. Pero afortunadamente, cuando estamos realmente conectados con nuestros clientes, permanecemos atentos a las sutilezas de nuestra comunicación.
Muchos autores han estudiado el proceso de cambio de las personas. Prochska, J.O y Prochska, J.M en su publicación ¿Por qué no se mueven los continentes? ¿Por qué no cambian las personas? (1999), estudian empíricamente la secuencia temporal del cambio. Su enfoque es útil especialmente para aquellos procesos en los que el cliente tiene problemas concretos y definidos claramente. Según estos autores cabe destacar la diversidad de procesos que se combinan para la consecución de un cambio exitoso, ya que lo que en un momento puede haber funcionado puede no ser oportuno en otra etapa del proceso. Podemos aplicar el mismo método con el mismo cliente en diferentes etapas del proceso y habernos funcionado en algunos casos y en otros no. Por eso revisar la idoneidad del método con el que estamos interviniendo será la clave para el éxito del proceso de cambio. Incluso puede suceder que el cliente a lo largo del proceso esté abordando diferentes cuestiones (ámbito competencial, autoconocimiento, interacciones, etc.) y esto puede implicar que se halle en diferentes estadios de madurez o toma de conciencia en función del nivel en el que se encuentre respecto a esa cuestión.
Según Davis, D y Holloon, S.D. en su artículo publicado en 1999, en el Journal of Psychotherapy Integration: “lo que impide a algunas personas dar los pasos apropiados para lograr su objetivo está vinculado a un razonable deseo de evitar alguna consecuencia”. ¿A quién puede perjudicar mi cambio? ¿Qué consecuencias positivas o negativas pueden producirse? ¿Qué otras necesidades que considero prioritarias pueden verse amenazadas? ¿Qué consecuencias evitaré si no realizo el cambio?. Podemos ser muy concientes de la necesidad y motivación para el cambio y prestar poca atención a los peligros que puede representar para él pasar a la acción, que son lo que finalmente repercutirá en frustración, desengaño y baja autoestima. Indagar en las consecuencias puede ser determinante para el proceso.
Y por último sería interesante reflexionar sobre ¿cómo nos afecta que nuestro cliente tenga dificultades para hacer los cambios que quiere realizar? ¿Sentimos miedo, frustración, impaciencia, impotencia, necesidad de ayudarle..? Ser concientes de las emociones y sentimientos que esta realidad nos genera puede ser una gran oportunidad para mejorar nuestro autoconocimiento y nuestra comprensión. Desde esta reflexión podemos mejorar el vínculo con nuestros clientes, aumentar nuestro autoconocimiento y realizar procesos más humanos, concientes, efectivos y respetuosos.
Seguiremos reflexionando sobre este y otros temas…
Hermínia Gomà
24 julio 2011
11 Comments
Mònica Parejo
Una cliente me dijo al acabar su proceso de coaching que había sido como un espejo para ella, una guía. Y yo lanzo una pregunta. Como coach, ¿tenemos nuestro propio espejo, dónde recibamos una respuesta clara, honesta y objetiva? Quizás valdrá la pena encontrarlo. ¿En qué medida estamos dispuestos a cambiar algun reflejo que no nos ayude a avanzar como buenos profesionales?
Gracias por este artículo! Mònica
Lídia
La eina poderosa dels procesos de coaching és la pregunta, però no només serveix pel coachee, també serveix pel coach, perquè cal que el coach també es qüestioni, cal que també es nodreixi de les seves autoreflexions, i de vegades els procesos… de quina manera ens nodreixen! Com d’enriquidor pot ser una conversa, quanta llum ens aporten de vegades els coachees i com ens fan de mirall o ens fan trontollar amb algun aspecte que tenim adormit dins nostre.
Gràcies pel teu article, m’ha fet recordar molts aspectes importants.
Una abraçada
Diana
Muchas gracias Herminia, porque es un artículo super completo, enriquecedor y que transmite gran entusiasmo por nuestra profesión. Todos los aspectos que has comentado son de vital importancia y las preguntas me serán muy útiles en mis procesos. Está claro que generar clima de confianza es imprescindible para el proceso, recurrir a la humildad como coach, sin juzgar (con mente abierta) y revisar que mis valores no interfieran con los de mis clientes, también será fundamental. Otro aspecto al que hasta ahora no había prestado la suficiente atención es el de las consecuencias que tienen los cambios en el contexto interpersonal del cliente. Claro, como coach, creo en mi cliente, en su potencial y en su interés por cambiar, pero todavía no le he preguntado de qué manera los cambios que quiere hacer afectaran a su vida. Ahora soy consciente de que es vital que el cliente reflexione y valore la conveniencia de los cambios que quiere hacer.
Me encanta la frase: » El cliente no quiere ser salvado, quiere salvarse a sí mismo.»
Un abrazo
andrea leciñana
mi querida Hermínia, una vuelta a sesión de supervisión total! qué lujo! gracias por haber condensado en un artículo tan diáfano esas piezas esenciales de nuestro quehacer como coach. valoro especialmente el énfasis de no olvidar lo que ocurre alrededor de nuestro cliente, su entorno, sus relaciones, su familia, etc. importantísimo. me cae como anillo al dedo. hoy justamente tenía en la mañana una «conversación estilo coach» con una compañera del trabajo que está pasando por un momento personal desafiante en su proceso de crecimiento personal y me has regalo unas perlas hermosas en forma de preguntas para ayudarla a poner sobre la mesa el impacto de lo que esta viviendo y quiere con el entorno en el que se encuentra, entorno al cual quiere y valora. un beso enorme y toda mi gratitud
Noemi
Hola Herminia,
Muchas gracias por este artículo tan enriquecedor.
Me hace reflexionar y reconfirmar lo que a lo largo del Máster y mis prácticas he aprendido: Lo primero es que un Coach ha de «vaciarse» y entrar «limpio» a la sesión. Y también es muy importante el tema de mirarse a sí mismo, cuidar mucho nuestro lenguaje, corporal o verbal; para sobretodo no llevar al cliente hacia donde nosotros pensamos que debe ir. Entender que el cambio es del cliente y no nuestro, ser humildes y no pensar y no sentir que podemos inlfuir en toda la gente que está a nuestro alrededor… Pienso que si se tiene claro que el cambio no es nuestro sino del cliente, si no nos proyectamos en él y en cambio callamos y regresamos sólo y sólo lo que en verdad nos llega del cliente, pienso que podremos ayudar de verdad a que el cambio se produzca… y ese momento, me parece a mí que es mágico, porque una persona cambia realmente cuando interioriza y aprende por ella misma.
Gracias Herminia por compartir tu saber
Alex Fiol
Me ha parecido un artículo muy interesante. Me hace reflexionar sobre el tema del cambio y creo sinceramente que el cliente siempre quiere cambiar, de lo contrario no acudiría a hacer un proceso de Coaching. Lo que ocurre es que el cliente quiere cambiar a su manera y a su propio ritmo. Coincido con Josep en que la paciencia por parte del coach es clave para el éxito del proceso. Como coaches hemos de ser capaces de permitir que el cliente se vaya desplegando a su propio ritmo estando muy atentos para no interferir ni acelerar el proceso con nuestras ganas de contribuir a su propio cambio.
Santiago
Nuevamente impresionante tu artuculo y con muchisimas reflexiones muy enriquecedoras y apropiadas para estos tiempos de cambios.En una ocasión lei una entrevista que le realizaban a una coach y ella decia que el coach sin transformación no puede ser coach ya que leyendo tu artuculo he tomado consciencia de la gran transformacion que tu has tenido para llegar a estas conclusiones ya que solamente a traves de una profunda transformacion podemos dicernir entre lo correcto y lo incorrecto Hacer lo correcto, correctamente: no sólo vale la pena que hagamos las cosas correctamente; muchas personas se pierden haciendo cosas correctamente, empleamos mucho tiempo y energía en ello, pero cuántas veces hacemos lo correcto, lo apropiado correctamente. El verdadero desafío es saber lo correcto por hacer, para luego hacerlo correctamente.Gracias nuuevamente Hermia por contagiarme de entusiasmo y humildad ya nos veremos pronto para seguir empoderandome con tus sabios aportes
Josep Gendra
Herminia, me parece un post extraordinario en tiempo de vacaciones. ¿Para qué digo esto? Para recordar que una de nuestras HABILIDADES como Coachs que debemos tener presente en nuestra praxis (además de la reflexión, la humildad, el respecto, la empatía…) es la PACIENCIA. Digo en tiempo de vacaciones porque parto de la base que todos los Coachs durante todo el año tenemos PACIENCIA con nuestros Coachees, como base de la ESCUCHA ACTIVA, pero cuando se acerca julio/agosto, debemos ser mucho más pacientes con ellos pues nuestras/sus necesidades de ocio vacacional son inversamente proporcionales a los días que nos/les quedan para tomar sus vacaciones. Cuantos menos días quedan, más impaciencia generamos porque todo tiene que estar listo, solucionado y a punto. ¿Incluso nuestros procesos de Coaching?, ¿cómo aunamos nuestros Valores con nuestras Habilidades?, ¿y con las de nuestros Coachees?
En sesiones de Coaching Ejecutivo a menudo suelen encontrarse comentarios del tipo «¡para proveedores, clientes y jefes parece que el mundo se acaba el 31 de julio!». Ante este comentario de nuestro/-a Coachee sólo cabe FEEDBACK y PACIENCIA. Y usar un recurso útil, y que sabemos gestionar muy bien: el SILENCIO. Gestionarlo adecuadamente (y abundantemente si cabe) en nuestras sesiones, facilita el espacio para reflexionar a nuestro Coachee, es como un regalo que en nuestras sesiones de Coaching recibe (porque no lo encuentra fuera; el silencio es un bien escaso, como el tiempo) y es una muestra de infinita PACIENCIA que genera CONFIANZA, EMPATÍA Y RESPETO desde la HUMILDAD.
Y aquí me callo para seguir reflexionando y poder gestionar el silencio, esperando pacientemente un nuevo comentario enriquecedor en este extarordinario Blog.
neus
Herminia; es un artículo espléndido, reflexiones potentes expresadas con claridad.
Como coach recién estrenada a veces hablo demasiado para impresionar al cliente con mis conocimientos y demostrarle que puede confiar en mi. La confianza se gana escuchando con respeto, humildad y empatia.
Gracias
Sergio Balderas
GUUUAAA!
QUÉ ARTÍCULO TAN NUTRITIVO, ME PARECE QUE TOCA TEMAS ALTAMENTE RELEVANTES PARA EL COACH, CON UN LENGUAJE AMENO Y ACCESIBLE.
GRACIAS POR LAS BELLEZA DE TU REFLEXIÓN.
SERGIO
Claudi París
Mis más sinceras felicitaciones por este nuevo post.
A lo largo de mi lectura no paraban de venirme a la cabeza dos palabras: reflexión y humildad.
Como Coach creo que debemos ser muy humildes y recordar que nuestras gafas de la realidad no son las gafas de nuestro cliente.
Pero, no tan solo recordar ésto, sino que de nuestra reflexión diaria sobre nuestra praxis, precisamente desde esta humildad, podremos crecer y mejorar como Coaches.
Muchas gracias por tus comentarios y aportaciones Herminia.