COACHING, COACHING TELEOLÓGICO, General
Cómo superar la desidia y la pereza
La pereza anda tan despacio que la pobreza la alcanza enseguida
Marco Aurelio
Mi holgazanería no me deja tiempo libre para nada
Alphonse Allais
Recuerdo una pregunta que me hicieron hace años: ¿Cuál es el mejor momento para plantar un árbol? Hace veinte años. ¿Y el segundo mejor momento? Ahora.
¿Has tenido una buena idea en tu cabeza pero aun teniendo tiempo no pudiste dar el primer paso? A veces es difícil “pasar a la acción”, carecemos de la energía necesaria para dar el primer paso o sentimos una opresión en el pecho que nos lleva a decidir “no hacer nada” o quizá pensamos: “ya lo haré…”. Este fenómeno que antiguamente se denominaba “pereza” actualmente se ha dado en denominar “procrastinación” y es el acto de diferir (no se sabe hasta cuándo) una tarea a pesar de que no existe ningún valor positivo en hacerlo.
Para el desidioso todos los días son festivos
Horacio
¿Eres capaz de presentir la felicidad que sigue a la verdadera liberación de las cadenas que te impiden desarrollar todo tu potencial? Qué triste, absurda y vacía puede ser nuestra vida sin esta liberación. Cuando nos quedamos pegados a la desidia, algo en nuestro interior nos inquieta, quizá no sabemos exactamente de qué se trata, pero sí percibimos el malestar que nos genera.
La desidia nos aparta de nuestro genio, nos quedamos mirando a nuestro alrededor sin ver nada, como meros caparazones carentes de contenido. Estamos matando el tiempo y con él la vida. ¿Cómo despertar a la vida? Es ahora, en este preciso momento cuando estamos vivos. Somos poseedores de un apasionante hoy y es en este “aquí y ahora” que podemos mostrarnos y vivir siendo quienes somos.
La desidia puede ser también una actitud ante la vida, una despreocupación o desinterés como respuesta a una falta de confianza o valoración personal. Es como si la persona creyera que nada de lo que haga puede ser interesante ya que ella no es merecedora de ningún interés y deja de preocuparse por su propia salud, aspecto o bienestar. La desidia puede estar vinculada al caos y a la desconexión con nosotros mismos, con nuestra esencia, es lo opuesto a lo que realmente somos. Si somos conscientes de sentir esta desidia podemos aprovecharla como una oportunidad para aprender de nosotros mismos, para cambiar el rumbo de nuestras vidas.
Hoy deseé hacer nada. Es interesante saber que deseo y desidia proceden del mismo verbo latino desidere. La desidia es abandonar una oportunidad, un abandono que acaba denotando pereza. El deseo es añorar una oportunidad. Cuando decidimos “dejar de hacer” simultáneamente elegimos eludir una oportunidad y a la vez estamos lamentando su pérdida.
Como dice Friedrich Nietzsche en “Schopenhauer como educador” la tercera consideración intempestiva: “Tenemos que responder ante nosotros mismos de nuestra existencia; por eso queremos ser los verdaderos timoneles que la dirijan, y no estamos dispuestos a permitir que se asemeje a un puro azar carente de pensamiento. Esta existencia requiere que se la tome con cierta temeridad y cierto peligro”.
Para Nietzsche el miedo es pereza. Para salir de la desidia, de la pereza hemos de vencer el miedo. Si queremos ser auténticos y liberar todo nuestro potencial hemos de afrontar situaciones complejas, tomar decisiones difíciles y hacernos cargo de nosotros mismos. En definitiva, asumir la responsabilidad de nuestras vidas. Cada uno de nosotros somos creadores de nuestro día a día, lo que significa rechazar la indolencia, la indiferencia y la cobardía, significa abrazar la libertad y alejarnos de lo acostumbrado.
A raíz de las reflexiones de la citada obra de Nietzsche, surgen dos principios que el coaching teleológico recoge para una buena praxis profesional:
- El coach teleológico ha de reconocer las cualidades y talentos particulares de su cliente y dirigir el proceso al despliegue de este enorme potencial.
- El coach teleológico ha de cultivar su carácter para lograr una armonía interior que le permita desplegar su propio ser y estar en armonía consigo mismo.
Una y otra vez se aferra uno a las cosas a las que ha tomado cariño y piensa que se trata de fidelidad, pero es solo pereza
Hermann Hesse
¿Cuántas veces hemos oído decir a un profesor que nuestro hijo tiene un potencial extraordinario pero que «no se aplica lo suficiente» o «debería esforzarse un poco más»? ¿Cuántas veces hemos dicho lo mismo a alguno de nuestros hijos?¿Y esa compañera de trabajo que nunca entrega a tiempo sus proyectos? Con independencia de sus causas estas personas son inmediatamente etiquetadas de perezosas. ¿Realmente la gente es perezosa? Mi experiencia me dice que la baja productividad o inactividad, sea en los estudios o en el trabajo, casi siempre es una estrategia que utiliza la persona para afrontar una situación que le da miedo. A pesar de ello, innumerables personas han sido estigmatizadas con injustas acusaciones de pereza. Y muchas de ellas son personas adultas que vienen arrastrando heridas emocionales desde su época escolar.
La sociedad nos dice demasiadas veces lo que tenemos que mostrar o demostrar. A ciertas edades es fundamental ser aceptados por el grupo y el precio que algunos pagan es muy grande. Ser el “empollón” no es muy popular. Algunos deciden no sobresalir por miedo a no ser apreciados y aprenden a esconder sus cualidades o talentos. No quieren ser “diferentes”. Otras personas deciden no brillar para que los demás no les exijan que demuestren su potencial o están cansados de que se aprovechen de sus talentos. Estas decisiones les llevan a negar parte de su esencia y se convierten en “perezosas”, porque “¿para qué esforzarse?” si no pueden ser la mejor versión de sí mismos. Quizá no permitimos desarrollar nuestros talentos o competencias por la responsabilidad que ello conlleva.
Recuerdo el caso de un cliente que era superdotado, al que llamaré Arturo. Arturo tenía una hermana pequeña que no lo era. Su padre los comparaba continuamente humillando a su hija por no parecerse a su hermano. Arturo, de manera inconsciente decidió renunciar a su talento y empezó a mostrarse como “perezoso, con desidia”, bajó su rendimiento escolar, empezó a relacionarse con compañeros conflictivos. Se sacrificó anulándose para que su hermana no recibiera las burlas y afrentas de su padre. Cuando a los 25 años pidió hacer un proceso conmigo su problema es que su vida no tenía sentido y había entrado en el mundo de las drogas. A través del proceso descubrió que había negado totalmente sus talentos y cualidades, tomó consciencia de su verdadero valor y perdió el miedo a ser él mismo. Dejó de sentirse avergonzado de su grandeza, y a pesar de que el sacrificio que hizo tuvo sentido en su momento ahora ya no le hacía ningún servicio. Entendió que podía liberarse de esa responsabilidad y permitirse manifestar su inteligencia en todo su esplendor.
Desafiar lo establecido es lo que nos permite mostrar nuestra singularidad y para ello necesitamos el coraje para ser nosotros mismos. Como no lo hacemos, acudimos a la pereza como castigo por nuestra cobardía. Esta estrategia para afrontar el miedo a ser nosotros mismos conlleva un gran padecimiento interno. Con la pereza nos privamos, renunciamos a desarrollar todo nuestro potencial, a liderar nuestras vidas.
El otro día, realizando una sesión de coaching salió precisamente este tema. La clienta después de realizar el ejercicio de “primero cómete las verduras, después ya te comerás el postre” comentó que postergaba realizar ciertas tareas en su trabajo. Apliqué la herramienta del flujo de pensamiento y llegó a la conclusión de que si no postergara sería “perfecta”. En ese momento tomó conciencia de que el miedo a no ser perfecta le impedía pasar a la acción. No se trataba de ser perfecta, se trataba de ser ella misma. El perfeccionismo está muy conectado con el miedo. La no acción es la estrategia para evitar el miedo a no ser “perfecta”. Cuando la clienta recibió el feedback visual pudo tomar conciencia del problema y el cambio de paradigma la llevó a reconstruir su creencia. No se trataba de ser perfecta, se trataba de ser ella en esencia.
Se produce un fenómeno curioso en ciertas personas dominadas por la pereza y es que cuando alguien que se encuentra en situaciones extremas les pide un favor salen de su escondite o cueva y con sus acciones responden a las necesidades del otro, esperando ser por algún tiempo los protagonistas que no pueden ser de sus propias vidas. De esta manera se sienten reconocidos durante un tiempo lo que a la larga se hace insostenible, y si esta necesidad del otro a través de la cual logran el reconocimiento no aparece se van aislando paulatinamente. La alternativa es escuchar sus propias necesidades movilizadoras para ser los principales autores de sus propias vidas lo que fortalecerá su autoestima y mejorará sus vínculos sociales.
Cuando postergas y vacilas malgastas tus momentos presentes en no hacer nada como alternativa a la posibilidad de hacer cualquier cosa. El no hacer nada conduce al aburrimiento.
Wayne Dyer
¿Somos víctimas pasivas de nuestras circunstancias? Desde mi rol como psicóloga veo a mis clientes como seres capaces de hacerse responsables de su propia vida aun cuando las circunstancias seas adversas. Jamás mi mirada es desde la “lástima”. Considero a mi cliente como alguien que puede asumir de manera proactiva, desde sus cualidades y recursos internos, los sucesos que le están ocurriendo.
En algunas situaciones podríamos explicar el fenómeno de la pereza debido a que no sabemos diferir las gratificaciones. ¿Qué significa? Que la recompensa no es inmediata. Puedo decidir ponerme a estudiar (¡qué pereza!) o quedarme mirando la televisión. La gratificación por los estudios realizados queda muy lejos (llegar a ser ese profesional que quiero ser). Cuando elijo la segunda opción me convierto en una persona “perezosa”, pongo en evidencia mi falta de visión. Las personas que lideran su vida, saben que han de invertir ahora para lograr un futuro distinto. No son cortoplacistas. Pueden decidir subordinar sus sentimientos y pasar a la acción. El camino más fácil puede llegar a convertirse en una calle sin salida.
¿Qué estrategias utilizas tú para dar el primer paso?¿Tienes la paciencia de aguardara que tu fango se decante y el agua sea clara?¿Puedes permanecer inmóvilhasta que la acción justa aflore por sí misma?
Tao Te Ching
Otro autor que me parece interesante mencionar es Carl Rogers cuando dice que el máximo poder que tenemos en la vida, es el poder sobre nosotros mismos. Si yo cedo el poder que tengo sobre mí mismo a mis circunstancias o sentimientos, estoy a expensas de mis emociones y en un momento dado permito que la pereza decida por, para y sobre mi vida. Todos en algún momento hemos podido ceder a la desidia o pereza de manera inconsciente, pero cuando somos conscientes podemos decidir sobreponernos y dar el primer paso, para que nuestros miedos o debilidades no tomen las riendas y nos arrebaten nuestro poder interior.
En un tema como el que aquí abordamos es ineludible referirnos al legado de Víktor Frankl. Después de 68 años de la horrorosa situación que vivió la humanidad, es necesario que recordemos su mensaje ante la desidia, pereza o resignación de algunos discursos negativos actuales.
Os invito a leer o releer su libro, El hombre en busca de sentido, para recordar el mensaje sumamente positivo que nos dejó: “la vida es digna de ser vivida; no olvidemos nunca nuestra capacidad para superar adversidades y sufrimientos”. En su obra no deja de repetirnos que, «vivir significa asumir la responsabilidad de encontrar la respuesta correcta a los problemas que ello plantea y cumplir las tareas que la vida asigna continuamente a cada individuo».
Podemos vencer la apatía, la pereza y la desidia desde nuestra capacidad de elección. Nos determinamos a nosotros mismos a través de la última de nuestras libertades, la de elegir nuestro propio camino. Según Frankl, la respuesta es que, en esencia, la solución está en el amor y se produce a través del amor. Idea que, como la mayoría de vosotros, comparto plenamente. El amor al otro y a lo que hacemos son sólidos pilares sobre los que construimos la esperanza y el sentido de la vida que nos alejan de la pereza y la desidia y nos dan la sensación de satisfacción con nosotros mismos y con lo que estamos haciendo.
Hermínia Gomà Quintillà
18 enero 2015
- RUSSELL, B. (1989). La conquista de la felicidad. Ed. Espasa-Calpe, Madrid
- Levine, M. (2004). El mito de la pereza. Editorial Paidós, Barcelona
- Frankl, V. (1946). El hombre en busca de sentido. Ed. Herder. Barcelona
- Rogers, C. R. (1961). El proceso de convertirse en persona. Paidós. Barcelona
154 Comments
Olivia
Es interesante como en una parte se describe la causa de la desidia dada por una falta de confianza o valoración personal. Reflexionando sobre esto creo que es muy importante promover estos dos conceptos durante el desarrollo de la infancia y sobre todo de la adolescencia. Los niños nacen con una fortaleza y unas ganas de aprender gigantes y, cuando se lea presenta un obstáculo, ellos decidirán si ha sido una pequeña piedra o una montaña de piedras lo que se han encontrado. Aún así, los padres han de estar atentos en estas edades dado que necesitan de una figura que también les pueda empujar a promover estas cualidades y ayudarles a conectar con ellos mismos para que esta consciencia mate a la pereza más adelante, sobre todo en la adolescencia, que es cuando pueden surgir más problemas de autoestima y confianza. Esto se puede relacionar más adelante con el caso de Arturo y lo que se menciona al final con la importancia de fomentar el amor.
«Tenemos que responder ante nosotros mismos de nuestra existencia». Con esta frase me ha recordado a lo que a nosotros, como estudiantes de practicas, se nos ha mencionado en el coaching: la importancia de hacer protagonista al paciente de sus actos y sus decisiones. Creo que hacer protagonista al paciente significa el primer paso, ser consciente de esta posible pereza o carencia de deseo y responsabilizarse.
«Para Nietzsche el miedo es pereza». El miedo que se menciona en este texto me recuerda a la charla con una psicóloga del centro. En esta se menciono que es importante pasar las emociones, pasarlas completamente con sus dificultades y sus ganancias y no contenerlas y escondernos de ellas dado que sino podemos caer en la problemática, en este caso, de la desidia. También creo que es importante tener en cuenta los patrones emocionales que sigue el paciente, por ejemplo en caso de la pereza, alejarse del miedo, en diferentes situaciones.
Muy curioso todo lo mencionado, me ha gustado mucho!
Herminia Gomà Quintillà
Gracias Olivia por tu comentario, te felicito por tus reflexiones.
Clàudia
Este artículo me ha llevado a pensar en los momentos en los que más me cuesta llevar a cabo a la acción de según qué cosas, y la mayoría comparten que es por miedo al fracaso. Me he sentido muy identificada con el caso de la persona que el miedo a no ser perfecta le impedía a pasar a la acción.
Esto me lleva a reflexionar que como puede ser posible que tengamos miedo, a veces a ser nosotros mismos, a actuar según nuestras percepciones, pensando que si hacemos algo mal es lo peor del mundo, y por ese motivo lo dejamos de hacer. Al final es más valiente aquel que actúa y se equivoca que el que no lo hace por miedo al error. También es verdad que hoy en día, vivimos en una sociedad que nos machaca a ser perfectos, a ese ideal de perfección que ellos tienen, que, por supuesto, nadie puede ser así, porque desde mi humilde opinión creo que todos somos perfectos si actuamos desde la bondad y el amor y no pasa nada si hacemos algo mal, se rectifica, se pide perdón y se vuelve a probar. Por eso creo, que a veces, debemos dejarnos llevar más por las emociones y pensar menos, ya que a veces de pensarlo tanto, al final, ni lo hacemos.
¡Un artículo increíble, gracias!
Herminia Gomà Quintillà
Gracias Clàudia por tu comentario, te felicito por tus reflexiones.
Martina A
Este artículo me ha hecho darme cuenta, sobre todo, de que no todo es lo que parece y la pereza o desidia también. Me doy cuenta de que no existen las personas que son simplemente vagas o perezosas, pero sí existen personas que por algún trasfondo emocional deciden posponer ciertos aspectos y/o actividades de su vida. Puede deberse a que tienen o porque no quieren que les encasilles en ciertos estándares o por no confiar en que serán capaces de hacerlo bien o simplemente porque no tienen interés en aquello, lo cual tampoco es culpa suya. En conclusión, siempre hay una razón detrás de cada acción no realizada, trabajo no entregado o quedada pospuesta.
Hay que pararse a reflexionar sobre lo que dice Nietzsche, especialmente la parte de «Tenemos que responder ante nosotros mismos de nuestra existencia; por eso queremos ser los verdaderos timoneles que la dirijan, y no estamos dispuestos a permitir que se asemeje a un puro azar carente de pensamiento», ya que hace referencia a que la desidia no permite que tomemos control y responsabilidad de nuestras vidas, para hacer eso es necesario vencer a la pereza y al miedo y llevar a cabo aquello que estás posponiendo. Por eso, nosotros hemos de ser capaces de vencer la pereza y la desidia y el desinterés para poder alcanzar nuestro máximo potencial y ser capaces de controlar nuestra propia vida, ya que es mejor afrontar el miedo que aburrirnos hasta morirnos.
Cristina Albó Vilà
Aquest article m’ha invitat molt a la reflexió. Mentre el llegia em qüestionava si en els moments que m’he sentit més passiva o mandrosa a la vida venien causats d’una por amagada. A mesura que he anat avançant en el text he connectat clarament amb els moments de la meva vida en què he sentit que no tenia ganes de fer res, que no trobava un sentit, o un objectiu vital, i certament, la majoria de vegades era perquè el que s’esperava de mi o el que creia que era el més convenient per a mi no casava amb el que realment sóc o amb el que tenia ganes de ser i fer en aquell moment.
És curiós i simple pensar que el que realment som, ja ho som, només ho hem de portar a la pràctica, i en canvi, amb el pes de la societat i d’encaixar i formar part del grup, i altres factors, ens allunyem de tot allò que portem dins, de la nostra essència. Com a societat es premia poc la diversitat i sembla que es busqui constantment la perfecció i l’encaixar tots dins d’un mateix sac. Però, què és la perfecció? Qui diu què és la perfecció? On està el límit?
En molts moments on sento que perdo el rumb a la vida o que em pregunto si la direcció per la qual estic anant és la que vull, m’ajuda molt pensar en quan era petita. Com era? Què gaudia fent? Quines habilitats i fortaleses tenia? Què m’apassionava?
Em dona la sensació que els infants actuen sentint, fan i diuen el que els demana el cos, sense pensar-s’ho. És una gran eina per a mi, observar els infants i aprendre d’ells i retornar una mica a aquesta essència, a la simplicitat i a la innocència que, a vegades, anem perdent a mesura que ens fem grans.
Em quedo amb la frase de: desafiar lo establert és el que ens permet mostrar la nostra singularitat i per fer-ho necessitem el coratge per a ser nosaltres mateixos. Si no ho fem, acudim a la mandra com a càstig de la nostre covardia.
Gràcies per l’article, les reflexions i la bibliografia.
Herminia Gomà Quintillà
Gràcies per aportar-nos el teu reflexiu comentari Cristina.
Marta Badran
Este artículo me ha recordado a una conversación que tuve sobre la pereza con el profesor de psicología de mi instituto. Hablábamos de que muchas veces procrastinamos o dejamos de hacer algo porque no tenemos ganas, olvidando que las ganas no son un elemento necesario para hacer y actuar. No todo lo que hacemos tiene que venir desde el interés y la motivación, es necesario aceptar que hay cosas que hay que hacer porque son nuestro deber u obligación. Además, a menudo las ganas vienen una vez que has empezado la acción, no a priori.
Joana
Aquest és un article molt interessant que aborda un tema molt comú en la nostra societat actual: la desídia i la mandra.
Molt cops ens sentim culpables de sentir mandra i no mirem més enllà, agreaïxo molt
le sheines que aquest articele útils per a superar la desídia i la mandra, i ens inspira a buscar dins de nosaltres mateixos la força, la determinació i la motivació per a aconseguir les nostres metes. Em sembla un article molt encertat i valuós per a aquells que se senten atrapats en la inactivitat i el descoratjament.
Pablo
Al final. En tu analisis de que el sujeto sale de la desidia por protagonizada algo en la vida de otro creo q no lo veo …. Lo veo más como que le da un sentido a su vida a su existencia ayudar a alguien que lo necesita. Eso lo hace sentir importamte si. Pero fundamentalmente le da sentido a su vida. Claro q yo estoy poniendome en la piel de alguien cuyo objeto de la desidia es una sensacion de falta se sentido. Aunque quizas dependerá de la «excusa» q tenga el sujeto para la desidia. En este caso me imaginaba la falta de desidia o importancia en sus actos.
Pero supongo que podrá haber más,no lo se. Si el sujeto tiene falta de atención sí puede q lo haga por eso protagonismo. O por sentirse importamte en la sociedad o para alguien.
Ahi has detectado que algo les hace salir de la desidia. Entonces esos son casos especiales donde ya ves el hilo de donde tirar para plamtearle una buena filosofia q refuerce la voluntad de hacer.
Creo q so algo les saca de la desidia ahi es un indicados claro de wue algo sí les motiva. Averiguar el que es la clave para luego aplicarselo a las demas cosas q debe hacer.
Ejemplo si quiere sentirse protagonista en una situación Amarilla ya nos dice que el busca una sitiacion Amarilla. Entonces hay q darle sentido a sus actividades en el camino de eda sitiacion Amarilla.
Creo, me da esa sensacion
Victor Gascon
Me parece muy interesante el hecho de entender la desidia y la pereza como una respuesta a la interacción entre circunstancias de la vida y las emociones que nos generan y no como una característica intrínseca de la persona. Ahora se me hace muy obvio cuando tengo que autogestionarme la pereza, pero antes de leer este articulo no lo era, ni lo trataba como algo más profundo. Esta nueva perspectiva puede ayudarme a tomar conciencia de mis propias limitaciones y miedos, reconocer mi potencial y valor, crecer en coraje y valentía, y sobre todo, a errar y no trabajar desde el llegar a la perfección, que genera un gran y casi excesivo y paralizante sentimiento de responsabilidad.
Marta F
Aquest article m’ha permès descobrir que darrere de la desídia i la mandra, hi ha molt més que un simple “em fa pal”. D’entrada, al començar a llegir l’article, m’han vingut al cap infinitat d’amics i coneguts que no solen fer masses coses, que oltes vegades l’únic que fan es queixar-se per no aconseguir x cosa, però els veus i a part de queixar-se, poca cosa més fan per aconseguir-ho, és una cosa que a mi em provoca certa tristesa, possiblement perquè jo sóc tot el contrari, solc fer mil i una coses fins que aconsegueixo el que vull, cosa que no us sabria dir fins quin punt és bo o dolent.
Aquest article m’ha permès veure, que a vegades no només és perquè la persona sigui “vaga” o perquè simplement igual la persona no ho desitja prou per no lluitar-ho lo suficient. Davant de la mandra, s’amaga també la por a no aconseguir la perfecció, i a no acceptar la imperfecció.
Finalment, em quedo amb la frase “estamos matando el tiempo, y con él nuestras vidas”; que important es prendre consciencia del temps, que no estarem aquí eternament, i que hem de moure’ns, independentment de quin sigui el resultat o la conseqüència.
Aleix Concernau
Fa poc llegia que les persones tendim a anticipar les emocions que sentirem en un futur immediat; per exemple, demà tinc la defensa del TFG i ja estic preveient i anticipant què sentiré, de manera que em genera una sèrie de reaccions tant fisiològiques com d’actuació que tenen una implicació directa al que passarà demà. Fins a tal punt, que depèn que estigui anticipant, no vulgui ni anar; per falta de ganes, per les expectatives generades que em fan pensar que no anirà bé, perquè sé que m’avorriré, etc. Aquesta anticipació juga un paper clau a com et predisposes al fet en qüestió, i a encarar-lo adequadament, i com s’explica en aquest article, tota aquella anticipació que pugui provocar amor, desig, i ganes, actuarà com a pilar sobre allò que construïm i fem dia a dia, des de la satisfacció i il·lusió de fer el que fem, exercint com un perfecte antídot a la mandra i la desídia.
Aina Borrell
Allò que m’ha resultat més interessant és la perspectiva que exposa Nietzche i la comprensió de l’assumpte que permet. Ell considera que per desfer-nos de la mandra hem de vèncer la por. Per tant, darrere de la mandra hi hauria la por. Vèncer aquesta mandra seria afrontar situacions, prendre decisions i fer-nos càrrec de nosaltres mateixos. No responsabilitzar-nos de nosaltres seria tenir por a prendre aquestes decisions i a afrontar-les, rebutjant la nostra llibertat, autenticitat i potencial com a individus. La mandra pot donar-se també en contextos menys generals i més específics, com podria ser la productivitat escolar o laboral. Afirmem també que la inactivitat en els estudis també està quasi sempre relacionada amb afrontar situacions que generen por.
Guilllem Llort
La desidia y la pereza son obstáculos que a muchos nos gustaría poder superar sin demasiada dificultad. Para eso hace falta reflexionar sobre estos dos estados emocionales, y eso es lo que tiene este artículo. Me parece especialmente acertada la perspectiva de dar la importancia en asumir las responsabilidades de nuestras vidas para conseguir así ser los motores de nuestro día a día. La cita de Nietzsche le da un punto de vista muy interesante en el momento en el que relaciona el miedo con la pereza, y como se proponen la temeridad y el peligro como caminos de liberación. Esta llamada a la acción para cultivarnos y empoderarnos, que es lo que es este artículo, es muy recomendable para todo aquel que busque autoconocerse un poco más.
Gal·la
Me parece adecuado e interesante mencionar el contenido del post de Ana González, psicóloga del Institut Gomà, sobre un tema que habla de la pereza. Este concepto genera mucho estigma, pero realmente la pereza tiene una finalidad y no siempre hay que luchar contra ella. Nunca la había mirado de esta manera y me resulta muy curioso, ya que poca gente le da la vuelta y generalmente se recibe un mensaje negativo al etiquetarla como «ser un perezoso». Pero resulta que detrás de esta simple etiqueta hay mucho más. La pereza nace del miedo, ya sea al fracaso o al éxito, al no hacerlo perfecto, al no cumplir expectativas de otras personas, al sentir que no somos suficientes, al descubrir que no somos capaces. En esos momentos, decidimos «no hacer» porque consideramos que nada de lo que hagamos puede ser interesante. Gracias de nuevo, Herminia, por compartir la otra cara de la moneda, el otro significado de la pereza.
Por otro lado, considero que el texto es muy adecuado para un público como nosotros, un público joven que, en general, suele ser gobernado por la pereza a menudo. Se nos conoce como la generación de la inmediatez, la generación que no sabe esperar debido a la estimulación informativa rápida e inmediata que la sociedad demanda. Por esta razón, la atención se vuelve cada vez más fugaz y adicta a esta estimulación, y por lo tanto, cada vez más dispersa y pasiva. Quizás, según Frankl, simplemente necesitamos reconstruir la esperanza y el sentido de la vida a través del amor, lo cual nos aleja de la pereza y la desidia, y nos brinda una sensación de satisfacción con nosotros mismos y con lo que estamos haciendo.
Sofía
Me apasiona hablar del “Aquí y ahora” por lo que me ha encantado leerte en estas líneas Herminia. Es sin duda algo que persigo personalmente desde hace tiempo.
Me ha encantado la asociación de Nietzsche sobre la pereza y el miedo, sin duda me ha dejado pensativa. Evitamos situaciones que pueden ser complejas bajo el pretexto de pereza, sin embargo según estas líneas, lo que esconde es miedo, miedo a tomar decisiones y asumir responsabilidades. Sin embargo, este miedo nace de los juicios, las creencias y las etiquetas que se nos ponen, nos ponemos o creemos que se nos pueden llegar a poner. Me encanta la idea de desafiar eso, explorar lo que somos y dejar de lado ese miedo a ser para dejar de parecer. Vivir con los ojos del presente y no vivir en un futuro proyectado por la mente.
Ariadna
Gràcies, Hermínia, de nou per aquestes inspiradores paraules.
De la lectura d’aquest escrit, hi vull destacar la qüestió plantejada: “¿Cómo despertar a la vida?”, posant en rellevància la importància de sortir del pilot automàtic el qual sovint condueix el nostre dia a dia, de vegades amb un nivell de consciència baix.
Des de l’experiència pròpia, m’atreveria a afirmar que els moments en què la mandra o la procrastinació han arribat a dominar-me, no han tingut la por com a protagonista, sinó la falta de motivació intrínseca davant la lluita entre el que hauria i voldria fer.
En canvi, sí que comparteixo la sensació de vertigen en assumir la responsabilitat de les nostres vides. No és un camí fàcil el d’assolir una consciència plena d’acceptació de la llibertat d’elecció i les conseqüències derivades.
Tornant al tema principal, considero important no passar per alt la subjectivitat dels termes. No és difícil caure en la confusió. Opino que la distinció entre la procrastinació i la priorització de tasques (a través de criteris propis i personals) no és del tot clara. Tot això, sense contemplar la desvalorització cap al descans i les pauses.
Estrella Azagra
Me gusta leeros por cómo habéis expuesto la desidia y la pereza, ya que ambas implican una falta de acción, motivación o energía a la hora de hacer o cumplir con responsabilidades. Realmente lo vemos en nuestro día a día de forma recurrente. Si examinamos más la desidia podríamos ver que una persona tiene falta de conexión emocional con algo o una falta de propósito, por ejemplo cuando un estudiante deja la carrera cuando está a punto de terminarla y no se siente comprendido por su entorno o padres que lo presionan: “acábala hijo, si no te queda nada”.
Por otro lado, la pereza, como bien habéis comentado, es debida a la comodidad o a la búsqueda de una gratificación instantánea, como por ejemplo sucede con el uso de las tecnologías: juegos, televisión, todo aquello que es entretenido y nos genera una descarga de dopamina. Aquel que tiene pereza se resiste a los esfuerzos, es duro, suele ser un camino más largo, pero está claro que Roma no se construyó en un día. Una vez una amiga mía, ingeniera de profesión, sin hijos y muy inteligente, me comentó que se negaba a dar su máximo potencial en su trabajo y yo sorprendida le pregunté el porqué. Me contó que en caso de dar lo mejor de sí misma los demás le pedirían que resolviera muchas cosas y no quería tener más faena de la que ya tenía. Quizás ahí pudo haber cierto miedo al éxito, ya que eso trae más responsabilidades, presiones, expectativas y puede conllevar miedo e inseguridad en mi amiga. Rápidamente, entendí lo que me quería decir, aunque reconozco que fue extraño, ya que en mi entorno no es muy habitual esa forma de autoprotección para evitar el éxito y las demandas. Es más, diría que una gran mayoría de personas opta por dar lo mejor de sí misma.
David Noé
En primer lloc, m’agradaria agrair els aprenentatges i les reflexions que m’ajuden a seguir deconstruint i qüestionant-me els judicis, com en aquest cas el d’haver estat mandrós alguns dies. D’altra banda, m’encantaria comentar una anècdota que m’ha emocionat molt mentre llegia aquest post: buscant aprofundir en el terme de la desídia, vaig topar-me amb la definició del DIEC, “Manca d’activitat per negligència o incúria”, que va desvelar-me com, quan ens veiem enganxats per aquesta sensació, s’està produint una incúria, no estem tenint cura d’alguna part de nosaltres. Endinsant-nos més en la comprensió de la desídia, trobem en les seves arrels llatines el fet d’aturar-se, de contemplar, i de perdre el lloc. Tot i així, etimològicament parlant, vaig trobar una pista que va sorprendre’m molt, ja que la desídia comparteix arrel amb el desig, que també es compon del fer de romandre assegut, d’aturar-se, però amb una mirada d’enyorança, d’anhel.
I és aquí on potser roman, seguint les reflexions sobre com la por constitueix els monstres que habiten rere la façana de la mandra, la por a no trobar allò que trobem a faltar, que és en la nostra essència, i la necessitat d’aturar-nos, de qüestionar-nos allò del que no ens estem fent cura dins nostre, i poder atendre els nostres anhels, comprendre els monstres i confiar, amb cura, que podem ser nosaltres mateixos.
Amanda Martín
De este artículo sobre la pereza, me gustaría resaltar dos frases que me han resonado mucho a nivel personal: «Estas decisiones les llevan a negar parte de su esencia y se convierten en “perezosas”, porque “¿para qué esforzarse?” si no pueden ser la mejor versión de sí mismos.» y «Con la pereza nos privamos, renunciamos a desarrollar todo nuestro potencial, a liderar nuestras vidas.».
Me gustan mucho estas dos frases del artículo, ya que en muchas ocasiones por culpa de nuestra autoexigencia, al no tener la garantía de que se pueda ser el mejor y mostrar al 100% nuestro potencial, muchos nos resguardamos en la pereza y nos conformamos con la zona de confort y el esfuerzo mínimo para que sea socialmente aceptado. Esta autoexigencia no tiene expectativas realistas, por ello consecuentemente el miedo al cambio y a no ser el mejor se apodera de nosotros.
Aida Prat
“La desidia nos aparta de nuestro genio, nos quedamos mirando a nuestro alrededor sin ver nada, como meros caparazones carentes de contenido”, esta frase me parece muy ilustradora de las consecuencias de la desidia. La pereza y la desidia, nos impiden avanzar, crecer y nos alejan de nosotros/as mismos/as, es adoptar un rol pasivo en la vida, el mundo cambia y se mueve, menos nosotros/as. Superar esta pereza y pasar de un rol pasivo a uno activo, como se expresa en el texto, implica enfrentarse a los miedos. El miedo es una emoción compleja, y a veces puede ser paralizante, muchas veces no actuamos por miedo al que puede pasar, miedo a la incerteza. La clave está en buscar herramientas que nos ayuden a combatir este miedo paralizante, y poder avanzar, madurar y en definitiva ser partícipes de la vida.
Aleix T.
Es curioso que me haya leído este artículo justo esta semana que me ha dado mucha pereza hacer las cosas rutinarias de mi vida. La pereza es un sentimiento particular. Como suele pasar en psicología, las líneas que delimitan y separan conceptos son difusas. En este artículo mismo se ha vinculado la pereza con el miedo, y la productividad con el amor. ¿Por qué motivo señalo esto? Pues porque sí que es verdad, por ejemplo, que la pereza puede existir porque hay un miedo que la subyace, sin embargo es curioso cuando observo a mi entorno o incluso a mi mismo. Vivimos en el mundo de las distracciones y de los estímulos. Que difícil resulta vencer a la pereza, a veces, si en todo momento puedes encontrar algo que te de confort y gratificación. Internet nos da la posibilidad de pasar todo el día obteniendo placer sin hacer apenas esfuerzo. Es placer vacío. En mi caso personal la pereza tiene una fuerte relación con las distracciones; siempre puedes tener a mano cualquier otra cosa que te haga sentir bien, de hecho lo tienes a un click, o a un «storie», o a un «encender-la-consola» de distancia. En ese sentido la tecnología es peligrosa por la inmediatez que te da. Nunca antes habíamos obtenido sensaciones placenteras y gratificantes de forma tan rápida y tan sin esfuerzo.
En fin, dicen que los de nuestra generación somos «nativos tecnológicos», y si bien es cierto que somos hábiles manejando la tecnología, muchas más veces de lo habitual es la tecnología la que nos maneja a nosotros.
Herminia Gomà Quintillà
Muy curioso. Te felicito por tus profundas reflexiones Aleix!
Mario
Hola Hermínia,
Llegint l’article m’he quedat pensant com el fet d’estar a costa de les emocions ens pot fer passar de l’emoció a l’acció, o també de l’emoció a la no acció. En l’últim cas em sembla més clara la mandra com a capitana del timó, però quan passem de l’emoció a l’acció potser estem sentint mandra de responsabilitzar-nos dels nostres pensaments. Així no podrán canviar l’emoció que estàvem sentint per una altra emoció que no acceptem tant. En aquest cas la mandra pot estar actuant de forma més activa però inconscient, guiant altres emocions com l’eufòria o la ira, les quals en alts nivells desconnecten l’eix límbic-prefrontal contribuint a una conducta impulsiva. La mandra pot estar ben valorada a vegades, però també pot ser una falta de respecte als propis sentiments, pensaments i a la nostra integritat.
Sent una emoció secundària o complexa que està afectada pel nostre llenguatge i per la relació amb més d’una emoció, la mandra està una mica més acceptada que la por. Tot i que la por també és relaciona amb altres emocions, aquesta és més primaria i básica, per la qual cosa potser podem ser menys conscients d’aquesta en algunes ocasions en què la nostra ment ha de decidir quina realitat entra i quina no entra a la nostra consciència. Penso que en aquest cas la capitana d’aquest acte visceral és la mateixa por, que es basa en el patiment o l’angoixa que aquesta acceptació ens pugui fer sentir. Sentiment que dependrà molt de com està valorada socialment cada emoció i de com valorem nosaltres les experiències vivides amb aquesta.
Si segueixo pensant en emocions que guien unes altres, com tu bé refereixes, darrere de la mandra s’amaga la por. Cosa que també ens va comentar Laura Ponce en una sessió del pràcticum i que em va despertar un somriure. Si hi ha una emoció que sàpiga més sobre immobilitzar o fugir aquesta és la por. La por i la mandra es poden relacionar molt fàcilment, perquè igual que l’amor i el goig comparteixen objectius. Però igual que pot passar en una relació entre dues persones, quan una emoció tendeix a dominar una altra es produeix un conflicte. Encara que una jerarquía pugui tenir sentit i generar una sensació d’estabilitat o de falsa seguretat, estaríem construint una personalitat i un sentit del que fem des de la por, no des del fluir continu que han de generar les emocions o les persones. Interactuant les unes amb les altres, sense jerarquies fixes ni llargs estancaments, de forma lliure i sense sotmetiment.
Gràcies per despertar-me aquest enraonament. Fins aviat.
Aloma Alenyà
Hola Hermínia, gràcies altre cop per les teves paraules. Que interessant posar sobre la taula la relació que existeix entre el concepte de mandra i de por. Mirant enrere sí que podria dir-me a mi mateixa que ni he fet certes coses més per por que per mandra. Veure allò futur com una imatge sembla molt més còmode que posar-hi un pas dins i veure què passa. Tot i així, també puc dir des de la meva experiència que fer aquest pas resulta la majora de vegades molt satisfactori. Tot i això, crec que cal ser molt conscients que hi ha una fina línia entre fer allò que volem fer perquè sabem que és un objectiu que ens farà feliços, o fer allò que creiem que hem de fer perquè pensem que ens farà feliços. És aquí on entra la importància del Coaching, és tan crucial fer el pas com decidir cap a on el fem.
Finalment volia afegir que el «ser productius» i el «no ser mandrosos» son aspectes molt personals i que canvien molt d’un individu a un altre. Una persona pot usar la seva energia vital fent X, i la persona del costat pot usar la mateixa i arribar a fer només la meitat de X. És per això que crec que cal fer un treball molt personal i intentar no comparar la productivitat de l’un amb l’altre. Treballar també per saber quins son els nostres talents i els nostres objectius per enfocar l’energia i la motivació on cal. I ser molt curosos a l’hora de comentar si algú ens sembla mandrós o, pel contrari, extremadament productiu. No sabem mai pel que les persones poden estar passant o han passat; no sabem si, com has dit a l’article, la persona ha renunciat al seu talent per protegir algú altre o si, pel contrari, algú s’esgota i s’angoixa perquè necessita l’aprovació de la resta o de si mateix. Per tant, d’aquí el benefici que en pot resultar de fer sessions de Coaching, de treballar-se i de buscar quina és la versió de nosaltres que anhelem assolir.
Ivan
Creo que todos nos hemos encontrado alguna vez en una situación si no similar, no muy alejada de este concepto de desidia o procrastinación. En mi caso veo esta procrastinación o vagueza en mi hermano pequeño, que a la misma vez es un reflejo de mi antiguo yo hace no más de 4 años. Nunca había pensado que la pereza fuera miedo o falta de coraje para ser nosotros mismos. Pero ahora lo veo con más claridad, el problema es que tampoco crea que pueda ayudarle y ni se si quiere ayuda para cambiar o directamente cambiar.
Laia Llobet
Antes de leer este artículo no sabía que era la desidia, así que me iré a dormir habiendo aprendido por lo mínimo una cosa hoy.
Pereza, procrastinación.. Son dos palabras que me recuerdan mucho a algunos amigos míos. Son este tipo de amigos que ves que nunca hacen nada, que no logran casi nada de lo que se proponen en año nuevo, porque “les da palo”.
La desidia ante la vida, por otro lado, me ha recordado a un concepto que me enseñaron en clase, el de la “indefensión aprendida”, que explica el fenómeno por el cual dejo de hacer/actuar porque aprendo que haga lo que haga el resultado será igual ya que no lo controlo. Para mí, en estos casos se trata de desaprender para poder aprender. Y me gusta la reflexión que se hace en el artículo sobre lo que hay detrás de la pereza, que es el miedo. Aunque a veces no nos demos cuenta, tenemos la capacidad de elegir afrontar ese miedo y así vencer a la pereza.
Me ha gustado leer este artículo porque ha generado una reflexión personal que hacía tiempo que tenía, y que ahora veo un poco más clara.
Judit
La mirada que se le da a la pereza en este artículo se aleja mucho de lo que he escuchado habitualmente. Me ha gustado tener la oportunidad de conocer que hay detrás la desidia. Me ha llamado mucho la atención la relación que se estable entre la pereza y el perfeccionismo.
“¿Para qué esforzarse?” si no puedo ser la mejor versión de mi misma y como esta falta de acción pretende evitar el miedo a no conseguir la perfección. Otro aspecto que me gustaría destacar es como la perdida del miedo se relaciona con la aceptación de la imperfección y con el ser nosotros mismos. Me ha resonado mucho ver la pereza como el caos, la desconexión de uno mismo.
En definitiva, me ha parecido un artículo muy interesante con una visión diferente que invita a profundizar y a ir más allá del juicio hacia las personas que consideramos “perezosas”.
Fatima Z.
Es realmente impresionante ver como detrás de la desidia y la pereza se oculten tantas cosas, desde emociones como el miedo hasta la voluntad de proteger a otros. La pereza siempre se ha visto como algo negativo y se ha menospreciado a aquellas personas consideradas como tal, sin realmente ver y buscar que es lo que les llevó a actuar de tal manera. Obviamente, la pereza no nos trae nada bueno y perdemos muchas oportunidades por ello, pero a lo que quiero llegar yo es que es muy importante dejar de juzgar y empezar a comprender más. Como dice Herminia en el final del blog es fundamental conectar con el amor.
Alicia A.
Este artículo me ha parecido realmente interesante. Creo que todos nos hemos enfrentado a la pereza y la procrastinación en algún momento de la vida, y saber que esto puede estar relacionado con el miedo cambia por completo nuestra manera de concebirlo.
Me gustaría destacar una frase: «la desidia nos aparta de nuestro genio, nos quedamos mirando a nuestro alrededor sin ver nada, como meros caparazones carentes de contenido. Estamos matando el tiempo y con él la vida.». Hace un tiempo atrás he tomado conciencia de la importancia del tiempo en nuestras vidas, el tiempo lo es todo y es de lo poco que no se puede comprar. Y, aún así, somos capaces, consciente o inconscientemente, de dejarnos llevar por la pereza y dejar pasar nuestro tiempo y nuestras vidas. ¿Qué es lo que nos frena a no hacer nada? Con este artículo me ha quedado claro que el miedo es la respuesta a esta pregunta. Pero que nosotros mismos somos capaces de vender esta desidia, afrontando nuestros miedos seremos capaces de «determinarnos a nosotros mismos a través de la última de nuestras libertades, la de elegir nuestro propio camino.»
Gracias Herminia, un saludo!
Adriana Rubí
M’han semblat molt interessant totes les connexions que han anat apareixent en aquest article. Des del principi en connectar la procrastinació amb la por, fins a acabar veient una relació entre cedir el poder de decisió sobre un mateix a les emocions i com això pot acabar comportant a aquest estil de vida de «deixar-se portar».
M’agrada molt el punt de vista d’afrontar i gestionar la procrastinació (moltes vegades concebuda com a mandra) des de la por i les emocions. Ja que, penso que entesa com a mandra és molt fàcil frivolitzar aquesta sensació d’angoixa per no estar fent allò que hauries, perquè el motiu pel qual no ho fas és «sóc una mandrosa». Però, ser conscient que darrere d’aquesta «mandra» s’hi amaguen unes pors fa que siguin més entenedores aquestes sensacions d’angoixa i ajuda a poder fer una feina d’introspecció per afrontar-te a aquestes emocions.
Llegir aquest article m’ha portat a fer una reflexió amb relació a aquest tema. I és que, crec que moltes vegades entenem la procrastinació cap a coses materials o obligacions del nostre dia a dia, però jo crec que també és aplicable a situacions emocionals i és en aquests casos on crec que pot arribar a afectar més, en el fet de no afrontar conflictes per por a les respostes o a les conseqüències que rebrem.
Iris Mulero
M’ha semblat molt interessant veure que existeix aquesta relació entre la mandra i la por. M’ha agradat molt el plantejament de que darrere aquesta mandra hi hagi la por a ser nosaltres mateixos en la nostra escència, realment és una cosa que a partir d’ara em farà reflexionar força. El que ve a dir és relament que ens castiguem amb la desídia per la nostra pròpia covardia, pel que renunciem a desenvolupar tot el nostre potencial i per tant ens privem d’autoliderar-nos. D’aquesta manera haurem d’encoratjar-nos per connectar amb la nostra llibertat i la responsabilitat per així començar a acceptar aquesta part nostra que no deiavem sortir a la llum per no saber regular correctament les emocions associades.
Lidia Z.
Qué removedor para todo perfeccionista. La de veces que nos autosaboteamos y nos castigamos a nosotros mismos por aplazar aquello que sentimos que debemos hacer. La de veces que nos culpamos por no sentirnos capaces o sentirnos vagos. La magia del autoconocimiento es esta también, el hecho de poder entender el por qué de nuestras acciones al tomar conciencia de nuestras creencias y pensamientos. El miedo, desde luego paraliza. Qué interesante cómo funciona todo esto a modo iceberg: lo que se ve y lo que no. Se ve desidia, pereza, procrastinación. Pero debajo hay miedo, hay presión, hay perfeccionismo, hay intolerancia a la frustración…
Muy interesante darle una vuelta al por qué, para qué, desde dónde y qué sentimos al hacer las cosas en el día a día.
Recomiendo esta entrada de un blog de psicólogas que hablan de la procrastinación: https://somosestupendas.com/procrastinar-que-es/#qu-es-procrastinar
Ruth
Em sembla súper interessant com aquest article relaciona la procrastinació i la mandra que una persona pot posar en pràctica, amb la por que hi ha darrere d’això. Com aquesta s’empra com a mecanisme de defensa per evitar la responsabilització dels actes, i en general de la vida, perdent així la essència pròpia, el propi potencial.
M’he adonat que moltes vegades les persones ens deixem dominar per la mandra, perquè el més fàcil és no responsabilitzar-se, quan realment qui te el poder per canviar és un mateix. Crec que aquesta reflexió va molt lligada amb el concepte d’empoderament, ja que amb aquest un passa a dominar la seva vida, fent que la mandra desapareixi, per permetre’s ser un mateix.
M’agradaria destacar una cita del text que m’ha impactat molt, aquesta és “Es interesante saber que deseo y desidia proceden del mismo verbo latino desidere. La desidia es abandonar una oportunidad, un abandono que acaba denotando pereza. El deseo es añorar una oportunidad. Cuando decidimos dejar de hacer simultáneamente elegimos eludir una oportunidad y a la vez estamos lamentando su pérdida.” Considero que queda molt ben justificat que la decisió està en el propi individu.
Pol Querol
Este articulo me ha hecho reflexionar sobre el concepto de pereza ya que esta nunca la había asociado con el miedo, pero visto de esta manera tiene sentido decir que una persona perezosa tiene ese «miedo» a coger las riendas de su vida y tomar decisiones.
La pereza siempre la he tenido relacionada de hecho con tomar decisiones que valoras más que hacer algo productivo en ese momento, si te encuentras que no te apetece hacer nada antes que hacer una tarea, por ejemplo, no lo asocio con miedo, sino con el hecho de priorizar un momento de calma o de improductividad porque a lo mejor lo necesitas o no puedes dedicar tu máximo rendimiento a en esa acción.
Eso sí hay veces donde hay que priorizar el tomar decisiones antes que esa improductividad en situaciones como estudiar para exámenes, trabajos o asuntos importantes puesto que en ese caso si que se puede asociar con un miedo.
Hanna Domínguez
Si en algo creo que podemos estar todos de acuerdo es en que al hacer algo venciendo nuestra pereza, encontramos gratificación, y entiendo que esta gratificación se relaciona con liderarnos al provocar la sensación de estar «asumiendo las riendas de nuestra vida», con lo que cabe añadir que conecta mucho el Coaching Teleológico.
También me ha resultado muy revelador incluso a nivel personal descubrir que detrás de la pereza está el verdadero motivo por el que no pasamos a la acción, y me ha hecho recordar algo que me dijo alguien una vez: «no somos tontos, si seguimos llevando a cabo la misma conducta, alguna funcionalidad tiene». Pues en el caso de la pereza (aparentemente una actitud sin valor positivo) la función podría estar en ser la actitud que tomamos por falta de valor personal, miedo o etiquetas mal puestas.
Como plantea este artículo, a través del Coaching o de psicoterapia, la solución pasaría por conectar con nuestro yo verdadero para darle voz, dejarlo ser y decidir sin necesitar la pereza.
En cuanto al papel de la sociedad, está claro que nos dice lo que tenemos que hacer, cada vez más. Nos crea necesidades y nos pone estándares, tantos que tememos no llegar a «estar a la altura», por lo que desde el miedo adoptamos más pereza y cuanta más pereza, más indefension. Puede que también nos exija unos cánones con los que no estamos de acuerdo, y para no desafiar lo establecido como dice Hermínia, nos refugiamos de nuevo en la pereza.
No solo tememos desafiar lo que se impone socialmente, a veces también hay reticencia (tanto de adultos como de adolescentes) a desafiar nuestros propios patrones de funcionamiento, que pese a que en un momento han sido adaptativos o han respondido a algún miedo, hoy ya no tienen ningún sentido. Y no somos conscientes, seguimos ahí por pereza y por «pasividad». Aqui por último, quisiera volver mencionar el importante papel de la psicoterapia o el Coaching para conocerse o liderarse.
Alba Alcaraz
Durante las últimas semanas en las sesiones de supervisión ha aparecido la relación que existe entre la pereza y el miedo. Es una conexión que no me había planteado, pero que recordando vivencias propias donde estuvo presente la pereza le encuentro un sentido.
Me llama la atención como las comparaciones sean del tipo que sean influyen negativamente en las personas, pues se basa el valor de alguien en el exterior, en la necesidad de la presencia de otro para mostrar la valía que se posee y como esto termina perjudicando la autoestima. Son vivencias limitantes que conducen a la negación de las propias cualidades. Como se nos ha repetido varias veces, se necesita confianza para lidiar con el miedo que se esconde tras la pereza y es un proceso difícil pero que como bien se dice en el artículo “tomar conciencia del problema y el cambio de paradigma, llevan a reconstuir las creencias”. Reconstruir esas creencias que resultan en un discurso injusto y dañino que impide valorar es individualidad que caracteriza a cada persona. Considero que como bien dice Viktor Frankl, “la solución está en el amor” no solamente hacia los demás sino hacia uno mismo.
Por último, quisiera añadir que en la sociedad actual en que la productividad está a la orden del día debemos dejar ese espacio de escucha al propio deseo de descansar, no hacer nada que nos permita no olvidarnos de nosotros mismos.
Paula Martínez
Que interesante leer sobre la desidia y la pereza. En mi caso, la peor etapa de mi vida fue un periodo de tiempo en el que yo no estaba bien pero no hacia absolutamente nada para mejorar. Mi terapeuta me mandaba tareas y hacerlas se me hacía un mundo, ir a terapia, ir a la universidad, hacer trabajos en grupo, etc…para mi suponía un esfuerzo titánico que no quería hacer.
Recuerdo que me decía «lo tienes que hacer, pero ya lo harás». ¿Qué había detrás de esa procrastinación constante? Había un sentimiento de miedo, miedo a que no me gustara como lo hacia, miedo a confiar en que todo saldría bien y que finalmente no saliera… Es verdad que desde fuera me llamaban «perezosa» y en cierta forma si, lo era (y lo soy ), pero hay veces que la apatía es tan grande que no puedes sacar la motivación de ningún sitio.
Creo que es importante leer este articulo para dejar de llamar «vagx, perezosx, etc» a las personas de forma despectiva. Detrás de ese «no hacer cosas» se esconden muchos sentimientos que nos abruman como el miedo, la apatía, la ansiedad, la tristeza y también muchos creencias limitantes como «salir de la zona de confort da miedo», «si no lo haces todo perfecto no va a servir de nada…».
Durante la época en la que estuve en la mas absoluta desidia lo que peor me hacia sentir era la culpa. Me sentía mal por no hacer todo lo que debía hacer, y lo que no sabia es que esa culpa perpetuaba mas mi bucle y menos cosas hacia.
Ojalá me hubiera atrevido a verbalizarlo y alguien me hubiera dicho que hay que trabajar en todo lo que se esconde detrás de la pereza para poder llegar a combatirla. Ojalá este articulo lo pueda leer gente que se ha encontrado en mi situación y pueda empezar un proceso introspectivo con respecto a sus propias emociones.
Eva Palleiro
Éste articulo me remueve mucho. ¿Cuántas veces no habré sentido esa sensación de malestar por haber dejado algo para otro momento? Es curioso porqué muchas veces se convierte en una especie de auto sabotaje, que tiene una profunda raíz muchas veces en la infancia como muy bien dice Herminia.
Me ha gustado la reflexión puesto que todas las emociones son necesarias y nos dan información sobre nosotros mismos y por lo tanto, la oportunidad de conocernos y aprender de ellas. La pereza no es un caso a parte, entiendo que nos habla de miedos y bloqueos de los que muchas veces no somos conscientes. Los casos que comenta en relación al coaching me han parecido muy interesantes y me han hecho reflexionar sobre cuan importante es el autoconocimiento y la ayuda de profesionales cuando no somos capaces de descifrar el mensaje que la emoción nos trae. Y como muchas veces se esconde el miedo, oculto entre excusas. Miedo a ser quienes realmente somos, porque aprendimos que ser quienes éramos no era lo correcto en esta sociedad enferma de normas y roles.
Joan Salmerón
Després de llegir l’article em venen al cap diverses reflexions.
És la primera vegada que escolto la relació entre el concepte de «mandra» amb «la por» a fer coses, a passar a l’acció, afrontar situacions, etc. i no ho acabo de veure així.
Crec que tots hem tingut moments de mandra perquè simplement sentim que no és el moment, que ara estem cansats, que no és el dia i en cap cas sentim que ens fa por afrontar aquell fet. Entenc que hi ha moments on certes situacions ens puguin fer por, sentim que ens vénen massa grans i no acabem de fer el pas, però no ho relacionaria amb la mandra, en la majoria de casos.
Com es comenta a l’article sí que vivim en una societat on algunes persones decideixen no sobresortir per por a no ser acceptats i amagar les seves qualitats, però el que no crec és el fet que amagar aquestes qualitats et porti a ser mandrós com diu l’Hermínia. De fet, crec que vivim en una societat capitalista on hi ha una certa tendència a abanderar aquest missatge de lideratge, de tirar sempre endavant… pressionant molt a la gent per esforçar-se i arribar a metes, objectius de productivitat a vegades per sobre del que moltes persones poden, i crec que mai serà per mandra, sinó simplement per capacitat.
En la frase «La desidia puede ser también una actitud ante la vida, una despreocupación o desinterés como respuesta a una falta de confianza o valoración personal» crec que en molts casos és errònia. No té perquè anar sempre relacionada la desídia amb la falta de confiança o valoració personal, no crec que sigui conseqüent una cosa amb l’altra.
Aquesta mentalitat de viure en l’aquí i l’ara, el famós «carpe diem» crec que és una arma de doble fil. Està molt bé prendre consciència de la realitat immediata en la qual vius, en saber aprofitar i gaudir de cada ocasió que se’t presenta; però també crec que hi ha molta pressió per fer-ho, perquè sigui així i si no ho fas és perquè ets un mandrós. Quan la realitat és que no sempre podem estar al 100% sent conscients de cada moment i gaudint-los o aprofitant-los. Crec que s’ha de ser realista, no posar unes expectatives d’intentar gaudir-ho i estar al 100% sempre perquè després això pot passar factura. Ens hem de permetre també moments de ser mandrosos, de no fer res, de descansar, de no passar a l’acció si veiem que aquell fet ens queda gran, s’ha de ser assertiu també amb les nostres capacitats i confiar en que ho estem fent bé. Aquest missatge de «no passa res per tenir moments de mandrós» no vol dir que en serveixi d’excusa per no sortir del llit cada matí, ni no afrontar res mai; però si de no posar-nos la pressió d’haver d’arribar a tots els objectius que et planteja la vida i que no passa res si no gaudeixes el «aquí i ara» sempre.
Trobo que hi ha gent per a tot. Depenent de quina persona aquest missatge de liderar-se, d’agafar les rendes de la seva vida, de no parar de ser productiu, tirar endavant, no ser un mandrós perquè si no significa que tens por d’aquella situació, etc. Doncs li anirà bé i li servirà per tirar endavant amb la seva vida i no dic que no sigui necessari. Però crec que hi ha molts altres tipus de persones on el que necessiten és que els hi diguin que ho deixin estar, que no cal que faci tota aquesta feina amb el temps estipulat, que es relaxi, que no passa res per avui quedar-se al sofà i no estudiar, demà serà un nou dia. Penso que aquest tipus de gent, quan se’ls hi transmet un missatge de més tranquil·litat, de pausa i serenor acaben sent més productius quan no tenen la pressió a sobre.
Crec que és un article molt interessant per aquella gent a la qual està enfocat, però no crec que a tothom li serveixi, ni tothom pensi de la mateixa manera. Lo important és ser assertiu, saber trobar el teu camí i el teu mètode únic, en definitiva estar tranquil amb un mateix. Si et serveixen aquests tipus de missatges, endavant; sinó, no passa res, no et pressionis, troba o crea el teu camí.
Gràcies per llegir.
Iris Caballero
M’ha cridat molt l’atenció la idea sobre la por i la seva relació amb la mandra. L’estigma que porta la responsabilitat acadèmica vist com a «l’empollón», «pringat» i relacionat amb la ineptitud social, pot tenir una influència molt gran els les adolescents.
Ara bé, cal mencionar que la mandra no sempre ha d’estar relacionada amb quelcom negatiu. També és un aspecte molt necessari per al balanç mental. Avui en dia vivim en una societat megaproductiva, on s’espera de nosaltres que estiguem rendint el màxim temps possible. Hi ha molt pressió social per a assolir l’èxit personal i laboral, emfatitzant en l’esforç, que de vegades es pot traduir en l’autoexplotació. Cal ser conscients que evitant la mandra en el seu extrem, ens pot portar cap al burnout i ansietat. També és important aprendre a relaxar-nos i «no fer res». De tant en quan donar-nos temps per a nosaltres mateixes, sense posar-nos pressió a haver de complir amb metes. No obstant, recalco, com a tots els extrems, la mandra com a forma de vida tampoc ens porta cap a una vida satisfactòria.
Belén Granell
Considero que la desidia y la pereza se acaban ligando a una emoción que puede ser propulsor pero también muy inhibidor, el miedo. En este caso cuando va de la mano de la pereza es muy inhibidor, ya que se entra en una espiral de miedo y pereza de la que es muy complicado salir y solo está en la mano de la propia persona cambiar con ello.
“La desidia puede ser también una actitud ante la vida”. Esto se podría comentar con lo dicho anteriormente. Cuanta más pereza tienes y más se alarga más difícil es salir de ella. Entras en esta espiral que al final acaba envolviendo toda tu vida y desconectándonos totalmente de nosotros mismos.
Por otro lado, me gustaría comentar, el tema de los roles que se hacen mención en el artículo. La sociedad nos impone como deberíamos actuar con unos determinados roles. Muchas veces no rompemos con ellos por esta desidia de la que se habla. Cada uno debería verse con la capacidad de romper con ellos, aunque esto les suponga un sobre esfuerzo.
Por último, me gustaría comentar la reflexión que ha generado este artículo en mí. A lo largo de nuestra vida, nos encontraremos con muchas situaciones y circunstancias que serán como una especie de muro para nosotros. Romper con él, también depende únicamente de nosotros, nadie hará el trabajo del otro. Las cosas que realmente queremos, cuestan.
Helena Salasd
Es interesante como en el fondo de la pereza se esconde una emoción paralizante, el miedo. Miedo a no lograr-lo, miedo a no creerte capaz de superar un obstáculo, miedo a salir de la zona de confort, etc.. Por otro lado, hay un aspecto que me parece muy paradojo, como ya sabemos el contrario de la pereza es la motivación. Muchas veces la motivación viene estimulada por la emoción, que está impulsa a la acción. Normalmente una de las emociones que nos impulsan hacer cosas es el famoso miedo. Entonces como una mismas emoción en ocasiones nos puede llevar a la pereza y otras a la acción? Supongo que la diferencia está en el grado de intensidad del miedo, ya que si nos paraliza nos quedamos en la pronosticación y si nos da un aviso pasamos ya a la acción.
Otro aspecto que me gustaría mencionar es como la gratificación inmediata nos supone un gran impedimento a obtener objetivos a largo plazo. Nos atrae, lo rápido, lo impulsivo es decir lo inmediata y por desgracia aquí la sociedad tiene un gran papel que nos juega en contra, muchas veces queremos hacer-lo todo bien y de manera rápida, al no poder hacer-lo nos podemos encontramos con sentimientos como ahora la frustración que pueden influir en nuestra autoestima, pensando ´´ves es que no soy capaz´´, confirmando así una creencia y provocando la famoso profecía autocumplida. Actualmente, la sociedad capitalista influye mucho en esta inmediatez y como decía Bauman, en esta sociedad líquida. Y en el fondo no es que no tengamos las capacidades suficientes, sino que requiere de paciencia, constancia y incluso, diría resistencia a todos los estímulos que nos puedan distraer. Ser constante en el fondo, es ser resiliente contigo mismo y contra las posibles emociones no gratificantes que puedan ir apareciendo en el camino. Requiere de confianza en lo que crees y a veces ir un poco contracorriente con la sociedad, quizás aquí nos puede aparecer otro miedo que nos paralize y nos lleve a la pronosticación, sin embargo ser conscientes y trabajar en ello es lo que nos va llevar posiblemente al éxito o a un gran aprendizaje.
Sara Cano
Primero de todo me gustaría agradecer la reflexión a la que me ha invitado esta publicación. Un artículo con el que he podido sentirme identificada en ciertos momentos personales y que ahora cobran cierto sentido. Un artículo que invita al cambio de paradigma en cuanto a como puedo llegar a juzgar a personas de mi alrededor que consideraba perezosas y que tras varios intentos de ayudarles no conseguía lograrlo y desistía. Y es que no se trata de una etiqueta, de una forma de ser y ya está. Hay algo más, mucho más profundo y con mucho más siento que el simple acto de «no hacer nada». Esconde un significado oculto que desconocía totalmente y no me había replanteado hasta ahora. Nunca me había replanteado antes como los miedos, autoestima y el amor, podían ser lo que ocultaba ese «iceberg» que solo podía interpretar como procastinación o pereza. Aunque lo que más me ha sorprendido ha sido tomar conciencia de cómo desidia y deseo pertenecen al mismo origen y por ende, se complementan significativamente , anclandonos en una no acción en el presente de la que nos lamentamos en el futuro. Es ahí cuando , conforme leía, me he dado cuenta del gran poder que tenemos, como bien citas a Carls Rogers, y es que es el mayor poder que tenemos es el poder de nosotros mismos. Tomar las riendas de nuestra vida y tomar conciencia del significado que poseen las excusas en las que nos argumentamos. Excusas vacías y limitantes que nos resignan y no nos dejan avanzar. Es ahí donde, sin darnos cuenta, damos paso a la raíz de la desesperanza, de sentirnos perdidos en nuestra propia vida, donde dejamos de tener sentido como individuos y todo lo que nos rodea generando malestar, irritación y alimentando esas ganas de «no hacer nada» porque «no sirve de nada». Dar con la raíz de esto en procesos terapéuticos y que el cliente tome conciencia para poder trabajarlo, me parece el mayor punto de inflexión en el que podemos acompañar para ese cambio o mejora en la vida de este. Conectando con esos miedos y reforzando sus fortalezas y virtudes.
Si bien es cierto, me gustaría también añadir la importancia de «no querer hacer nada» como decisión de dejar a un lado la productividad en X momentos de nuestra vida porque así nos lo pide el cuerpo. Darnos ese espacio, tambien invita a la escucha y reflexión de uno mismo para saber qué decisiones tomar antes de seguir caminando.
Judith Molinos
La procastinacien es la costumbre de dejar todas las tareas para último momento. A pesar de tener tiempo libre o de saber con antelación las tareas a realizar, a muchas personas les cuesta tomar esa iniciativa. Generando de esta manera periodos de estrés y angustia cuando se acerca el momento de tener hechas las cosas.
Me parece interesante la reflexión sobre que las preocupación puede estar vinculada en algunos casos a una falta de confianza en uno mismo o a la poca valoración personal, mostrando de esta manera ese desinterés o despreocupación.
Muchas veces detrás de la procastinación reside el miedo a hacer algo, tal y como se comenta en este artículo, por ese motivo una de las cosas de debe hacer el coach es saber ver cuales son las cualidades y puntos fuerte del cliente para poder dirigir el proceso de coaching a ese potencial.
Noelia Mora
Que interesante leer sobre desidia y pereza en una sociedad de naturaleza procrastinadora.
Recupero el origen etimológico del término “procrastrinación”, una palabra estrechamente relacionada con el tema del presente artículo: el origen etimológico viene del latín “procrastinare”, “pro” (adelante, dejar) y “crastinus” (mañana), y es que eso es lo que significa el concepto: “dejar para mañana” lo que se podría hacer hoy, postergando, difiriendo actividades, deberes, situaciones que deben ser atendidas…
A menudo, la procrastinación, lejos de estar relacionada con la desidia, la falta de interés o dejadez, puede surgir como respuesta a un elevado sentido del perfeccionismo. Existen muchos casos de personas muy procrastinadoras que, en realidad, son personas responsables, trabajadoras y motivadas, pero que, al mismo tiempo, su miedo al error, su elevado perfeccionismo, tesón y autoexigencia, les somete a la presión de “hacer las cosas perfectas y sino, mejor no hacerlas”. Las personas con este hábito, pueden llegar a procrastinar ciertas tareas con el objetivo de dejarlas para el momento en que puedan llegar a hacerlo “lo mejor posible”.
Sin embargo, esta lectura me ha parecido interesante porque me ha llevado a la reflexión siguiente: al final detrás de la desidia y la pereza hay una fuerte desconexión con el momento presente, el famoso “aquí y ahora”, pues la persona que decide eludir la responsabilidad en el momento actual, está confiando en la llegada de un futuro, del cual no tiene ninguna certeza, en el cual decidirá llevar a cabo la tarea aplazada, pospuesta.
Este hábito suele ser “peligroso” porque a menudo retroalimenta positivamente el síntoma de la ansiedad, el estrés, debido a que la acumulación de quehaceres incrementa por momentos y la persona puede verse sobrepasada por las demandas a las que debe responder.
Todos hemos sido procrastinadores en algún momento u otro de nuestras vidas y, probablemente, lo seguiremos siendo en algunas ocasiones. A veces, es agradable dejar las obligaciones de lado y desconectar, lo cual puede tener un efecto “detox”. Sin embargo, en esos momentos es importante considerar hasta qué punto se está teniendo el poder de decisión, desde una plena consciencia, de aquello que se está decidiendo dejar “aparcado para más tarde”.
¿Estoy dejando la tarea para más tarde porque ahora quiero dedicarme tiempo a mi y creo que esto me ayudará a hacerla posteriormente con más energía?
O quizás… ¿Estoy dejando la tarea de lado porque mis miedos (al error, a no ser suficiente, al rechazo, a la humillación…) me impiden realizarla y con ella afrontar la situación?
La motivación detrás de cada decisión puede ser muy diferente, lo cual es interesante considerar para llegar a conocer si el hábito de procrastinación está resultando perjudicial para la persona o puede llegar a ser adaptativo e incluso funcional:
Ante la primera cuestión, la procrastinación puede llegar a ser útil y no debe desasosegar la persona, pues le permite afrontar su rutina con cierta flexibilidad. En cambio, si la respuesta a la segunda cuestión es afirmativa, es crucial detectar los valores y creencias de la persona, conocer sus expectativas, así como sus creencias limitantes y trabajar posibles problemas de autoestima, estrategias de resolución de problemas, gestión emocional, tolerancia a la frustración…
Por tanto, con mi reflexión pretendo transmitir la importancia de la actitud no-valorativa a la hora de juzgar los hábitos de una persona que actúa desde la “desidia”, “pereza” o “procrastinación”, pues conocer la motivación tras el hábito (el “para qué” de la procrastinación) será esencial para comprender a la persona, sus decisiones y así acompañarla a superar el hábito, consiguiendo una mayor conexión con el ahora.
Maria F
Al final només tenim el present, l’aquí i ara. No hauríem de malgastar el present en procrastinar, no ens portarà enlloc més que a l’avorriment. M’agrada la frase de Carl Rogers: “El màxim poder que un té en aquesta vida és el poder sobre un mateix”, ja que promou l’autoresponsabilitat i permet que una es senti que porta el timó de les seves decisions, i a mi això em sembla importantíssim i em transmet molta pau i empoderament. Una mateixa té el poder de triar com i quan actua. Si a més, sap veure passat les recompenses a curt termini (ex: quedar amb els amics i no estudiar per l’examen), no permetrà que la procrastinació decideixi per ell/a, donant-li el poder perquè prengui les regnes de la seva vida.
Al parlar del llibre de Víktor Frankl, El hombre en busca del sentido, m’han agafat ganes de tornar-lo a llegir. Estic molt d’acord que al final l’amor és la solució a tot. Si una persona té amor cap a si mateixa, té el coratge suficient per permetre’s ser com és amb total plenitud i no procrastina ni renuncia a desenvolupar tot el seu potencial.
M’ha semblat molt interessant aquest article sobretot perquè m’ha permès reflexionar sobre quines pors pròpies no em permeten passar a l’acció. M’he sentit molt identificada amb la por a no ser perfectes. I aquest perfeccionisme només t’acaba portant pel camí de l’amargura i no et permet ser qui ets. Crec que les autoexigències i les creences tenen un paper molt important aquí… Amb ganes de seguir treballant-me i gràcies per aquests posts tan interessants que inciten a la introspecció.
Ana Linares Rueda
Debo decir que me ha parecido muy interesante el artículo y me ha hecho reflexionar sobre diferentes cuestiones. Por un lado, tengo que decir que me hubiese gustado leer este artículo el curso anterior, ya que mi trabajo de final de grado fue basado en la relación que hay de la procrastinación, motivación y rendimiento académico.
De alguna manera leyendo este artículo he pensado en personas de mi alrededor que se definen como perezosas o desinteresadas y también he pensado en diferentes situaciones donde yo he tenido esa actitud. Siempre me ha parecido curiosa la pereza, porque de cierta manera evitamos hacer algo,pero al mismo tiempo nos quejamos por no hacerlo, entonces: Si sientes algún tipo de malestar por tu actitud y sabes qué hacer para cambiarlo, ¿qué es lo que te lo impide? El miedo, esa emoción que es experta en la evitación. la pregunta exacta en esas ocasiones sería ¿qué estás evitando? De cierta manera, como bien dice el artículo, estamos renunciando a algo que expresamos que queremos o mostramos desinterés para justificar la evitación de aquello que queremos, a su vez, esa actitud o actuaciones reflejan un distanciamiento de nosotros mismos.
Por otro lado, también hay otros factores que condicionan esta actitud como las recompensas a corto y largo plazo vs los esfuerzos realizados. Además, algo que he visto en muchas personas y en mi misma en alguna situación, es cuando justificamos nuestra ausencia de acciones o nuestro desinterés cuando focalizamos nuestro locus de control en lo externos, quitándonos responsabilidad frente la situación y a su vez una protección: justificación para no sentirnos mal.
Doy las gracias por este artículo porque me ha hecho reflexionar y tomar conciencia de diferentes situaciones o hechos.
Paula Lucas García
Ha sido muy interesante verme reflejada en varios puntos durante el texto. Como opinión personal me gustaría aportar que a veces, al menos en mi caso, tendemos a la pereza por miedo a la perfección. Des de pequeños tampoco está bien visto ser «perfecto», una persona que tiene los deberes hechos antes que todos, como bien se ha comentado, es el empollón y eso da miedo. A veces explorar todo nuestro potencial da miedo porque se escapa de nuestro control, ¿hasta donde podemos llegar? No lo sabemos, porqué explorarlo implica salir de la zona de confort.
También noto que a veces se tacha de pereza el dejar pasar una tarea de matemáticas, si obligamos a una persona con potencial en arte a sacar más de un 5 en matemáticas cuando es a lo que llega, ni siquiera llegará al 5 para la próxima. Hay que potenciar las virtudes y ayudar en las vulnerabilidades, no criminalizarlas.
Ha sido un muy buen artículo de reflexión.
Ana Sánchez
Me ha parecido muy interesante la idea de que con la desidia estamos matando el tiempo, la vida, ya que nunca llegamos a estar en el futuro porque lo que cambia es el presente y lo importante es lo que hacemos con él.
Me siento muy identificada con como por los miedos procrastinamos, ya en algunas áreas de mi vida me sucede. En el día a día no te das cuenta, simplemente sientes esa pereza, esa baja motivación para la tarea o situación, y es muy necesario pensar en qué hay detrás de esa pereza, qué miedo se esconde, ya que al llegar ahí dejas de ver la pereza para ver el miedo al que afrontar y la perspectiva de la situación cambia y es ahí cuando siento que es el mejor momento para tomar acción. Me he dado cuenta de que por miedos dejamos de ser nosotros mismos y dejamos de vivir plenamente nuestra vida y me siento motivada a afrontar los miedos, a provechar las oportunidades y a liderar mi vida.
Una cita que me ha impresionado ha sido la de Hermann Hesse “una y otra vez se aferra uno a las cosas a las que ha tomado cariño y piensa que se trata de fidelidad, pero es solo pereza”, y es que es verdad y se puede aplicar a muchos ámbitos como objetos, personas, trabajos…
Finalmente, sobre el miedo a no ser perfecto/a, considero que muchas personas pueden compartir la idea de que la perfección no existe, pero muy pocas lo sienten de verdad y lo aplican en sí mismos.
Paula Enrich
He conectado mucho con este articulo porque para mi el año 2020 ha sido el año de la responsabilización. Nunca antes había experimentado sensaciones que he tenido este año pasado, la pereza me ha invadido muchos días fruto de la desmotivación que estaba teniendo. Cierto es, que no supe gestionar muy bien esta pereza/desmotivación, ya que siempre había tenido muy claro que es lo que quería y tenía unos objetivos que eran mi motor de vida.
Digo que 2020 para mi ha sido el año de la responsabilización porque gracias a todas las sesiones informativas que nos hicieron en el Institut Gomà para los del Practicum, en las que se hablaba mucho de la responsabilización, junto con mi situación personal, me ayudó a tomar consciencia de que solo yo podía cambiar esta visión, y como se comenta en el articulo, no quedarme en mi zona de confort, coger las riendas y pasar a la acción.
En el artículo también se hace referencia a las etiquetas. Las etiquetas son aquellas que nos ponen los demás y nosotros mismos, y con las que se genera el discurso de «quien somos» o «como somos», desde que somos pequeños y durante toda nuestra vida. Pueden ser tanto positivas como negativa y sea como sean nos limitan. Herminia en el articulo comenta que hay personas brillantes que tienen miedo a brillar por miedo a destacar. Como podemos observar, detrás de la desidia se esconde el miedo, hecho que puede generar quedarse en la zona de confort y limitarse a ser la mejor versión de uno mismo.
En cuanto a las personas que tienen miedo a ser «diferentes», me gustaría añadir, desde mi humilde opinión, que la sociedad pide a gente diferente pero cuando la hay, la discrimina. Y, considero que no hay nada más bonito que seamos todos diferentes porque así nos podemos enriquecer unos a otros y crecer como personas ¿ Y que aburrido sería si fuéramos todos iguales, no?
Todas lo que se ha comentado en el artículo al final son generadores de pensamientos, cuando repites mucho un pensamiento al final te lo crees, para generar un pensamiento nuevo necesitas repetirlo 21 días. Por ello, me gustaría compartir un mantra para generar pensamientos nuevos y liberarse de aquellos limitadores:
– Yo soy capaz de hacer cualquier cosa
– Yo tengo conocimiento y inteligencia
– Yo soy amor incondicional
Toni Sánchez Sumoy
Aquest article m’ha semblat molt interessant, no només des de la perspectiva amb la qual enfoca i defineix la desidia i la mandra, sinó que també per les estratègies que es proposen per tal d’afrontar-les i deixar-les enrrera. Vaig llegir el llibre que es menciona, de Victor Frankl, i les aportacions d’aquest són molt interessants, sobretot si es té en compte el context en el qual es va escriure aquest llibre.
D’aquest artícle, m’emporto que l’amor cap als altres i cap el que fem és el motor més fort que coneixem, capaç de fer fora la mandra i la desicidia de les nostres vides i substituir-les per passions.
Júlia Sala Caballeria
En primer lloc, m’agradaria donar les gràcies per compartir aquest post amb tots nosaltres.
Tal com diu Robin Sharma en el llibre El monje que vendió su ferrari, «el propòsit de la vida de cadascú, és una vida amb propòsit». L’autor indica que la majoria de persones no es coneixen a si mateixes, ja que no s’han pres el temps suficient per analitzar les seves debilitats i els seus punts forts, les seves esperances i els seus somnis. És important conèixer-se a un mateix, conèixer la veritat. D’aquesta manera, si ens coneixem a nosaltres mateixos, podrem veure quins són els nostres objectius i mobilitzar-nos.
Tal com diu en el post, moltes vegades no ens mobilitzem i passem a l’acció, ja que la por ens paralitza. El primer pas doncs, serà el de connectar amb les mateixes emocions, detectar aquesta por i preguntar-nos perquè ens sentim així. D’aquesta manera, podrem avançar, ja que si hi ha consciència, pot haver-hi canvi.
Per últim, em quedo amb la frase de Hermann Hesse que diu el següent «Una y otra vez se aferra uno a las cosas a las que ha tomado cariño y piensa que se trata de fidelidad, pero es solo pereza». Així doncs, mitjançant el coaching teleològic, la persona podrà prendre consciència de totes aquelles qualitats que l’ajudaran en el procés de canvi i treure el millor de si mateixa.
Júlia Sala Caballeria
En primer lloc, m’agradaria donar les gràcies per compartir aquest post amb tots nosaltres.
Tal com diu Robin Sharma en el llibre El monje que vendió su ferrari, «el propòsit de la vida de cadascú, és una vida amb propòsit». L’autor indica que la majoria de persones no es coneixen a si mateixes, ja que no s’han pres el temps suficient per analitzar les seves debilitats i els seus punts forts, les seves esperances i els seus somnis. És important conèixer-se a un mateix, conèixer la veritat. D’aquesta manera, si ens coneixem a nosaltres mateixos, podrem veure quins són els nostres objectius i mobilitzar-nos.
Tal com diu en el post, moltes vegades no ens mobilitzem i passem a l’acció, ja que la por ens paralitza. El primer pas doncs, serà el de connectar amb les mateixes emocions, detectar aquesta por i preguntar-nos perquè ens sentim així. D’aquesta manera, podrem avançar, ja que si hi ha consciència, pot haver-hi canvi.
Per últim, em quedo amb la frase de Hermann Hesse que diu el següent «Una y otra vez se aferra uno a las cosas a las que ha tomado cariño y piensa que se trata de fidelidad, pero es solo pereza». Així doncs, mitjançant el coaching teleològic, la persona podrà prendre consciència de totes aquelles qualitats que l’ajudaran en el procés de canvi i treure el millor de si mateixa
Isabel Torrellas
El tema de la desidia me llama mucho la atención sobre todo en los niños que se encuentran en etapa escolar. Herminia ha tocado muchos temas relacionados con este concepto que me gustaría resaltar: El miedo, el conformismo, el miedo a no ser perfecto, la falta de visión futura, el sentido de la vida y la satisfacción con uno mismo. Son estas las facetas que alimentan la pereza y la dejadez de uno mismo. Me parece una necesidad importante trabajar estos aspectos con aquellos alumnos que tienen miedo del futuro, que sienten que no tienen nada por lo que luchar… porque en el fondo lo que hay en su interior es terror al fracaso, al rechazo y al sufrimiento…
Creo que cuando ocurre esto, es porque se han creado un auto-concepto equivocado de sí mismos basado en criterios de valoración equivocados, como el de comparación con los demás. Por eso es importante contar con el apoyo de personas que cran en ti y que te hagan creer en ti mismo, lo cual es difícil si tienes en cuenta, por ejemplo, que eres el “típico niño que suspende” o que “es un estorbo en clase”. Pero todos sabemos que el único que puede ponerse limitaciones es uno mismo y no los demás. Nadie puede decirte hasta dónde eres capaz de llegar… las limitaciones te las pones tú. Porque si nos dejamos llevar por las decisiones del momento, sin tener en cuenta «quienes queremos ser» y «a donde queremos llegar» corremos el riesgo de tomar decisiones basadas en la propia comodidad y conformismo, incluso basadas en el miedo de no cumplir con las expectativas de los demás.
Tal y como dice Herminia, la desidia se puede vencer con hacer uso de esa libertad interior para aprender a poner el corazón voluntariamente, de manera que genere una esperanza que te permita romper esa barrera del miedo y abrir las puertas a un futuro prometedor.
Alba Buenaventura
Me gusta mucho el concepto general que se le da a la pereza en el artículo, ya que lo comparto al 100×100.
Leerlo me ha transportado a ese momento de mi vida, hace algunos años, antes de estudiar psicología. Empecé la carrera de sociología, y al segundo año, todo me daba pereza. Ir a clase, hacer trabajos en grupo, estudiar para los exámenes, asistir a seminarios…todo se me hacía un mundo. Y como no iba a ser así…la carrera no me motivaba en absoluto y estaba en la universidad por la presión social de tener un título.
Jamás he tenido esa sensación de pereza en los años en los que he estudiado psicología.
Creo que la pereza en muchos casos es sinónimo de zona de confort, y nada mágico sucede en esa zona. Falta la chispa que te levanta de la cama, motivación, seguridad… Cuando hacemos algo porque es lo que “se supone que debemos hacer”, o lo que otrxs quieren para nosotrxs, nuestro estado de ánimo se convierte en caldo de cultivo para la desidia, ya que estaríamos delegando nuestro poder personal a otras personas o situaciones, o, como en mi caso, a lo que dicta la sociedad.
Como se apunta en el artículo: “Podemos vencer la apatía, la pereza y la desidia desde nuestra capacidad de elección”.
Por otro lado, también comparto completamente la idea de que ser perezosx tiene mucho que ver con el miedo, y con tener una falta notable de seguridad en unx mismx. Tiene que ver con el miedo al fracaso y con el miedo de cumplir las profecías de la inseguridad. He conocido a personas que incluso les daba “pereza” empezar una relación. Y gracias a la profundidad a la que a veces te llevan algunas conversaciones, he podido observar como detrás de esa pereza se escondía miedo al rechazo, miedo al abandono y miedo al sufrimiento.
Habrá muchas razones por las que nace la pereza, pero es cierto que el miedo está presente en muchísimas ocasiones. Y es que el miedo tiene tantas formas de aparecer y limitarnos, la pereza no es más que una de ellas.
Dejarse llevar por la desidia y la pereza es ir apagándose poco a poco. Se requiere de valor para volver a encender la llama que arranca el motor vital, por eso es tan importante ser conscientes de nuestro poder y valor personal, tener un buen autoestima y seguridad para quitarnos las cadenas de todo aquello que nos frena y nos limita.
Alejandra Fossas
Este tema nos toca de cerca de todos y todas seguro… ¿quién no ha convivido con la pereza, la procastinación, el deseo y la desidia al mismo tiempo? Con la espiral de frustración que eso conlleva..!
Es muy interesante como relatas en el ejemplo del paciente al que llamas Arturo, como las personas podemos renegar de nuestros dones y talentos (lanzaderas del éxito personal) para no destacar demasiado, para ser más mediocres o no eclipsar a un ser querido a ojos de alguien. Tengo incluso en mente ciertas personas de mi clase cuando iba al colegio, que se “hacían las tontas” cuando les tocaba resolver un problema en la pizarra por las risas que eso ocasionaba y porque al parecer, saber de ese tema era (como dices) de empollón y de “listillo”. Como si “molase más” no tener ni idea de lo que se llevaba explicando un trimestre entero.
Es curiosa la moda del pasotismo y el estigma del que se mete en los libros y bibliotecas a perderse y crecer.
Me gusta mucho la reflexión del ejemplo que pones de la sesión de coaching en la que, como mecanismo (muy común) de evitación del fracaso la clienta no pasaba a la acción. Por el miedo de encontrar que el resultado final no era perfecto no caminaba hacia él. Eso se traduce (en la metáfora de las verduras y el postre) en no comerse las verduras por si el postre no resulta ser tan espectacular como se pensaba o se esperaba. Tal y como comentas, simplemente, se trata de ser la mejor versión de ella misma. Sin más. Al haber venido de un trabajo de superación y abandono de la desidia, la pereza y el miedo (como dice Nietzsche) ya es un buen resultado, siempre mejor que antes.
El estrés que genera no estar afrontando una situación en concreto, en mi opinión, paraliza más y hace más difícil una buena planificación y una posterior toma de decisiones efectiva. Por tanto, es un bucle que hay que saber identificar con tiempo.
Citando a Víctor Frankl en su libro El hombre en busca del sentido: “Pensemos, por ejemplo, en la «neurosis del domingo», esa especie de depresión que aflige a las personas conscientes de la falta de contenido de sus vidas cuando el trajín de la semana se acaba y ante ellos se pone de manifiesto su vacío interno.”
Cuando nuestro apresurado mundo se calla un domingo para dejarnos respirar y nos permite ver la cantidad de deberes personales que tenemos. Son casi tan, o más importantes que las responsabilidades de nuestros compromisos con la sociedad.
Adriana
Me parece muy interesante este articulo por varias razones. Hace un tiempo en la carrera hicimos un trabajo sobre la desidia y la procrastinación un termino que parece nuevo pero que en realidad siempre ha existido. Empece a conocer estos terminos a raíz de una charla de las nuevas tecnologias y de todas las horas que perdemos delante de las pantallas, me pareció interesante porque esta sensación de no querer hacer nada, de estar perezoso y no rendir, de desaprovechar el tiempo no pasa mas de una vez. Y hasta ahora solo me preguntaba el porque.
Siempre he sido de aquellas personas que piensa que actuamos de una manera por algun motivo no hay nada que sea “sin querer”, siempre aun inconsciente hacemos, actuamos de una manera u otra por alguna razón. Muchas veces como bien dice el articulo por miedo, miedo a enfrentarnos a algo que pensamos que no somos capaces, miedo a una situació o para incluso para mostrar un desacuerdo. Creo interesante el ejemplo que se pone de algunos niños que no rinden lo que tiene que rendir, que no se esfuerzan o no dan todo lo que pueden dar de su capacidad intelectual y creo que es importante entender que hemos de profundizar un poco para entender porque esta desidia.
drwiygni
Muchas de las afirmaciones de este artículo me han recordado a ciertos momentos de mi vida y con ello, han caído algunas reflexiones…
«Cuando nos quedamos pegados a la desidia, algo en nuestro interior nos inquieta, quizá no sabemos exactamente de qué se trata, pero sí percibimos el malestar que nos genera». Yo siempre he sido una persona inquieta en el sentido que a la mínima que me quedaba parada, pues me sentía mal y culpable. Ansiedad pura y dura. Más tarde entendí muchas cosas, y una de ellas era la palabra «productividad» y todo lo que ella conlleva. Si miro la Vida desde este punto, me nace agobio y estrés, y siento que paso a estar a merced del sistema capitalista que me obliga constantemente a producir y a hacer cosas y con ello, convertirme en «presa». Esta reflexión nació el día en que estallé y que tuve el único ataque de ansiedad que he tenido, pero no por ello poco fuerte. Desde ese momento, decidí «rendirme» y con ello, relativizar las cosas y «desaprender». Quise aprender a no hacer ni ser nada sin sentirme mal por ello. A veces necesitamos no hacer nada, no ser nadie, abandonar un rato nuestro «ego» para recargar pilas y re-conectar. Esta «no productividad» en este caso, para mí, era «aceptación» y necesidad de primera causa. Me fui un año a otro país antes de entrar a la universidad. Ese año fue uno de los mejores de mi vida, en el que ese concepto de «productividad- presión externa» lo pude trabajar desde la distancia.
«Mi experiencia me dice que la baja productividad o inactividad, sea en los estudios o en el trabajo, casi siempre es una estrategia que utiliza la persona para afrontar una situación que le da miedo». Conectando mi reflexión anterior con la presentada ahora mismo, también recuerdo mi primer año de la universidad. Después de haber estado un año en otro país aún habían trocitos de mí que se negaban a «ser productiva» y con ello a «ser perfecta a los ojos de los demás». Todo tiene sentido. Mi «perfeccionismo» adquirido durante el bachillerato estaba bajo tierra, y yo me resistía a aceptarlo. Fue allí cuando empecé a procrastinar. Yo no me consideraba «perezosa»; nunca me he identificado con esta palabra. En contraposición, sí que me identificaba mucho con conductas de procrastinación. Pero yo sabía dentro de mí que no era porqué no me importase, sino porque me importaba «demasiado». Tenía miedo a fracasar, a mis ojos y a los ajenos… «muchas de ellas son personas adultas que vienen arrastrando heridas emocionales desde su época escolar».
«Según Frankl, la respuesta es que, en esencia, la solución está en el amor y se produce a través del amor». Fue entonces, cuando el verano del primer año de universidad, me fui yo sola a otro país, a por otro «respiro». Fue allí donde conecté con el verdadero significado del amor y del «amor propio». Entendí muchas cosas. Tal y como dice Victor Frankl, «la solución está en el amor». Desde ese amor propio, es más fácil ser honesto con uno mismo, valorar lo que uno mismo hace y ser compasivo. Con eso se reduce el miedo al fracaso, y con ello, se evita procrastinar en exceso y afrontarse a uno mismo sin dramas en exceso.
En el momento presente, pienso que la procrastinación es una conducta a la que accedo fácilmente. A la mínima que me despisto estoy procrastinando, aunque tenga menos miedo que antes o sepa relativizar, es «cómodo» dejar para después lo que me da miedo hacer ahora. Aunque como ya sabemos, eso se acaba porque en algún momento u otro la realidad se tiene que afrontar. Con ello quiero decir que, desde una conexión y reconocimiento hacia uno mismo y un conocimiento del concepto de la procrastinación, cada uno puede encontrar sus herramientas para romper ese estado, ese círculo vicioso de «negación»: Poner data límite, hacer ejercicios de relajación antes de la tarea que nos estresa para así «descondicionar», hacer esa tarea y recompensar nuestra conducta con alguna actividad o cosa que queramos, reestructuración cognitiva (darle otro significado a la acción que sea más funcional para uno mismo), etc.
Supongo que lo importante es encontrar ese equilibrio entre «No soy y Soy» y desde ese punto, afrontar la realidad, y a la mínima que se asome la pereza, saberla identificar y tener esas herramientas personales que me saquen de ese estado. Al fin y al cabo, esa Conciencia, solo aparece para hacerme un «favor» a mí misma…el de Vivir aún y tener miedo.
Gemma R
La desidia y la pereza son aspectos que todos hemos experimentado alguna vez en nuestras vidas. Estas nos pueden limitar, construyendo un muro que puede dificultarnos alcanzar nuestros objetivos y aspiraciones, generándonos frustración. A mi parecer, es importante tomar consciencia de cuándo las experimentamos y ver qué hay detrás de ellas. Este artículo, por otro lado, me ha ayudado a reflexionar que no hacer nada ya es una decisión que tomamos. Responsabilizarnos ayudará de esta forma a liderar nuestras vidas.
Maria Mercedes Aparicio Romero
Comparto plenamente la opinión de los autores mencionados en el artículo así como la de la Herminia Gomà, la pereza nos impide desarrollar la vida que deseamos vivir, es necesario encararse a ella con la fuerza de quien quiere ser dueño de su propia vida.
Como psicólogos hemos de confiar plenamente en que nuestro paciente tiene las capacidades necesarias para poder desarrollar una vida plena. Nuestro papel es ayudarle a descubrir sus propios recursos, a desarrollarlos y emplearlos de forma eficaz. Este trabajo requiere que el paciente se haga responsable de su propia vida.
La mayor de las libertades es la de ejercer el derecho a vivir la vida nuestra vida como deseamos hacerlo.
Marina Romero Llovet
M’ha agradat molt l’article en el sentit que et dóna la motivació necessària per plantejar-te »Què puc fer, ara que no estic fent res, per a passar a l’acció?». Molts cops utilitzem infinites excuses per permetre que la mandra ens segueixi controlant, per no haver de fer l’esforç de prendre les rendes i passar a l’acció.
Arrel de la frase de l’article »Hoy deseé hacer nada» , se m’ha plantejat una qüestió: i si el que vols, el aquell moment, és no fer res? A vegades, hi ha moments on el típic sentiment de culpa de no estar fent res no surt pas de no estar aconseguint els teus objectius, sinó de lo mal vist que està el fet de no fer res. Mentre que és molt important ser proactiu a l’hora de aconseguir els objectius que un es proposa, crec que és clau pel benestar emocional permetre’s un temps de no fer res. El voler no fer res, llavors, no s’hauria de confondre amb la mandra, sinó en la necessitat d’un espai per a descansar de les constants demandes de la vida, com ara la demanda de ser constantment proactiu.
Júlia Bartra Pallarès
És força adequat pel moment d’estat d’alarma que estem vivint. Va ser enriquidor llegir-lo, ja que, en aquell moment tenia un estat emocional similar a la desídia. I aquest article em va permetre identificar-la i poder modificar-la. Més endavant, em va semblar molt interessant indagar en el significat de la mandra, ja que, simbolitza l’abandonament d’un mateix, segurament a causa d’una por. Per a no afrontar allò que hauríem de fer o que en algun moment ens ha vingut de gust, perquè ens genera por. I em va semblar encara més interessant la vinculació amb el perfeccionisme que esmentes al final, ja que, li has posat paraules a un pensament que tinc des de fa temps. El perfeccionisme és l’impediment personal a no poder tenir errors i per això no afrontem situacions noves o que estan fora de la nostra zona de confort. I és important esmentar que la solució d’aquesta situació és trobar el punt d’equilibri personal i explotar el nostre potencial.
Adriana
Uno de los aspectos mencionados en este articulo y el cual considero de gran relevancia e interés, es la relación que se genera respecto al concepto de pereza y miedo. Después de leer el articulo y reflexionar sobre ello, estoy completamente de acuerdo con lo que este manifiesta. Personalmente, siempre he considerado que aquella persona que no se esfuerza es porqué no quiere, porqué aquello no le apasiona y, por lo tanto, no muestra interés. Verdaderamente esto no tiene porqué ser así. Aparentemente lo parecerá, pero en su trasfondo puede estar presente el miedo y inseguridad de no lograrlo, o no realizarlo según las expectativas generadas. El desafío hace referencia a una de las herramientas más poderosas para combatir esta pereza. Debemos de desafiarnos a nosotros mismos, no ser cobardes y afrontar nuestros miedos para poder lograr lo que nos proponemos. Además, también considero a remarcar otro de los motivos que generan dicho estado de ánimo. El significado de gratificación me ha permitido realizar un gran aprendizaje y observar que, en ocasiones, por el simple hecho de no obtener una recompensa de manera inmediata no lo intentamos. En este caso, creo que es importante no focalizarnos en el presente y mirar al futuro. Considero que cuando logremos el objetivo la satisfacción será mayor si ha habido una gran implicación y trabajo durante un largo periodo de tiempo que si, por lo contrario, no ha sido así.
Júlia Jané
Creo que este artículo es realmente interesante, sobretodo en la situación actual en la que nos encontramos. Al estar en casa todo el día, resulta más fácil que nos surja la pereza e incluso la procrastinación, que a mi parecer van de la mano. Desde mi punto de vista, ante la pereza se debe analizar que hay detrás de ésta. Es decir, si realmente se trata de falta de ganas de hacer o si hay algún tipo de miedo o de barrera que nos está frenando. También creo que la primera frase del artículo es muy representativa (¿Cuál es el mejor momento para plantar un árbol? Hace veinte años. ¿Y el segundo mejor momento? Ahora.), ya que, para mí, representa que nunca es tarde para hacer aquello que queremos.
Agata Tresserra
Me ha parecido súper interesante el enfoque de la disadia como lo opuesto a lo que realmente somos. También la relación entre esta y el miedo.
Muchas veces dejamos de hacer, y con ello, dejamos escapar oportunidades por miedo a afrontar una situación. Tomar conciencia de porqué “dejo de hacer” es el primer paso para cambiar de rumbo. Creer en nuestras competencias y habilidades hará que pasemos a la acción.
Marc Ventosa
La pereza se establece como rutina en esta sociedad y, de hecho, se educa como forma de afrontamiento a la vida, tristemente. Es muy interesante esta manera de ver la tristeza, como lo plantea este artículo, como un miedo a destacar y mostrar nuestro potencial en esta sociedad donde se señala y estigmatiza aquello que sobresale y difiere de lo «normalizado». Es triste darse cuenta de lo influyentes que son las masas y, más aún, cuando somos pequeños. Pero también es empoderador darse cuenta de esto y que solo nosotros podemos cambiar esto y afrontarlo diferente. Queda evidente que uno de los principales problemas en la actualidad es la desidia como alternativa válida en nuestras vidas. Me siento muy identificado con muchos de los comentarios de este artículo.
Anna Sanz
Este artículo no solo me ha parecido muy interesante y me ha sorprendido en su enfoque sobre la desidia y la pereza, sino que también me ha hecho reflexionar mucho. Hoy en día la pereza o procrastinación suelen estar presentes en la vida de las personas en alguna que otra ocasión, me incluyo entre ellas, y es por ello que me ha gustado poder entenderla desde un enfoque distinto que nunca antes me había planteado.
A veces me había preguntado por qué las personas seguían anclándose en ocasiones a la pereza y en procrastinar, cuando a menudo estas conllevan un malestar interno en la persona. Este artículo me ha hecho ver que a veces puede ser que estas sean una forma de enfrentarse al miedo, es decir, una estrategia para afrontar situaciones complejas, tener que tomar decisiones difíciles o asumir la responsabilidad de la propia vida de la persona.
Por otra parte, también me ha gustado mucho poder leer acerca de la importancia de la toma de conciencia, puesto que creo que es el primer paso para poder beneficiarnos de esta pereza y pasar a la acción, dejando atrás el miedo a ser nosotros mismos para que este no tome las riendas de nuestra vida.
Mar Canovas
Me ha parecido muy interesante la forma de entender la pereza que se plantea en este artículo. Como dice Herminia, la pereza va muy ligada a no asumir la responsabilidad de nuestra vida. No conectar con nuestro verdadero potencial: por miedo. Nunca me había parado a analizar en profundidad el origen de la desidia, que no deja de ser un desinterés frente a la vida como respuesta a una falta de confianza o valoración personal.
Sería interesante cuestionarnos en terapia por qué sucede esa falta de responsabilidad y fortaleza en uno mismo frente a las circunstancias de la vida, sobre todo si son adversas. ¿Por qué cedemos nuestro poder y caemos en una actitud pasiva frente a la vida? Supongo que la sociedad nos marca mucho con lo que debemos o no mostrar al mundo. Y así poco a poco nos vamos auto-limitando hasta que perdemos incluso la noción de nuestra responsabilidad frente a nosotros mismos.
Siento que en el momento que nos damos cuenta realmente del poder que tenemos frente a nuestra vida, y conectamos con el gran potencial y la capacidad que tenemos para cambiar la forma de vivir cualquier circunstancia, todo cobra un sentido nuevo. La forma de habitar el mundo se vuelve mucho más rica y estimulante. Ya que pasamos a ser sujetos activos de nuestras acciones y decisiones y sobretodo, podemos escoger con que actitud encarar cualquier circunstancia.
Blanca Torre
La pereza es algo que sin duda alguna, todo ser humano ha sentido en algún momento. Si nos paramos a reflexionar y a racionalizar lo que las personas sentimos cuando alguna cosa nos da pereza vemos claramente el tema de la gratificación, cuando la pereza manda en nuestras acciones preferimos hacer aquellas cosas que nos gratifican al momento, no actuamos por aquello que nos gratificará más allá de esto.
Cuando una persona es capaz de coger las riendas de sus acciones y trabajar por sus objetivos, se está liderando y cuando esto para, la pereza y la desidia no tienen lugar. Me parece un artículo muy interesante y que da a pensar a todas las personas ya que creo que como he mencionado, todos nos podemos sentir perfectamente identificados, y muchas veces no le damos la importancia que tiene al hecho de vencerle a la pereza.
Mònica Sagnier
Relación «miedo-pereza»… tiene mucho sentido… El miedo a no conseguir lo que deseamos nos paraliza, pero tomar consciencia de nuestro potencial nos puede dar ese impulso mágico, esa fuerza que necesitamos para confiar, para visualizar nuestra capacidad de desarrollo.Vencer el miedo no es tarea fácil, suele estar muy vinculado a heridas profundas, por ello no siempre es suficiente el «darse cuenta», pero si es el primer paso, muy necesario para poder trascender nuestras limitaciones. Hemos de tomar las riendas, aceptar nuestra responsabilidad…como dice el artículo, nuestras motivaciones tendrán un papel destacado en esta contienda, por ello quiero resumir esta idea en esta frase: «El que algo quiere, algo le cuesta» así que: Conecta con lo que quieres, mírate, escúchate y fíjate lo mucho o poco que es para ti tu objetivo. Esto puede ayudar a trascender la pereza (el miedo).
Janna De Losada
Procastinar, crec que és un dels principals plats del dia i el més perillós en aquesta època de confinament! 24 hores del dia, 7 dies de la setmana tancat/da a casa, amb tot el dia per davant i coses a fer. Aquí es posarà en pràctica la capacitat de cadascú/na de fer allò que hem i volem fer, sense deixar que l’excusa del temps guanyi. I m’agradaria resaltar la vinyeta de la Mafalda que diu: «La de gente que habrá haciendo cosas importantes mientras yo estoy aquí tirado!», perquè és un pensament que segurament recorrerà molts caps aquests dies.
Sara Elizabeth Olivares Puelles
Asumir la responsabilidad de nuestra vida. Algo que nos parece muy lógico, pero que al mismo tiempo evitamos o retrasamos. La desidia vista como pereza y miedo, nos atrapa, nos limita y nos hace sentir vulnerables ante nuestra vida. Al parecer nos gusta sentir que tenemos el control de nuestra vida, pero no nos gusta tomar decisiones.
Esto me recordó cuando empecé a tocar el violín, los primeros pasos son difíciles y sientes que jamás lo conseguirás, en ese momento pensé «quiero saberlo tocar sin practicar», y muchas veces actuamos así, queremos que todo salga como queremos sin poner nuestro esfuerzo o decisión.
Aina
M’ha semblat molt interessant poder reflexionar sobre la desídia i la mandra ja que hem sembla el primer pas per poder fer una presa de consciència i caminar cap a una altre direcció.
He trobat força interessant la relació entre desídia i por. Por a fallar, a no estar a l’altura, por a no ser perfecte, considero molt alliberador poder reconèixer i acceptar que la perfecció no existeix. No es tracte de ser perfecte si no de fer les coses el millor que podem. Fer – les amb esforç, amor, dedicació, passió i sent conscients que tot, al cap i a la fi, són aprenentatges que ens permetran actuar i afrontar la següent situació amb més coneixement i més amor cap a nosaltres mateixos. Vèncer aquelles situacions que ens costen i ens fan respecte és essencial per aprendre de nosaltres mateixos.
Al final, per mi, un dels objectius que em marco és poder ser el més conscient possible sobre el que hem passa, que sento, qui sóc, que vull i per què actuo de determinada manera ja que això em permetrà ser més lliure i poder liderar la meva vida des de l’amor i el saber.
Maura
Me ha apasionado este artículo y nunca había estudiado una opinión como esta sobre el tema, impresionante
! Saludos
Mar López
Me parece muy interesante ver como tras la pereza se oculta el miedo a veces no ser capaz de lograr un objetivo e incluso también a llegar a conseguir-lo. Como explica Frankl, en su libro «En busca de sentido» es necesario desarrollar la responsabilidad para con nuestra existencia para poder alcanzar la libertad y dar-le un sentido, y esto significa aceptar nuestro miedo y confiar en nuestra capacidad para superar-lo en cualquiera de las formas que se manifieste, desidia, pereza….
Excelente articulo para la reflexión!
Irene Gutiérrez Coranti
Este artículo me ha hecho reflexionar y sobre todo me ha hecho querer romper mi relación principalmente con la pereza, la desidia y la procrastinación. Estos enemigos que acechan día día incluso actividades tan sencillas como “voy a dedicarme cinco minutos para mí” y me ha hecho pensar en las trabas que nos vamos poniendo y, realmente, es aquí donde estos conceptos nos acechan y entran en juego con excusas o con ese famoso “ya lo haré luego”. Creo que lo peor de todo es cuando se ponen de acuerdo la pereza y el miedo; qué relación tan tóxica! Me ha parecido muy interesante el concepto no gratuito de “liberación” ya que si rompemos con esta combinación del miedo y pereza, podemos llegar a un nivel de empoderamiento y poder de decisión que nos puede llevar a donde uno quiera y creo que en eso se basa la libertad y es un factor clave para la autorealización.
Me ha parecido muy interesante enfocar y coger las trabas que incluso nos “autoinculcamos” para transformarlo en oportunidades y hacernos dueños de uno mismo.
Susana
Excelente artículo Herminia! La pereza, la procrastinación, la desidia…, al fin y al cabo detrás de cada una se encuentra la misma definción. Quizá nosotros, como humanos, hayamos acudido a estos «términos» para desviarnos de los «quehaceres», ya sea de manera inconsciente, o por miedo a no saber enfrentarnos a esa situación / tarea. El miedo es humano, pero cuando el miedo nos paraliza a hacer «algo», como bien dices, le estamos dando el protagonismo a lo externo, y perdemos nuestro liderazgo, de que al fin, somos los dueños de nuestra vida, los únicos de podemos liderar nuestras circunstancias y reveses, y somos los únicos que podemos liberarnos de ello, siendo conscientes de que podemos, de que somos capaces.
Por lo tanto, creer que es posible, aceptar las adversidades como oportunidades para crecer y ser más fuertes, y saber que en última instancia, somos los únicos responsables de nuestra vida, es un punto de partida para dejar a un lado la desidia y la pereza.
Gracias!
Irene
Estaba leyendo este articulo y me dado cuenta que la desidia está detrás de nuestras decisiones de postergar asuntos, tareas o situaciones que en cierto modo nos dan miedo. La pregunta que nos podríamos hacer es para que postergarmos? Lo primero que te viene a la cabeza es que te da pereza hacer algo, entonces tu misma te etiquetas diciéndote “que perezosa eres, por no hacer esto, como no me apetece lo haré mañana u otro día”, de manera que, prefieres por ejemplo emplear ese tiempo en ver la televisión que hacer cierta tarea que te da pereza o no quieres hacer. Me ha parecido muy interesante este artículo porque me ha hecho reflexionar bastante “que el tiempo hay que aprovecharlo y para que dejar de hacer una cosa ahora si la tendrás que hacer otro día”. En esta vida tendremos que pasar todo tipo de situaciones que tendremos que afrontarlas de la mejor manera posible, ya que escondernos detrás de un problema por miedo a no afrontarlo no nos sirve de nada, sino que aún nos ocasiona más dolor y frustración con nosotros mismo.
Sergi Montells
Procastinar, desidia, pereza, han salido varios sinónimos de entre los comentarios de los compañeros. Realmente si no somos consicentes de nuestra visión, si no estamos alineados con nuestro propósito vital, no conectaremos con esa motivación de hacer lo que nos gusta.
Una persona con desidia, con pereza, es una persona desconectada de lo que un enfoque teleológico propondría.
La disciplina es muy importante, tenemos muchas emociones como seres humanos, muchos malos hábitos también que nos hace falta “dominar” para poder conseguir el potencial que tenemos como seres humanos y alcanzar la visión que nos proponemos.
¡Gracias por estas reflexiones!
Júlia Coll Pons
L’article m’ha semblat força interessant. Un tema que afegiria en el tractament de la mandra o desídia, que hem vinculat a la por, són els autoenganys o excuses que les persones ens posem per donar sentit a l’abandonament de les nostres responsabilitats o somnis de futur. Ben cert és que la recompensa per convertir-nos en la millor versió de nosaltres mateixos mai no és immediata i que cal invertir temps i esforç en aconseguir-ho, a diferència del que succeeix amb moltes activitats en les quals el nostre comportament és passiu.
Com bé vàrem aprendre, apuntem a l’agenda allò que realment ens aproparà on volem anar? Moltes vegades tinc una idea vaga d’on vull anar. Crec que falta tenir molt clar aquest punt ja que quan hi ha una visió i una convicció, és quan han brillat totes les potencialitats, la força de voluntat, la capacitat d’organització i, en definitiva, tot allò que ens apropa a la visió. En canvi, quan la idea és vaga i “sí però… no sé”… quin sentit té invertir temps en segons què. Sigui com sigui, però, hi ha una recompensa immediata en el fet de fer el que s’ha de fer. De vegades no sabem què és exactament això que s’ha de fer, però sentim que ho hem fet perquè malgrat potser no ens envaeixi una sensació d’alegria, tenim una sensació de pau. No us ha passat que de vegades us sentiu malament després de mirar la televisió tota una tarda? O dedicar un munt de temps a les xarxes socials? Si poguéssiu tornar enrere, què hauríeu fet diferent? Amb què hauríeu ocupat el preciós present, l’ara i aquí? Quin és el motiu que us ha impedit fer-ho?
Víctor Frankl, a través de la logoteràpia, ens ensenya que l’amor és al centre. Comencem per estimar-nos a nosaltres mateixos i estimar els altres. Si ens estimem, possiblement abandonarem la mandra i ens procurarem el coratge i força de convertir en realitat els nostre somnis, desenvolupant tot el nostre potencial i arribant a liderar les nostres vides.
Estic liderant la meva vida? O em poso jo mateixa obstacles, dissenyo excuses, posposo… Fins quan? La pregunta clau és fins quan? Sempre demà, i demà i demà, el proper dilluns, la setmana qui ve, el mes que ve… Si volem agafar les rendes de la nostra vida, hem de començar avui. Ara mateix. Aquí.
A continuació deixo algunes frases de Vicktor Frankl per a reflexionar:
“Viu com si ha estiguessis vivint per segona vegada i com si la primera vegada ja haguessis obrat tan desencertadament com ara estàs a punt d’obrar”
“El que de veritat necessitem és un canvi radical en la nostra actitud cap a la vida”
“L’home que es fa conscient davant l’ésser humà que l’espera amb tot el seu afecte o davant una obra inconclusa no podrà mai tirar la seva vida per la borda. Coneix un “per a què” de la seva existència i podrà suportar quasi qualsevol “com”.
Quin és el nostre per a què?
La disciplina ens dóna llibertat.
FABIOLA MARTIN DUQUE
Por un lado me quedo con la relación que hace Nietzsche entre miedo y pereza. ¿O sea que detrás de la pereza y la desidia está el miedo? ¿Miedo a qué? ¿Miedo a quién? ¿A afrontar nuestra realidad? ¿A salir de nuestra zona de confort? ¿A hallar respuestas incómodas?
El miedo no es bueno ni malo, depende, es contingente. Hay situaciones en las que el miedo puede ser un gran motivo que te lleve a la acción y otras en cambio que te lleve a estar paralizad@. En este último caso es donde entraría en juego la desidia, la procrastinación, la pereza…. ¿y quien no ha caído nunca en ellas? Es humano, ¿no? Si, claramente, pero… como lo poco gusta y lo mucho cansa… si ese es tu estado habitual no podrás conseguir tus objetivos vitales y sin duda una sensación de insatisfacción profunda te llegará a embargar.
Además, dejarte llevar por la desidia te aleja de tu esencia, de quien eres en realidad, de tu verdadero SER, no te permite conseguir tus metas y te coarta la libertad.
Al final siempre Frankl me viene a “rescatar” de mis divagaciones… Si quiero liderar mi vida, si quiero conseguir mis objetivos y mis sueños más allá de las circunstancias, siempre puedo ejercer la última de mis libertades, la de elegir por mi misma mi propio camino, por tanto, si conecto con la pereza y se me apodera de mi el “premio cortoplacista”, recordaré de nuevo a Frankl, procuraré tomar conciencia y preguntarme ¿de qué manera este “modus operandi” te acerca a tu objetivo de ser coach/de liderar tu vida?
Ni miedo ni pereza ni vergüenza.
Ana Sánchez Castillo
Fantástico artículo Herminia, enhorabuena!
“La desidia puede ser una forma de falta de confianza o de valoración personal”. Totalmente de acuerdo. Muchos de nosotros aprendemos que movernos duele. Movernos implicará hacer cosas y estas cosas, acciones, nos pueden salir mal, podemos equivocarnos y eso provocará críticas de otros y de nosotros mismos. No moverse es una forma de minimizar este riesgo. Inconscientemente creemos “cuanto menos haga menos podré equivocarme”. El problema es que esto no es la solución, no nos hace felices y para colmo, lo poco que hacemos puede salirnos mal de todos modos! Creo que hay que aprender a asociar “movimiento” con cosas positivas como “valor” y “error” con “aprendizaje” y “mejor resultado la próxima vez”, ya desde niños.
Y ya de adultos la solución pasa por responsabilizarse de nuestras propias circunstancias, salir del rol de víctima que nos lleva a culpabilizar a los demás y a las situaciones de nuestros males. Las circunstancias pueden ser adversas, sí, pero yo voy a sacar lo mejor de ello. No estoy a la merced de las olas, manejo la vela y dirijo mi barco a donde yo quiero.
Joan Ferran
Yo siempre había pensado que la pereza, o la falta de iniciativa, era algo intrínseco a la personalidad. Este artículo plantea una visión distinta, la pereza es una actitud y como tal puede cambiar. Nos plantea la pereza como una consecuencia de… consecuencia de un miedo, de no saber ver un beneficio a largo plazo o bien el no querer ser diferente. He de confesar que no lo había visto de esta forma. Es curioso ver como el no querer ser diferente y el no ver los beneficios a largo plazo, son dos clásicos de las etapas adolescentes (tengo una hija en esta etapa). A mí me resulta difícil en el rol de padre hacer ver a nuestros hijos que estos dos factores pueden estar limitando su potencial y por tanto condicionando su futuro.
Recuerdo un amigo mío que en la escuela sacaba malas notas y decían es que ‘no le gusta’, es que ‘es perezoso’, hoy en día es propietario de varias empresas, para mí un modelo de iniciativa e innovación en términos de nuevos productos etc. Muchas personas a las que llamamos perezosos también lo son por falta de motivación, no han encontrado ‘que es lo que me mueve’.
Me quedo con que una persona que pueda tener pereza, mediante un proceso de coaching podrá identificar ese elemento ‘bloqueante’, tomar consciencia y poder pasar a la acción. Gracias Herminia por este artículo, me has proporcionado una visión distinta que te agradezco.
Irene Palacios
Este es un artículo particularmente interesante porque nos habla de la parte antagónica, que puede ser la diligencia, la disciplina y la determinación. ¿Tendría sentido hablar de éxito o de excelencia si éstos no están activos? Que la emoción poderosa del miedo puede bloquear nuestra capacidad de desempeño para conseguir lo que queremos y esto es lo que actualmente se llama procrastinación.
Me ha sorprendido la mirada de como la sociedad y el entorno pueden generar heridas emocionales que desencadenen desidia por el miedo al rechazo o no incluirse en el sentimiento de pertenencia. Creo que porque me ha resonado y me está haciendo pensar en ello por recuerdos dormidos.
Me ha encantado tu frase de cierre, el amor es la “pomada mágica que lo cura todo”: “El amor al otro y a lo que hacemos son sólidos pilares sobre los que construimos la esperanza y el sentido de la vida que nos alejan de la pereza y la desidia y nos dan la sensación de satisfacción con nosotros mismos y con lo que estamos haciendo”.
Me quedo con: ejercer la capacidad y libertad de elegir, responsabilidad y el 9º pilar de Covey ( EL HÁBITO) a través del Coahing Teleológico como parte clave.
Gracias Herminia por hacernos reflexionar y por los ejemplos que enriquecen y aclaran.
RAQUEL GARCÍA
En mi caso, siempre he intuido que utilizaba la pereza como una manera de autoboicotearme, de frenarme por alguna extraña razón que nunca había llegado a entender. Ahora después de leer el artículo he aclarado mucho la incógnita. Para mí era realmente incongruente el que me atrasara en la entrega de trabajos cuando me considero, siempre lo he sido, muy trabajadora y perseverante, y acostumbrada a hacer sacrificios. El problema que arrastro desde hace tiempo es que me he estado planteando las cosas en blanco o negro: “o lo hago perfecto… o entonces no vale la pena hacerlo”. Y claro, como perfecto no hay nada en esta vida, siempre me he visto arrastrada por mis propios pensamientos negativos a dejarlo para el final, con la merma en la autoestima que eso conlleva.
Supongo que de lo que se trata es de ir haciendo sin la presión de tener que hacerlo “perfecto”, porque si lo tengo que hacer perfecto, nunca estaré lo suficientemente preparada y lo dejaré de nuevo para otro día cuando las circunstancias ayuden más. Está claro que hasta ahora he estado cediendo mi poder a mis circunstancias y mis sentimientos: “Es que hoy mis hijos/ mis padres / mi hermano, etc. me necesitan”, “es que hoy no me encuentro bien”, “es que he salido muy tarde del trabajo”, “es que anoche no dormí bien”, “es que hoy no he comido bien”… bla, bla, bla.
Ahora que he tomado conciencia de la raíz de mi problema con la procrastinación, me comprometo a recuperar mi poder y a trabajarme la disciplina, que no es otra cosa que creer en mí y en mi potencial para conseguir grandes cosas.
¡Gracias Hermínia!
Aida
Sin duda este artículo me ha servido para tomar conciencia de cuanto nos llegan a limitar nuestros miedos!! Realmente posponemos muchas tareas y nos autoengañamos porque en el fondo lo que sucede es que tenemos miedo al fracaso, miedo a que las cosas no salgan como nosotros habíamos imaginado.
Hemos de ser valientes y enfrentarnos a estos miedos, ahí está la clave para liberarnos de ellos de una vez por todas!
Me ha causado un gran impacto la frase: “Somos víctimas pasivas de nuestras circunstancias!”.
Así que si algo queremos que cambie vayamos a por ello, lo único que va a caer del cielo es la lluvia!
Gracias por esta dosis de motivación Hermínia!
Por cierto mientras mis amig@s están en la piscina, yo ando aquí haciendo blogs… bien, vamos superando a la desidia!!
Aquí os dejo con un video sobre la procrastinación, con un toque de humor:
https://www.youtube.com/watch?v=3NVT2u-sep8
Sara Berrocal Valenzuela
Me sorprende este artículo gratamente. Soy una rival de la desidia en todos los sentidos y todas sus formas. No soporto “dejar para mañana lo que pueda hacer hoy” y si lo hago siendo consciente de que ha sido pura pereza, me siento mal. Por lo que siempre aprendo del error. La pereza no puede adueñarse de nuestra vida. Pensemos que la vida es única, que el tiempo que pasa en este instante nunca se recuperará. Es importante hacer todo lo que deseemos, todo lo que se nos ocurra que creamos que puede ser beneficioso para nosotros mismos y para el mundo.
Pero también es cierto que hay veces que decidimos no hacer nada. Pero ya estamos haciendo algo, hemos tomado una decisión que es no hacer nada porque es lo que en este momento necesitamos para encontrar esa sensación que queremos sentir y que nos va a aportar eso que deseamos.
Tampoco debemos cerrarnos a la idea de no hacer las cosas en el momento, quizás no sea el momento y no debemos cuestionarnos por ello. Si es lo que hemos decidido por algo será. Siempre que no nos arrepintamos será bienvenido.
La responsabilidad de vivir está en uno mismo, al igual que la de encontrar la solución a las incognitas que nos planteamos.
Rosa Mari
La verdad es que leyendo el artículo, he visto mi reflejo. Mis miedos a hacerlo mal, mi falta de confianza y creer tener todo el tiempo del mundo, provocan que cuando tengo que hacer una tarea, con demasiada facilidad mantengo un dialogo interno en el que la palabra reina es “MAÑANA“, mañana lo haré” , mañana estaré más despejada, mañana tendré más tiempo,… mil y una excusas que acaban convenciéndome que es mejor postergar dicha tarea (https://www.youtube.com/watch?v=DhTkuwqU6vQ ). Siempre surgen cosas que parecen ser más gratificantes que dedicar mi esfuerzo a un objetivo que nadie me está exigiendo antes de una determinada fecha. Lo realmente lastimoso es que detrás de un mañana va otro mañana y otro y… y la tarea se acaba realizando tarde y de forma rápida con todas las connotaciones que a menudo acompaña al trabajo realizado con prisas.
A lo largo de este año he tomado conciencia que todo esto me pasa por tener un mal hábito, como dijo el escritor francés Jules Renard: “La pereza no es más que el hábito de descansar antes de estar cansado.” y por no tener claro mi propósito de vida. Tengo la certeza que cuando hay una motivación para conseguir un objetivo, sabes que camino quieres recorrer; caminar es más fácil y agradable. No quieres correr, quieres hacerlo bien, quieres disfrutar paso a paso, tienes un para qué, una razón que ella misma no te permite “EL NO HACER”. No te angustias pensando que debes de comenzar y no comienzas, la pereza desaparece y descubres que cuando antepones una excusa para no hacer una tarea, te estás desviando de tu camino, de tu propósito, Automáticamente el diálogo interno cambia y en lugar de decirme “mañana”, me digo “ahora”. Sé que tengo y debo usar el don de la voluntad independiente y depende exclusivamente de mí el decidir hacer algo aun cuando en el fondo me da pereza y mi diálogo interno grita tratando de convencerme.
Comparto es estas dos citas que para mí son significativas:
“Los perezosos siempre hablan de lo que piensan hacer, de lo que harán; los que de veras hacen algo no tienen tiempo de hablar ni de lo que hacen.”Johann Wolfgang Goethe
«La persona de éxito tiene el hábito de hacer las cosas que a quienes fracasan no les gusta hacer […]. No necesariamente le gusta hacerlas. Pero su disgusto está subordinado a la fuerza de sus propósitos.» Stephen R. Covey
Aquí os dejo un divertido video donde se refleja de forma irónica las muchas actividades que con muy buena intención comenzamos pero…
https://www.youtube.com/watch?v=TYCz02Nn8OA
Mönica Morales
Investigando un poco sobre los términos, a mi parecer:
La pereza, uno de los siete pecados capitales, y uno de los vicios de nuestra era, tiene que ver con la negativa a enfrentar tareas que se perciben como arduas. Es un defecto de la voluntad y se corrige, precisamente, mediante el cultivo de hábitos. La pereza es ese instante en un domingo cuando decides no levantarte temprano para ir a hacer ejercicio. Puedes quedarte plácidamente acostado en la cama… y justo eso es lo que haces.
La desidia tiene que ver con posponer las cosas. No es sólo no enfrentarlas, sino el enviarlas para un «futuro cercano incierto»… su raíz está en la pereza, Soy desidioso cuando estoy buscando un trabajo, y a pesar de saber que es muy fácil lograrla, prefiero postergar ese «pequeño detalle» que me falta, para otro momento…
La procrastinación tiene que ver directamente con el estrés, con nuestra auto-estima, con el hipotético «daño personal» antes que el «daño objetivo real»… Le tenemos miedo a las situaciones que nos ponen a prueba… Pero sobretodo, le tenemos miedo al éxito, y la mejor forma de no tener que enfrentar actividades que pudieran comprometerme en ese sentido es «convencerme» de que hay algo «muy importante» que debo seguir haciendo primero… En efecto: la Procrastinación es una manifestación del Auto-Sabotaje.
Paula Folch
Toda nuestra vida entre dos polos, el ego y nuestro ser. Ayer leía a Pablo Arribas, un historiador y periodista que se dedica a divulgar desarrollo personal. En uno de sus artículos me recordó la frase de ahora no recuerdo quién que decía que es nuestra luz y no nuestra oscuridad la que nos asusta. A pesar de ser una frase célebre que hemos oído muchas veces, aún me resuena en mi interior. ¿Qué dice de mí? Pues lo comparto con vosotros.
Empiezo con algo que dijo Bucay que debemos tener un amante, todos y cada uno de nosotros. No tiene por qué ser un vínculo emocional romántico, puede ser tu profesión. Este es mi caso. Un propósito mayor que me trasciende y me guía, como si de una brújula se tratara, mi misión. Añadiendo la aportación de Viktor Frankl sería como «el cumplir con las tareas que la vida asigna a cada individuo». A pesar de mi juventud desde que tengo consciencia interna siento esta llamada en mi interior que no puedo plasmar en palabras, lo percibo en forma de sensación. Este es mi norte y mientrastanto, ir deshaciéndome de las ataduras que me impiden explotar al 100% mi potencial para ser la profesional que quiero ser. Hace un tiempo atrás hubiese dicho «para llegar a ser la profesional que quiero ser», ahora no, me he dado cuenta que mi poder interior ya lo estoy ejerciendo desde el momento que decido revisar y cuestionar todas las partes de ego que me impiden vivir desde mi luz.
La proyección al futuro parte de la premisa que hay una falta en el presente. Aquí y ahora tenemos a nuestro alcance todos y cada uno de nosotros la verdad, aquella que nos inspira y nos conecta a vivir desde quienes somos.
La llamada interna que la vida asigna a cada uno de nosotros conlleva una gran responsabilidad y es un compromiso personal la elección que hacemos.
¿Para qué esperar a movilizar las necesidades internas?
No hay desidia que pueda al verdadero amor.
La conquista personal empieza con nuestra elección. A seguir creando.
María Boggiero
¡Qué bueno el cambio de foco en el entendimiento de la desidia!, el pasar de “la etiqueta” a la causa real, de la pereza al miedo de ser, dota de poder al cambio, lo hace transitar hacia quién quiero ser con mucha más efectividad.
Deseo de SER se transforma en acción, cuando comprendemos y concienciamos que nadie respira por nosotros, pues efectivamente somos los creadores de nuestra propia experiencia vital. Abandonar una oportunidad (desidia) o añorar una oportunidad (deseo) son sinónimos de congelamiento, siento que de alguna forma es con el coraje, la acción del corazón, que devolvemos la forma natural al sueño para poder crearlo en la “realidad”. De ahí la tan certera afirmación de Viktor Frankl, “…en esencia, la respuesta está en el amor y se produce a través del amor”.
Es en la búsqueda de vivir plenamente, que nuestro cliente se acerca a nosotros, y recojo la recomendación para la praxis profesional del coaching teleológico a partir de la obra de Nietzsche, el trabajo de despliegue del coach es en dos direcciones, la propia, cultivando nuestro carácter para lograr una armonía interior que nos permita desarrollar nuestro propio ser, y la del cliente, reconociendo las cualidades y talentos particulares del mismo y dirigiendo el proceso al despliegue de su enorme potencial.
Gracias Herminia!!!
Gala Guasch
Me ha gustado mucho hacer consciente de que tras la pereza hay el miedo a ser nosotros mismos en nuestra esencia, es decir que nos castigamos con la desidia por nuestra cobardía, por lo que renunciamos a desarrollar todo nuestro potencial y por lo tanto nos privamos de autoliderarnos. De esta manera tendremos que tener coraje para conectar con la libertad y la responsabilidad para así empezar a aceptar esa parte nuestra que no dejábamos salir a la luz por no saber regular correctamente las emociones asociadas.
Vivimos en una sociedad cortoplacista donde el ritmo de vida está capitaneado por el consumismo influido por una cultura que delimita el tiempo como variable imprescindible a tener en cuenta, se requieren soluciones inmediatas para cualquier conflicto rutinario y se crea la obsesión de “no perder el tiempo”. De aquí que muchas empresas ofrezcan al cliente el menor tiempo posible de espera y prestación. Lo queremos todo inmediatamente y con estas costumbres crece el egoísmo.
La pereza va ligada entonces a acciones con resultados a largo plazo en las que hay que conectar con la paciencia, con el para qué y el sentido que tendrá la acción en un futuro, más que en la tarea misma. Aquí sería interesante añadir los cuadrantes de urgente-importante ya que seguramente las cosas que nos den pereza hacer estarían en el cuadrante II de no urgente, pero importante, de aquí el “no viene de un día” y lo vayamos postergando, sin darle prioridad a medida que pasan los días. Por otro lado, las acciones de escape para desconectar con lo que nos da miedo estarían en el cuadrante IV de no urgente y no importante. En este caso podríamos reconducir al coachee con preguntas del tipo ¿qué tendrás que priorizar?, ¿para qué lo harás?, ¿con qué valores conectarás?, ¿esta decisión te acerca o te aleja de tu meta?, ¿qué consecuencias tendrá esta decisión?, ¿a qué tendrás que decir que no?, ¿qué necesitas para pasar a la acción?, ¿qué pasos vas a hacer tras tomar esta decisión?…
cristina espallargas
El tema de la pereza o desidia es para mí un tanto ambiguo, es como si lo viese cubierto por un espeso velo, me cuesta de captar, me cuesta imaginar alguien que no hace lo que desea en la vida por pereza. Es posible que sea un tema que me resuene tanto que no sepa por donde cogerlo, no descarto esa posibilidad. Mis momentos de pereza, que los tengo, y de forma cíclica, los relaciono más con la falta de motivación. Habría que ver que hay detrás de la falta de motivación. En cualquier caso, la pereza se me parece un problema puntual, ceñido a unas circunstancias, se me hace difícil verlo como un problema permanente para una persona.
La variante de procrastinación me resulta más familiar, es una circunstancia que vivo más a menudo. Me parece muy plausible que la procratinación sea una estrategia que esconde un miedo detrás, y veo clara la conexión de la pereza con el perfeccionismo, con el miedo a “no ser perfecta”. Creo que el tema se merece una buena exploración por mi parte, va a estar entre mis prioridades en los próximos meses.
En lo que estoy completamente de acuerdo es en que “el amor al otro y a lo que hacemos son sólidos pilares sobre los que construimos la esperanza y el sentido de la vida que nos alejan de la pereza y la desidia y nos dan la sensación de satisfacción con nosotros mismos y con lo que estamos haciendo”.
Gracias Herminia por esta ocasión para reflexionar y explorar.
Amy Mantilla
Se me hace súper interesante leer sobre este tema ya que suelo ser una de tantos que se hallan aplazando cosas por pereza a realizarlas en el momento. Este artículo me ha servido para comprender lo que se esconde detrás de la pereza, algo que jamás hubiera considerado como el miedo, sin embargo siento que tiene mucho que ver y que quizás yo misma haya sido víctima de este miedo irracional varias veces. Creo que la procastinación también podría deberse a la falta de motivación, o falta de energía del individuo. Puede que el individuo procastine sólo con cosas que no son de su interés, mientras que otras cosas que si le gusta lo motivan a terminarlas más rápido y a concentrarse más en ellas. Pienso que este tema puede traer tantas cosas por detrás, más de las que se han mencionado en el artículo, porque es utilizado como una herramienta o mecanismo de defensa, todo depende de la persona y sus circunstancias. Sin embargo, creo que no siempre se lo debería vincular como algo malo, porque podría también servir como una especie de escape del estrés de la persona, siendo este momento de pereza el que lo mantenga cuerdo y en sus cabales. Claro que si ya se vuelve un hábito muy común en la persona, podríamos decir entonces que esa persona necesita ayuda porque su actitud no lo llevará a nada bueno. Como he dicho anteriormente, la pereza es un tema del cual se pueden sacar muchas cosas, y hasta que no sepamos realmente qué sentimiento está vinculado a su existencia, no podremos hacer mayor cosa para ayudar. Porque lo importante es atacarlo de raíz para resolver problemas internos que se han quedado flotando y así poner fin a ellos de una vez, para que la persona vuelva a sentirse capaz de lidiar con sus responsabilidades sin ningún estorbo.
FELIPE ATEHORTUA
Nunca hubiera relacionado la pereza, desidia y/o procrastinación con miedo, me he sorprendido a mí mismo pensando con ese punto y tomado conciencia de cosas que estoy haciendo sin saber porque.
Cuando no focalizo mis fuerzas para conseguir lo que quiero, lo que deseo, mi objetivo, puedo entender que en parte es pereza, desidia o procrastinación en eso en concreto, a pesar de esta ocupado al 100% el resto del día haciendo muchas cosas, creo que lo hago para poder decir “no tengo tiempo en centrarme en eso, estoy muy ocupado”… no nos mintamos, si realmente es mi objetivo, mi sueño, mi deseo, realmente no tengo tiempo de luchar por él? Puede ser que me de miedo fallar el intentarlo? Que mis círculos sociales no lo entenderán y puede que me quede solo? Si, ahora ya estoy en fase “montarme la película” porque realmente lo que tengo es miedo… aún no sé a qué, pero acabo de encontrar una emoción potente que puede que estuviera en mí desde hace mucho y no la había identificado aún.
Ahora tengo trabajo por delante, vamos a tomar conciencia y a trabajar en ello para poder conseguir ser poco a poco la mejor versión de mi mismo.
ANNA GIRBAU MORENO
Al leer el artículo he conectado con los propios talentos de cada uno, y cómo estos pueden ser ensombrecidos por culpa de la pereza. Ésta nos roba nuestro tiempo para dedicarnos realmente a lo importante para nosotros y para lograr nuestros objetivos. Si nos dejamos llevar por la pereza o las emociones del momento de desgana, nunca conseguiremos lo que queremos, ya que estaremos priorizando lo que nos apetece en el momento en lugar de priorizar aquello que realmente deseamos y nos motiva a seguir adelante. Para saber qué queremos priorizar es muy importante primeramente tener nuestro objetivo en mente, y el sentido que tiene éste para nosotros, ya que será lo que nos impulse cada día a levantarnos y hacer lo que nos hemos propuesto, o los pasos a seguir para alcanzarlo, y por otro lado, estar centrados en el momento presente, y en aprovechar cada minuto de nuestro tiempo, siendo la mejor versión de nosotros mismos, sin pensar, que ya lo haré mañana o luego. Ya que esto te lleva a perder muchos momentos a lo largo de la semana, y al final, estás perdiendo vida.
A veces puede ser que tengamos miedo a conseguir algo, o más que conseguir algo, diría que es a perder algo que en nuestra zona de confort tenemos, y ahí donde estamos, nos sentimos seguros, a pesar de querer algo más, al menos no perdemos. Y esa sensación de incertidumbre sobre lo que pasará una vez logre lo que quiero, cómo estaré, quién seré y qué tendré, nos impide pasar a la acción, poniéndonos excusas de que no es el momento, que hay otras cosas por hacer o quizás que estoy “bien” como estoy.
Pero hemos de vencer el miedo a los cambios futuros, conectándonos con la persona que queremos llegar a ser, desde el amor y respeto hacia nosotros mismos, seremos capaces de actuar y hacer que las cosas pasen. En lugar de dejarnos llevar por las circunstancias de la vida, y que nos sintamos los figurantes de nuestra vida, en lugar de los protagonistas.
Conozco una persona cercana que es muy capaz en muchas áreas de su vida, pero que por circunstancias desde su infancia le han hecho sentir menos de lo que realmente es y ahora tiene una gran falta de confianza en sí mismo a hacer cualquier cosa, ya que no se valora por sus cualidades, debido a que en su juventud nadie le potenció sus capacidades. Sus amigos le empezaron a tachar de vago, y ahora en su adultez se esconde bajo el desinterés, la desgana, y la despreocupación, cuando en el fondo se sentiría muy reconocido si pudiera sacar a la luz todo lo que es capaz de hacer.
Creo que nuestro talento sólo puede ser visto gracias a nuestra voluntad, el querer mostrarlo, pero tener un talento no significa tener éxito, se requiere mucho trabajo para potenciarlo, y para ello se precisa de disciplina, determinación, implicación y horas de trabajo, que si te puede la pereza pensando a corto plazo y no a largo plazo, el talento jamás será perfeccionado y acabará siendo algo, que se te da bien, pero no eres un experto.
Acudir a la pereza para no afrontar situaciones que requieren un cambio o movilización de la zona de confort es la estrategia más fácil para hacerle caso a nuestro propio miedo. Debemos tomar la iniciativa, apoyándonos en nuestros recursos internos, confiando en nuestras cualidades para movernos y hacer que las cosas pasen.
Para ello el coaching teleológico puede ser de gran ayuda, por un lado para que la propia persona vea sus propias cualidades y a través del fortalecimiento de la autoestima pueda sacar a la luz su potencial. Y por otro, para hacerle ver sus propios recursos internos, a través de la construcción del propio liderazgo personal, para afrontar las dificultades con las que se va a encontrar a lo largo del proceso.
Del artículo, me quedo sobretodo con la frase del V. Frankl “vivir significa asumir la responsabilidad de encontrar la respuesta correcta a los problemas que ello plantea y cumplir las tareas que la vida asigna continuamente a cada individuo”. Sólo nosotros desde nuestro liderazgo, podemos elegir en cada momento qué hacer y a qué hacerle caso, si a la situación o emoción del momento, o a aquello que da sentido a nuestra vida, a la brújula que hemos marcado como nuestro camino a seguir, para ser nuestra mejor versión.
Raquel Gómez
Me ha parecido un artículo muy interesante. Este artículo me ha brindado nuevas visiones que antes no tenía. Tengo que confesar que, antes de esta lectura, jamás hubiera relacionado deseo con desidia; puesto que ignoraba que ambas palabras provinieran del mismo verbo latino desidere.
Después de reflexionar sobre el artículo e integrar todas las reflexiones e definiciones que Éste contiene, me llevo, entre otras muchas cosas, la definición de desidia – abandonar una oportunidad – y deseo – añorar una oportunidad –.
Me ha encantado la relación de miedo y pereza. Estoy totalmente de acuerdo con la afirmación de Nietzsche de que el miedo es pereza y, que para salir de ella, de la desidia, hemos de vencer el miedo. El caso de Arturo ha sido muy revelador; es magnífico ver, una vez más, de lo potente que es el coaching para revelar las cualidades talentos particulares y, además, para desvelar el verdadero y enorme potencial del coachee.
Claudia Zapata
Este blog me ha hecho pensar en las muchas veces que me he marcado un objetivo o una tarea que luego no he llevado a cabo por desidia, con la consecuencia de que me he sentido fatal por no haberlo hecho en el momento justo. Pero de lo que no había sido consciente es que yo misma había abandonado una oportunidad de hacer algo que quería y luego, casi al mismo tiempo me he sentido mal y me he lamentado por no aprovechar esa oportunidad.
Este artículo evidencia que la decisión siempre está en nosotros y que a veces por no salir de nuestra zona de confort, dejamos pasar oportunidades de hacer lo que realmente queremos hacer y disfrazamos nuestros miedos a decidir y ser protagonistas de nuestra vida con el término pereza.
Aunque creo que muchas veces bien sea por presión social, por cumplir lo que se espera o porque nosotros valoramos que deberíamos hacerlo por nuestro bien, nos planteamos tareas y objetivos que realmente muy en el fondo nuestro no queremos llevar a cabo, para al final poner excusas varias para no hacerlo porque no tenemos la suficiente motivación.
Sea por la razón que sea, el secreto está en conectar con nosotros mismos, primero para plantearnos objetivos que realmente nos motiven y estén alineados con lo que queremos de verdad y luego hay que conectar para decidir siempre por lo que queremos hacer, aunque esto implique un movimiento que nos haga salir de nuestra zona segura y de comodidad. Es cierto que es una responsabilidad y que muchas veces, eso mismo es lo que nos frena a decidir, pero si queremos ser líderes de nuestra vida, debemos asumir el riesgo y tener la suficiente paciencia de tomar decisiones y ver a donde nos llevan estas, todo es empezar.
https://www.youtube.com/watch?v=L0ha4uTVWQA
Francisco
Hola Herminia, mis mejores deseos para ti. Soy Francisco y vivo en Mexico.
Gracias de ante mano, no sabe cómo me ha beneficiado tu articulo; me encuentro ya casi hasta el fondo por este problema y no sé cómo frenar sus estragos. Ya tuve problemas con mi esposa porque estaba acostumbrada a una entrada económica fuerte y ahora solo entrego lo vital en mi rol de proveedor. Tengo una hija de cuatro años con la cual jugaba siempre que tenía tiempo y ahora solo busco pretextos para no jugar no es que no la ame, ellas son todo en mi vida. Bueno tengo todo que he deseado y me he propuesto. También emprendí un negocio el cual va bien pero mi falta de interés lo está mermando.
Me encuentro abúlico y no sabía que hacer pero con tu artículo, pienso que lo correcto es buscar un coaching tecnológico. Crees que podrías darme un consejo para salir de esto.
Silvia Quirós
Pereza, procastinación, postergación, simplemente es miedo a enfrentar situaciones, desidia, falta de amor a uno mismo en algunos casos, la ley del menor esfuerzo en otras, desaprovechar capacidades, y es un mal sumamente generalizado que nos impide dar y ser lo mejor. Carecemos de visión tanto interior como exterior a futuro para ver el daño que nos hacemos. En los tiempos actuales la pereza se justifica en los medios electrónicos que consumen nuevo tiempo y vida en prácticamente nada, en conectarnos a redes virtuales que nos alejan de socializar porque nos da pereza estar en contacto con otros, escuchar a otros, y nos mantenemos prudentes dentro de las distancias aceptadas socialmente. No bajamos de peso por preferir la soledad del auto a la pereza de sentirnos más humanos, preferimos la hora de tele a la hora en el gimnasio, o la hora caminando, pedimos servicio express porque que pereza ir a un restaurante, buscamos citas en internet porque nos da pereza ser humanos y acércanos a que nos conozcan, nos da pereza arreglarnos porque sentimos que estamos rodeados de gente equivocada, nos da pereza ayudar porque hay que poner de nuestra parte, nos da pereza pensar, laborar, ser creativos, aprender, mejorar, vencer vicios, regresar a la universidad, porque queremos un buen salario pero sin esforzarnos. Vivimos en la sociedad de la pereza y de zona de comfort.
Eliana Valencia
Leyendo este artículo puedo pensar en la desidia como un mecanismo de defensa para no afrontar el miedo. Como bien se decía en una clase, el miedo es una forma de parálisis, quizás la desidia es como externamos este miedo.
Es más fácil ser del montón y no sobre salir, no pierdes expectativas ni tampoco ilusiones. Lo más difícil es valorar uno mismo su diferencia y por medio de ella llegar a triunfar. Puede llegar a ser un camino solitario, pero la satisfacción es mayor. Al final la motivación está dentro de cada quien.
Podemos ver las situaciones que se nos presentan como factores eternos que no sabemos como llegamos a ellas y,por lo tanto, nos dejamos llevar; o podemos ver estas mismas situaciones y ser responsables de nuestras acciones. Sacarle partido y darnos cuenta que no es el hecho por sí solo lo que marca historia, es lo que hacemos cada uno dentro de ella.
Ale
Muy interesante, quien pensaria que en la flojera se pueden hallar de trasfondo tantas cosas
site down
Este artículo me lleva de vuelta a aquella tan recurrida frase de “no tengo tiempo”, que muchas veces se suelta como justificación de por qué no llevamos a cabo una acción determinada. Es una frase que parte de un hecho real, y es que el tiempo es limitado, y no da para absolutamente todo. No es algo malo tenerlo presente, pues nos hace más conscientes de nuestra responsabilidad para decidir qué y cuándo queremos hacer algo. El problema surge cuando pasamos a convertirlo en una creencia limitante, una excusa para negar todo nuestro potencial.
Me conecta un poco con mis experiencias en el campo de la escritura, y es algo que puedo relatar tanto a nivel personal como por lo que he observado de otros escritores. La pereza es uno de los mayores enemigos de un escritor, y es la responsable de que todas las ideas que fluyen en nuestra imaginación, que nos están pidiendo ser escritas, nunca lleguen a materializarse. Incluso aunque la escritura sea nuestra pasión, y disfrutemos de ella más que cualquier otra cosa, nunca parece ser el mejor momento para ponerse a ello. ¿Por qué ocurre esto? Porque hace falta un esfuerzo, pagar un coste, y porque hay un miedo. ¿Y si nadie lo lee? ¿Y si no es lo bastante bueno? ¿Merece la pena escribir? ¿Para qué estoy escribiendo?
Es aquí donde está la clave, y donde podemos incidir como coaches, en el “para qué” hacemos algo. Un “para qué”, que para ser honesta, muchas veces va vinculado a la comparación con los demás. Mi Maestro de Taekwondo suele decir dos cosas: la primera (que se le suele atribuir a Einstein), “si juzgas a un pez por su habilidad para trepar árboles, vivirá toda su vida pensando que es un inútil”; la segunda, que cada uno debe ser consciente de hasta dónde quiere llegar, y lo que está dispuesto a dar por ello. Como coaches, podemos acompañar a nuestros clientes para que encuentren “su” para qué, sea un para qué escribir, para qué ser coach, para qué montar una heladería…y aún más, podemos acompañarles a que tomen consciencia de qué tipo de escritor, coach, heladero, etc., quieren llegar ser.
En fin, ¡muchas gracias, Herminia!
domain analysis
Me parece un resumen inteligente: pereza o procrastinación: actitud ante la vida o desinterés por falta de confianza o valoración, o bien miedo. ¿Cuándo la desidia es una oportunidad? Cuando somos conscientes de ella.
Tomo buena nota de que el miedo a ser nosotros mismos es un potencial punto de partida para la procrastinación o pereza. Interesante el fenómeno de que se pueda contar con personas con esta actitud para echar una mano a los demás (como coach, ¿me ayudarán a acompañarles?).
Compartir cuatro casos de personas que salieron en su momento de su “zona de confort” para tomar las riendas de su vida:
http://tucoachlaboral.blogspot.com.es/2015/10/saliendo-de-la-zona-de-confort-el.html
http://tucoachlaboral.blogspot.com.es/2015/10/saliendo-de-la-zona-de-confort-el_26.html
http://tucoachlaboral.blogspot.com.es/2015/11/saliendo-de-la-zona-de-confort-ejemplo.html
http://tucoachlaboral.blogspot.com.es/2016/02/saliendo-de-la-zona-de-confort-ejemplo.html
“Escuchar sus necesidades movilizadoras” es otro término potente del que tomo nota, así como los ejemplos expuestos.
De este artículo sale una nube de términos digna de mención: calle sin salida, subordinar sentimientos, diferir gratificaciones, invertir ahora, asumir de manera proactiva, sentirse reconocidos por un tiempo, escuchar las propias necesidades movilizadoras, tomar conciencia, perfeccionismo conectado con el miedo, reconstrucción de creencia, desafiar lo establecido, pereza como castigo por nuestra cobardía, renunciar a su talento, el precio de ser aceptado por el grupo, baja productividad como estrategia para afrontar una situación que provoca miedo, eludir una oportunidad y a la vez lamentar su pérdida.
Veo frecuentemente actitudes procrastinadoras y agradezco especialmente esta publicación como aporte para afrontar tales situaciones, así como la bibliografía propuesta. Estoy convencido de que durante el ejercicio de la profesión y a lo largo de la habitual interacción humana será una herramienta de extrema utilidad conocer los orígenes de la desidia para permitir que los talentos brillen, aunque sea a largo plazo mediante una inversión de tiempo, detección y aprovechamiento de oportunidades, autoconocimiento y autovaloración…
Pol Rodríguez i Salvador
Hola Hermínia i esporàdics lecotrs i lectores. Permeteu-me començar expressant la meva fascinació en veure com de complexa és l’existència de l’ésser humà a mesura que aquest s’allunya més i més de la seva essència. No ha set una nova descoberta, però sí que ha sigut una presa de consciència alhora de relacionar la mandra, la desídia, com un antagònic de l’ésser humà. Una reacció (acció) que és fruit dels nostres pensaments (sistema de creences) i que modifica la nostra essència, a través de l’emoció de la por.
Quan deixem de ser, ja sigui per por, ràbia, tristesa o alegria, creant suterfugis per saltar l’obstacle no enfrontar-nos-hi, fingir o fugir, estem alterant el nostre ser i passem a viure a través d’una versió de nosaltres mateixes construïda per respondre davant d’un situació en concert.
A mesura que anem actuant i pensant de manera diferent al que som, anem deixant de ser en essència per començar a ser una interpretació d’allò que pensem o fem per poder encaixar davant d’aquell context, d’aquella situació, d’aquella realitat que ens altera emocionalment alguna de les nostres 4 emocions nuclears.
Aquest procés és el que acaba generant ramificacions del nostre ésser, falses direccions, falses màscares, falses identitats, falsos recursos des d’un punt de vista de l’autenticitat, del ser en essència nosaltres mateixes. Quan més profund i complex és aquest mecanisme, quan més justificacions i més excuses, és a dir, quan més arguments, més se’ns enquista i més afecta a la nostra essència, fet que altera el nostre comportament i el nostre sistema de valors. (Entès molt en la línia del llibre del Dr. Miguel Ruiz, los cuatro acuerdos).
En aquest article sobre la desídia, la falta de confiança o la poca valoració personal ens afecta emocionalment a través de la por i el mecanisme conseqüent desenvolupa un desinterès davant d’aquella oportunitat a través del nostre sistema de creences, que acaba per afectar-nos conductualment, i fins i tot ho pot fer a nivell energètic.
A través de la por creem justificacions, excuses, arguments, per no permetre’ns desenvolupar els nostres talents i capacitats i per tant, responsabilitzar-nos d’aquests. Les emocions i els sentiments prenen el control de la situació viscuda, i donen resposta en contra de la nostra voluntat. I del rol de protagonista passem al de víctima.
Amb el coaching teleològic podem revertir aquest procés desfent tot el camí fet per a poder aprendre a responsabilitzar-nos de les nostres capacitats davant d’una situació, per poder escollir el nostre propi camí passant pel nucli del nostre ser, de la nostra essència, des d’on agafarem la bona direcció, sempre amb amor i des de l’amor.
Moltes gràcies per l’article Hermínia.
Paula Folch
Qué casual, una vez hechas mis anotaciones sobre el artículo me he dado cuenta que tanto principio como final de mis notas se refieren al valor, la primera referente al concepto de procastrinar y la segunda en base la definición de Victor Frakl.
Y así empiezo. Por el valor, que óbviamente no tiene nada de casual porque para mí es el faro que conecta con la visión. ¿Cuáles son tus necesidades? ¿Qué tiene sentido para tí? ¿Qué es lo que te mueve?
El compromiso nace de amar lo que nos vincula con el sentido. Un amor que nos impulsa a elegir conscientemente vincularnos a esa fuerza mayor, de la cual es «inevitable» el no dirigirnos hacia ella.
Una vez vinculados con nuestra visión, los talentos, las habilidades y las competencias se van desarrollando; confiando. Confiando primero en nosotros y después en que nuestros actos, como dice Nietzsche, responden a nuestra existencia; eso pasa primero por asumir la responsabilidad de nuestras vidas y confiar en nuestro potencial. Y es cuando trascendemos más allà de nosotros porque aportamos nuestro valor al mundo.
Como dices, Hermínia, tenemos una gran cantidad de poder dentro de nosotros mismos. Romper las ataduras de la Sociedad para elegir vivir desde nuestra singularidad es conectar con nuestra esencia y vincularnos a la vida, aportando vida.
Me planteo qué puedo aportar de nuevo para los lectores de este blog y, siendo clara -uno de mis valores centrales-, lo major que puedo compartir no es más conocimiento sino hablar desde mí; el transmitir mediante mis palabras el amor que siento en acompañar a las personas a liderarse.
Gracias por seguir inspirando, Hermínia.
Buen y feliz Coaching.
Andrea Gomes
Herminia, gracias pela reflexión de este artículo! A mi la lectura ha sido increíble y renovadora!
Generalmente asociamos la pereza a falta de motivación, la falta de voluntad, a personas sin objetivos y es un cambio de paradigma para mi, y muy renovador asóciala al miedo, sea ele del fracaso o hasta del suceso, como el caso de Arturo, que ilustra muy bien el artículo. Para liderarnos nuestras propias vidas, me parece necesario entender la origen de nuestra pereza, para poder enfrentarla de una manera mas consciente.
Dejo aquí también una reflexión con un video y una frase que me llevo “o what are these barriers that keep people from reaching anywhere near their real potential? The answer to that can be found in another question, and that’s this: Which is the most universal human characteristic – fear or laziness?
https://www.youtube.com/watch?v=eXGq8rlq2I0
Sandra Gómez Valor
Buenos Días! gracias Herminia por un artículo tan interesante! La pereza la había asociado a la falta de motivación, de objetivos personales o profesionales. Verla desde esta nueva perspectiva, asociada al miedo a asumir la responsabilidad de nuestras vidas y proyectos, hace que los objetivos y metas a conseguir sean más reales. Me he sentido muy identificada en muchos aspectos cuando iba leyendo el artículo, ya que he podido tomar conciencia de que realmente no somos personas perezosas, sino todo lo contrario. En el mismo momento en el cual nos ponemos en acción para salir de esa pereza, de esa desidia; iniciamos un camino de autodescubrimiento y de autoconocimiento el cual nos conduce a nuestro objetivo personal, ya es acción para alcanzar un mejor estado en nuestras vidas y mayor libertad.
Gracias por este post, ya que a partir de ahora, cuando la «pereza» venga a visitarme, miraré que hay destrás de ella, porque se que en ese lugar está la respuesta para seguir hacia adelante!
VICTOR J.
Buenos días.
Muchas gracias por el artículo, está fenomenal. Deberíar poner de vez en cuando articulos como este en los periodicos y no la sarta de noticios negativas y muchas veces sin sentido que ponen con tal de llenar páginas.
Para terminar y ya que recomiendas un libro, el cual por cierto he leido y es sin duda un referente y una obra imprescindible. Querría recomendar yo otro: «el guerrero pacifico» de Dan Millman. Para mi sin duda el libro que me cambió la manera de pensar.
Un saludo y gracias de nuevo!!
Cenk Dileme
The article offers me a very interesting and different perspective reflected in the word pereza. I make my mind about this topic and I realized the I am some times trapped in her. There is something that still happens in my day to day life that I want to participate again in boxing classes and once upon a time I was really good in this sport. Right now every time I want to go boxing I do not go since I am scared of realizing that I am not as good I was once upon a time and I just want to remember myself with the good time.
In this light the coaching offered me a way to connect with my self and my strengths and qualities to win this fear and it is been a while that I started training again and now I training even to compete.
ÚRSULA MARTÍNEZ
Leíendo el artículo he pensado en las situaciones en que me siento perezosa, pues soy consciente que no soy perezosa, pero sí es veradad que en determinadas ocasiones postergo los planes de acción que me había planteado.
Reflexionando, me doy cuenta que en el momento que me siento perezosa, es porque no estoy conectada con mi esencia. Es decir, no existe equilibro entre el plan de acción que he diseñado y mi meta; entonces: ¿para qué?
A partir de ahora, cuando la desidia me invada, analizaré bien mi plan, por qué seguramente deba encontar uno nuevo y con sentido para mi sueño.
Gracias!
angeles
Gracias…s
Guido
De los mejores artículos que encontré en internet en 17 años. Saludos desde Bs. As.
Mauricio
Como automotivarse, si aunque tengas una muy buena actitud y predisposicion, no lo reconocen e incluso se aprovechan agotando tu paz-ciencia y energia, caso laboral muy tipico, si haces 100%, ahora hace 120% por el mismo salario, entonces es mejor hacer siempre un 60%, porque no lograras nada mejor que lo que ya tienes…
Manuela Núñez
Realmente el pereza? Me ha impactado mucho la revelación entre la unión de pereza y miedo. Ahora, para mi, es evidente que postergamos decisiones, acciones por miedo. El miedo a llegar a cumplir nuestros sueños, de creernos capaces de ser lo que queremos llegar a ser. No estar conscientes de nuestros miedos nos aleja constantemente de nuestros sueños, de nuestros objetivos, buscando entonces los resultados inmediatos, fáciles e insatisfactorios, simplemente por llenar el tiempo que no queremos emplear en lo que realmente soñamos. Tomar decisiones por la vía fácil o por seguir la corriente del entorno es lo que nos aleja de nosotros mismos, nos desconecta de nuestros objetivos y dejamos a un lado lo que relamen queremos lograr. «Desafiar lo establecido es lo que nos permite mostrar nuestra singularidad y para ello necesitamos el coraje para ser nosotros mismos», ser yo misma requiere de coraje, de perseverancia y de objetivos alineados con mis sueños. Pienso que la satisfacción inmediata es el enemigo principal para luchar por mis objetivos.
Steven Covey explica la manera en que la planificación me permite establecer lo importante pero no urgente (cuadrante II), encaminando mis acciones hacia mi sueño y mi objetivo de vida.
Alba Ramírez Guillén
Excelente articulo! Cada vez la pereza amenaza con invadir tu motivación, conviene evaluar que ocurre en verdad, pues como bien se dice en el articulo, la pereza generalmente es un síntoma y no el problema en sí.
Tatiana
Gracias Herminia, excelente articulo y aprendizaje.
Laura Font
Estamos decidiendo no hacer ciertas cosas, la pereza, aunque ello nos haga sentir mal por las cosas que nos estamos perdiendo o las oportunidades que estamos desaprovechando. Hay que analizar el porqué tomamos esta decisión, muchas veces no empezamos un proyecto por el miedo a que no salga como esperamos, como se expone en el artículo, el miedo es pereza. Pero para conseguir cosas y lograr nuestros objetivos tenemos que afrontar este miedo y decidir actuar. Destacaría lo que comenta Hermínia sobre el amor «El amor al otro y a lo que hacemos son sólidos pilares sobre los que construimos la esperanza y el sentido de la vida que nos alejan de la pereza y la desidia y nos dan la sensación de satisfacción con nosotros mismos y con lo que estamos haciendo».
Laia Jodas
Siempre es nuestra elección, depende de nosotros. Cada uno decide hacer o no hacer nada. ¿Cómo? Des de la responsabilidad. A veces, permanecemos en nuestra zona de confort, utilizamos las estrategias que nos han servido siempre, ya que sacamos algo de provecho. Aunque parezca inconsciente, siempre tenemos poder de decisión sobre ello. Para salir y pasar a la acción, tenemos que tomar responsabilidad, es decir, hacernos responsables de nosotros mismos. A partir de nuestros recursos, tomamos esta responsabilidad. “Con la pereza nos privamos, renunciamos a desarrollar todo nuestro potencial, a liderar nuestras vidas”. Ser el protagonista de nuestras propias vidas nos empodera y nos hace creer en nosotros mismos y en nuestras capacidades. La desidia nos desconecta de nuestra esencia.
En mi caso, muchas veces postergo tareas y suelo pensar que es por pereza a hacerlas. Pero es momento de plantearme si realmente es pereza o es miedo a no saber hacer esa tarea, miedo a no hacerla perfecta o miedo a no ser competente.
Martha Geller
Muchas gracias Herminia por este interesantísimo artículo, me he sentido bastante identificada e incluso sorprendida. He conseguido comprender que en diferentes ocasiones en las que he elegido “dejar de hacer” la razón verdadera y de fondo no ha sido la pereza, más bien ha sido miedo que no supe vencer y entonces me quede en la decidía, eligiendo no pasar a la acción. Nunca había visto a la pereza como una estrategia para afrontar el miedo, y es que realmente podemos vencer esa pereza desde nuestra capacidad de elección. He conectado también con los momentos en los que he decidido hacer y dejar a un lado la pereza, son esos momentos en los que me ha invadido un sentimiento de gratificación, de bienestar, de logro e incluso de confianza en mi misma por haber cumplido mi propósito, hasta podría decir que he sentido un chute de autoestima. En esas ocasiones donde la acción prevalece sobre la decidía uno se da cuenta que ha de elegir teniendo en cuenta que invertir ahora, hoy, será la base de un futuro distinto, de ese futuro en el que uno se visualiza.
Raul montero
La pereza, palabra que suena bastante a menudo, pero siempre me suena con una connotación negativa. Cuando por pereza decido no hace lo que se que tengo que hacer me siento mal. Y me ha parecido muy interesante relacionar la pereza con el miedo. Creo que en mi caso, las cosas que mas pereza me producen son aquellas en las que se que puedo hacerlo bien pero también puedo equivocarme, y nunca lo había relacionado con el miedo. Aquello que controlo perfectamente no me produce pereza.
Gracias por el artículo, porque al relacionar mi pareja con el miedo creo que me sitúa en un nivel de conciencia superior para poder superarla.
Gabriela Pérez
Hola Herminia!
Otro artículo excelente que me hace reflexionar a nivel personal!
¡Qué fácil es caer en la pereza o ahora llamada procrastinación! El «ya lo haré mañana» a veces invade las mejores intenciones de cumplir objetivos, por más cotidianos que estos sean como ordenar un armario, por ejemplo. Me ha llamado mucho la atención una frase que has escrito: «estamos matando el tiempo y con él la vida», pues es así.. el tiempo se nos va y no lo podremos recuperar… vamos dejando las cosas para mañana en vez de «no dejes para mañana lo que puedas hacer hoy»…
Me ha parecido muy interesante la relación de la desidia con el miedo, pues de verdad es que tanto el miedo como la pereza nos paralizan e impiden llegar a la meta que queremos alcanzar y ser nosotros mismos, como el caso de Arturo y de tu otra clienta de Coach Teleológico. Gracias por la recomendación del libro de Frankl, creo que con lo que has comentado de ese libro vale la pena leerlo. Vale la pena dejar la pereza y vivir, disfrutar, aumentar nuestro potencial y no regalárselo ni al miedo ni a la pereza.
«El alma del perezoso desea, pero nada consigue, mas el alma de los diligentes queda satisfecha.» Proverbios 13:4.
Gracias y saludos!
Cristina Hernando
Nunca había pensado que la desidia o pereza pudiese estar tan relacionada con el miedo. Miedo a equivocarte, a no ser suficiente, a no poder conseguirlo y, que esto, nos inmoviliza hasta tal punto de perder el norte. Hasta ahora no lo había planteado como se suele comentar en prácticas, aunque sea a la inversa: «¿cuándo dices SÍ a la pereza, a qué le estás diciendo que NO? Me ha gustado mucho esta reflexión y creo que a partir de ahora me acordaré de ella antes de desistir ante algo.
Para finalizar, me gustaría añadir dos anuncios que creo que plasman claramente el mensaje del artículo y, que a mí me hizo replantearme mi modo de vida en su momento:
– Nada nos hará perder las ganas de volar: https://www.youtube.com/watch?v=YmZOedioLno
– Empieza algo nuevo: https://www.youtube.com/watch?v=r4L3yGCGLQk
Laura Martínez
La desidia aparece cuando algo no nos mueve, y tal como se expone en el artículo se vincula a la no conexión con nuestras metas y con el amor y respeto a nosotros.
Me gustaría hacer una aportación particular al respecto y es que personalmente tengo la suerte de apasionarme con lo que hago; obviamente hay cosas que me gustan más que otras, pero precisamente en las que no me gustan, veo la oportunidad del reto, es algo que tengo que hacer que me gusta menos pero lo hago para darme valor, es decir, se incrementa el amor a mi misma en estos pequeños retos cotidianos. Y al final, lo que menos me gusta resulta que no se hace tan difícil cuando lo hago sonriendo a mi interior, a mi valor como persona, entonces, no digo que me apasione quizás, !pero no me disgusta!
Itsaso
Un artículo muy interesante, especialmente por la relación establecida entre el miedo y la pereza. Hace poco pensaba en situaciones, oportunidades que he dejado escapar a lo largo de mi vida o proyectos que nunca han llegado a realizarse, y revisándolo me daba cuenta de que niñera por pereza sino por otra cosa que nocinseguía aclarar, ahora veo que era por ciertos mniedos que se me generaban en esas situaciones que me conducían al final a la pereza y a no ser responsable de mis actos y a ni ser la mejor versión de uno mismo.
Jan Bisbal
Artículo muy interesante, estoy de acuerdo con que somos seres pro-activos, capaces de asumir aquello que le está ocurriendo. Aprender a superar la pereza nos ha de salir de dentro. Gracias por la reflexión.
Víctor Melero
Desde mi humilde punto de vista, la pereza está conectada con una falta de motivación o de conexión con tu sueño. En muchos momentos de mi vida me he dejado llevar por la pereza, procrastinando muchas tareas que me han llevado a tener altos niveles de estrés. Imagino que la emoción que hay detrás sería el miedo, pero lo más plausible es la falta de motivación. Cuando conectas con algo que realmente te gusta y te motiva, no encuentras motivos para no hacerlo ya. Cuando hay esa desconexión, empiezas a buscar cosas para no afrontar la situación y, por tanto, procrastinar.
Todo me lleva a ver que alguien que lidera su vida conoce sus metas y todo lo que tiene que hacer es conectar el ahora – y la tarea a realizar – con su sueño o meta, de manera que no tendrá problemas para no caer en la tentadora pereza. De esta manera encontrará la fórmula para huir de procrastinar y no encontrará ninguna excusa que le impida realizar aquello que tiene que hacer. Esta es la fórmula que mejor me ha funcionado.
Elena Resina
Creo que la mayoría de ocasiones la pereza viene acompañada de una falta de interés por aquello que estamos haciendo, lo vamos posponiendo hasta que nos encontramos en el limite de la situación. El articulo habla del deseo, quizás el problema esta en que no deseamos hacer eso y por alguna razón nos convencemos en hacerlo. Me sentido identificada con muchos de los ejemplos, en especial creo que en numerosas ocasiones es el miedo el que nos frena, dejamos de hacer las cosas por miedo al fracaso, ya que no acabamos de confiar en nosotros.
Joan Rullan
Es un artículo muy interesante y considero que aplicable a todo tipo de casos, desde estudiantes que «podrían esforzarse más», a parados de larga duración que ya no salen a buscar trabajo, deportistas que bajan el nivel ante un gran evento… Conectándolo con otros aprendizajes del máster, creo que la motivación está fuertemente influenciada por el binomio miedo-amor, que podría traducirse en efectos prácticos a (probabilidades de fracaso y valor del fracaso) – (probabilidades de éxito y valor del éxito). La confianza y esperanza de la persona son determinantes para inclinar la balanza hacia el lado del éxito.
Entre los discursos del mundo laboral se suele comentar también que hay los «típicos» que hacen lo justo, los que trabajarían 20 horas al día, los que se escaquean… Lo cual encuentro que está también muy relacionado con el contenido de este artículo y los orígenes de la desidia.
En cierto modo, la idea de poner objetivos que supongan un reto y sean realistas para cada uno es una de las soluciones que pretenden evitar esta desidia y empujar a las personas hacia la motivación por dar lo máximo de sí mismas.
Raquel Cordoba
Hola Herminia,
Me ha encantado tu post, la verdad, nunca había asociado la procrastinación con la cobardía y el miedo, y me ha parecido una interesantísima asociación. Siempre había creído que el postergar las cosas iba más bien relacionado con una falta de motivación, pero tiene más sentido entender que se trata de un miedo, mayormente vinculado a ser nosotros mismos. Si hay algo de lo que personalmente peco yo, es al contrario de procrastinar, a tener la faena siempre a punto en todo momento para poder disfrutar luego. Hay veces, en que me apetece «no hacer nada» aunque sé que más tarde tendré que hacer lo que estoy posponiendo. Cuando «no hago nada», me invade un sentimiento de irresonsabilidad y al final lo acabo haciendo, sino mi mente no descansa tranquila y lo que obtengo es que una vez hecho todo lo que tengo que hacer (para ser quien quiero ser) la recompensa es muchísimo mejor, como que sabe diferente incluso… Por ejemplo, en la universidad cuando no me gustaba mucho lo que tenía que estudiar o me costaba muchísimo comprender algo, lo que hacía es pautarme objetivos a corto plazo por ejemplo «ahora voy a memorizar y comprender éste tema entero». Una vez memorizado ese tema me obsequiaba a mi misma con una grajea de chocolate (adoro el chocolate) o me permitía descansar 20 minutos viendo un capítulo de mi serie favorita. Pasados esos 20 minutos, luego tenía que aprenderme el siguiente tema,… y así. Me lo pasaba bien estudiando, y el capítulo de la serie, al ser una recompensa, me resultaba más placentero. Es un pequeño truco que recomiendo, ¡a mí me funcionó! Ahora, ¡que cada uno escoja la recompensa que sea más conveniente para uno mismo!
¡Gracias Herminia!
Raquel C.
Silvia
Gracias a este artículo, he descubierto que el problema que tengo a la hora de empezar a elaborar mi TFG (Trabajo final de Grado) no es culpa de la pereza sino del miedo. Miedo a enfrentarme a un nuevo reto, a no ser perfecta. Así que voy a dejarlo atrás y a pasar a la acción, en definitiva, a desarrollar todo mi potencial, a ser yo, a poner todo el amor en lo que hago y por tanto, a liderar mi vida.
Y por supuesto, para seguir creciendo, tomo nota del libro «El hombre en busca de sentido» de Viktor Frankl.
Una vez más, gracias Herminia
Natalia López Ojeda
Me parece muy interesante la visión que se refleja en este artículo sobre la pereza, actitud o sensación que sentimos todos a lo largo de nuestras vidas. Pero, cuándo solemos sentirla? No creo que sea una mera sensación de vaguez al pensar en realizar un esfuerzo. Tal y como se expresa en el artículo, también opino que puede ser una actitud ante la vida. Dicha actitud suele desarrollarse en momentos en los que nos invade un enorme desinterés por aquello que “deberíamos hacer”, eligiendo así invertir nuestras energías en otra cosa. Dicha decisión no está mal encaminada, siempre y cuándo no nos lamentemos por la pérdida de la oportunidad que hemos renunciado, y sintiendo satisfacción y realización por la oportunidad que sí hemos aprovechado. En el caso de que nos lamentemos, la pereza cobra un sentido mayor, más profundo, relacionado con el valor personal, con la incapacidad de valorar las cualidades propias a explotar; ya que, quién es consciente de ellas, porqué no querría sacarles partido? Es en este punto donde la técnica del coaching teleológico puede intervenir: ayudar a que el cliente sea consciente de dichas cualidades y talentos, y poder definir los objetivos tanto vitales, laborales como sociales a los que quiere llegar, siendo consciente de las herramientas personales con las que cuenta. La vida es una caja de oportunidades que no hay que dejar de lado, venciendo los miedos que nos impiden llevarlas a cabo.
Anna Mar López Luque
Gran artículo, me ha hecho reflexionar sobre muchas cosas, meditar sobre aquello que voy postergando incluso en la cotidianidad. Me ha animado a no ser una persona diletante y he relacionado mucho algunas cosas con la sensación que tuve tras haber hecho una sesión de Coaching en el Institut Gomà: la sensación de querer empezar a moverse. Aquel día, tras acabar la sesión de Coaching Teleológico, volví a casa con ganas de moverme, de hacer cambios, con energía para empezar a hacer las cosas, me sentía totalmente activa y motivada para ser dueña de mí misma. Fue una sensación maravillosa.
Quería compartir un eslogan que a mí siempre me ha ayudado a movilizarme, se trata de un eslogan de Nike que dice «Yesterday you said tomorrow» (Ayer dijiste mañana). Es un eslogan sencillo y Nike lo lleva al terreno físico por motivos evidentes, pero creo que es algo que puede trasladarse a cualquier ámbito de la vida porque lo cierto es que a veces vivimos con la idea de «ya lo haré», «mañana lo haré», «de aquí a un tiempo lo haré» y es impactante leer que sí, desde luego, ayer dijiste que empezarías hoy.
Muchas gracias por un gran artículo!
gemma bendicho
Un amplio abanico de posibilidades se me ocurren ante este artículo que tantas cosas mueve, quien en algún momento del día o de la semana no se muestra perezoso y posterga según que tareas??, se me hace extraño pensar que exista la perfección en este aspecto. A que obedece esto: desidia? pereza?miedo? a mi se me ocurre otra vía para conectar, la paciencia o impaciencia, muchas veces hay tareas que realizarlas el resultado es a medio largo/plazo, hay otras que el resultado es muy rápido o hay tareas que realizarlas no sabes exactamente el resultado inmediato y si la persona no tiene la suficiente paciencia cómo para realizar una tarea que el resultado no es inmediato, podríamos decir que es perezosa? o sería que posterga la tarea porque no le resulta lo suficientemente atractiva o no le ve el resultado inmediato. Que su pensamiento cuestiona que hacer y que no, para que le va servir y que resultado inmediato obtendrá. ¿Podemos decir que alguien es perezoso porque no tiene ganas de hacer tareas que considera que no le aportan nada por mucho que haya que hacerlas? ¿Podemos decir que alguien es perezoso porque no hace tareas que su resultado no es inmediato? O es que esa persona necesita hacer otras cosas pero no sabe como gestionarlo, delegarlo o no hacerlo sin sentirse mal porque socialmente no sea correcto. ¿Podemos decir que alguien es perezoso porque no hace la cama cada día y por educación le han enseñado que debe ser así? Y simplemente lo que tiene es un conflicto de creencias.
Lo que si considero que marca la diferencia, sea cual sea el comportamiento respecto a el realizar/no realizar o postergar/no postergar tareas es tal y cómo comenta el artículo:»Considero a mi cliente como alguien que puede asumir de manera proactiva, desde sus cualidades y recursos internos, los sucesos que le están ocurriendo» El que el cliente desde su yo interior y su más profunda esencia sea el que realiza la elección y tome la decisión asumiendo el resultado. De ese modo eres perfecto tanto tumbado a la bartola cómo teniendo tus 24 horas del día totalmente organizadas y planificadas.
Isidora López Ugalde
Gracias Herminia por el post. Como siempre, me ha proporcionado un espacio para la reflexión. Todos los conceptos que has abordado, en una primera instancia me parecieron isletas conceptuales aisladas. Pero a medida que iba avanzando en la lectura, he podido ver que todo está relacionado.
Como seres humanos siempre estamos en posición de elegir, tenemos esa capacidad, que muchas veces ignoramos. Desde esta, podemos escoger si hacer o no las cosas. Elegir, no hacer algo, puede deberse a diversos motivos… para mi el miedo es el que más me ha llamado la atención. A veces no hacemos las cosas porque nos encontramos tan sumergidos en nuestras creencias y miedos que nos hayamos en un estado de parálisis.
Desde esa capacidad,desde decidir, podemos ver más allá de los miedos, o en lugar de centrarnos en ellos, buscar otros focos de atención. Poner la mirada en nuestra meta, para así poder ir consiguiendo poco a poco nuestros objetivos… invertir en nosotros. Al final del día somos l única apuesta segura que tenemos.
Decidir invertir ahora para conseguir lo que deseamos. Esa es la reflexión que me llevo de este post.
Otra vez muchas gracias Herminia.
Albert Martin Magret
Me he sentido muy identificado, ciertamente muchas veces dejo de hacer o postergo actividades para más tarde por miedo a no hacerlas suficientemente bien, cuando creo que aun no estoy preparado. Después lo disfrazo de pereza cuando en el fondo es miedo a no hacerlo perfecto, miedo a no ser suficiente…
Gracias
Diana Sánchez Casanova
Me ha parecido una manera muy interesante de ver lo que comunmente se considera la «pereza», y me ha hecho reflexionar sobre aquellas que yo misma me pude llegar a autodenominar como «perezosa».
Es algo que, de hecho, me ocurre todavía en la actualidad. Me gusta escribir historias, pero muchas veces las dejo a medias porque «no tengo ganas de escribir». Aunque realmente, yo misma sé que no se trata de eso, que sí quiero escribir, pero me da miedo que lo escriba no sea lo bastante bueno. Es ese miedo a la «no perfección» del que hablas.
En ese sentido, una de las cosas que más me han gustado del coaching es como se trata de conectar al cliente con su yo interior, con él mismo. Hacerle tomar consciencia de que toma sus propias decisiones, y que se responsabilice de su propia vida.
¡Muchas gracias!
Andrés Cortés
No dejan de sorprenderme los mecanismos inconscientes que dirigen nuestras vidas y la capacidad de decisión que tenemos sobre ellos, una vez hemos descubierto el error que los ejecuta. Gracias por compartir su experiencia con nosotros.
luisa
A proposito de este articulo sobre la pereza en el interviene la motiva motivación recomiendo leer el libro de Jose Antonio Marina «la educación del talento «.muy instructivo e interesante.
Sandra Macho
Me ha parecido un artículo muy interesante, pero a diferencia de otras lecturas, con esta no me he sentido identificada. No me da vergüenza decir que no soy para nada una persona perezosa, y que no caigo en la desidia, sino más bien todo lo contrario. Soy una persona que no me gusta dejar nada para mañana si lo puedo hacer hoy, y me cuesta horrores estar quieta sin hacer nada, incluso me siento mal si lo hago. Tampoco me siento orgullosa de ello, supongo que soy víctima de la sociedad, tal y como comenta el artículo, ésta nos dice demasiadas veces lo que tenemos que mostrar o demostrar. Y yo, me presiono demasiado.
Me gustaría parafrasear a Carl Rogers, pero adaptando el texto a mis sentimientos: “Si yo cedo el poder que tengo sobre mí mismo a mis circunstancias o sentimientos, estoy a expensas de mis emociones y en un momento dado permito que el “Estrés” decida por, para y sobre mi vida”.
Sé que me he ido un poco del tema del artículo, pero con todo lo que he comentado, sólo quiero señalar que los dos extremos son igual de peligrosos para uno mismo, y que no debemos dejar que las circunstancias nos superen, ni que nos arrastren ni para un lado ni para el otro. Tenemos que liderar nuestras vidas, porque nosotros somos los creadores de nuestro día a día.
Gracias.
Mónica Rodríguez DiMartino
Citas «felicidad», Sara cita «motivación y movimiento», Lola el «querer, la voluntad» y desde V.Frankl «el sentido, el para qué…» Para quienes hemos «contactado» ya con Simeón, el líder, resonará aquello de «La gran verdad de todo son la relaciones, con Dios, con uno mismo y con los demás» Y también, tal como hemos comentado recientemente, que las creencias, que a veces son trágicas interpretaciones que rigen y organizan vidas provechosas o tremendas… Pero hay algo que siempre será cierto: Necesitamos amor, y si damos amor, tendremos amor y sentiremos gozo por ello. Mucho más si podemos movernos…Estaríamos creando una vida gozosa desde la inacción? Y si nos «movemos» con amor y por amor, nos sentiremos merecedores y recibiremos su beneficio, más pronto o más tarde, qué importa…»Eso» está garantizado, incluso si alguna vez duele un poco. Entiendo la desidia como muy parecida a la indiferencia, y ya está dicho que ésta «mata». Merecen nuestras vidas tan poco aprecio?
Ana Bolsa
Procrastinar. Cómo dice A.Gatuellas: ¡¡¡ Que palabro!!!!. Que artículo más interesante Herminia. ¡Cómo me ha hecho reflexionar! Yo, que me tengo por persona poco perezosa y que rápidamente me pongo manos a la obra, que no dejo para mañana lo que puedo hacer hoy, etc… etc…etc… mira por dónde, andaba con pereza de leer y comentar este artículo supuestamente porque no me resonaba nada el tema… Así que la trabajadora incansable, la rápida, la de inmediata respuesta, también procrastina cosas….y es que quién esté libre de culpa que tire la primera piedra. No me había parado a pensar y a relacionar la pereza con el miedo. Este cambio de perspectiva ha sido muy revelador porque después de leer el artículo lo entiendo perfectamente, no podía ser de otra manera, ahora entiendo mejor porqué somos perezosos o nos volvemos apáticos cayendo en la desidia del no hacer, nos paralizamos cuando nos movemos desde el miedo, ¡qué emoción más poderosa esta! Y cómo se disfraza para confundirnos. Y que importante es la motivación.
Dice el citado V.Frank: “Quien tiene un porqué puede con cualquier cómo”.
Siempre aprendiendo de tus artículos. Gracias.
Inés Caralt
Cuando he empezado a leer este artículo inmediatamente he pensado en mis hijos. ¡La pereza parece algo tan inherente a la adolescencia!. Sin embargo, me doy cuenta de que tras esa aparente pereza pueden haber muchos miedos, muchas renuncias y mucha falta de autoestima, todo muy propio también de esa adolescencia tan criticada por nosotros, los padres. Este artículo me ayuda como madre a ver a mis hijos desde otra perspectiva, y como persona me conecta con un seminario en el que nos hablaste de las excusas. Excusas que nos cuesta reconocer pero que dominan nuestra vida hasta el punto de olvidarnos de lo que realmente es importante para nosotros. Con la famosa excusa «no tengo tiempo» llenamos nuestros días de rutinas y aplazamos sine die aquello que quizá nos acercaría a nuestra esencia y nos haría más felices. ¡Gracias Herminia! Releeré el libro de Viktor Frankl, que en su día ya me impactó.
Albert Diaz
Herminia, me quedo con una frase que has comentado: “asumir la responsabilidad de nuestras vidas”. Cuando nos desconectamos de nosotros mismos es cuando perdemos la esencia de nuestros deseos y de todo lo que queremos…y es ahí donde nos inundan aspectos que tal vez no queremos mostrar.
¿Cómo una sociedad competitiva que alimenta el “ser el mejor” como principal eje de educación, crea individuos que rechazan sus valores y capacidades? Son sensaciones que me atormentan, tal vez en parte, porque a mí siempre se me dijo que no quería destacar entre mi grupo escolar. La competitividad que se imparte desde la sociedad se vuelve insana cuando ser el mejor conlleva un foco de miradas y críticas que pueden invadir el ser de la persona, igual que le pasó a Arturo. A parte del desarrollo personal, sería bueno ver qué limites e instrucciones está dando la sociedad y el sistema para que esto ocurra.
Tomar responsabilidad de lo que es uno mismo. Y si alguien quiere ser perezoso, que lo sea desde su total consciencia, presencia y decisión. No es algo común, adoptar esta postura desde la total consciencia durante un largo tiempo, pero solo trabajándose y conociéndose a uno mismo se puede llegar a asumir la propia vida.
Rocio
Gracias de nuevo Herminia. Me ha encantado lo que dices. Me ayudará a dar enfoque para presentarlo a mi hijo que pienso que presentandolo a su nivel le puede ir genial
Sara Arnau
El artículo me ha hecho pensar en la falta de motivación. Motivación viene del latín «motivus», que a su vez significa «causa del movimiento» y emoción es «emovere» o «hacer mover». Toda esta conexión etimológica, como algunas otras, me hace pensar que antiguamente las palabras tenían intrínseca una sabiduría.
Esta reflexión etimológica me sugiere una relación entre esa emoción, la toma de decisiones y la movilización de la energía hacia esa decisión tomada. Supongo que la escucha de las emociones puede llevarnos a decidir, pero , por supuesto, si no movilizamos y energetizamos nuestra decisión, nuestro proyecto, no estamos yendo entonces en contra de nosotros mismos? Si eso es la pereza, postergar algo por lo que interiormente ya estamos movilizados, entonces sin duda la pereza es uno de los males a combatir.
Me ha gustado que expusieras el caso, en el que se ve claramente que esa pereza esconde un miedo paralizante, sin duda es muy común que al paralizarnos nos estemos protegiendo, y la forma de ver que el miedo que tenemos no es a algo real debe ser confrontando la consciencia del aquí y ahora, de la realidad, con nuestro miedo.
Clàudia López
Leyendo el articulo me ha venido a la cabeza una situación por la que pase hará un par de años. Recuerdo que vestía muy andrajosa, con lo primero que cogía del armario, sin preguntarme si me gustaba o no como me veía, con ropa holgada y zapatillas rotas. Llegó un momento que me pregunté a qué se debía esta elección, la elección de no mirarme y no hacerme notar. Entonces identifiqué que lo que no quería era ser vista, quería pasar desapercibida y que nadie me molestara ni me criticara. Ví que para que esto no sucediera iba a renunciar a mi esencia, a mi yo, a mirarme y respetarme. Así que empecé a buscar mi propio estilo, me empecé a vestir mejor y un poco más llamativa, y eso me llevó a afrontarme a mis peores miedos: ser vista y criticada. Entonces me di cuenta que así como la gente me miraba más, estas miradas podían ser tanto negativas y de crítica como positivas y de halago. Así que me permití recibir estas opiniones, miradas, etc. sabiendo que era uno de los precios a pagar por ser yo misma, y que la única que debía aceptarme, era yo.
Gracias por este articulo, es sumamente interesante para reflexionar.
Karin Schuster
Gracias Herminia por tan buen artículo! Es finalmente un círculo vicioso. La pereza lleva a la insatisfacción y a la falta de motivación. Luego aparece la queja por el aburrimiento. El coraje y la confianza para atreverse a enfrentar desafíos es el mejor antídoto contra la pereza. Estar dispuesto a asumir cualquier resultado: el éxito o el fracaso siempre enfocados en la oportunidad de aprendizaje que nos presente la vida.
Amanda Kuschel
Gracias Herminia… este artículo me llegó en un muy buen momento. Antes de empezar a leerlo pensé «yo no tengo desidia, soy muy esforzada»… pero al continuar leyéndolo me di cuenta que continuamente me enfrento a esta situación. En especial cuando tengo que hacer algo que siento que es una obligación, pero no lo considero tan importante. En el momento en que me dispongo a hacerlo, suelo distraerme y me pongo a hacer cualquier otra cosa. Lo bueno es que a veces también son cosas necesarias (como ordenar, lavar, etc), claro que lo malo es que dejo de lado el propio compromiso conmigo misma, de avanzar en lo que me había propuesto.
Esto se relaciona a lo que yo denomino «falta de automotivación», esto es, falta de voluntad para realizar lo que no tiene recompensa inmediata, como leer, estudiar, transcribir las sesiones de coaching, etc… (distinto pasa cuando necesito hacerlas a petición de otra persona… ahí si cumplo… pero suelo dejar de lado lo que sólo tenga que ver con cumplir conmigo misma).
Por esto considero que lo fundamental es tener claridad respecto de qué es lo realmente importante para nosotros, y así estar conciente de priorizar aquellas cosas que nos acercan a ello, aunque sea un poquito y requiera tiempo, como la caña de bambú, que no tiene resutados inmediatos, pero si somos pacientes, a la larga estos resultados nos sorprenderán.
empar perez
Interesantes reflexiones…el «hacer» que implica vencer la pereza nos lleva al «ser» que nos gustaría ser.
Hacer nos hace sentir mejor, la desidia nos conecta con emociones como la tristeza .Vencer la pereza como agente de salud
Lola Inchaurralde
Podemos postergar las cosas por múltiples motivos, como comentas en el texto a través de Nietzsche, uno de los recurrentes es el posicionarnos des de la capacidad y no des de la voluntad o el deseo.
Cuando era niña tuve una profesora de ballet clásico que me regaló un lema que desde entonces siempre llevo conmigo. Durante una de las clases, yo trataba de hacer un ejercicio complicado que no conseguía realizar en el primer intento, a sí que quise postergarlo, le dije a mi maestra » esque no puedo», ella me respondió «¡no se dice no puedo, se dice si quiero!».
Gracias por el artículo Hermínia
Mat Gomà
Excelente artículo lleno de elementos para la reflexión. Puedo identificarme con muchos de los ejemplos pero también ver que está todo en mis manos si quiero hacer las cosas de otro modo. El objetivo puede parecer inalcanzable pero, sin miedo, no hay imposibles.