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La compasión: del liderazgo egocéntrico al responsable
Los atributos esenciales para fortalecer el carácter y el liderazgo responsable no están relacionados con la edad, ni con la experiencia ni con los estudios realizados. Estos rasgos están estrictamente vinculados a la forma en cómo tratamos a los demás.
El tema del carácter ya lo abordé en otro artículo del blog, Cómo mejorar el carácter, dónde Marco Aurelio, en sus Meditaciones, ya planteaba las virtudes del liderazgo basadas en el dominio del carácter.
Fred Kiel, (*) autor de Return On Character: The Real Reason Leaders and Their Companies Win, realizó un estudio a más de 100 consejeros delegados, del que se desprende que la manera de ser de un directivo está estrechamente vinculada a sus resultados de la organización. De este estudio salió una medida: el RoC (rendimiento del carácter).
Un aspecto que me llama especialmente la atención es su constructo de liderazgo, dónde el opuesto a “líder virtuoso” es el de “líder egocéntrico”. Este autor a través de sus estudios confirmó que el líder virtuoso obtiene mejores resultados y un mayor nivel de compromiso de los equipos que dirige. En sus conclusiones define 4 rasgos esenciales:
Integridad. Mantiene sus compromisos, consigo mismo y con las demás personas con coherencia y solidez, generando confianza hacía sí y hacia el exterior. Es honesto consigo mismo y no se justifica con autoengaños. Busca la verdad y la justicia.
Responsabilidad. Asume la responsabilidad de las consecuencias de sus decisiones, de sus necesidades, de sus sentimientos, de sus errores.
Aceptación. Es capaz de acompañar a sus colaboradores para que aprendan, cuando estos se equivocan.
Compasión. No “cosifica” a las personas en función de si le son útiles o no, las trata con consideración, como seres humanos.
Hablando de compasión, me gustaría citar a Norman Fischer, autor de “Entrenar la Compasión”, que en su libro nos refiere una cita de Jack Himmelstein: “Nos juzgamos por nuestras intenciones pero juzgamos a los demás por el efecto que sus acciones tienen en nosotros”. Esto reviste especial importancia si queremos fortalecer nuestro carácter. La compasión incluye la aceptación. Aceptar a los clientes, aceptar a los miembros del equipo y aceptarnos a nosotros mismos. La compasión incluye la consideración.
Fortalecer el carácter desde la virtud de la compasión implica dejar de esperar lo que los demás “deberían decir, hacer, pensar…”. Centrarnos en nuestras expectativas nos acerca al liderazgo egocéntrico y nos aleja del responsable. Cuando nos centramos en “nuestras” expectativas, ya sean referentes al equipo o a nosotros mismos notamos la tensión en nuestro cuerpo, no estamos ni tranquilos, ni relajados. Escuchar nuestro cuerpo nos permite tomar conciencia del carácter de nuestro liderazgo. ¿Estas alterado o tranquilo? ¿Qué tiene qué ver con la frustración de tus expectativas? Si escuchamos nuestro cuerpo recibiremos mucha información.
Cuando conectamos con esta paz interior no nos alteramos, somos más conscientes del rol que estamos ejerciendo, de las expectativas que aprisionan nuestra mente. Cuando lideramos de manera responsable no nos colocamos en el epicentro de la interacción, somos considerados con la otra persona, es a ella a quien ponemos en el centro. Ponerla en el centro significa que esa persona es quien es, no quien yo estoy esperando que sea.
Ser considerados significa que respetamos por ejemplo, el ritmo de la otra persona. La consideración está vinculada a la paciencia (la ciencia de la paz). Es el otro el que tiene su propio ritmo y no siempre está acorde con nuestras expectativas. Cuando decimos que tal colaborador es “lento”, esta lentitud tiene que ver con nuestras expectativas, con nuestros miedos y de lo que realmente estamos hablando es de nuestra frustración (liderazgo egocéntrico), en lugar de interesarnos realmente por la otra persona y lo que necesita para poder hacer su trabajo en el tiempo previsto (liderazgo responsable). Desde este liderazgo responsable no sentimos “pena” por ella, sentimos confianza en que podrá explicar sus necesidades, será capaz de aprender y podremos darle el apoyo que necesita. ¿Cómo responde tu cuerpo cuando te frustras? ¿Puede servirte para tomar consciencia de tu liderazgo?
Hay un dicho popular que dice “quien espera, desespera”, y es cierto, cuando estamos a la expectativa conectamos con el miedo, la rabia y el sufrimiento. Cuando somos proactivos y realmente nos interesamos por el otro conectamos con la confianza, el respeto y la consideración. Es cierto que todos poseemos un “gen egoísta”, pero también es cierto que podemos desarrollar nuestra capacidad para cooperar y establecer vínculos y sinergias positivas con los demás.
Nuestro compromiso es con este liderazgo responsable. Necesitamos que nuestras empresas y organizaciones estén dirigidas por personas que hayan desarrollado su carácter para poder acompañar a otras en el desarrollo del suyo. Muchos colaboradores necesitan feedback de sus directivos para seguir avanzando y progresando personal y profesionalmente. Y muchos directivos necesitan feedback de sus colaboradores. Todos y todas somos esenciales y responsables para ser equipos que crecen, generan buen clima y afrontan los retos de manera consciente.
Cambiemos la crítica (egocentrismo) por la escucha y el feedback (responsabilidad)
Cada vez es más frecuente que directivos y directivas nos pidan sesiones de coaching teleológico para que los acompañemos en el desarrollo de este carácter, de este liderazgo responsable.
En tu caso ¿qué liderazgo estás ejerciendo en estos momentos?
¿Lideras responsablemente o egocéntricamente?
¿Cuáles son tus hábitos?
¿Tiendes a generar expectativas sobre los miembros de tu equipo?
¿Eres capaz de relacionarte con ellos desde la compasión o los juzgas?
¿Qué resultados obtienes en cualquier caso?
¿Cómo tratas a los demás?
(*) Entrevista realizada por Karen Christensen a Fred Kiel y publicada en Harvard Deusto Business Review (número 253, 78-82, febrero 2016)
Hermínia Gomà
Barcelona
10 febrero 2016
6 Comments
Bianca van der Veen
Articulo muy interesante y que me ha hecho pensar en los jefes que he tenido. La verdad es que he tenido mucha suerte y la gran mayoria ejercian un liderazgo responsable. Son con los que he trabajado mas tiempo y aprendi mucho de ellos. De los lideres egocentricos, tambien he aprendido, sobretodo lo que no quiero repetir yo con mis equipos.
Pep
Que interesante la relación entre el liderazgo egocentrico y las expectativas! Fueron preguntas poderosas que me hacen replantear mi rol como líder y como parte de la organización. Fomentar el diálogo, la comunicación, ser compasivo conmigo mismo para serlo con los demás. El trabajo del carácter. Que bonito propósito, sin duda. Elijo poner atención a mis roles, en el trabajo, la familia, el mundo.
Gracias!
VERONICA RUIZ
En la sociedad actual existe, en muchas ocasiones, la asociación demagógica de la imagen del éxito con la de grandes líderes “egocéntricos” que han llevado a cabo proyectos organizacionales multinacionales y emblemáticos, y que han logrado alcanzar la cima a través de imponer su imperio por encima del resto. Esta visión, se ha inculcado en la sociedad de tal forma que se ha llegado a un punto en el que “vale todo por alcanzar el fin”. Con esto, quiero referirme, sobretodo, a muchas organizaciones que, adueñándose de la situación política, cultural y económica de muchas poblaciones, aprovechan para poner en práctica sus ideales mecanicistas, con el fin de conseguir ese “éxito orientado a resultados”. Esta situación, genera a los trabajadores inseguridad, desvinculación, pasividad e incertidumbre hacia el futuro, puesto que es la organización a la que pertenecen, la que ha decidido escoger conseguir el máximo de ganancias en el tiempo mínimo y cosificando a dichos empleados para este fin.
Considero que este artículo invita a la reflexión del verdadero “éxito”, ese que se extiende más allá de los fines alcanzados con los medios (estos medios, desgraciadamente, muchas veces son los trabajadores) e incita a plantear el alcance de los objetivos de la empresa y el desarrollo del equipo como auténtico “éxito”, dejando de lado esta concepción mecanicista orientada a resultados. Gracias.
monica sanhueza
Que interesante el artículo Herminia, me encantó eso del RoC, eso que permite medir el carácter, tantas veces como trabajadores no tenemos un camino, una dirección y sentimos que a nuestros jefes no es interesa que trabajemos cómodos, con pasión o inspirados porque sólo apuntan al resultado, ya que si la producción es buena, su ego será gratamente alimentado. Personalmente creo que podemos tener todos una gratificación del trabajo logrado si el líder además tiene una escucha activa y empatica y es generoso.
Muchas gracias sigo reafirmando que los principios y valores son los que nos rigen y que no tienen por qué ser distintos a los que rigen a las organizaciones y ese es en parte importante trabajo de los líderes.
Juan
Me ha parecido un artículo muy interesante y a tener en cuenta Herminia, especialmente por lo que nos hace recordar e interiorizar.
A veces en nuestro afán de productividad pasamos por alto que trabajamos con personas, personas que tienen una historia propia detrás, cada uno con sus metas y unos ritmos propios.
No se tratan de máquinas o simples piezas que tan solo funcionan a modo de engranaje. Un directivo que se relaciona con su equipo de una manera responsable y compasiva, desde la asertividad e incluyendo así la aceptación y la consideración hacía las personas que conforman este equipo, tiene muchas más probabilidades de éxito y obtener buenos resultados que un directivo que solo se centra en estos últimos, pasando por alto las cualidades intrínsecas de su recurso más preciado, las personas con las que trabaja. A veces en este afán de productividad podemos caer fácilmente en juzgar a los demás solo porque no se adecuan a nuestras expectativas, y además de una manera inconsciente, creyendo que tenemos la verdad absoluta y solo nosotros hacemos las cosas bien. Es necesario huir de esto y abrir los ojos.
Considero también muy interesante el tema de las expectativas, como centrarnos en estas nos lleva a conectar con el miedo, la rabia y el sufrimiento, como nos hace sentir en nuestro cuerpo la tensión. Personalmente no veo esto como algo negativo si lo que consigue es una toma de conciencia y por la tanto una voluntad de cambio. Ahora bien, es importante ser conscientes de cuando nos enfrascamos en este bucle y esto nos impide avanzar, conseguir buenos resultados y alcanzar nuestras metas.
En definitiva, es importante comprender como nuestras acciones tienen un efecto directo en los demás, interesarnos por sus necesidades relativas al trabajo que realicen y qué está en nuestras manos para cubrirlas y facilitarlas, además de tener la confianza de que podrán expresarlas. Este podría ser un buen inicio de un camino más agradable con las personas que trabajemos y se encuentren en nuestras vidas.
Raquel
Muy interesante artículo Herminia. En mi lugar de trabajo han pasado muchos directivos, todos ellos llevando la «tienda» al fracaso porque establecían un rol desde el directivo egocéntrico, «cosificando» a los trabajadores, tomándolos únicamente como recursos para su propio fin, desde el egoísmo. Cuando convertimos a nuestro equipo en números obtenemos un equipo deshumanizado, los convertimos en máquinas y nos olvidamos que nuestro recurso más preciado son las personas. Cuando tratamos a las personas desde la consideración, aceptando que cada uno de nosotros somos diferentes y adoptamos desde la necesidad ritmos diferentes para llegar al mismo fin, instantáneamente rozamos el éxito pero no como líderes sino como equipo, como familia. En el trabajo tus compañeros, tus empleados,… se convierten al fin y al cabo en tu segunda familia pues es con ellos con quien compartes más de la mitad de tu tiempo. Es muy fácil quedarse instalado en la queja y emitir juicios todo el tiempo, al principio, porque a la larga resulta salir de ese bucle espejo que refleja nuestra propia vida, nuestras emociones y en definitiva, lo que no estamos aceptando de nosotros mismos. La paciencia, la compasión, la aceptación y el amor hacia nosotros y hacia nuestro entorno es la receta del éxito tanto en el ámbito profesional como personal. ¡Gracias!