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Sobre el estrés, los directivos, las ollas y las ranas
Incorrectas estrategia para afrontar el estrés pueden ser la causa del sufrimiento de muchas personas que asumen grandes responsabilidades. Si es tu caso, te invito a seguir leyendo este post.
Un porcentaje elevado del estrés se corresponde con factores psicológicos, a pesar de que sus manifestaciones sean de tipo físico. A mayor presión emocional, más contención, (deseos de agradar, de demostrar, de controlar…) y por tanto, más tensión interna. Cuando pienso en el estrés me viene a la mente la imagen de una olla, bien tapada, encima del fuego, hirviendo y a punto de explotar. A mayor tiempo en el fuego, mayor estrés. Si la olla tiene la válvula de salida de vapor obturada, es fácil que llegue a explotar. Si el vapor generado (emociones) puede salir libremente (consciencia y permiso para expresar nuestras emociones) menor será la presión y menor será la sensación de estrés.
Siguiendo con esta metáfora, como coach te preguntaría:
– ¿Encima de que fuego te encuentras ahora?
– ¿Qué se está cociendo en tu interior?
– ¿Cómo limpias tu válvula de escape?
– ¿Qué te permitirá bajar la intensidad del fuego?
– ¿Qué te estás permitiendo dejar ir?
Muchas veces no podemos evitar estar sobre el fuego (compromisos, responsabilidades, consecuencias de nuestras decisiones…), no son las causas externas el principal factor estresante, incluso, si bajamos el fuego al mínimo, podemos seguir supeditados al estrés por no limpiar la válvula que nos permite regular y responder de manera proactiva. Inclusive, hay personas, que al apagar el fuego (vacaciones) permanecen en presión, ya que creen que tendrían que estar haciendo (culpa) cosas que no hacen.
Cuando la carga de estrés es muy alta, algunas personas buscan compensar la angustia y el malestar realizando actividades que no dejan de ser huidas para mitigar el dolor de escuchar en su interior. Cuando por fin aceptamos que algo ha de cambiar nos atrevemos a buscar dentro para descubrir lo que “se está cociendo”, y nos atrevemos a rebajar la presión dándonos ciertos permisos como son: “el permiso para equivocarnos”, “ para dejar de agradar a los demás”, “para escuchar nuestras verdaderas necesidades”, “para aceptar lo que no se puede cambiar”…
El estrés está fuertemente vinculado a una emoción: el miedo. El estrés es la respuesta que damos cuando nos sentimos amenazados, cuando tememos por nuestra supervivencia (o la de personas de las que nos sentimos responsables) ya sea física o emocionalmente. La amenaza puede ser una creencia interna o una situación externa, puede ser de tipo físico, emocional o mental. El estrés, en forma de shocks intermitentes, suprime el sistema inmunológico.
La palabra inglesa stress fue empleada por primera vez en un contexto científico por Walter Cannon (1911), quien descubrió la influencia de factores emocionales en la secreción de adrenalina. Cannon también investigó sobre la reacción de lucha o huida, respuesta básica del organismo a toda situación percibida como peligrosa. En esta reacción se liberan catecolaminas desde la médula suprarrenal y las terminaciones nerviosas simpáticas. Este término sirvió posteriormente para designar también a aquellos factores del medio cuya influencia exige un esfuerzo inhabitual de los mecanismos homeostáticos, iniciándose entonces una alteración en el equilibrio del medio interno. Cannon denominó estrés crítico al nivel máximo de estrés que somos capaces de neutralizar o regular.
Hans Selye (1936) publicó sus primeros trabajos sobre el estrés, que posteriormente definió como «la respuesta inespecífica del organismo a toda exigencia hecha sobre él». Selye utiliza el término estrés para designar a la respuesta, y no al estímulo causante de la misma. Una confusión frecuente en la literatura sobre el estrés radica precisamente en el uso indistinto de la misma palabra para referirse a una influencia ambiental, a la reacción del organismo, e incluso a la relación entre ambas.
Si la situación estresante (interna o externa) persiste, aparece el Síndrome General de Adaptación, definido por Selye como «la suma de todas las reacciones inespecíficas del organismo consecutivas a la exposición continuada a una reacción sistemática del estrés».
Este síndrome se caracteriza en su desarrollo por tres fases consecutivas:
- Reacción de alarma. La adrenalina pasa a todos los órganos del cuerpo y los prepara para luchar o huir. A veces aprendemos a vivir con altos niveles de adrenalina para afrontar los retos cotidianos, personales y profesionales. La alta competitividad en el entorno laboral pone en juego la supervivencia, lo que hace que la adrenalina fluya constantemente. Hay personas “adictas” a estos altos niveles de cortisol (efectos eufóricos y anestésicos).
- Estadio de resistencia. El cuerpo intenta reestablecer el equilibrio homeostático (se suele retener agua y sodio en los tejidos).
- Fase de agotamiento. Los mecanismos de defensa del cuerpo empiezan a fallar debido al estrés continuo al que se somete el organismo. Ya no se pueden contrarrestar los efectos del estrés, se suprime el sistema inmunológico.
Muchas personas, entre ellas directivos y directivas, no escuchan su organismo, ni se dan cuenta de los altos niveles de estrés que soportan de manera continuada. Claus Møller (1993), en su libro Employeeship, nos narra una historia internacionalmente conocida, de la que he realizado una adaptación que querría compartir con vosotros:
“Había una vez unos investigadores, en cierta universidad de la que no voy a decir el nombre, que decidieron estudiar las pautas reactivas de las ranas. Según ellos, si introducimos una rana en una olla de agua muy caliente, ésta saltará rápidamente fuera de ella. La rana al verse en peligro reaccionará y huirá rápidamente. Pensará: ¡Socorro, salgamos de aquí! .
Sin embargo, si la introducimos en un acuario, con plantitas y piedrecitas de colores se encontrará en un entorno familiar y no reaccionará, se adaptará fácilmente. Pensará: ¡Fantástico, esto es vida!.
Si poco a poco vamos calentando el agua del acuario, la rana no notará el cambio, por tanto no intuirá el peligro. A medida que el agua se vaya calentando, la rana irá perdiendo reflejos. Seguramente pensará algo así como: ¡Parce que hace un poco de calor, pero bueno, seguro que pasará pronto!
Incluso cuando el agua empiece a estar muy caliente, la rana permanecerá en el acuario y seguirá allí ya que no puede percibir los cambios que se producen, aquellos que le avisan del peligro. Se quedará en el acuario hasta que se cueza totalmente. Podemos llegar a morir si no prestamos atención a la respuesta de nuestro organismo, si no escuchamos lo que estamos sintiendo. ¡Ya somos sopa de rana!
Quizá podáis pensar que los comportamientos de las ranas no tienen nada que ver con el de los directivos, pero lamentablemente, algunos directivos en cierto modo, ¡están en un acuario! Predicen que las cosas mejorarán, se justifican enfocándose en aspectos que no pueden controlar. Su estrategia se basa en un: “Pronto cambiarán las cosas”. Si estos directivos y directivas no reaccionan a las demandas de cambio que notan en su organismo, acabarán con un infarto, un derrame cerebral, hipertensión… ¡Hervirán en el acuario!
Cuanto más consciente soy de mí mismo, menos vulnerable soy al estrés. Mayor consciencia y menor vulnerabilidad están relacionadas con la capacidad de regular nuestras emociones. Si por ejemplo, al realizar un trabajo, éste no sale bien, puedo:
- Avergonzarme (soy un inútil, nadie puede saberlo)
- Culparme (debería haberlo hecho mejor)
- Angustiarme (ahora todo irá mal)
- Asustarme (¿qué van a pensar de mi?)
- Paralizarme (no puedo hacer nada para solucionarlo)
- Manipular (es culpa del jefe que no me informó bien)
- Enfadarme (¡me daría de bofetadas!)
- Negarlo (seguro que nadie se da cuenta, tampoco hay para tanto)…
Pero también puedo conectar con:
- La humildad, el coraje y la valentía (bueno, voy a pedir ayuda para resolverlo)
- La aceptación (esto me puede pasar, no siempre me va a salir bien)
- La capacidad de aprender (ahora que me he dado cuenta en qué me he equivocado, lo tendré presente para la próxima vez)
- La responsabilidad (seamos prácticos, ya está hecho, ahora se trata de solucionarlo)
- El amor (primero me voy a tranquilizar y serenar, confío en que lo sabré resolver, voy a ponerme a ello y así me sentiré mejor)
- La creatividad (realmente, la manera en que lo estaba haciendo no era la mejor, que gran oportunidad para cambiar la estrategia y buscar nuevas maneras de lograrlo)
Nosotros creamos las respuestas, nosotros elegimos como afrontar la carga de estrés en función de lo que decidimos pensar y del rol que queremos asumir en nuestra vida.
La mayoría de nosotros nos movemos en el mismo nivel de conciencia durante bastante tiempo, pero desde la reflexión y el autoconocimiento podemos llegar a niveles de conciencia mayores como el amor, la confianza y la creatividad, que serán lugares más adecuados para sobrevivir a los constantes desafíos de nuestra vida.
¡No seáis como las ranas, sin nivel de conciencia!!!!
¡Prestad atención a los cambios, escucharos!
¡No os quedéis hervidos, saltad pronto fuera del acuario!
¡Movilizad vuestras energías!
¡Aprended a regular vuestras emociones y daros el permiso para expresarlas correctamente!
Hermínia Gomà
26 febrero 2015
Barcelona
Bibliografía
Hawkins, D.R. (2014). Dejar ir. El grano de mostaza.
González de Rivera, J.L. El síndrome de estrés postraumático (SEPT). Psiquis, 1990, 11:289-298.
Valdés, M. y De Flores, T. Psicobiología del estrés. Martínez Roca, Barcelona, 1990
González de Rivera y Revuelta, J.L. (1994) Capítuo XLV Estrés, homoestasis y enfermedad Publicado en: Psicologia Médica Editor: A. Seva Ino Reprodecciones (pag 1-7)
43 Comments
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Hermínia, muchas gracias por compartir tus intereses y conocimientos de gran profesional con nosotros.
Me gustaría compartir que para este curso me he propuesto prestar más atención a mi ser y a mi alrededor, ya que antes era del tipo de ranita que se cocía. Es sorprendente la cantidad de emociones que tenemos a lo largo del día.
Cenk Dileme
My especial take away from this article is the metaphor olla a presion. It arrives when we are so much stressed that we cannot really control our emotions since we are at the point that our physics and mind is not ready to support this pressure anymore. This is the moment when we explode.
The best solution to avoid the limit point is that we never let it come to this point of explosion meaning continuously take away the loaded stress in an aware manner which is connected mainly to our emotional intelligence capacity that we have to exploit and work on. Training this capacity is a good way to avoid this points of emotion but its training needs much time and patience.
ÚRSULA MARTÍNEZ
Gracias Hermínia por compartir este artículo con un tema tan interesante y tan presente en nuestras vidas.
la reflexión que extraigo de la lectura, es que la premisa principal es ser conscientes de nosotros mismos, nuestros pensamientos, sentimientos y acciones. En el momento que nos damos cuenta de que la forma en que gestionamos alguno de ellos no conlleva armonía, sino que por el contrario genera malestar, es que algo va mal; es que la olla a presión esta pitando en senyal de alarma. Algo va a explotar y seguro que vamos a ser nosotros.
En última instáncia siempre nos queda el poder de decicir libremente como queremos sentirnos y que conceptos queremos tener de nosotros mismos. Seguramente necesitemos trabajo de autoconicimiento, pero al final podremos elegir no quedarnos hervidos y !saltar del acuario!
Relacionado con el tema, me gustaría compratir un pequeño librito realizado por Miguel Costa, Zulema Aguado e Itziar Cestona; a través de del Centro de Promoció de Hábitos Saludables, titulado «El estrés y el arte de amargarnos la vida».
Como he podido encontrrlo on-line, comprato el link: http://www.madridsalud.es/publicaciones/saludpublica/Estres_arte%20amargarnos%202009_.pdf
Mónica Rodríguez DiMartino
Pues a mí me ha gustado especialmente, la figura de «la ranita en el acuario, con las plantitas y piedrecitas de colores…» Si, sí…como «la ranita del paraíso»…Podría parecer ingenuo o infantil, pero lo planteo como una reflexión seria. En días como los actuales con más de 30ºC! pensar en ollas, presión, aguas que se calientan, pérdida de inmunidad, …de salud, de alegría, de sosiego y vida! Qué importante es disponer de toda ésta información, y en tantos casos de la triste experiencia, con respecto al stress y sus consecuencias. Qué importante disponer de éste espacio en el que compartir el conocimiento y la oportunidad para la reflexión! Qué importante poder elegir qué es lo importante y actuar sobre ello! Qué importante poder elegir la actitud y vida proactiva y sembrar a todo nuestro alrededor sus semillas… Me he permitido buscar y comparto con vosotros, el significado del término»euforia» y procede del griego, en el que «eu» implica todo lo bueno, bello y verdadero, mientras que»euforia»significa “fuerza para soportar” haciendo referencia a la capacidad para tolerar el dolor y las adversidades en general, siempre que haga falta! Apuesto convencida en que con buenas elecciones y la dosis adecuada de eustréss…podemos lograrlo! Muchas gracias Herminia, y a todos por compartir!
Sandra Gómez
Estupendo artículo Herminia! desde el inicio de su lectura he sentido esa olla interior, todas esas situaciones a las cuales nos vamos sometiendo, poco a poco, lenta y sutilmente, como a las ranitas de la historia. Y sin darnos cuenta, con el paso del tiempo, llegamos a un punto donde no hay bienestar, no hay equilibrio. Sólo hay desequilibrio, malestar, estrés y enfermedad.
Es de vital importancia que hoy en día hagamos una llamada de atención sobre este tema, ya que el estrés cala sin darnos cuenta.
Responder y regular nuestras actitudes con respecto a estas situaciones es vital para mantener un equilibrio en nuestras vidas.
El autoconocimiento, el aceptar que las situaciones son las que son, y que el único responsable de lo que siento y cómo lo siento es uno mismo, nos puede ayudar a gestionar de forma proactiva estas situaciones límite.
Miestras avanzaba en la lectura del artículo me he acordado de un vídeo producido en los años 60 por Walt Disney, donde ilustra de forma muy divertida y didáctica esta cuestión, y principalmente como afecta de manera directa sobre nuestra salud física:
https://www.youtube.com/watch?v=7nKYZnL4n6I&list=PLg1Kt-ki3knD4yTUF3q1TsRdVRNOD_4I3
Me quedo con la frase «cuanto más consciente soy de mi mismo, menos vulnerable soy al estrés» Desde esta reflexión interna, puedo identificar encima de que fuego me encuntro, que se cuece en mi interior, cómo estoy liberando o no esta tensión acumulada, qué me puede ayudar a disminuir la intensidad del fuego, y qué permito que se libere.Con todo esto podemos ser más conscientes de nosotros mismos, de aquello que nos afecta, cómo nos afecta y que tiene efecto acumulativo,que hago o dejo de hacer con respecto al estres. Permite evaluarnos, y de este modo ver la situación en la que me encuentro para poder cambiarla, y así evolucionar y crecer. Gracias!
Manuela Núñez
Este artículo me ha recordado una vez más la importancia de la gestión emocional, de escucharme a mi misma para poder responder de una manera adecuada y, en cierta medida, adaptativa al entorno. Responder de la manera automática y reactiva de culpabilizarme o culpabilizar al otro, quedarme en la queda, no me llevará a solucionar ninguna situación sino a generar malestar en mi y, seguramente, también en mi entorno afectando mis resultados como individuo y como profesional. «Cuanto más consciente soy de mí mismo, menos vulnerable soy al estrés», esta frase me hace analizar cómo antes de conocer el coaching teleológico lo había entendido todo mal. Pensaba que entre más control, «mimetizacion» con el entorno y no escuchar mis pensamientos, más fácil sería relacionarme, expresarme y más lejos estaría del estrés. Ahora comprendo que para poder relacionarme, expresarme y ser yo misma (que está muy alejado del estrés) lo principal es escucharme y saber cuáles son mis necesidades, saber si estoy en línea con mis objetivos y conocer si estoy siendo congruente con mis valores y principios. Ahora comprendo que sólo de esta manera puedo ser realmente yo, escuchándome y definitivamente no «mimetizándome» con el entorno.
Gracias Herminia
Gabriela Pérez
El artículo me llamó la atención desde su título, pero sobre todo por “las ranas”, y me ha encantado reflexionar sobre las preguntas que planteas al principio, con la metáfora de la olla de presión. Realmente necesitamos tener buenas estrategias que nos ayuden como válvula de escape de tanto estrés. Me ha parecido muy enriquecedor lo que comentas sobre el Síndrome General de Adaptación (Selye) y la importancia de los permisos, pues creo que muchas veces caemos en el estrés por no darnos permiso ni tan solo a descansar o a tomarnos tiempo en encontrar esa válvula de escape.
Volviendo a mi impresión de ver a las ranas e el título, realmente puedo decir que muchas veces me parezco a esas ranas del experimento! Cuán importante es que escuchemos a nuestro cuerpo! (que es sabio, como dicen). En este sentido, me quedo con tu frase “Cuanto más consciente soy de mí mismo, menos vulnerable soy al estrés”, la cual aplicaré en estos momentos en los que paso por una temporada de estrés. ¡Gracias Herminia!
Laura Font
Este artículo me ha gustado mucho, así como la metáfora de la rana que es muy ilustrativa.
Como estudiante estoy constantemente bajo un nivel de estrés por todas las fechas límite y pensamientos tipo «tengo que hacer…», «tendría que estar haciendo…». Aunque parece que obviamos como nos sentimos porque «tenemos cosas que hacer» es importante darnos el tiempo de sentir, entender como nos sentimos, ya que tal como expone Hermínia «Cuanto más consciente soy de mí mismo, menos vulnerable soy al estrés. Mayor consciencia y menor vulnerabilidad están relacionadas con la capacidad de regular nuestras emociones».
Laia Jodas
Probablemente me siento identificada ya que si me permito un tiempo para mí, para descansar, me siento culpable por no estar haciendo los mil trabajos de la universidad o no estoy estudiando, y por decirlo de alguna manera siento que estoy “perdiendo el tiempo”. Y aquí es cuando aparece el estrés. Parece que la sociedad de hoy en día tiene que estar en constante presión, con urgencias y prisas. Muchas veces nos cuesta gestionar esta “olla a presión” y lo que conlleva. Pero está claro que a veces tenemos que darnos premiso para centrarnos en nosotros. Tenemos que afrontar las situaciones y aprender a gestionar las emociones conectando con nosotros mismos, con la confianza, la responsabilidad, la capacidad de aprendizaje, etc.
Sandra Macho
Me declaro culpable de haber vivido en un continuo estrés durante demasiado tiempo. En mi caso en particular, era yo misma la que avivaba el fuego de la olla, exigiéndome y presionándome a mi misa, como si no fuese suficiente todo lo que tenía que hacer.
Desgraciadamente un día me paso como a la rana, “ya estaba cocida”, era demasiado tarde,… mi cuerpo dijo basta y me mente se paralizó, como consecuencia de episodios continuos de migraña y vértigos, que me impedían seguir adelante con mi día a día. Fue este el momento en el que tome consciencia de que había algo que no estaba haciendo bien, y a partir de aquí empecé a buscar un método para encontrar esa válvula de escape, y hacer que esta funcionase bien, y me pregunte lo siguiente; “¿Tratarías a otra persona como tú te estás tratando a ti misma? ¿Le exigirías y presionarías del mismo modo?” Mi respuesta fue un rotundo NO, y me di cuenta de que me estaba maltratando a mí misma.
En mi opinión, vivimos en una sociedad que ya nos exige demasiado como para que nosotros mismos nos exijamos aún más, y que con ello pongamos en peligro nuestro bienestar. Hay que ser conscientes de donde están nuestros límites y consecuente con nuestros actos.
Saludos,
Martha Geller
Me ha encantado el artículo, pues me he sentido identificada al leerlo. La metáfora de la olla y sobre todo las preguntas planteadas, me han llevado a un espacio de reflexión. He visualizado la olla tapada encima del fuego a punto de explotar, e instantáneamente he conectado con mi situación logrando ver mi realidad desde una perspectiva más elevada. Es realmente indispensable aprender a regular nuestras emociones, autoconocerse y confiar en uno mismo, para enfrentar la caga del estrés y cualquier adversidad que la vida nos presente. Considero que si confiamos que la vida nos ha dado los recursos internos que necesitamos, venga lo que venga seremos capaces de afrontarlo. Cada uno decide y es responsable sobre como enfrenar la carga del estrés y los contratiempos en general, “si bien muchas veces no elegimos todas las cartas que nos dan, si elegimos como jugarlas”.
Raul Montero
La metáfora de la olla me parece muy acertada. Creo que muchas veces no identificamos nuestro estres y lo convertimos e integramos y no hacemos nada ya que preferimos quedarnos calentitos en nuestra zona de confort como la rana, hasta que acabamos quemándonos.
Y me reconozco en cuanto al tener un nivel de conciencia mayor, decido como afrontar esa carga de estrés, decidiendo lo que quiero pensar y el rol que quiero asumir en mi vida, dándome el poder para liderar mi vida.
Gracias por el artículo.
Monica Agustí
A veces parece inherente al puesto directivo un determinado nivel de estrés por las responsabilidades del puesto, pero en realidad, después tras más de 20 años trabajando en el mundo de la publicidad y el marketing me he dado cuenta que hay directivos, especialmente en la alta dirección, que son capaces de transmitir calma y serenidad y que parece que tienen todo el tiempo del mundo, así que, más allá del contexto de la propia empresa, la gestión personal de ese estrés en positivo (porque exigencia seguro que la hay!), como indica el artículo, es la clave del éxito.
Pero además, existe un estrés muy cotidiano, el estrés del cargo intermedio, del parado de alta duración y de muchas mujeres, entre otros, por aquello del “nosotras que lo quisimos todo” parafraseando el título del reciente libro de Sónsoles Onega, por las dificultades de la conciliación familiar y profesional, especialmente en nuestro país.
Muchas gracias Herminia por darnos la oportunidad de reflexionar, con fundamento, sobre un tema tan relevante para nuestra sociedad.
Raquel Cordoba
Hola Herminia,
Genial historia la de las ranas, y una cruda realidad. Si pensamos «ya cambiarán las cosas», las cosas nunca cambian, y es probable que nos demos cuenta del necesario cambio cuando ya sea demasiado tarde. Aceptación ante todas las cosas y dejar liberarnos de todo aquello que nos sobrecarga, que nos hace estar inquietos, no convertirnos en sopa de rana. A parte de la aceptación creo que tiene un papel muy importante el responsabilizarnos de nosotros mismos, ya que siempre es mucho más fácil culpar al otro, aunque no sirva de nada, quizá para que la olla hierva más.
¡Gracias Herminia!
Cristina Hernando
Concuerdo con la historia de la rana. Muchas veces ignoramos como nos sentimos, ya sea porqué no es el momento o porqué realmente nos duele sentirnos de aquella manera. Para muchas personas, entre las cuales me incluyo, evitarlas o ignorarlas es una estrategia que funciona bastante bien; aunque, desgraciadamente, sólo sea a corto plazo. Como bien comentas en el artículo, el estrés, el miedo y dolor van aumentando y, al no tener una vía de escape, la presión se incrementa sin darnos cuenta. Al final, llega un momento en el que no puedes más y acabas explotando, consiguiendo liberar esa presión aunque no de la mejor manera. Hasta el punto de sentirse mal por «no haberse podido controlar más».
Tenemos que aprender a confiar en nosotros mismos y, «darnos un respiro» sobre toda la vergüenza, culpa, angustia, miedo, etc. Y, como se refleja perfectamente en el artículo, hay que aprender a entenderse y re-conectarse con la humildad, coraje, aceptación, etc.
Un libro muy interesante que leí relacionado con este tema es: ¿Por qué las cebras no tienen úlcera? ~ Robert M. Sapolsky
Laura Martínez
!Qué importante escuchar nuestro interior y especialmente hacerle caso! Cuando nos escuchamos de verdad, yo lo relaciono con el respeto y amor a uno mismo y desde ese punto darse permiso, escucharse, perdonarse, aceptar que hay momentos en que hay que pedir ayuda, hay que cambiar cosas, ser valiente lanzarse. En definitiva ser libre para sentir y gestionarlo, darnos un tiempo a nosotros mismos cada día de silencio interior, paz y serenidad. De lo contrario, podemos estar en riesgo de adaptarnos al estrés e incorporarlo hasta que enfermemos en nuestra totalidad ( no solo en lo físico) Tiempo de silencio y sinceridad con nosotros mismos.
Itsaso
Sin duda aún con el fuego apagado nuestro interior puede seguir hirviendo, y es entonces cuando resulta aún más complicado poder detectar cales nuestro fuego qué es lo que esta impidiendo dejar salir el calor. Gracias por esta metáfora que nos ayuda a ver que todos somos susceptibles de mantenernos en una situación estresante y no saber cómo gestionarla y sobre todo por las alternativas más sanas y eficaces como son la responsabiliza, amo, creatividad etc. Que me las guardo para tenerlas en cuenta en el futuro.
Víctor Melero
Buen artículo y muy interesante. Me ha encantado la metáfora de las ranas. Me quedo con la idea de que nosotros creamos las respuestas y podemos elegir cómo afrontar nuestra carga de estrés. El problema es que cuando estás metido en situaciones así, difícilmente te paras a pensar en cuál sería la respuesta más eficaz o cuál te permite un mayor bienestar. Con este artículo he podido ver claro lo importante que es tomarse un tiempo para reflexionar y alcanzar un mayor nivel de consciencia en el que encontraremos mejores respuestas y seremos menos vulnerables.
Silvia
Lectura muy enriquecedora ya que la mayoría que vivimos en la ciudad llevamos un ritmo frenético por querer abarcar muchas cosas y tenemos que pararnos a pensar que llevar este tipo de vida no es bueno para nuestra salud, sino queremos acabar como la rana, mencionada en dicho artículo, en un trágico desenlace.
Así que me llevo que tenemos que tomar conciencia de uno mismo y conectar con el amor, la confianza y la creatividad, entre otros, para afrontar mejor los desafíos que nos presenta continuamente la vida.
Gracias Herminia
Sara Arnau
Me encanta el cuento de las ranas, y sobretodo me quedo con las preguntas que hacer sobre la metáfora de la olla, que me han servido al leerlas para la autoreflexión. Me encuentro en un momento importante donde tengo que aprender a sobrellevar el estrés y desde luego, es algo esencial para la vida contemporánea, un tema crucial para ser adulto y responsable de tu propia realidad. Es una gran tarea y por lo tanto, requiere siempre que esas preguntas que suscitan la culpa y el pensamiento negativo den paso a las siguientes, a la confianza, al amor… al final ser consciente de que te estás estresando es una oportunidad que te puede suscitar a plantearte cambiar, y puede ser uno de los motivadores clave. Y todo proviene de la conciencia de uno mismo, tan importante para todos los aspectos de la felicidad…
Rocio
Me parece excelente la reflexión asociada a cómo reaccionar/responder al estrés y cómo podemos ver una situación de estrés como una oportunidad de aprendizaje mas que como un problema o una carga. En nosotros esta cambiar el lente con el que miramos las situaciones: ¡¡¡Más humildad, valentía, coraje, responsabilidad, menos miedo, vergüenza o rabia!!! Es mas saludable y nos ayuda a afrontar las situaciones desde una perspectiva mucho mas positiva.
Gracias
Elena Resina
Me ha interesado este articulo ya que creo que nadie se salva del estrés y me ha permitido reflexionar sobre como gestiono el mío. Leyendo como el estrés nos puede afectar creo que tendríamos que trabajar como gestionarlo ya que en muchas ocasiones son hechos externos que no podemos evitarlos pero si que podemos aprender a controlar y regular como nos tomamos las cosas y como regulamos nuestras emociones para que esta olla presión no acabe explotando.
Jan Bisbal
Artículo muy interesante. En los tiempos en los que vivimos, el estrés está a la orden del día. El hecho de saber donde están nuestros límites y gestionar nuestras emociones pueden volver a equilibrar el balance que el estrés rompe.
Muchas gracias.
Isidora López Ugalde
Muchas gracias Herminia por el post, me ha gustado mucho.
Ha habido varios puntos que me han llamado bastante la atención. Como por ejemplo, que sólo haces referencia al «estrés negativo» (distres, o sea, la sensación, por parte de la persona, de incapacidad de llevar a cabo la tarea que se plantea, debido a que esta es demasiado exigente y carece de los recursos necesarios), y no al «estrés positivo» (eustres, es decir, la estimulación, que haría el papel de elemento facilitador, para que se lleve a cabo un cambio). Ya que los líderes son responsables de sí mismos, y están abiertos a la mejora constante, es decir, al cambio, creo que hubiese sido interesante comentar también esta parte positiva.
Por otro lado, lo siguiente que me ha hecho conectar con los conceptos que damos en clase, ha sido la metáfora de la «Sopa de rana». Como ya hemos cursado la parte del temario que hace referencia a la corporalidad de los clientes, y a la importancia de la misma a la hora de llevar a cabo una sesión. Soy más consciente de la información que este nos da. Cuando alguna circunstancia nos está superando, o la manera en la que la estamos abordando no es la mejor para nosotros, el cuerpo, nos empieza a avisar desde el principio. Hace pequeños toquecitos de atención, que cada vez son más fuertes si no le hacemos caso. Parafraseando a Alex, llega un día que el aviso tiene forma, pinta y síntomas de úlcera… porque se trata precisamente de eso, una úlcera.
El estrés negativo, por lo tanto, estaría relacionado, por lo que he extraído de la lectura, con la forma que afrontamos los acontecimientos con los que nos enfrentamos que se nos presentan día a día. La estimulación externa, es precisamente eso, la realidad en la que estamos, viene dada de fuera. Es decir, sobre lo que nosotros tenemos decisión, podemos escoger es sobre la manera en la que reaccionamos, y con las cosas con las que conectamos. Podemos conectar con el miedo, y por tanto no salir tan airosos, o conectar con nuestra responsabilidad sobre nosotros mismos, con nuestro líder interior. Preguntarnos, ¿qué tiene que ver conmigo?, ¿qué quiero demostrar? ¿A quién quiero demostrar? Para saber con qué miedo o miedos estoy conectando. Hacer un ejercicio de introspección para poder mejor mi autoconocimiento, de manera que cada vez pueda llevar mejor esas situaciones incontrolables que conforman la vida de cada uno.
Me quedo con una de las frases finales, que realmente me ha resonado: “Nosotros creamos las respuestas, nosotros elegimos como afrontar la carga de estrés en función de lo que decidimos pensar y del rol que queremos asumir en nuestra vida”. Pone el acento en nosotros, en mí, ya que nosotros somos quienes tenemos el poder sobre nosotros mismos.
Muchas gracias otra vez Herminia.
Andrés Cortés
Me causa curiosidad saber, que a costa de agradar a los demás pongamos en funcionamiento la manipulación, el engaño, la culpabilidad, entre otras, que generan un sin fin de consecuencias para nuestra salud mental, física y emocional; y que además la solución sea conectarse con uno mismos, a través del amor, la creatividad, la aceptación, etc. Con curiosidad quiero decir que me resulta algo irónico, que como seres sociales en nuestro empeño por pertenecer,nos alejemos de nuestra individualidad, sin ser si quiera conscientes de ello, lo cual tiene consecuencias negativas y puede terminar por alejarnos de los demás. En definitiva, ello me ayuda a comprender mejor, porque el coaching se empeña en centrarnos en nosotros mismo, ya que significa volver a ser lo genuinos que siempre hemos sido y a sentirnos a gusto en nuestras interacciones sociales.
Diana Sánchez Casanova
Me ha parecido un buen artículo de cara a reflexionar sobre cómo gestionamos nuestros niveles de estrés. Es cierto que muchas veces soportamos un alto estrés sin darnos cuenta, hasta que es demasiado tarde, de que hemos alcanzado nuestro límite. Esa es la cuestión, darse cuenta y no dejar que el estrés, ni el miedo, te acaben dominando, tratar de verlo de otra forma.
Albert Díaz Caro
Bonita reflexión y bonita metáfora. Imagino que hay ranas que prefieren quedarse en su acuario aún sabiendo que el agua se está empezando a calentar mucho. Salir del mismo les implicaría abandonar su zona de confort, con lo cual quedaría remarcado uno de estos refranes que tanto llegamos a oír de «más vale lo malo conocido que lo bueno por conocer». A pesar de ello considero que cada vez somos más los que tenemos ganas, valentía y fuerza para ver el mundo real, y no solo a través del cristal. Hablamos de conciencia pero es un término tan claro y lógico como ambiguo y subjetivo, de esas cosas tan claras para unos y tan difíciles para otros. Todo ello, eso sí, considero que tiene una base en un proceso de auto-conocimiento personal. A partir de ahí, la rana puede incluso llegar a volar…y si no, ¡al tiempo!
Natalia López Ojeda
Me ha parecido muy acertada la metáfora de la pecera y las ranas. Creo que refleja perfectamente la capacidad contraproducente que desarrollamos las personas a adaptarnos ante la presencia de una situación adversa. Hay que darse cuenta cuando nuestra pecera se está calentando a niveles aversivos antes de quemarnos por completo, y buscar alternativas hacia una mejor calidad de vida; y no dejarnos llevar por las situaciones que nos hacen estar mal, solo por el hecho de creer que no tendrán tan malas consecuencias, que ya mejorarán o por creer que no podemos hacer nada para evitarlas.
Creo realmente que es un artículo que hará reflexionar y tomar conciencia a muchos de los que lo lean, incluida yo.
Paula Folch
L’utilitzar la metàfora en processos de canvi és revelador; el coachee agafa una perspectiva diferent, s’eleva a un altre nivell de consciència sense deixar de referir-se a la seva situació en concret.
Gràcies per compartir!
Joan Rullan
El fuego es algo que frecuentemente depende de variables externas que escapan a nuestro control, por lo tanto es importante aprender a regular las emociones y tener nuestra válvula de escape en perfecto estado. Muy curioso el ejemplo de la rana en el acuario que se va calentando el agua, todo a nuestro alrededor es dinámico y puede ocurrir que estos cambios sutiles vayan cargándonos de estrés progresivamente de manera que no seamos conscientes de ello.
Karin Schuster
Gracias Herminia por este excelente y oportuno artículo.
En general en las organizaciones los ejecutivos tienen altos niveles de stress por presiones externas, ventas, resultados o por presiones autoimpuestas. Es usual que ocurra en personas recientemente promovidas y que las empresas no preparan para este cambio «stressante».
Como coach podemos ayudar a nuestros clientes a darse cuenta, a colocarse en el círculo de influencia gestionando sus emociones adecuadamente.
Inés Caralt
Como en muchos otros temas trabajados en el Institut Gomà, con este artículo me doy cuenta de que tampoco soy inmune al estrés. Temas que creo tener controlados o incluso superados me sorprenden cuando los analizo desde tu punto de vista de coach. Yo también me he acostumbrado al convivir con el estrés hasta el punto de no ser capaz de desconectar en vacaciones o de sentirme culpable si me siento a ver una película un domingo por la tarde porque “seguro que tengo mil cosas que hacer”. Otra cosa que me preocupa es que, además de afectar al sistema inmunológico como mencionas, el estrés crónico puede ser causa de la pérdida de neuronas en el hipocampo, lo que provoca fallos de memoria a largo plazo. Actualmente estoy en vilo por el resultado de un concurso al que presenté a mi empresa. No dejo de darle vueltas a lo que ocurrirá y a como lo afrontaré en caso de que la respuesta sea negativa. Las opciones que planteas, sobre todo las de conectar con la capacidad de aprender y con la creatividad, me van a resultar de mucha utilidad en este y en muchos otros casos parecidos. ¡Gracias!
Ana Bolsa
Me resulta muy interesante este artículo y la metáfora de la olla a presión me parece muy acertada ya que cuando estamos sometidos a mucha presión y acumulamos mucho estrés llega un momento que nos sentimos exactamente así, como una olla a punto de explotar. Si la explosión llega a producirse el contenido de la olla se desparrama sin control por todas partes ensuciando paredes, suelos…provocando un caos en la cocina. Así mismo ocurre en nuestra vida, con nuestras emociones, si no hemos ido liberando la presión poco a poco mediante la válvula de escape, acabamos explosionando y desparramamos de forma desordenada y caótica todo lo que hemos estado acumulando durante mucho tiempo (malestar, emociones con carga negativa, etc..) ensuciando todo aquello que nos ha costado construir, que valoramos y que queremos mantener limpio. La manera de liberar poco a poco esa presión es mediante la válvula de escape y es responsabilidad nuestra mantener en buen estado todas las piezas de nuestra olla para asegurar un funcionamiento óptimo. La regulación emocional (expresando como nos sentimos, diciendo lo que pensamos de forma asertiva, regulando nuestras emociones, cuidándonos, priorizando lo importante y lo urgente, gestionando nuestro tiempo de manera eficaz, olvidándonos del ego, perdonando nuestros errores, premiándonos por nuestro éxitos, en definitiva cambiando nuestra actitud frente a los conflictos que surgen en la vida diaria) representa la válvula que nos permitirá ir manteniendo la presión interna a raya para que no se acumule llegando a niveles poco saludables. Gracias
Ana Bolsa
Me parece magnífica la metáfora de la «olla a presión» ya que resulta muy acertada, cuando estamos bajo mucha presión y nos sentimos estressados, nos sentimos exactamente así, a punto de explotar. La capacidad de ir liberando esa presión poco a poco por la válvula de escape es una competencia de la inteligencia emocional que todos deberíamos cuidar, mantener y desarrollar.
Cuando se obstruye la válvula, acumulamos mucha presión y finalmente explotamos, lo que ocurre entonces es que el contenido se desparrama, salpicando, ensuciando y estropeando todo aquello que normalmente queremos tener limpi. Volver a recomponer todo eso, resulta en ocasiones una labor difícil. Así que mejor prevenir que curar, seamos responsables y hagamos un buen mantenimiento de nuestras piezas, para asegurarnos que todo funciona lo mejor posible. Gracias
Albert Martin Magret
Excelente artículo Herminia!
Muy apropiado para el ritmo frenético al que nos exponemos actualmente en la sociedad del capitalismo. Me ha parecido especialmente interesante la metáfora de la rana en el acuario, como a fuego lento no nos damos cuenta de que va subiendo la temperatura y presión. A veces sucede que uno vuelve de las vacaciones relajado y con el propósito de mantener las revoluciones bajas y poco a poco sin darse cuenta vuelve al ritmo frenético y estresante anterior a las vacaciones.
Gracias
gemma bendicho
Genial exposición de una realidad con la que nos encontramos muchas personas, en algún momento/momentos de nuestra vida y ni siquiera hace falta ser un alto directivo. La sociedad en la que vivimos, demandante de prisas, urgencias, exigencias, ser el mejor en todo, si no tengo la agenda llena no soy interesante, si no contesto un mail en un minuto no soy lo suficientemente ágil, nos hemos acostumbrado, sobre todo en el entorno laboral a que todo es urgente. El otro día justamente comentaba con un compañero de trabajo tras que llegara un mail que pedía algo «urgente» que estaba cansada de oír que todo era urgente y le decía: urgente es cuando alguien va al hospital tras tener un infarto o un ictus,que realmente en ese momento si que hay que actuar con urgencia pues le va la vida a esa persona.
Recibes la presión exterior y desde el interior empiezas a querer poder con todo, te auto convences que puedes con todo y que ya llegarán las vacaciones, que ya vendrán épocas mejores y resulta que lo que viene un días es que te enfadas con alguna de las personas que más quieres, que te sale alguna dolencia física que el médico te dice: son nervios, tómate estas pastillas para dormir (cosa que puede hacer que empeore más el cuadro) y llegan las vacaciones y los niveles de ansiedad son tales que a lo que consigues bajarlos ya tienes que volver a incorporarte al trabajo. En definitiva, como dice el articulo la olla explota, resulta que eres una olla express con la válvula totalmente taponada y si alguien ha visto una olla express explotar será consciente del efecto que causa a su alrededor.
Ojalá cuando estudiamos una carrera, cuando vamos al médico o en algún momento de nuestras vidas, alguien nos explicara lo que explica el artículo y nos advirtiera de que tengamos la válvula de escape en perfecto estado de conservación, para que día a día la presión salga en su justa medida y de este modo evitar que «la olla explote».
Esther
Ben cert Herminia! Des de l’autoconeixement és com podem prendre consciència i saber gestinonar el termostat de la situació. Gràcies.
Clàudia
Este artículo me ha abierto mucho los ojos, es algo que sé pero que necesitaba revisar. Creo que en mi vida personal me he acostumbrado a vivir con un nivel de estrés superior al «normal», de hecho creo que he normalizado mis estados de ansiedad como algo normal en mi. Y este artículo me hace reflexionar cómo quiero vivir las cosas en mi vida y a qué ritmo quiero andar.
Muchas gracias, ha sido fantástico conectar con esta parte de mi!
Isabel Aranda
Magnifico Herminia, mi enhorabuena por tu trabajo, lo bien que fundamentas los fenómenos y los relacionas oon el día a día.
Tatiana Hutinel
Excelente articulo Herminia!
Un tremendo aporte a la reflexión y al despertar personal de autoconocimiento, elección y empoderamiento personal.
🙂 Un abrazo
Andreu
Molt bo! Molt bo Herminia! Felicitats 🙂
Cecilia
Muy ilustrativo, oportuno para trabajar al inicio del año laboral, guardar las respuestas y volverlo a trabajar al final del año…luego comparar y contar… cuántos sobrevivimos o morimos detro de la olla, saludos! Cecilia
santiago
Excelente como siempre herminia pero muchas veces depe demos de la observacion de un superior que parece que no comete errores y trata de hundirte en la culpabilidad aunque se que es dificil ver tu propia biga que hacer con esa efervecencia .bueno he encontrado la respuesta.※⊙ Gracias