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Dialogar, el arte de construir puentes
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Dos hermanos, cuyas tierras colindaban, un día tuvieron una grave discusión. Desde entonces llevaban meses sin hablarse. De repente dejaron de colaborar, después de una vida de intercambio y ayuda mutua.
Una mañana alguien llamó a la puerta de Juan, el hermano mayor. Al abrir la puerta, encontró a un carpintero.
– Estoy buscando trabajo por unos días – dijo el extraño.
Juan respondió:
– Sí, tengo un trabajo para usted. Mire aquella granja al otro lado del arroyo. Ahí vive mi hermano menor, que es mi vecino y hace meses que no nos hablamos. Quiero que construya una cerca de dos metros de alto con aquellas maderas que encontrará en la orilla del rio. No quiero verle nunca más.
El carpintero le dijo:
– Creo que comprendo la situación. Muéstreme donde están la sierra, los clavos y la pala. Le entregaré un trabajo que lo dejará satisfecho.
El hermano mayor dejó la granja por el resto del día para ir al pueblo. El carpintero trabajó todo el día midiendo, cortando y clavando. Al anochecer, cuando el granjero regresó, el carpintero había finalizado su trabajo.
El granjero quedó con la boca abierta. ¡No había ninguna cerca! El carpintero había construido un puente. Un puente que unía las dos granjas traspasando el arroyo.
En ese momento su hermano menor vino desde su granja, cruzó el puente y abrazó a su hermano diciendole:
– ¡Eres una gran persona! Gracias por construir este hermoso puente después de lo que pasó. ¡Te añoraba muchísimo!
Los dos hermanos se reconciliaron e invitaron al carpintero a celebrar su reencuentro.
– Me gustaría quedarme, – dijo el carpintero – pero son muchos los puentes por construir.
Fuente: Internet autor desconocido, versión adaptada
Piensa en algún conflicto que tengas actualmente con alguien. Fíjate dónde estás poniendo tu energía. ¿Estás buscando la manera de construir un puente o estás levantando muros?
En el origen de todo diálogo está la relación interpersonal de los seres humanos entre sí. Cómo dice el poeta alemán Friedrich Hölderlin: “Desde un diálogo somos y oír el uno del otro podemos”. Todo diálogo implica una interacción, una escucha en términos de igualdad. A través del diálogo podemos escuchar las experiencias, conocimientos, sentimientos el uno del otro. A través del verdadero diálogo podemos expresarnos libremente, opinar, discrepar o apoyar los puntos de vista del otro, sin la intención de imponer o manipular. Un diálogo es un proceso de construcción y comprensión entre personas que buscan una auténtica reciprocidad.
Para que exista el diálogo un factor esencial es el respeto por las diferencias. Si reconocemos y aceptamos que somos diferentes podremos abrirnos al diálogo. Cuando nos abrimos a esta posibilidad permitimos que los demás se expresen libremente. Por favor, para un momento y analiza:
- ¿Qué te impide poder dialogar con ciertas personas?
- ¿En qué situaciones no te permites escuchar abiertamente?
- ¿Cómo te sientes cuando el otro se impone o te manipula?
- ¿Eres consciente de que quizá tú también lo hagas con algunas personas?
En su libro, Ser persona, el arte de ser plenamente humano (1986), Leo Buscaglia, nos dice que tenemos derecho a sentir lo que sentimos, aunque estos sentimientos sean desaprobados por los demás, tenemos el derecho a compartir nuestros sentimientos sin tener que justificarlos. Cuando podemos ejercer este derecho mutuamente, estamos dialogando, estamos creando una realidad que antes no existía, un nosotros que nos abre las puertas a la cooperación, un puente que nos lleva al encuentro y la colaboración.
L.A. Ríos Perea en su artículo La comunicación auténtica nos dice: “La diferencia exige oír las palabras y los silencios del otro. El arte de saber escuchar equivale al arte de amar. En este sentido hay que demostrar entusiasmo ingenuo y apasionamiento espontáneo por lo distinto, por la diferencia. Las relaciones de tolerancia y respeto mutuo llevan de la ética del deber a la ética del amor.”
¿Podemos dialogar con el otro cuando creemos que estamos en posesión de la verdad? En este sentido es interesante el aporte que hace Estanislao Zuleta en su libro, “El elogio de la dificultad”: “No se puede respetar el pensamiento del otro, tomarlo seriamente en consideración (…), cuando se habla desde la verdad misma, cuando creemos que la verdad habla por nuestra boca; porque entonces el pensamiento del otro sólo puede ser error o mala fe; y el hecho mismo de su diferencia con nuestra verdad es prueba contundente de su falsedad, sin que se requiera ninguna otra.”
¿Cuántas veces hemos acusado al otro de falsedad o de mala fe, por no coincidir con nosotros?
Reconocer a otro en su diferencia facilita la coexistencia y la reciprocidad. Cómo dijo el filósofo Kart Jáspers: «El hombre sólo llega a su propio ser por conducto del otro, jamás por el solo saber. Llegamos a ser nosotros mismos sólo en la medida en que el otro llega a ser él mismo, a ser libres sólo en la medida en que el otro llega serlo. De ahí que la intercomunicación humana sea el problema central de nuestra vida.”
El diálogo teleológico se fundamenta en que el otro es un interlocutor válido, único y especial que actúa, siente y piensa de manera diferente. El profesional reconoce al otro como una persona válida, que merece respeto, es decir, se toma en serio al otro, lo que siente, piensa y dice es valioso.
En un proceso teleológico la escucha al otro es un reconocimiento a su forma de estar en el mundo, es una afirmación a partir de su valoración y afecta positivamente a su autoestima. El cliente se afirma al poder expresarse libremente y ser reconocido como persona por el profesional con el que está dialogando. Para ello, es fundamental que el profesional sepa dialogar consigo mismo, ya que si no podemos escucharnos a nosotros mismos, no podremos escuchar al otro. Yo soy diferente, el otro es diferente. Si valoramos nuestra manera de pensar, hacer y sentir ¿Podemos aprender a valorar las maneras diferentes del otro? ¿Podemos apreciarlo como una oportunidad? ¿Qué nos da miedo?
Desde un diálogo teleológico no se pretende cambiar al otro, por el contrario lo que se genera es un espacio para que el cliente pueda escucharse a sí mismo y desde allí realizar los cambios que necesite. El proceso teleológico parte de la base de que todas las personas somos distintas y tenemos derecho a serlo. Reconocer este derecho está en la base de la ética humana. El respeto por la diferencia implica respetar la libertad de cada uno, todo su ser como una totalidad.
Desde este respeto y aceptación no pretendemos cambiar al otro, ni que sea como nosotros. El otro es diferente, pero no por ello mi enemigo. En este sentido, Martin Buber, en su libro Yo y Tú (1984) explica que, con demasiada frecuencia, nos relacionamos con los demás como objetos no como personas. Un objeto es “eso”, una persona es “tú”. Si trato a alguien como un “eso”, como un objeto para mis propósitos, yo también me transformo en un “eso”, cosifico al otro y me cosifico a mí mismo. A veces reducimos al otro al estatus de “objeto” para poder controlarlo, porque nos da miedo lo que desconocemos. Cómo dice Stephen R. Covey en su libro La 3ª Alternativa, al hablar de este tema: “las empresas se refieren a sus empleados como “recursos humanos”, como si no fueran más que otro pasivo en el balance, como los impuestos o las facturas (…) El coste de ver a las personas como objetos es muy elevado. Ningún balance puede reflejar la asombrosa magnitud del potencial que ocultan las personas y sus capacidades.”
Karl Rogers, en su libro, (1995) El camino del Ser, describe de una manera maravillosa el respeto profundo hacia el otro a través de un ejemplo muy elocuente: “Una de las emociones más satisfactorias que conozco (…) procede de valorar a las personas del mismo modo que puedo valorar un atardecer (…) cuando contemplo un atardecer, como hice el otro día, no le digo, atenúa un poco ese naranja de la esquina derecha, pon un poco de morado por debajo y da un poco más de rosa a las nubes. No hago nada semejante. No intento controlar el atardecer. Contemplo su despliegue con pura admiración.”
¿Eres capaz de ver al otro como un atardecer? ¿Qué necesitas?
Cuando practicamos el paradigma “Veo al otro y lo acepto tal como es” conectamos con la empatía, podemos construir puentes y no alzar muros. Piensa en una o dos personas (un familiar, un amigo, un compañero de trabajo, un cliente) que necesite “ser visto”. ¿Tienen motivos estas personas para pensar que te defraudan, que las desprecias, que el respeto que les demuestras no es auténtico?
Desde este blog os animo a practicar este paradigma esencial para el liderazgo:
Construye puentes para ver al otro, no levantes muros para negarlo.
- ¿Por quién eres realmente visto (reconocido)?
- ¿Cómo te hace sentir?
- ¿Qué te falta reconocer en ti mismo para poder reconocer al otro?
Hermínia Gomà
7 octubre 2013
Barcelona
38 Comments
carmen molo
Me quedo para mi trabajo personal con:
* el respeto a las diferencias y a las igualdades
* la comunicación auténtica ( sintonía verbal y no verbal ), la
escucha activa ( silenciar nuestro diálogo interior para estar
100% en las palabras del otr@ )
* reconocer y comprender al otro sus necesidades,
en sus emociones, ponerme en los zapatos del otr@ .
Para ello preciso de ser consciente de mí mismo sin prejuzgar;
escuchar y observar a la otra persona con detenimiento.
Entender al otro para SU beneficio
https://www.youtube.com/watch?v=Mc4mCJg52wg
ANIMACIÓN SOBRE UN PUENTE…
https://www.youtube.com/watch?v=LAOICItn3MM
Alícia Bragulat
El mundo sería mejor si la gente construyera más puentes y menos barreras.
Como ya han dicho algunos de mis compañeros, creo que la clave está en la educación emocional y de valores de los más pequeños. Aprender a respetar, a escuchar y a dialogar.
Aquí tenéis dos links de Sant Joan de Déu sobre la educación emocional y la transmisión de valores a los niños.
http://faros.hsjdbcn.org/es/video/pautas-educar-emociones-infancia
http://faros.hsjdbcn.org/es/articulo/3-principales-valores-debemos-ensenar-nuestros-hijos
MAR EXTREMERA SÁNCHEZ
Me ha gustado mucho la reflexión de Ríos Perea cuando dice que la clave está en escuchar los silencios del otro, saber escuchar es saber amar y la importancia de aceptar las diferencias.
A través del siguiente link conseguimos hacer entender a los niños con ciertas dificultades la importancia del respeto al otro, el poder que tienen las palabras para entender «de verdad» el mensaje del otro, en definitiva, cómo tender un puente al otro. En el caso de los niños el puente se tiende hacia sí mismo porque primero aprenden a autogestionarse para poder comunicar a los demás. Sin embargo, este ejercicio es el que personas adultas habrían de hacer para poder establecer esos puentes con otros, saber escucharlos y aceptarlos: entendiendo su propio diálogo y pudiendo conocer qué emoción hay en ellos podrían dirigirse al otro aceptando la diferencia.
https://www.youtube.com/watch?v=vpYKvKbgUNc
Anna Mollfulleda
La gran potencia del diálogo. A veces me preguntan qué arma tiene un psicólogo en terapia, y cuando contesto que mediante el diálogo se consiguen resultados muy positivos se muestran mus escépticos. Pero es cierto, hemos sido testigos. Sobre todo en el caso de las parejas. Muchas veces las parejas no se comunican por miedo a expresar lo que sienten, a la reacción del compañero o simplemente no saben comunicarse. Creo que el problema se encuentra, básicamente en la definición de comunicación, que para muchos consiste en hablar, cuando realmente es escuchar, entender, empatizar y luego expresarse. La parte de la escucha activa solemos dejarla a un lado, porque sentimos la necesidad de defendernos, ya que si no hablamos parece que estamos dando la razón al que habla. Es entonces cuando la discusión va llegando a un punto de no retorno en el que es muy difícil restaurar la comunicación.
Como todo, es un tema de educación, tal y como apunta Dani. Si de pequeños nos animaran a comunicarnos, a expresarnos y a escuchar y a entender a los demás las relaciones como adultos serían mucho más fluidas y menos conflictivas.
Daniel López Mongay
Gracias Herminia. Me gustó esta frase: » Un diálogo es un proceso de construcción y comprensión entre personas que buscan una auténtica reciprocidad.». Creo que esta frase es muy importante sobretodo a nivel de relación de pareja, donde debe siempre haber comprensión y reciprocidad.
Mucha gente no sabe dialogar, no se enseña en las escuelas, siempre hay un sistema autoritario (padres, profesores) que tienen la razón absoluta y no se permite que el niño o el adolescente piense, experimente y razone por si mismo. Los adultos menospreciamos las ideas de los menores, no reforzamos que tengan su propia opinión, y eso en mi opinión mata la creatividad y la capacidad de pensamiento crítico en la edad adulta. Llegamos a adultos y entonces creemos tener siempre la razón, porque nunca antes se nos ha valorado nuestra opinión, y eso crea muchos conflictos. El arte de dialogar se debe enseñar desde bien pequeños.
En relación con terapia de parejas y sexual, he encontrado un artículo donde habla como después de una satisfactoria sesión de sexo, estamos mucho más abiertos, por causas neurológicas, a establecer comunicación con nuestra pareja, lo cual mejora la intimidad de la misma.
http://www.psypost.org/2014/07/positive-communication-orgasms-alcohol-influence-pillow-talk-26260
Anna Garriga
Estoy de acuerdo con lo que comentas Herminia, el diálogo sincero genera un cambio en la relación, ante un conflicto lo más sencillo es atribuir la culpa, la responsabilidad al otro, es más cómodo tanto funcionalmente como emocionalmente. Aunque el ego y el orgullo se mantiene ahí hasta que uno de los dos quiere solucionarlo, y crear ese «puente» que explica el cuento. Pero me pregunto: puede pasar que siempre las mismas personas se queden en el ego, y siempre la otra parte es la que debe construir el puente, porque expresa que es algo que necesita y si, está en su mano, y si quiere el cambio pero no sé hasta que punto uno pierde credibilidad o validación a sus argumentos de la discusión, y sin querer no valida sus propias emociones.
El primer paso no es valorado creo nunca por el otro, ya que si el esfuerzo lo ha hecho la otra persona acaba siendo agotador no recibir ese primer paso del otro.
Reflexiono a través de experiencias de personas conocidas y que comparto.
La asertividad aquí si que está en juego, hasta que punto has perdido los papeles y has herido al otro, como pedir perdón? como saber explicar lo que sentiste y lo que se puso en juego, y qué pasa si das un paso para acercarte a esa persona? qué significaría? aquí hay que trabajar a fondo las experiencias pasadas y las creencias, y sobre todo que gana cambiando algo?
Omar Pradell
Gracias Herminia por compartir tu sabiduría con nosotros. Hay algunas preguntas que me han hecho reflexionar sobre mis relaciones íntimas. ¿Qué te impide poder dialogar con ciertas personas? Respiro.
Está claro que la base de este problema (y de muchos otros) es desde donde vemos el problema y qué parte de nosotros está haciendo que sea un problema.
En primer lugar me gustaría destacar la acción de dar el primer paso, para que pueda resolverse un conflicto, ya sea mediante la construcción de un puente, la apertura de nuestros sentimientos o simplemente un acercamiento. Muchas veces nuestros propios juicios y nuestros miedos actúan de obstáculos encerrándonos en un círculo vicioso del cual solo nosotros conocemos la salida. Una buena forma de parar y tomar perspectiva es preguntándonos ¿Estás buscando la manera de construir un puente o estás levantando muros?
Y luego, el hecho de hablar con el otro de forma libre y sin juicios, partiendo de la base que el otro posee su verdad a través de su forma de ver el mundo. Aquí se ve reflejada la esencia del coaching teleológico donde cada uno tenemos nuestra forma de ver la realidad y las respuestas a todas nuestras dudas.
Anna Caballero
A part d’inspirador, m’ha semblat un conte senzill i fàcil d’entendre que plasma molt bé la complexitat de l’ésser humà i els seus conflictes. Sempre és més fàcil jutjar i criticar a l’altre, que tractar de comprendre’l. Les circumstàncies que ens rodegen i les nostres experiències són el que ens fan ser únics, cada persona és un món diferent i és el que farà que actuem d’una manera determinada i tinguem una visió del món més igual o més dispar, però no per això més o menys vàlida. Amb això, el que vinc a dir és que vivim en un món de contrastos i diferències que hem de tractar amb respecte i encara que no les compartim hem d’intentar entendre-les. Això és el que realment ens fa persones, el que ens enriqueix i el que crea l’essència de la vida: l’empatia, el saber escoltar, l’altruïsme… Valors capaços de trencar qualsevol mur.
Ana Ballesteros
Al respecto de la fábula, no estoy de acuerdo con la tercera persona que aparece en escena para construir el puente gracias al cual los hermanos se reconcilian. Es un elemento externo a la historia quien posibilita que vuelvan a encontrarse. Pongo en duda que el hermano mayor aprendiera la lección porque todo el trabajo le vino hecho.
Sobre lo demás, mi opinión es que debemos aprender a aceptar a los demás con sus defectos y sus virtudes, porque sino perdemos algo que para mí es muy importante: la sorpresa. Cuando te permites hacerte esquemas o etiquetas a los demás, crees preveer todas sus acciones y sus pensamientos, crees que sabes como reaccionarán a determinados estímulos, y cuando tus profecías no se cumplen vienen los enfados y los «no eres quien creía que eras».
Si tratamos de tomarnos estas diferencias como lo que son, naturales y positivas, aprendemos que la vida es más divertida si no sabemos a ciencia exacta lo que pasará mañana.
Evelyn
Vuelvo a escribirlo, dado que tengo que rectificar un nombre de la película…
Desde luego todo un arte. Así como el río que en su recorrido tiene obstáculos en forma de piedras, y las esquiva y sigue. Así, los seres humanos nos encontramos con obstáculos conscientes e inconscientes que facilitan el entendimiento social.
Hay una película, TROYA, que en lo personal me llamó la atención, más concretamente en la parte donde el Rey de Troya, Príamo, busca las condiciones para reclamar el cuerpo de su hijo Héctor, quien fue derrotado por Aquiles. Un padre afligido, triste, impotente y valiente que convoca desde su corazón la empatía de Aquiles, quien escucha y comparte palabras muy emotivas en circunstancias de guerra.
No es fácil dialogar, exige escucha atenta, exige igualdad de condiciones, no convencer, si no expresar y atender necesidades.
¿Qué podríamos hacer para dialogar en circunstancias desesperantes y difíciles? Este es nuestro desafío. Así como el Rey de Troya, buscar el momento oportuno…
Evelyn Pauli
Desde luego todo un arte. Así como el río que en su recorrido tiene obstáculos en forma de piedras, y las esquiva y sigue. Así, los seres humanos nos encontramos con obstáculos conscientes e inconscientes que facilitan el entendimiento social.
Hay una película, TROYA, que en lo personal me llamó la atención, más concretamente en la parte donde el Rey de Troya busca las condiciones para reclamar el cuerpo de su hijo Príamo, quien fue vengado por Aquiles. Un padre afligido, triste, impotente y valiente que convoca desde su corazón la empatía de Aquiles, quien escucha y comparte palabras muy emotivas en circunstancias de guerra.
No es fácil, exige escucha atenta, exige igualdad de condiciones, no convencer, si no expresar y atender necesidades.
¿Qué podríamos hacer para dialogar en circunstancias desesperantes y difíciles? Este es nuestro desafío. Así como el Rey de Troya, buscar el momento oportuno…
Meritxell Marin
Este post me llegó por correo en un momento muy oportuni, me había enfadado con un amigo al que aprecio muchísimo por un comentario que me había hecho. Al leer el artículo me di cuenta de que la solución, si realmente quería conservar la relación y no construir un muro entre nosotros era hablar y poder expresar mi opinión y que él pudiese explicar qué le había llevado a hacer el comentario y qué intención tenía. De esta manera quedó todo resuelto, dándome cuenta de que si hubiesemos dialogado desde el principio todo hubiese sido más fácil. El diálogi es un arma muy potentr que poseemos los humanos pero no le sacamos todo el partido que podríamos, ya sea por orgullo, por miedo, por vergüenza o por cualquier motivo. No estamos acostumbrados a dialogar y nos cuesta pero creo que es una herramienta que desde el respeto y la humildad puede sernos útil y puede abrirnos la mente. Pero como digo debemos ser respetuosos porque es un diálogo no un monólogo y debemos dar la oportunidad a nuestro acompañante de expresar su punto de vista y que lo escuchemos. Así que debemos ser respetuosos y asertivos para exprimir al máximo este don que tenemos que es la palabra y la capacidad de dialogar.
Verena Bigurra
Me quedo totalmente con la frase de Karl Rogers! Que hermoso pensar asi, escuchar con atencion al otro, sin prejuicios, sin interrupciones. Simplemente escucharle, con amor, por la persona que es, con sus defectos pero sobre todo con sus virtudes. Creo que hoy en dia se esta perdiendo el arte de dialogar. Gracias a que no hay dialogos honestos, de escucha plena, existen tantos conflictos, guerras. Yo me pongo a pensar en tantos conflictos y guerras que pueden haberse evitado con haber tenido un dialogo honesto, un dialogo de escucha. Claro que es dificil ya que cada quien tiene un punto de vista distinto, costumbres, experiencias, que es lo que nuestra personalidad se va formando. Pero creo que es muy importante aprender a escuchar al otro. Muchas veces no compartiremos su punto de vista, pero a veces, con el simple hecho de escucharle, ya le estamos haciendo un gran favor.
Claudia Moya Casaus
Genial post Herminia! Me ha parecido muy acertado el cuento del inicio! Desde siempre he sido una persona que ha utilizado el diálogo para aclarar temas o discusiones de pareja como también enfados con los amigos o familia. Lo que he visto a lo largo de mi experiencia es que cuando una persona no está de acuerdo contigo se ofusca y deja de emitir palabra, debido al coraje o al poco entendimiento que siente entre los interlocutores. Al leer el post puede que esto suceda porque no acepta la diferencia que existe entre ambos. Aceptar que somos diferentes porque pensamos diferentes, como bien dijo Buda. En el contexto terapéutico, un diálogo es un intercambio de preguntas y respuestas. El diálogo tiene una serie de características, las cuales son: 1.Turnos de habla los cuales se tienen que respetar, 2.Compuesto por pares adyacentes, es decir, el terapeuta contestará en base a lo que el paciente esté expresando. Con ello se puede redundar en el tema o añadir algo nuevo, como preguntas reflexivas sobre los actos del paciente para sus tomas de consciencia consiguientes.3. Al añadir información, el terapeuta está cambiando de tema y ayuda a que el proceso terapéutico avance ya que si sólo se redunda en lo mismo se paraliza el proceso, estancándose. Por este motivo considero que el diálogo se tiene que patentar desde una relación simétrica (a excepción del caso terapéutico), de persona a persona, de adulto a adulto.
Andrea S. G.
Il·lustratives i visuals les metàfores de la construcció del pont i del vesprejar, quan s’amaga el sol, simbolitzen, des del meu punt de vista, l’acceptació i el respecte cap a les persones que ens envolten.
Per la meva experiència de conviure amb una persona que ha construït més murs que ponts en la nostra relació, sé que és quelcom desagradable i molt perillós pel benestar d’ambdós interlocutors, tant pel que rep aquest tracte com pel qui el promou. Seria molt positiu prendre’n consciència i canviar aquest tipus de comportament.
Ha d’haver-hi la voluntat de comprendre i construir el diàleg, i per extensió, una relació amb una altra persona, acceptant les nostres diferències, sense processar-les com a quelcom negatiu, sinó més aviat com allò que ens fa únics i que pot enriquir les nostres interaccions.
No reconec en mi mateixa la incapacitat de poder escoltar obertament als altres, però hi estaré atenta per si alguna vegada m’hi trobo i evocaré aquest text…
ÚRSULA MARTÍNEZ
Al leer este artículo, en mi mente se activa el verbo tolerar. Perqué si el origen de todo diálogo está la relación interpersonal de los seres humanos entre sí, en reconocer a otro en su diferencia, me hace pensar cuán importante es la tolerancia en nuestra comunicación.
Sebastià Serrano, en su libro, El regalo de la comunicación (2004), se refiere a este concepto de tolerancia explicando que en la actualidad, nos encontramos en la sociedad de la educación y del conocimiento, pero también es la sociedad de la impaciencia y de la inmediatez. Nos resulta difícil crear vínculos y valores de confianza y compromiso que requieren una concepción de la vida y del mundo a largo plazo. La flexibilidad es una de las palabras clave del nuevo marco.
Serrano también reconoce, que la solidaridad y la colaboración ha sido lo que ha permitido dar el salto a un espacio de mayor complejidad. Aquellos que saben escuchar, encontrarán siempre los elementos adecuados para conseguir buenos acuerdos. Y en su libo expresa: “Así pues, ante cualquier crisis, cuando notéis que la fina lluvia de la ansiedad que las nubes de la incertidumbre dejan caer sobre vosotros ya os ha empapado bastante, hasta dejaros plenamente chorreantes, abrid las puertas y salid a buscar la flor romanial –la flor de la felicidad- de la comunicación”.
En definitiva, el fortalecimiento de cualquier relación se produce consiguiendo armonizar el flujo de la información, es decir, a través de la buena comunicación. Una buena competencia comunicativa radica en la capacidad de saber escuchar y hacerlo con todos los sentidos. Mostrar al otro que estamos interesados en su dialogo pondrá nuestros cuerpos en sintonía y esto, dará calidad a nuestras relaciones.
Después de compartir mi opinión y haber dado unas pinceladas al texto de Sebastià Serrano. Adjunto la bibliografía del libro que he mencionado y un link del periódico la Razón (digital), de hace unos días, escrito por Josep Maria Rañé titulado Dialogar, acordar. Porqué el dialogo es parte intrínseca de la humanidad.
S.,Serrano. (2004). El regalo de la comunicación. Barcelona: Editorial Anagrama
http://www.larazon.es/detalle_normal/noticias/4160436/local+cataluna/dialogar-acordar#.UnFogvlg-So
ANNA GIRBAU MORENO
El miedo a perdonar por no ser perdonados, nos puede llevar a construir muros, llegar a hacerlos indestructibles por el hecho de no querer derribarlos nunca. Querer dialogar, nos lleva a perdonar y ser perdonados. Alguien dijo “Al perdonar no sólo gana quien recibe el perdón. Muchas veces gana más quien aprende a soltar y liberarse del malestar y rencor”.
El no escuchar a los demás, el no querer oír aquello que opinan por temor a ser dolidos o por pensar que no nos ven de la manera como nos gustaría, hace que malgastemos nuestra energía construyendo muros entre los demás, en lugar de puentes, para llegar a un entendimiento. Para saber comprender al otro, aceptarlo tal y como es, con todas las diferencias. Aprender que lo que dice el otro tiene tanto valor como el que le damos a lo que decimos nosotros mismos. Eso nos hace ricos.
Todos tenemos nuestra visión de cómo es el mundo, de cómo es nuestra realidad. Cada uno ve el mismo atardecer de diferente modo, fijándose más en unos colores u otros, viendo cómo se esconde el sol al final del horizonte o quedarse perplejo de su reflejo en el mar. Pero todos podemos ver cuán maravilloso es. Así que hagamos como Rogers, contemplarlo con pura admiración. Sin intentar controlarlo.
Me gustaría compartir cuatro palabras con las que me quedo meditando después de esta reflexión: perdona(te), ama(te), escucha(te) y admira(te).
María José Martín
Gracias Herminia por posibilitar un punto de reflexión. Narrar historias siempre me ha parecido un recurso único para invitar a la introspección. Es un modo de fijar la atención, distanciarse y posibilitar navegar por aguas más profundas. La metáfora de los puentes y los muros me recuerda todo lo que he aprendido sobre el conflicto y el diálogo. Y todo lo que me queda por aprender. Solía mirar el conflicto como algo negativo, y el diálogo se convertía a menudo en una lucha de egos. Diferentes enfoques, la teoría de los modelos organizadores, las teorías de Lederach y su teoría de Comunicación no violenta, me han abierto horizontes, y me han permitido enfocarlo como una oportunidad de crecimiento y de conocimiento personal. Por un lado la teoría de los modelos organizadores, me ha enseñado que la realidad que construimos, no es única, sino que depende de nuestro mapa mental, de nuestras creencias y de los elementos que seleccionamos para construir nuestra cognición. Siendo así es fácil entender cómo llegamos al conflicto, y por qué nuestra realidad no tiene por qué coincidir con el otro. En cambio si entendemos el diálogo como un puente para acercar ambas realidades, puede ayudarnos a comprender mejor al otro y a nosotros mismos. El conflicto es entonces un trayecto dónde vamos generando modificaciones de nosotros mismos y amplificando opciones. En cuanto al diálogo es fácil dejarse llevar por el ego, confundir el diálogo con una lucha de identidad, sentirse cuestionado, defenderse del otro, chocar con el prejuicio y levantar muros, pero el verdadero placer está en tener humildad para ver opciones que no habíamos contemplado. Esto exige estar presente, posibilitar el espacio de simplemente escuchar. Descubrir espacios dónde cada cuál pueda adquirir potencial personal y capacidad para comprender mejor la perspectiva del otro. Me quedo con la imagen del amanecer. Ha crecido hasta alcanzar todo su potencial. No hay luz que sobre. Todo está integrado, fluye. Sólo falta relajarse y concentrarnos en todo lo que nos puede aportar.
Sandra Garcia
Gràcies Hermínia per aquest text que ens has regalat des de el teu bloc. La veritat és que a mi personalment m’ha costat digerir-lo. He llegit el text 5 vegades, en dies diferents, i és ara quan m’he sentit preparada per poder parlar del tema. Mentre el llegia per última vegada m’ha vingut al cap el pont que descriu el conte, aquest però anava des de les idees que el text transmet cap al meu interior, un pont intrapersonal. Aquest fet em fa reflexionar sobre la necessitat de ser capaços de crear-nos els nostres propis ponts, per tal de ser capaços després, de construir ponts per ajudar-nos a millorar les nostres pròpies relacions interpersonals, i sobretot , amb les persones que més a prop tenim i que moltes vegades més estimem. Però amb les quals més murs construïm, tal com diu el germà del conte, per no veure’ls més…o per no veure més allò de mi que em fa tanta por i ràbia i tant clarament veig a l’altre. Llavors vull crear un gran mur, o marxar ben lluny.
Quan llegia el conte per la meva ment passaven idees com…què obvi és que el germà que vol construir la barrera està equivocat…i continuava el text més o menys amb els mateixos raonaments lògics. A la cinquena lectura, però, el text ha assolit per a mi una dimensió totalment diferent, concretament en la pregunta que apareix immediatament després del conte: Estàs buscant la manera de construir un pont o estàs aixecant un mur? Aquest cop, una veueta que no venia del cap, ni de la lògica, sinó del cor i el sentiment que ha passat per el meu pont intrapersonal m’ha respost: un mur. I la veritat, la resta del text ha estat molt revelador, trobant sentit a frases que m’havien passat per alt anteriorment. Què important, i alhora difícil, és està receptiva, i ser capaç de crear ponts intrapersonal de reflexió davant unes preguntes ben formulades en un text, una emoció, un malestar psíquic o físic… I ponts interpersonals per ser capaç de créixer i construir al costat de “l’altre” un vincle en forma de relació, amistat, família,…, i al final, una societat més constructiva, cooperativa i plenament humana.
Finalment m’agradaria compartir unes reflexions de la doctora Kübler-Ross (2000), en el seu llibre Lecciones de vida, on ens parla que totes les persones tenim la oportunitat de aprendre diferents lliçons al llarg de la nostra vida, no sols per està vius( i ser humans), sinó per sentir-nos vius( i plenament humans). Perquè les pors, tal com comenten companyes, es basen en el passat i desencadenen la por al futur. Però aquesta por creada per nosaltres té un propòsit: aprendre a escollir el amor ( i a crear ponts enlloc de murs, gràcies al diàleg, la igualtat, l’empatia, la tolerància, la honestedat,…). És un crit a la nostra ànima demanant créixer. Son oportunitats per escollir de nou, i de manera diferent, per escollir l’amor per sobre de la por, la realitat per sobre d’un reflex, i sobretot, el present per sobre del passat.
Molt agraïda per aquest moments de reflexió que m’ha aportat el text i els seus comentaris.
Brenda Marcos Sabalete
Después de leer el post, realmente te das cuenta de como muchas veces por no tener el valor de decir las cosas o simplemente por orgullo dejamos a un lado cosas importantes de nuestra vida. La metáfora del puente como unión entre los dos hermanos me ha parecido muy adecuada para describir la figura del coach. El final, cuando el carpintero dice que ha de construir muchos puentes, realmente fascinante. Se refleja muy bien el costoso trabajo que hay detrás de fortalecer las relaciones, que construir ese puente firme y estable, como medio de unión. Y no el simple muro, el camino fácil.
Por otro lado cada una de las aportaciones de los distintos autores me parecen muy interesantes, pero hay algunas que me han cautivado. Cuando Karl Rogers hace ese paralelismo del atardecer, me parece una forma increíble de expresar como muchas veces valoramos a las otras personas e intentamos cambiar en cierto modo aquello que no se ajusta a lo que pensamos o sentimos, en vez de aprender de ello y ver los aspectos que pueden ayudarnos a mejorar o simplemente respetarlos. Cada persona es un mundo totalmente diferente y no por ello hemos de prejuzgar a nadie. Realmente en eso está lo bello e interesante de las personas, en que no todos actuamos ni pensamos igual. Pienso que las diferencias individuales son lo que nos hace únicos y especiales y de lo que deberíamos aprender a lo largo de nuestra vida. El respeto es uno de los valores más importantes que debería estar presente en nuestra sociedad. Hemos de saber escuchar, sentir, empatizar y dialogar. El dialogo es la herramienta más importante que el ser humano puede aprender, ya que el arte de dialogar nos permite reír, llorar, enamorarnos, entender a los demás, conocer a las personas, aprender cosas que no sabíamos, etc. Pero sin duda alguna el dialogo mas importante que una persona ha de aprender es el dialogo consigo mismo.
ALFONS NÚÑEZ
Muy interesantes todas las aportaciones. Me gustaría reflexionar sobre la importancia de saber dejar nuestro ego de lado y aprender a perdonar para volver a construir esos puentes que nos acerquen al otro y retomar relaciones que muchas veces se han deteriorado o se han roto por orgullo, por no dar nuestro brazo a torcer o simplemente por querer salir victorioso de una discusión que en la mayoría de ocasiones es intrascendente. Somos capaces de pedir perdón a una persona desconocida cuando tenemos un encontronazo fortuito en la calle, pero sin embargo somos incapaces de hacerlo, cuando herimos o agraviamos a una persona, muchas veces cercana e importante en nuestras vidas. Socialmente no se nos ayuda mucho a ello, a veces cuando alguien se disculpa honestamente por algo, en lugar de verlo como un acto de humildad digno de admirar y de agradecer, se le humilla y se sacan a relucir todavía más sus fallos. Esto expica en mi opinión, las reticencias que a veces tenemos de disculparnos abiertamente. Preferimos no decir nada (con un poco de suerte igual no se entera nadie que hemos metido la pata) que servir nosotros mismos las críticas en bandeja a nuestros posibles detractores. Por tanto, considero fundamental saber pedir disculpas de una manera honesta y sentida, que nos ayuden a igualarnos y acercarnos a los otros, sin que sirvan para posicionarnos por encima ni por debajo de nadie y lo hagamos con naturalidad, dignidad y sencillez
CLAUDIA CORBERÓ MOLINA
Aquest article m’ha fet pensar en com reaccionem quan sorgeix la diferència en les nostres relacions. El nostre dia a dia sencer està vinculat amb una relació, ja sigui amb nosaltres mateixos o amb els altres. Tot i així, quan apareixen diferències sobre el que pensem, volem, som… sovint sorgeix un conflicte que resolem construint murs entre nosaltres, o fins i tot a dins nostre, per aïllar-nos i rebutjar allò que ens produeix malestar. En el conte, els germans s’obliden de la relació existent entre ells, absorbits pel conflicte, i només veuen les diferències i així el que abans era una persona es converteix simplement en l’enemic.
Aquesta manera de canviar de categoria a l’altre segons les diferències que observo respecte a mi mateix, m’ha fet pensar en la teoria de la comparació social de Leon Festinger* (1954). Aquest autor parla sobre com entenem el món i les persones, segons categories i sobre com construïm la nostra identitat, i sobretot la idea de la nostra identitat, a través d’una constant comparació. A través d’identificar les diferències i les similituds construïm una definició de nosaltres i dels altres segons categories, dicotòmiques i oposades la majoria, amb les que classifiquem i entenem la realitat. Arrel de la discussió, els germans deixen de ser-ho per passar a ser enemics perquè quan sorgeixen les diferències deixen de veure’s l’un a l’altre amb totalitat, i es redueixen l’un a l’altre a la categoria d’enemic. En les categories no hi ha matisos, no hi ha persones amb maneres de ser úniques, vàlides i respectables. La diferència és entesa com a pol oposat, fals, dolent… perquè veure-ho al revés significaria definir la pròpia identitat com a negativa. No tolerar la diferència esborra les persones i el seu dret a ser, la persona desapareix i deixem de veure-la.
Les diferències ens espanten perquè ens generen dissonància cognitiva o potser perquè ens fereixen perquè les llegim com un atac al que creiem, pensem i som. Quan apareix la por, ja no ens interessa dialogar sinó protegir-nos amb un mur de tancament i rebuig. Inferim mala fe, ens espantem i ens protegim. Si som assertius i reconeixem que ens han ferit, reconeixem que la persona ens importa; encara la veiem i per tant, la reconeixem. Si ataquem o rebutgem l’altre posant-nos a la defensiva, hem deixat de veure-la, ara només és l’enemic a qui hem d’alliçonar i ens construïm i posicionem com a enemics de l’altre. Esborrem el dret de tots a a pensar i ser diferent, perquè els enemics no s’accepten ni es toleren.
El fuster simbolitza les opcions: podem escollir què fem. Ens deixem portar per la por i neguem el dret a ser diferent o respectem la persona i la seva manera de ser, i per tant ens permetem també a nosaltres ser lliures per ser i per aprendre dels demés? Construïm murs que ens esborren o ponts que ens validen?
*Festinger, L. (1954). “A theory of social comparison processes»
Berta Sales
“¿Eres consciente de que quizá tú también lo hagas con algunas personas?” Crec que si partissim d’aquesta qüestió, moltes coses canviarien ja que moltes vegades pensem que nosaltres no “hem fet res” però de debò ens plantegem fins a quin punt podem ferir a una altra persona? Jo crec que no, i això hauria de canviar. Hauríem d’afrontar les nostres conductes i dialogar, però tenint en compte que el diàleg és cosa de dos i tenint cura del nostre llenguatge i de com expressem els nostres pensaments ja que pots arribar a ferir a l’altra persona i d’aquesta manera acabar de constrïr el mur.
El nostre interior, les nostres creences, els nostres prejudicis ens creen falses idees i expectatives i aquí és son hauríem de treballar i construir un gran pont; deixant de banda els nostres prejudicis i valorant aspectes que mai t’havies plantejat.
Obviament, hem d’expressar els nostres sentiments, som lliures de fer-ho, però sempre amb respecte i escoltant a l’altre, deixant que expressi; poder dialogar.
Per últim, valorar la importancia del diàleg, ja que és imprescindible per la supervivencia i és un valor per a cada persona ja que així podem ser qui som.
Iris Sánchez
Gran artículo Hermínia. La historia del comienzo, refleja la realidad de muchas personas que por un motivo u otro acaban discutiendo y separándose, y el orgullo como muchos otros factores hacen que se mantenga esa distancia. Cuando nos encontramos en estos casos, merece la pena realizarnos las siguientes preguntas: ¿Es necesario esperar a que llegue un “carpintero” que construya un puente entre ambos? ¿Qué es lo que me está impidiendo construir ese puente por mi mismo entre ambas partes? ¿Que necesito para construir ese puente? De esta manera, quizá consigamos ese reencuentro que en ocasiones es tan esperado por ambas partes, y luego nos sintamos orgullosos de haber dado ese paso.
Una forma de intentar evitar esta clase de conflictos es como bien dices, sabiendo dialogar, lo cual implica no suponer nunca que se tiene la verdad absoluta, sino vivir con una mentalidad abierta y saber escuchar lo que tienen que decir los demás, y entonces quizá descubriremos algo diferente a aquello que creíamos inicialmente. Todos somos una gran fuente de información, y aprendemos continuamente los unos de los otros.
Este artículo hace que me recuerde la importancia del respeto y la aceptación mutua. Cuando se consiguen aceptar nuestras diferencias, es cuando podemos sentirnos libres siendo como somos, y estar cómodos y seguros junto a los otros.
Hay veces que nos podemos encontrar con personas que no nos respeten, y que por lo tanto, se nos haga difícil respetarlos y aceptarlos, por lo que deberíamos ayudarles a que primero se respeten a ellos mismos, y así poder establecer un vínculo de mutuo respeto.
Creo que a mucha gente le da miedo valorar a los demás positivamente, pensando que esto les deja en un lugar inferior al de los demás. Pero hay que entender, que tanto uno mismo como los demás son diferentes e igual de valiosos, ambos tienen derecho a ser valorados, y no existe ninguno mejor que otro.
La conclusión que saco de este artículo es que hay que aprender a respetarse a uno mismo y respetar a los demás.
Maria Campamà
Moltes gràcies, Hermínia, per aquest article; realment m’ha confrontat.
El fuster de la història per mi representa l’escència d’un bon terapeuta. Ja sigui que ens decantem pel coaching, la teràpia sistèmica, la teràpia Gestalt (etc.), seria bo tenir present al servei de qui estem treballant. Com a psicòlegs haurem de vetllar pel benestar de la persona que ens vindrà a veure i haurem de ser hàbils en discernir el que ens diu del que realment ens està dient; i el valor que té per ell o ella. He trobat increible la gran capacitat del fuster per abtraure de la narració de la demanda (construir un mur) el que realment necessitava el client (construir un pont que facilités la reconciliació amb el seu germà).
A primera vista no és tan senzill substituir un mur per un pont. Construir un mur implica cedir al propi orgull i a la vanitat, i imflar-se amb la idea que en la nostra humanitat hi ha la perfecció i la veritat. En canvi, els ponts requereixen humiltat i que reconeguem que no som millors que ningú i que tenim els nostres propis defectes i virtuds; igual que el client que tenim davant.
La tasca clau és aprendre a escoltarnos a nosaltres mateixos per poder escoltar als altres, com proposa Karl Rogers, empatitzar. Es tracta no únicament de saber escoltar el contingut del seu relat; penso que la clau és discernir el nucli del problema, el que realment provoca el seu malestar. Només així podem aprendre a mirar el nostre pacient amb els seus propis ulls, enlloc de amb els nostres i ajudar-los a prendre el lideratge de la seva vida.
Karin Schuster
Herminia me encantó el artículo. Me hace reflexionar a lo que hace un coach, se dedica a construir puentes y a su vez ayuda a otros a construir otros puentes. Una vez te dije en Chile, hay que coachear al mundo. Pues me refería justamente a esta idea. En la medida en que nos respetemos a nosotros mismos y a los demás, lograremos construir puentes fuertes, relaciones sanas, de cooperación, que nos permitan crecer, construir, desarrollarnos y hacer de este mundo un mundo mejor para nosotros y para las futuras generaciones! Gracias!
Beatriz Llaca Pavón
En primer lugar, debo decir que me ha parecido muy acertada la metáfora del muro y el puente para describir las relaciones sociales, es más, creo que si echamos un vistazo al funcionamiento, por ejemplo, de la comunicación internacional en la actualidad podremos comprobar que estas barreras no son tan metafóricas como pensamos. Si no nos abrimos al diálogo y nos emperramos en rechazar la opinión ajena como válida, sólo conseguiremos perjudicarnos cerrando puertas en lugar de abrirlas.
De igual manera que, en el aso presentado en el artículo, dos hermanos vecinos quieren cortar relaciones física y emocionalmente, podemos trasladar esta misma forma de actuar a colectivos o masas que manipulan o son manipulados por otros grupos que no permiten una verdad que no sea la propia. ¿Qué conseguimos aplicando éste mecanismo de defensa? Si en lugar de actuar con tolerancia, cooperación y respeto para obtener un beneficio común nos aferramos a una «verdad absoluta», inevitablemente desaparecerá cualquier posibilidad de comunicación y alianza.
Por otro lado, haciendo referencia Aristóteles y a su creencia del hombre como ser social por naturaleza, diría que lo único que obtenemos «levantando muros» en nuestras relaciones es deshumanizar al resto, aislándonos hasta el punto de caer en la intolerancia, el orgullo y el egoísmo en lugar de la comprensión y la cooperación.
Finalmente, considero acertado terminar el comentario sobre el artículo incluyendo una cita de Carl Rogers que he extraído del libro «Personalismo Terapéutico. Frankl, Rogers, Girard»:
“ El estar separado significa estar segregado, sin ninguna capacidad para emplear los poderes humanos… significa estar indefenso, ser incapaz de captar activamente el mundo, las cosas y la gente”.
Paula Folch
Gràcies Hermínia per brindar-nos la possibiltat de sumar coneixement amb els teus artícles. D’entrada, trobo molt encertada la idea de començar el text amb una al·legoria, ja que permet una reflexió inicial facilitant una major comprensió del tema que es vol parlar.
Destaco les dues actituds que s’intueixen en el text inicial: La primera, d’aixecar murs bloquejant totalment la comunicació i transmetent una actitud agressiva, en definitiva, mantenint el conflicte; la segona, de construir un pont que implica trencar barreres, possibilitat de diàleg i d’arribar a l’acord. Així doncs, permetre la comunicació.
En relació l’actitud de construir ponts, el procés teleològic permet el diàleg basat en la igualtat, l’escolta activa, l’expressió lliure i, tal i com diu L.A.Ríos Perea en l’artícle La comunicación auténtica, el reconeixement de l’altre a través de l’ètica de l’amor – contribuint a augmentar l’autoestima en el receptor-, oferint reciprocitat i coexistència. L’objectiu no és voler canviar el client sinó permetre un espai de reflexió. L’aportació de Martín Buber en el llibre Yo y Tú (1984) ho exemplifica: no s’han de tractar les persones com un “AIXÒ”, com un mitjà per aconseguir alguna cosa, sinó com un Tu. Una bona metàfora seria la que diu Karl Rogers (1995) en El camino del Ser, contemplar l’altre persona com qui contempla una posta de sol, això és veure l’altre en la seva totalitat, en detall, amb interès, amb amor.
De manera que, com a professionals de la psicologia, ens serà imprescindible actuar en consonància i això implica fer un treball personal. Les preguntes que més m’han remogut són: “¿Eres capaz de ver al otro como un atardecer? ¿Qué necesitas?” “¿Qué te falta reconocer en ti mismo para reconocer al otro?”. És necessari fer introspecció per conèixer-nos al màxim de manera que el nostre treball estigui centrat activament cap al client.
Per acabar, recomano el llibre “Resolución de conflictos y aprendizaje emocional”. Sastre, G.; Moreno Marimón, M.(2002). És una síntesis d’investigacions que s’han fet sobre desenvolupament emocional i ressolució de conflictes. Es pensa que hi ha una dicotomia entre intel·ligència i afectivitat que es reflexa en el sistema educatiu, de manera que no es dedica esforç pel coneixement de les emocions. Des de petits, estem inmersos en entorns socials i les relacions interpersonals dónen lloc a conflictes, els quals seran difícils de resoldre sense un aprenentatge emocional. La proposta metodològica que es fa és un treball conjunt de matèria curricular i aprenentatge emocional, que proporcionarà eines personals per a una major ressolució de conflictes interpersonals.
Daniela Escobar Tamayo
El rol del psicologo y la escucha del otro. ¿Cómo construir puentes?.
Durante la reflexión del post, recordé un capítulo del libro Árbol del Conocimiento de Maturana y Varela (dos autores Chilenos). En un aportación que hacen los autores sobre lo ética dicen “ todo acto humano tiene lugar en el lenguaje. Todo acto en el lenguaje trae a la mano el mundo que se crea con otros en el acto de convivencia que da origen a los humanos. Por eso todo acto humano tiene sentido ético. Este amarre de lo humano a lo humano es, en último término , el fundamento de toda ética como reflexión sobre la legitimidad de la presencia del otro”.
Por ejemplo, ¿cómo vamos a escuchar nuestro primer caso, miraremos a nuestras certezas, al muro … o miraremos a la persona?
Como psicólogos o futuros psicólogos, ante la presencia del otro, estamos obligados a tomar una actitud de vigilia contra la tentación de la certeza, a reconocer que nuestras certidumbres no son pruebas de verdad, como si el mundo de cada uno fuese “el mundo” y no el mundo que traemos de la mano con nosotros.
Por eso, en el quehacer del psicólogo, debemos evitar declarnos como poseedores de la verdad sobre el otro, nuestra profesión no supone construir un muro que filtre al otro. Es necesario, entonces, abrir espacio a la reflexión, para que nuestra actitud no sea la de afirmar nuestro punto de vista, sino la búsqueda de una perspectiva más abarcadora. En palabras del autor: un dominio experiencial donde el otro tenga lugar y el cual podamos construir el mundo con él.
Creo que aceptando esto, ya estaremos dando el gran paso para construir puentes y no muros.
Ana Maestre
«Si reconocemos y aceptamos que somos diferentes podremos abrirnos al diálogo».
Herminia te agradezco tus palabras porque me han hecho reflexionar. Tendemos a discutir, a situarnos por encima del otro, a querer tener el poder y el control, queremos tener la razón y muchas veces nos enfadamos porque la persona que tenemos delante no nos entiende o no actúa como nos gustaría que lo hiciera. Existen distintas perspectivas, cada persona realiza unos juicios en base a sus experiencias y sentimientos. Lo importante es darse cuenta de ello, respetar al otro y entender que no somos iguales, que la magia del ser humano es esa, que somos únicos e irrepetibles. Observar al otro nos puede ayudar a entenderlo mejor y a entendernos más a nosotros mismos, el por qué actuamos así y qué es lo que nos lleva a movernos de una determinada manera.
Los conflictos que tenemos con los demás muchas veces son el reflejo de nuestros conflictos interiores. Es decir, nos suele molestar de los demás aquello que no nos gusta de nosotros mismos. Si solucionamos nuestros conflictos podremos observar al otro de distinta manera. Eso no quiere decir que arreglemos nuestras diferencias, puede ser que cada uno siga su camino o que nuestra relación se fortalezca, sea lo que sea, si lo hemos solucionado interiormente seguro que podremos seguir avanzando sin aquellas cargas emocionales que nos entorpecen el camino.
Irene Giménez
Parece que el problema de base es nuestra forma de ver el conflicto, que en general suele ser visto como algo negativo que implica emociones negativas como enfado, rabia, resentimiento… La forma en que afrontemos una situación va a influir mucho en su desarrollo. Si partimos de que el conflicto en sí mismo no es algo malo, sino una oportunidad de enriquecimiento mutuo, entonces podremos adoptar actitudes de aceptación hacia la otra persona y hacia las diferencias mutuas, podremos aprender cosas nuevas sobre la otra persona, sobre otras formas de ver el mundo y sobretodo podremos aprender sobre nosotros mismos, sobre nuestras limitaciones a la hora de ver y comprender a los demás, y podremos darnos cuenta de que en realidad, nuestra forma de afrontar una situación conflictiva nos está limitando y no aporta nada más que sufrimiento a las dos partes.
Isaias Ortiz
Muy buen post. Me ha encantado la historia del principio, me fascinan ese tipo de historias. Estoy totalmente de acuerdo que el respeto es la base del dialogo entre dos personas. Es verdad que cada persona o grupo posee su verdad, y esto ha sido así desde muy atrás e incluso se han librado guerras por ello, pero para mí la verdadera virtud esta en entender eso que cada uno tiene su verdad y que no por ello es absoluta. Hay saber escuchar y respetar la verdad de los demás y utilizando el dialogo intentar llegar a una verdad conjunta que beneficie a ambos y a todos los que están alrededor. Y esto solo se puede conseguir tratando al otro de igual a igual, porque solo así conseguirás dar validez e importancia a lo que la otra persona diga y sienta.
También me gustaría resaltar el lado positivo del conflicto. Siguiendo con la metáfora, a veces es necesario construir muros para después derribarlos y en su lugar construir puentes fuertes y robustos. A veces un conflicto, bien resuelto, refuerza y afianza la relación entre las personas Y es necesario para ir creciendo como personas y en nuestra capacidad para relacionarnos con los demás.
Isidora López Ugalde
Gracias Herminia, la lectura del post me ha hecho reflexionar sobre la manera en la que solemos resolver los conflictos, o mejor dicho la manera en la que no lo resolvemos, y creo que es una cosa que tenemos que tener en consideración.
A veces necesitamos que una tercera persona interceda en un conflicto. En esta clase de situación es en la que entra en psicólogo, que si bien no es un “solucionador de problemas”, sí que puede ayudar a ver cosas que nosotros mismos somos incapaces de ver, de plantearnos preguntas que no se nos había ocurrido plantearnos.
Desafortunadamente estamos acostumbrados, y mal acostumbrados a querer imponer nuestra opinión a la hora de darle solución a un conflicto, o por el contrario tomar la opción equivocada y jugar a ver quién aguanta más, cosa que tampoco soluciona el conflicto en sí, no siguiendo pues el proceso teleológico al que se hace referencia.
En caso de no poder recurrir a esa tercera persona que nos cree el puente, deberíamos de ser capaces de, entre ambos individuos involucrados en el conflicto, de poder poner las tablas y clavar los clavos, y así poder crear el puente. El diálogo precisamente tendría esa ventaja de una conversación, ya que no es una simple exposición de opiniones, si no que intentaría ir más allá, intentando comprender la postura del otro, es decir hacer uso del diálogo teleológico, validando así a nuestro interlocutor.
Para acabar, me ha parecido muy interesante la guía que nos ha facilitado Jesica, del que he podido extraer algunas pautas, que intentaré aplicar la próxima vez que me encuentre en un conflicto.
Cristina Bonet Mas
Gran veritat, un article molt enriquidor que fa reflexionar molt sobre la gran quantitat de «barreres» que moltes vegades establim davant els nostres iguals únicament perquè tenim por a les diferències, a totes aquelles visions que no corresponen amb les nostres, impossibilitant-nos tant l’enriquiment i creixement individual com l’establiment d’unes bones relacions ja que, com ha quedat molt clar en l’article, és l’origen del diàleg, i el diàleg requereix una escolta en termes d’igualtat.
Seguint en aquesta línia, m’agradaria aportar un concepte del que també hem estat fent referència en la sessió d’equip d’avui i considero que té molta relació amb aquest tema: el prejudici.
Així doncs, considero que el prejudici no és més que un mecanisme de defensa molt integrat en la societat actual en la que vivim que s’utilitza per evitar l’apropament i comprensió de tot aquell que es considera diferent. Aquest concepte facilita la imposició d’aquestes «barreres» dificultant-nos l’escolta i la valoració d’idees diferents i pal·liant el nostre temor a que les nostres visions quedin anul·lades.
Finalment, m’agradaria aportar un fragment del llibre «El respeto» on l’autor Richard Sennett, fa una reflexió sobre el respecte en la nostra societat que, personalment, trobo molt encertada i considero que està molt vinculada amb tot el que s’està tractant en aquest article:
«La falta de respeto, aunque menos agresiva que un insulto directo, puede adoptar una forma igualmente hiriente. Con la falta de respeto no se insulta a otra persona, pero tampoco se le concede reconocimiento; simplemente no se la ve como un ser humano integral cuya presencia importa.
Cuando la sociedad trata de esta manera a las masas y solo destaca a un pequeño numero de individuos como objeto de reconocimiento, la consecuencia es la escasez de respeto, como si no hubiera suficiente cantidad de esta preciosa sustancia para todos. Al igual que muchas hambrunas, esta escasez es obra humana; a diferencia del alimento, el respeto no cuesta nada. Entonces, ¿Por qué habría de escasear?»
Montse
Gran acierto el “error” del carpintero y gran acierto este cuento para ilustrar la importancia del diálogo. El cuento me parece una buenísima metáfora acerca del poder de las emociones en nuestras relaciones. Esa madera con la que el carpintero construye el puente es nuestro “material emocional” y ese mismo material puede servirnos para encontrarnos con el otro o para separarnos de él. Nuestras emociones juegan a veces en nuestra propia contra, aislándonos en nuestras verdades y en nuestras maneras de ver el mundo y haciéndolo, cada vez más pobre y pequeño. Cuando prevalece el orgullo, el enfado, la soberbia,.. estamos construyendo esas cercas enormes que nos desconectan de los otros (no los vemos). Por el contrario, cuando conseguimos darle otra forma a esas emociones y salen a relucir la gratitud, el perdón, las ganas de compartir, de comprender, de aprender, … construímos puentes que nos permiten ver al otro y que el otro nos vea a nosotros. Atravesar el puente supone ponerse en el lugar del otro (empatía) y ver la realidad con tus mismos ojos pero desde otra perspectiva. Es decir ver al otro sin dejar de ser tu mismo.
Si somos personas singulares es porque las otras personas son diferentes a nosotros y aceptar y convivir con esas diferencias, como apuntas en la cita de Jáspers, es lo que nos permite ser únicos “Llegamos a ser nosotros mismos sólo en la medida en que el otro llega a ser él mismo”
Sigamos pues construyendo puentes que nos permitan salvar esas aguas en vez de defendernos del conflicto permitiendo que las turbulencias acaben sumiéndonos en un triste monólogo.
Desde hoy fan del blog 😉
Yolanda Fleta
Hola Herminia,
a mi también me han gustado mucho las metáforas que se usan en el post para tratar el tema del conflicto: el muro, el puente, el atardecer,..
Tuve la oportunidad de experimentar en primera persona la fuerza que tiene el uso del iceberg como metáfora visual, y estoy segura que con el puente se podría llevar a cabo una sesión interesante, también.
Gracias por este nuevo post. Un abrazo.
Yolanda Fleta
Jesica Martínez
Gracias por tu aportación Herminia, he disfrutado leyéndola. Cierto es que para arreglar el conflicto se requiere del diálogo y de un grado de empatía y respeto por el otro ser; a veces las personas nos negamos ante esto y “levantamos muros”…muros que con el tiempo se van endureciendo. Así que la metáfora de “construir puentes” la encuentro muy adecuada ya que las personas deberíamos aprender a construir estos mismos a través del diálogo y no escondernos tras una coraza impidiendo así la resolución del conflicto surgido.
En respecto al tema, revisando por internet he encontrado un archivo interesante sobre la resolución de conflictos cotidianos (una guía de ayuda) que a través de secuencias escenificadas nos muestra la realidad de porqué en muchas ocasiones surge el conflicto y te enseña de forma didáctica a entenderlo y a solventar, es el siguiente enlace:
http://www.gipuzkoa.net/noticias/archivos/guiadialogoc.pdf
Así deberíamos aprender primero a analizar internamente el conflicto y después ser capaces a través de un diálogo adecuado, empleando un lenguaje idóneo a la situación, resolver estas diferencias surgidas con mutuo acuerdo. Tal como apunta Karl Rogers deberíamos ver al otro de la misma forma como contemplamos un atardecer y así ver la parte de belleza del otro y desde una mirada de aceptación y positividad.
Elena R. Laguna
Gracias por tu artículo, Herminia, me ha resultado muy inspirador, y ha llegado en el preciso momento en que lo que necesitaba, como dicen que suele ocurrir con todo en la vida aunque a veces no nos lo parezca.
Me ha inspirado la metáfora de los puentes frente a los muros, aunque no sea la primera vez que la oigo, me la ha recordado y siempre viene bien. Aunque lo que realmente me ha fascinado es la metáfora de Karl Rogers de ver al otro como un atardecer. Esa no la conocía y es genial!!
Muchas gracias por seguir compartiendo tu sabiduría.
Un beso
Elena