General
El orden en nuestras vidas
.El orden es el placer de la razón
pero el desorden es la delicia de la imaginación.
Paul ClaudelLa libertad no es hija del orden sino su madre.
Pierre Joseph Proudhon
Imagina por un momento que tu interior es como tu habitación. Te propongo utilizar tu habitación, tu escritorio o tus armarios como metáfora para reflexionar y reconocer aspectos que te ayuden a ordenar mejor tu vida. Piensa en aquel lugar de tu casa u oficina que consideres poco ordenado.
¿Es armonioso?
¿Te sientes cómodo en él?
¿Encuentras rápidamente lo que estás buscando?
¿Te gusta que otras personas se sientan a gusto en ese espacio?
¿Te enfurece que otros lo desordenen?
Seguramente alguno de vosotros al leer la frase “Imagina por un momento que tu interior es como tu habitación” habéis sentido cierta desazón y os habéis dicho: “Si mi despacho, mi habitación, mi casa es el reflejo de mi vida interior, no me extraña que al final del día me sienta perdido, desanimado, confundido”… Otros, al leer el mismo enunciado habéis podido pensar: “Si, sí, todo está en su sitio pero a costa de estar todo el día controlando lo que hago, cómo lo hago y vigilando a los demás para que no lo desordenen, no es sorprendente que al final del día me sienta cansado, tensionado, y enfadado”. Algunos habréis pensado: “Mantengo todo ordenado, pero necesito un espacio dónde pueda haber desorden”. Otros por el contrario, con un suspiro relajado habéis recordado que así fue hace tiempo pero que finalmente pudisteis aprender a vivir de manera ordenada y armoniosa con vuestro espacio y con el orden de los demás.
Para algunas personas el orden significa “cada cosa en su sitio y un sitio para cada cosa”. ¿Qué resultados consiguen estas personas? Imagínate que implicaría que en tu vida cada cosa estuviera en su sitio y que hubiera un sitio para cada cosa. Reflexiona:
¿Qué cosas no tienen lugar en mi vida?
¿Qué decisiones estoy tomando que no son prioritarias y desordenan mi vida?
Hay personas que parecen “sembradoras”, es decir, cuando entran en una casa, habitación, despacho van esparciendo aquí y allí aquello que llevan encima, al minuto de haber entrado ya han tomado posesión de todo el espacio, incluso a veces, de espacio que no es suyo. Cómo los gases, tienden a ocupar todo el espacio disponible. Después han de dedicar tiempo a “poner orden” para que quede espacio para otras cosas. De igual manera hacen en su vida, esparcen, ocupan e invaden. Algunas una vez se sienten cómodas, empiezan a poner orden, otras, hasta que no se van no recogen e incluso cuando se van dejan el desorden tras ellas.
En algunos casos podemos observar que hasta que no hay cierto orden no podemos pasar a la acción en cosas que requieren concentración. Muchas personas dicen que no pueden empezar a trabajar si la mesa no está limpia y vacía y al finalizar la tarea, sobre todo si era una labor creativa, han dejado un gran desorden. En estos casos hay personas que deciden ordenarlo todo antes de irse o dejarlo para otro momento. ¿Cuál es tu caso? ¿Qué correlación tiene con tu vida en general?
Las personas, al igual que los armarios, los escritorios o las habitaciones también nos “desordenamos internamente” y aprovechando la metáfora, por factores muy parecidos.
Cosas inútiles. A menudo guardamos “objetos” inútiles e inservibles en nuestro interior. Desembarázate de aquello que no necesitas, tus miedos, tus expectativas irreales, tus resentimientos, tus fracasos. Aquellas cosas que están “por medio estorbando” y que no te permiten hallar el orden interno que necesitas. Haz como con la ropa de tu armario, cómo dice mi hermana: “cuando tienes ropa que hace un año no te pones ¿qué hace en tu armario estrujando la que te pones?”.
¿Qué creencias o emociones están estrujando tu vida?
¿Qué paralelismo hay entre las cosas que sobran en tu armario y las cosas que sobran en tu vida?
Cosas sucias o descuidadas. ¿Qué objetos hace tiempo que no limpias? Cuida aquello que te gusta, repáralo, límpialo. Aquello que “está descuidado, dejado o abandonando” te entristece, y quizás avergüenza. Haz como con los objetos que amas.
¿Cómo tratas aquellas cosas que amas?
¿Cómo te tratas a ti mismo?
¿Te estás descuidando y abandonando últimamente?
¿Qué creencias o emociones te impiden cuidarte?
¿Qué tienen en común las cosas que no cuidas en tu casa con lo que no cuidas en ti?
¿Quitas el polvo a lo que se ve pero no limpias en profundidad?
¿Es lo que le podría estar ocurriendo a tu vida, que cuidas lo que se ve por fuera pero no tu interior?
Por dónde empezar. Demasiadas veces existe tal desorden que no sabemos por dónde empezar. Cómo dice mi marido: ¿cómo se come un elefante? Bocado a bocado. Lo mismo pasa con ciertos desordenes. Si todo el escritorio es un caos, empezaré por un rincón de la mesa, por un cajón o por un dossier. Por algo pequeño. Si pienso en todo el escritorio me abrumo, me siento incapaz y desisto, en el fondo es una buena excusa para no hacer nada al respecto. Puede que nos digamos: ya encontraré el momento más adelante, en vacaciones, por navidad, el fin de semana, de entrada parece un buen plan, pero…. Ahora estoy demasiado ocupado, tampoco es tan importante. Lo mismo pasa con el orden en nuestras vidas. Quizá la empresa sea demasiado enorme y nos propongamos un cambio tan grande que nos supere. Empecemos por pequeños cambios en nuestro interior, leer cada día una lectura inspiradora, agradecer lo que recibimos, dejar de criticarnos, valorar nuestras pequeñas acciones, salir a pasear cada día, etc.
¿Estás haciendo lo mismo con tu vida?
¿Qué pequeños pasos puedes dar para empezar a poner orden en tu vida?
¿De qué manera influirán en el conjunto de tu vida?
Este desorden interno puede producirse por haber cumulado información, quizás inútil o errónea sobre nosotros mismos que nos influye negativamente. Por ejemplo, creo cosas de mí que no son ciertas, a lo largo de la vida otras personas me lo han repetido tanto que he llegado a creerlo sin cuestionarlo. Quizá es verdad que a veces he sido cobarde, pero también en mi mora un espíritu valiente. Es desde esta persona valiente que voy a encontrar el coraje para ir quitándome de encima aquello que ya no necesito o no es la verdad que me define.
Otro de los factores que influyen en este desorden interno es la falta de autoconocimiento de nosotros mismos, lo que nos impide recurrir a nuestras competencias y recursos internos para alcanzar el orden en nuestras vidas. Por ejemplo, puede que yo me reconozca como una persona muy ordenada en mi oficina, pero mi vida es un verdadero caos. La pregunta que me puedo hacer es:
¿Qué cualidades y valores me permiten ser ordenado en el trabajo?
¿Cómo puedo aplicar estos valores y cualidades para poner orden en mi vida?
En otras ocasiones, la información que nos llega a la conciencia no es congruente con nuestras metas. Por ejemplo, si estoy preocupado por la última evaluación que un superior ha hecho sobre mi desempeño, puedo crear un desorden en mi interior, angustiarme y paralizarme si decido enfocarlo como una amenaza a mi puesto laboral o bien puede ser un aliciente para superarme al tomar como un desafío esta mala evaluación y entrenarme para lograr mejores resultados y ser la persona competente que sé que soy.
Por tanto, si quito creencias erróneas o distorsionadas de mi mente, si me cuido y atiendo mis necesidades reales, si cambio mi punto de vista y alineo la información que poseo sobre mí con mis metas lograré poner un mayor orden en mi vida. Cuando no puedo lograrlo por mí mismo, la ayuda de un coach teleológico puede facilitarme esta labor.
¿Qué reflexiones te inspira esta metáfora?
¿Qué te ha ayudado a poner orden en tu vida?
.
Bibliografía
Csikszentmihalyi, M. (1990). Fuir. Una psicología de la felicidad. Ed. Kairós.
Hermínia Gomà
13 octubre 2013
Barcelona
50 Comments
Daniela Escobar Tamayo
Para mi sin duda este es el artículo más difícil del blog. Cuando leí el comentario hace un par de meses y empecé la frase “imagina por un momento que tu interior es como tu habitación” y justo es ese momento miré mi habitación, sentí un desconsuelo profundo, no me sentía cómoda. Y lo primero que hice fue cerrar el artículo.
En mi caso, me paso que las expectativas de cómo me gustaría que estuviera mi habitación eran demasiado altas. Así cómo eran las expectativas de cómo pensaba que debería estar mi vida. Esperaba tenerlo todo controlado. Poco a poco me he ido aprendiendo a aceptar el ahora, lo que tengo aquí y ahora. Cuando fui pasando la incomodidad de verme tan reflejada en este artículo, empecé a re enamorarme de mi cuarto y a verme reflejada en él.
Incluso, se abre un universo de posibilidades, cuando cocinamos, cuando estudiamos, en fin cuando no desplegamos lo hacemos en sintonía con nuestro interior. Porque somos integrales. En un taller nos explicaban el ejemplo del brocolí, que es igual en su particularidad y en su totalidad. Cada una de las partes del brocolí es igual que su totalidd, y eso me resultó genial. Nosotros, no somos muy distintos del brocolí, lo que pasa es que nos hemos empeñado en separarlo. Las matemáticas, las letras, las artes. Cuando la misma naturaleza nos está diciendo que somos un todo.
Empar Pérez
Siempre he pensado que el aspecto de los lugares que habitamos dice muchisimo de nosotros:cuando entramos en una casa excesivamente ordenada, con poco aspecto de hogar de ser «vivido», automaticamente nos remite a la idea de hipercontrol, falta de empatía y rigidez.El caos de una casa desorganizada nos sugiere caos mental y emocional.
Evidentemente nuestros espacios reflejan nuestra manera de ser y estar, y pienso que hasta cierto punto, ordenar y lograr espacios agradables, limpios, acogedores, nos predispone personal y emocionalmente.
Que nuestro espacio interior este ordenado (sin caer en la obsesion), que sea estimulante, acogedor, empático,agradable, nos hará sentir mejor, más seguros y por supuesto, es básico en la función de coach
Anna Caballero
Aquest post m’ha fet reflexionar molt sobre l’ordre en el sentit de saber prioritzar les coses, i saber despendre’ns d’allò prescindible que anem arrossegant sense adonar-nos-en. Estic d’acord que tots necessitem un ordre interior per estar en harmonia, amb el que actuar conseqüentment, estructurar des del temps, les accions a els nostres pensaments i emocions. El resultat: sentir-nos millors amb nosaltres mateixos, assolir les nostres metes, viure plenament les relacions amb els altres, en definitiva, viure la vida plenament. Molts cops ens deixem emportar pel ritme de vida atrafegat que portem, rutines que ens tenen presoners i que fan que se’ns passin els dies, mesos i anys sense haver-los difrutat fins que és massa tard. Així doncs, reflexionem sobre què i qui val la pena invertir-li temps, afecte, interès… segur que si et pares a pensar i a reflexionar sobre tot allò que impera en el teu dia a dia podries prescindir de la majoria de coses, mentre d’altres molt més importants les tens oblidades. Sempre estem a temps de canviar-ho i de tornar a ordenar la llista.
Ana Ballesteros
Esta metáfora me parece muy acertada, puedes aprender mucho de alguien viendo como se desenvuelve cuando entra a una habitación ajena o cuando espias la suya propia.
Por las opiniones que leo, el hecho de amontonar ropa pasada en el armario es una práctica bastante generalizada, que hasta cierto punto puede no llegar a ser preocupante siempre que te des cuenta de que «excusa» para no deshacerte de ella sea el cariño que le tienes o las buenas vivencias que has vivido con ella puesta.
El problema viene cuando la guardas como un símbolo de continuidad, de algo que esperas que se retome en un futuro y guardas todas esas esperanzas al lado de tus vaqueros viejos. Los sentimientos que acompañan a la primera práctica son felices, del resto se podría pensar que «cualquier tiempo pasado fue mejor» y no es práctico tener esa mentalidad colgando de las perchas.
Pero la idea que más me escandaliza no depende de lo que nosotros mismos hacemos o dejamos de hacer en nuestra habitación/vida (que para eso es nuestra) sino la idea de que abrir las puertas a alguien que, sin ningún cuidado, se dedique a esparcir sus cosas sin respetar las nuestras, o que trate de cambiar ese espacio pintando las paredes de un color que nos incomoda.
También es posible que hayamos vivido destierros o fugas a otros dormitorios, en los cuales esas personas a las que hemos dado un lugar privilegiado en nuestra vida se marchan dejando alguna de sus pertenencias entre nuestras paredes, y en mi opinión esa es la trasngresión más dura que podemos permitir que suceda en ese rincón que debería ser tan solo nuestro.
Andrea S. G.
Trobo encertat el paral·lelisme entre les creences sobre nosaltres mateixos que tenim interioritzades i aquelles coses que guardem, tot i no fer-nos cap servei aparent. Saber desprendre’s dels objectes i de falses creences fortament arrelades, és un procés alliberador, que ens fa sentir millor a cada pas que aconseguim fer.
És molt útil la pregunta: «Què és el que em permet ser endreçat en un determinat àmbit de la meva vida?» i «Com puc extrapolar-ho a altres contextos de la meva vida?». Potser som més funcionals alhora de cuinar si tenim la cuina en ordre; doncs potser també seré més productiu si tinc el meu lloc de treball ben organitzat.
Una de les coses que em ve al cap al llegir aquest article és el Feng shui, tècnica xinesa que busca aconseguir l’equilibri; a través dels objectes què fas servir i segons com els posicionis, podràs modular l’energia que reps a la teva vida. Entre altres, fa aportacions «lògiques» i beneficioses, com per exemple, desprendre’s de les coses que no funcionen o mantenir el teu entorn endreçat i net.
També em fa pensar en el minimalisme, i en els beneficis de practicar-lo, en menor o major mesura. El fet de desprendre’s d’objectes, evitar el consumisme, ens permet evidenciar què és allò realment important en les nostres vides i ens queda més temps per invertir en nosaltres mateixos o en les persones que estimem.
Així doncs, periòdicament, s’han de revisar les creences que ens acompanyen, com també cal netejar a fons i treure totes les coses que ja no ens serveixen, permetent-nos progressar.
Hi ha hagut moments en què els objectes m’han provocat rebuig i malestar, també és així com m’he sentit amb mi mateixa, molt incòmoda. Però cal que recordem que, com la vida, és un procés en el qual hem de seguir avançant per poder evolucionar i sentir-nos bé i còmodes amb nosaltres mateixos i en el nostre entorn.
Anna Girbau Moreno
Molt bona la metàfora de l’habitació/escriptori o armari. Molts cops he pensat que tenien relació, no només amb com som nosaltres, sinó també a com vivim i està el nostre interior. De vegades només desordenem el que hi ha fora per tal de després haver de posar-hi ordre, així sentim que també l’estem posant en el nostre interior. És important que no visquem amb un malestar pel desordre extern, amb l’artícle he pres consciència que si això passa és perquè tenim un desordre intern al que hauríem de parar atenció.
És cert que hi ha coses que guardem per si un cas algún dia les necessitem, perquè ens fa pena tirar-les pel record que ens porten, i el mateix fem amb els nostres pensaments inútils, que no en el present no ens serveixen de res. Que tinguessin la seva utilitat en un passat, no vol dir que ara la tingui, perquè les circumstàncies canvien i mai són igual. Però el nostre armari si que continua sent el mateix, potser per això ens hem acostumat a acumular coses que no hauríem. Al que no se li dóna ús, no val la pena continuar guardant.
Finalment volia fer esment a una frase que m’ha cridat l’atenció que diu “ vivir de manera ordenada y armoniosa con nuestro espacio y con el orden de los demás”. A mi m’ha fet pensar que en el nostre espai, els altres també posen el seu propi ordre, i que hem de saber conviure bé, ja que si acceptem que els altres poden posar mà al nostre espai, no ens molestarà que ens canviïn el nostre ordre, o desordre.
Albert
Tenía cierta resistencia a leerme este artículo, porque sin saber nada de su contenido ya me imaginaba por donde iban los “tiros”. Siempre he pensado que la habitación de cada uno es el reflejo del orden interno de nuestra mente, y también me había convencido a mí mismo que mi desorden es mi orden en particular, pero no siempre me funciona, y es aquí donde entra mi resistencia, que evita que me enfrente a ello y ponga definitivamente un orden en mi cabeza y por consiguiente en mi habitación. Y ese orden no solo se basa en colocar cada cosa en su sitio, pues no todas tienen un espacio, sobre todo aquellas que de alguna manera te atan al pasado y toca tirarlas, para pasar página y dejar ese espacio a nuevas cosas por venir (una metáfora más de lo que ocurre en mi cabeza).
Después de una gran reflexión, mi desorden se desencadena a partir de una pequeña bola de nieve que empieza a descender por una montaña (a medida que avanza el tiempo) y se ha vuelto bola de un tamaño descomunal que despierta en mi pereza y desinterés a desmenuzar. Que sobretodo tengo que poner en orden sucesos y experiencias de mi pasado, que a su vez empiezo a comprender que aún no he sacado todo el jugo del aprendizaje que me ofrece cada uno de esos elementos de mi pasado. Y me doy cuenta de la cantidad de excusas que utilizo conmigo mismo, para realizar otras tareas que no son prioritarias, Porque siempre me quedo pasmado ante la pregunta ¿por dónde empezar? Y esto solo provoca que esa bola de desorden se vaya haciendo cada vez más y más grande.
Por otro lado me doy cuenta de que no me cuesta mantener el orden una vez lo he conseguido establecer, y eso se ha visto reflejado en mi vida, pues mi desorden está relacionado con todo aquello de mi pasado más lejano. Actualmente (hablo de no más de dos años) he conseguido ser ordenado sobretodo en trabajo, y de alguna manera lo he plasmado en el resto de mi vida, extrapolando ese orden. Cuando pienso en mí, me puedo sentir perdido con referencia a mi futuro, pero no me siento desubicado en mi vida, pues me doy cuenta de que me conozco más de lo que nunca había conseguido hasta ahora, y siento que soy la persona que quiero ser. Así que, a pesar de no vislumbrar un camino claro dentro de mí, siento que estoy en el camino correcto y eso me da mucha seguridad, tanto para mantener un orden en mi vida como a enfrentarme al desorden residual (totalmente relacionado con miedos de años atrás) que aún tengo en mi vida.
Por ultimo cabe decir, que este artículo me ha motivado para deshacerme de ese residuo de caos (a la par que me enfrento a esos miedos) que queda de mi antigua etapa. Y lo más inspirador es descubrir que voy por buen camino, pues cuido mi interior, me refuerzo y me animo a ser mejor, ya que para machacarme y desanimarme ya están los demás, y estando aliado conmigo mismo, siempre venceré.
Gracias por inducirnos a superarnos.
Meritxell Marin
Este artículo me ha hecho ver que soy una persona sembradora, allí donde voy saco cosas de mi bolso y voy dejando rastro por donde paso, aunque es verdad que llega el momento en que miro y pienso «qué desorden he montado en un momento», entonces es cuando me pongo en mi plan maniática del orden y lo ordeno todo. En cuanto al paralelismo entre mi habitación y mi vida, me da mucha rabia que alguien entre en mi habitación, coja algo y no le devuelva a su sitio, este hecho lo comparo con que la gente comente sobre algún hecho de mi vida, cuando me llega un comentario me hace reflexionar y, aunque fuese una decisión que yo hubiese tomado a conciencia ese comentario me da un punto a pensar que quizá no había contemplado, es como que alguien de fuera llega y pone patas arriba mi decisión o mi pensamiento.
Estoy de acuerdo con Clara en que hay preguntas que todo el mundo debería plantearse en algún momento de su vida. Yo he vivido distintos momentos en que he tenido una necesidad indescriptible de vaciar mi armario, de limpiar, de tirar cosas, me doy cuenta de que esta necesidad la he experimentado sobretodo en cambios de etapa, cuando cambié de casa, el cambio a la Universidad, el final de la Universidad… Mientras vacío el armario pienso en lo que he vivido y hago balance, es muy reconfortante y revitalizador, lo recomiendo.
Muchas gracias por el artículo, me ha hecho reflexionar y seguro que me acordaré más de una vez de él.
ÚRSULA MARTÍNEZ
Primero de todo Herminia, me gustaría agradecerte que hayas compartido con nosotros estas palabras tan enriquecedoras. Y es que, este artículo me inundó en un mar de reflexión, y por lo que he podido leer en todos los comentarios, estas palabras no han pasado desapercibidas para nadie.
Esta metáfora me ha hecho reflexionar sobre cómo era antes y como me ido desarrollando poco a poco a través de distintas experiencias. Creo que la metáfora expone muy bien la relación que hay entre como organizamos nuestras vidas y en cómo organizamos nuestro propio yo.
Hubo un tiempo en que era una esclava del orden y, al mismo tiempo, me autoexigía mucho en mi vida personal, en todas mis relaciones y a mí misma. Poco a poco, esto fue cambiando. Al empezar a compartir piso me costó mucho aceptar que no todo lo que ocurría en la casa dependía de mí, sino que también de mis compañeros. La carga que llevaba empezó a pesar menos en el momento que tomé consciencia de no tengo ni puedo controlar todo lo que sucede en cada lugar, sino que el espacio que realmente importa es el mío, y que es en este espacio en el que tengo que centrar mis fuerzas y toda mi energía.
Después de recapacitar sobre aquello que había sucedido y, que en aquel momento me hizo crecer como persona, pensé en mi momento actual. Después de tantos traslados, había acumulado mil y una cosas de distintos sitios que ahora estaban almacenadas en diversos lugares. Así que decidí tomarme la metáfora de forma literal y empezar a hacer limpieza.
Este fin de semana, se organiza en mi pueblo un rastrillo, y he decidido vender todo aquello que ya no uso, aquello que ocupaba espacio, y lo que consiga de la venta lo usaré para cosas nuevas que convienen más, por decirlo de algún modo, con mi forma de ser de ahora. Pero esto no solo ha sido una forma de poner orden en mi casa, si no en mí misma. Porqué ahora, dejo atrás aquello que ya no me es útil, en todos los sentidos. Ha sido un momento para parar y pensar en el punto en el que me encuentro, qué es lo que quiero, que puedo aprovechar de todo lo que he conseguido hasta ahora y optimizarlo al máximo.
Para finalizar, me gustaría dejar aquí una cita, que se relaciona un poco con todo lo que he ido comentando: “En realidad vivir como hombre significa elegir un blanco -honor, gloria, riqueza, cultura- y apuntar hacia él con toda la conducta, pues no ordenar la vida a un fin es señal de gran necedad” (Aristóteles)
Clara Izcara Cárceles
Aquest artícle m’ha semblat realment molt interessant Herminia. Penso que és una metàfora molt acertada i que moltes d’aquestes preguntes que proposaves en l’artícle, les persones ens hauriem de fer en el nostre dia a dia. En el meu cas, mhe donat compte que quan hi ha alguna o diverses coses de la meva vida que considero que no funcionen («que no estan al seu lloc»)casualment la meva habitació també es troba desordenada. Així, alguna de les preguntes que em venien al cap a mida que llegia l’artícle eren: Quina relació existeix entre l’estat d’ànim i l’orde? Com més estat d’ànim, més ordre?
Sovint, quan tinc l’habitació desordenada evito ser-hi. Sí ho comparo amb el meu interior, significa que fugeixo d’aquestes cognicions, creences o emocions que em «desordenen internament»?.
Un altre de les reflexions que m’agradaria compartir és perquè algunes persones tenim tanta dificultat per desfer-nos d’allò que considerem inútil o que ens estorba? Tornant al paralelisme de l’habitació i de l’armari desordenat, és possible que realment o inconscientment no volguem desfer-nos d’allo que percebem com inservible? o inclusive per llàstima i per pensar que potser algún dia ho voldrem tornar a fer servir?.
Personalment, penso que és molt important que cadascú es respongui interiorment totes aquestes preguntes i la resta comentades a l’artícle. En primer lloc, hauriem de valorar tan els aspectes negatius com positius de la nostre vida i a partir d’aquí, pensar i decidir què fem amb aquelles que considerem que ens sobren i que ocupen lloc a les què si mereixen la pena.
Jo opino que quan portem a terme tot el procés mencionat anteriorment, aconseguirem aquest ordre interior que tan anhelem i posteriorment l’ordre de la nostre habitació.
T’agraeixo la reflexió Herminia.
Alícia Bragulat González
Aquest article sobre l’ordre i el desordre m’ha fet reflexionar molt.
Pitàgores deia que l’ordre és l’ornament més bonic d’una casa, però Baudelaire reclamava el desordre com un dels drets bàsics de l’individu.
Personalment penso que cadascú de nosaltres ha d’arribar a un punt d’equilibri on es senti agust. Crec que els extrems no són bons. Hi ha diversos trastorns mentals relacionats amb l’ordre, com poden ser el síndrome de Diògenes i el trastorn obsessiu compulsiu.
Jo sóc molt ordenada, m’agrada saber on tinc les coses, m’ agrada tenir un espai previsible, possiblement igual que a la vida real.
Però, un neix ordenat ?
Tal i com diu el psicòleg Guillermo Ballenato, fins ara cap científic ha descobert un hipotètic gen que expliqui la nostra major o menor capacitat organitzativa. Com qualsevol altre tret de conducta que impliqui disciplina, educació i aprenentatge són l’única manera d’aconseguir-la. Tant l’ordre com el desordre, segons indica el psicòleg, són conductes apreses, sobretot per imitació.
Us adjunto un vídeo de com educar en l’ordre als nens.
http://www.youtube.com/watch?v=5gwouhLMfzs
Gracies per l’article Herminia!
Anna Mollfulleda
Es curioso cómo nos hacen reflexionar las preguntas… En mi caso soy una fanática del orden. Tanto en mi habitación como en mi trabajo intento que esté todo en su lugar para que lo pueda encontrar fácilmente. Es más, cuando alguien desordena mis cosas siento la necesidad de recolocarlo a mi manera, porque de algún modo creo que siento más paz en mi interior. El orden es tan importante en mi vida que hasta que no he “ordenado” (resuelto) un problema A en mi vida no puedo ocuparme de B.¡Vaya poder que tiene el orden!
Recuerdo que una vez leí un artículo sobre qué debemos hacer para afrontar una ruptura sentimental. La autora afirmaba que era esencial tener la casa ordenada porque era un reflejo de nuestro interior, así que si todo estaba ordenado nuestros pensamientos, sentimientos y nuestros objetivos comenzarían a estarlo. Si lo encuentro pondré la referencia..
Gracias por hacernos reflexionar.
Daniela Benedetti
Este articulo me lleva a mi niñez y adolescencia al lado de mi madre. Después de recibir los regalos de navidad, hacíamos lo que ella llama policía: sacar toda la ropa del armario y dejar solamente lo que habíamos usado ese año que pasó. Ya conocía la metáfora y desde hace muchos años la vivo. Y por todos los ejercicios de autoconocimiento puedo decir que me siento mas a gusto con la opinión de Alfons Núñez y Juliana Marín: mi personalidad perfeccionista y exigente me permiten tener mi cuarto tan ordenado y sentirme tan cómoda en él, que prefiero no salir de mi casa y no enfrentarme al caos del mundo y de la vida; tengo todo tan controlado que no abro los espacios para un pensamiento creativo. Yo lo que necesito y busco es un poco de desorden. Una frase que me repito constantemente es la que usaba Steve Jobs, creador de Apple, “mantente hambriento, mantente inquieto” (stay hungry, stay foolish) buscando no el orden o desorden, sino el equilibrio entre ambos pues como dicen por ahí, la necesidad es el madre de la invención.
Como psicóloga creo que más que promover el orden o el desorden es promover el autoconocimiento, y las preguntas que hace Herminia en el artículo son herramientas muy útiles para lograrlo.
María José Martín
Ciertamente la imagen de algo concreto, físico y cotidiano (nuestra habitación, despacho o espacio preferido) puede hacernos reflexionar sobre otro espacio más interno y desconocido: nuestro propio mundo psíquico. No había nunca realizado el paralelismo, pero nuevamente una metáfora posibilita dejar a un lado el control, para que fluya el pensamiento libremente.
Si tomamos un punto de conciencia percibimos que la persona es un ser integral, que actúa de forma semejante en las diferentes áreas de su vida. También en su concepto del orden. Analizar hechos observables ayuda a hacer inferencias y tomar conciencia de aquello que no percibimos de nosotros mismos. En muchas ocasiones establecemos bloqueos internos que nos limitan y nos imposibilitan enfrentarnos a nuestros miedos, posponiendo indefinidamente actuar.
Mi espacio actual arranca del desorden, de la acumulación de opciones y de la dificultad para decidir. Es un camino para desprenderme de emociones no constructivas, revisar creencias limitadoras, y para conseguir un espacio diáfano, congruente con mis valores y abierto a otros puntos de vista. Disfruto con personas que ocupen ese espacio y que les regocije tanto como a mí. En el camino lucho contra algo que es un verdadero lastre: posponer. Trato de hacerme con un aliado, disfrutar de cada logro, de cada paso que me acerca al ansiado concepto de Flow (Fluir).
Gracias de nuevo Herminia por la reflexión.
Daniel Lopez Mongay
Interesante articulo. El tema del orden, no es un tema que haya pasado mucho por mi mente. Yo personalmente soy una persona muy desorganizada, y si reflexiono sobre ello, creo que ese desorden que puedo tener en un piso, también ocurre en algunos aspectos de mi vida. El cambiar mucho de país de residencia, creo que es un claro ejemplo de que cuando me canso de algo, en vez de intentar ordenar ese espacio, simplemente cojo la opción mas «fácil» o «rápida» y cojo un espacio nuevo o si no lo hago hay ansiedad de cambio en mi.
Después reflexionando sobre el articulo se me ha ocurrido: «hay alguna correlación directa entre ser una persona ordenada en el espacio físico, a tener una salud mental mas ordenada o «sana»?» Pues buscando he encontrado este articulo en PsychologyToday de Sian Beilock, Ph.D. donde se explican dos estudios. Uno concluye que el orden en el que te encuentres afecta directamente tu conducta en aspectos como ser más solidario o comer más sano. Se ve que los participantes eran más generosos en sus donaciones a una ONG cuando se encontraban en una habitación limpia y ordenada. En cambio en otro estudio se vio que una habitación desordenada promovía el pensamiento creativo.
http://www.psychologytoday.com/blog/choke/201308/cluttered-or-orderly-our-surroundings-shape-our-thinking
Juliana Marín Galeano
Luego de hacer una lectura juiciosa y profunda de esta reflexión quedan resonando algunos puntos como eco, primero me pregunto, quiero ser ordenada o desordenada? para quién limpio mi habitación? Aseo mi cuarto para mí o limpio para mostrarle a otras personas la pulcritud de mi habitación? Me muestro con una vida limpia y ordenada solo para que no vean mis debilidades? Y limpio las cosas que en realidad necesito o estoy solo ordenando lo que la gente alcanza a ver pero no voy a la raíz del asunto?
El orden y el desorden están diariamente en nuestras vidas, involucrados en todas las áreas en las que nos desempeñamos, estudio, trabajo, relaciones personales, en fin, y vamos haciendo uso de estos dos de acuerdo a nuestras herramientas y cualidades para resolver los inconvenientes que se nos presenten, algunos pueden hacer con más facilidad uso de sus herramientas para organizar asuntos laborales y otros puede con más efectividad solucionar sus conflictos interpersonales. Y depende de esto se puede hacer click de una forma más rápida en algunos temas que en otros.
Tanto el orden como el desorden nos dan algunos beneficios y ganancias, el orden por su parte nos brinda la posibilidad de ser rápidos, efectivos, claros, transparentes, y el desorden nos posibilita, crear, protegernos, esconder, fingir, y resguardarnos. En este punto es importante priorizar qué es lo que necesito y quiero para mi vida, enfrentar los miedos, sacar lo que no sirve, guardar cosas útiles o acumular, identificar puntos débiles y fuertes, preguntarnos, revolcarnos y demás. Hacer todo esto puede generar como consecuencia salir de nuestro lugar de confort y enfrentarnos con nuestra realidad, con nuestro síntoma, pero también puede brindarnos una mirada más humana de nosotros mismo.
ISABEL LÓPEZ GARVÍA
Estoy totalmente de acuerdo con esta metáfora, yo me he dado cuenta de que hace poco mi habitación estaba impoluta y de repente surgieron una serie de complicaciones y mi habitación se convirtió en una leonera, y en realidad me daba un poco igual no me paraba a preocuparme de si estaba o no estaba bien, aunque la lógica me dijese que no lo estaba, porque pensaba “ya lo haré”, al igual que “ ya pensaré por qué me afectan esas complicaciones” yo creo que a veces lo peor de ordenar es el miedo a lo que podamos encontrar, y sí, sabemos que tarde o temprano tendremos que hacerlo, al igual que ordenar, escucharse, pero ese miedo que nos paraliza por si sentimos algo que no queremos sentir o no debemos sentir es más fuerte que el mismísimo caos. Muchas veces también creo que nosotros mismos provocamos ese desorden, quizá sin darnos cuenta, pero lo provocamos, metemos una idea en nuestra cabeza y ¡Al cielo con ella! Y no, sobre todo si las consecuencias pueden ser negativas, si no estamos evaluando las circunstancias del momento, nuestras circunstancias. De todas maneras el ser humano es complicado por naturaleza, y a veces solo hay que cambiarse de gafas, para ordenar nuestro armario y darnos cuenta de que esa camiseta por muchos conciertos que haya pisado esta vieja y ya en realidad no me gusta, o para mirar dentro de nosotros mismos y caer en la cuenta de que efectivamente la vida es, y no puede ser, maravillosa.
Ana Maestre
Este artículo me ha recordado una parte de mi vida en la que continuamente movía las cosas de sitio, creo recordar que tendría unos 20 años. No me gustaba la organización que tenía mi habitación, cómo estaba orientada la cama o situado el escritorio, entre otras cosas. En esa época creía que todos aquellos cambios los hacía porque era una persona que se cansaba muy rápido de las cosas, que le gustaba innovar pero, con los años he ido descubriendo (y esta metáfora me ha ayudado a acabar de asegurar mis reflexiones) que realmente lo que me sucedía era que no encontraba mi lugar, que no sabía lo que quería hacer con mi vida y no estaba a gusto con los caminos que iba escogiendo. Unos años más tarde, al independizarme, encontrar un trabajo estable, seguir con mis estudios y estabilizarme, esa manía de reorganizarlo todo, una y otra vez, desapareció por parte de magía. Puedo decir que ahora estoy tranquila y serena, aunque sigo guardando aquella ropa que ya no uso y que está ocupando espacio en el armario, me da pena tirarla. Será cuestión de que me plantee que cosas del pasado sigo recordando o acumulando en mi mochila y que no dejan espacio o se interponen a lo nuevo que ha de venir…
Gracias una vez más por tus artículos Herminia, me hacen reflexionar.
Karmen Blanca
El desorden me parece necesario…Para avanzar( acción )
El equilibrio, también
(TUS ZONAS ERRÓNEAS,WAYNE W.DYER)
¿En qué consiste el orden en mi vida?
¿En tener el control sobre mi vida y sobre mis cosas?
El orden/control de mi vida ¿me evita la tentación de correr riesgos con lo desconocido?
¿Debo tener un motivo o razón para todo lo que hago?
El cambio está cargado de inseguridades y la rigidez es la base del prejuicio.
Debo ser más espontánea ( eliminar prejuicios )
La seguridad que sí me vale la pena buscar es la seguridad interior que me brinda el tener confianza en mí misma, incluso en situaciones sin seguridad exterior.
A.Einstein ( de nuevo ) dice en un artículo titulado «Lo que yo creo» de Octubre 1930: » La experiencia más hermosa es la de lo misterioso. Esa es la fuente de todo arte y toda ciencia»
PD: Gracias, porque me has ayudado a ver que soy algo «sembradora».
Isabel L aguilar
Después de leer esta reflexión se me ocurren dos ideas, al parecer no tiene ninguna relación la una de la otra…. Pero esto fue lo que género en mi.
1: Que significa Orden: existen varias significados según la Real academia de la lengua española, coloco aquí solo los mas interesnates para mi
1. amb. Colocación de las cosas en el lugar que les corresponde.
2. amb. Concierto, buena disposición de las cosas entre sí.
3. amb. Regla o modo que se observa para hacer las cosas
8. m. Relación o respecto de una cosa a otra.
Mummmmm que lugar le corresponde a cada cosa? .. quien determina ese lugar?… que significa “ buena disposición de las cosas entre si”? porque una es buena y la otra no? ; es una regla según quien?,
Oki estoy de acuerdo, cada cosas debe tener una orden, mas que un orden un equilibrio, que me parece soy yo quien debo decidir cual es, no los demás, no mis padres, no mi jefe, no mi pareja, no mis amigos, es cierto que debe existir con ecología (en otras palabras sin hacer daño a los demás ni a mi ser), pero es mi responsabilidad tener el control de ese orden, cada quien tiene una forma diferente de ver el mundo y cada quien tiene parámetros diferentes para decir que está o no ordenado, y cada quien tiene sus formas de encontrar sus cosas en el “orden”, es más después de leer este articulo ( anexo la referencia bibliográfica Physical Order Produces Healthy Choices, Generosity, and Conventionality, Whereas Disorder Produces Creativity, Psychological Science August 1, 2013 0956797613480186) estoy convencida y maravillada que la diferencia de los seres humanos para percibir su “orden” nos hacen únicos y con esas diferencias cada quien lo aprovecha para su propio crecimiento y desarrollo.
2. Una vez establecido cual es mi “ orden” … ( difícil tarea, no es algo estático, es algo que afortunadamente cambia con el tiempo y a medida que tu creces como persona como ser… tu “orden cambia”)
Como te encuentras tu si no hay espacio para ti?
Como te ves, como te percibes, como te hueles, como te sientes, como te tocas como te respiras si todo tu espacio está ocupado?
Es verdad que durante nuestra vida viviremos momentos de caos, de desorden; de hecho creo estos momentos son necesarios para reinventarnos, para sacar la ropa que ya no usamos del armario, para movilizar energías, pero es vital retomar o encontrar nuestro “orden” y para ello es necesario ir dejando poco a poco ropa, juguetes, libros, CD, zapatos,….cosas….. Emociones… personas…. que ya no necesitamos, que no se pueden arreglar, que no te ofrecen nada positivo, que nos atan, que nos retienen y no nos dejan crecer, que no nos dan espacio para ser, para pensar, para sentir.
laura bravo
Mil Gracias Herminia por este artículo que tratas de manera excelente de un tema fundamental en nuestras vidas que es el orden de las mismas.
Para mi, poner orden en mi vida como acción ya necesita en si misma, un orden de fases para que pueda realmente ser efectivo.
Ordenar mi vida, como ordenar un armario, parte de conocer eso » que quieres ordenar».
De esta manera el AUTOCONOCIMIENTO es el principio de los principios de todo orden,y el coaching es la mejor herramienta para conseguirlo.
Si sabemos quienes somos, que queremos o no queremos, que nos hace felices o que no, que valores y pricipios nos mueven , seremos capaces de ordenar » el armario» dejar sitio a » ropa» nueva acorde con nuestras necesidades y gustos, y podremos sacar aquello que sabemos con plena certeza no nos conviene.
UN ABRAZO HERMINIA
Zaida
Gràcies aquest text he trobat que realment podem establir una relació directa entre els continguts mentals i emocionals d’un mateix amb l’organització que estableix amb el seu entorn proper i podríem dir “propi” com en el cas de l’habitació.
En referència a la relació que s’estableix amb el concepte de llibertat la qual es projecta amb un ordre i una coherència suposo que també ho podem relacionar en quan un ordre aparent, que seria el que jo he reconegut en el meu cas. M’agrada tenir l’habitació ordenada i que la gent que hi entra s’hi senti còmode però potser és un ordre que es percep a simple vista. En el moment en que obres calaixos o t’hi fixes bé amb el contingut que hi ha guardat me’n adono que tinc molts objectes del meu passat que es troben desordenats i barrejats i actualment no els hi doncs cap ús però els guardo amb la prèvia idea de que poder en algun futur podré fer-ne ús i així mateix m’ocupen un espai considerable que ya puc considerar com a “espai ocupat” on no hi ficaré més coses. Això puc relacionar-ho directament amb continguts mentals i emocionals superposats els quals actualment estant influint en decisions i percepcions presents i això m’ha fet pensar que potser hauria de fer una revisió interna per a veure realment quins valors i quins esquemes interns m’ajuden a progressar o per el contrari m’obstaculitzen i això és el que ens permet realment fer surgir la llibertat pròpia en el sentit de prendre decissions, seguretat personal, creixement, aprenentatge…
Un altre aspecte que m’ha ajudat a reflexionar és que certs aspectes de la meva vida els hi donc una certa importància i per la utilitat que puc treure realment d’ells potser hauria de canviar el pes que tenen i deixar lloc a aspectes del present puguin surgir i adquirir més valor.
M’he sentit reflexada també amb e lc oncepte de “persona sembradora” ja que quan arribo als llocs normalment sempre trec la majoría de les coses que tinc dins del bolso o de la rinyonera i després ho recollo al marxar-me i és quan m’en adonc del que he fet perquè mentres ho faig no sóc pas conscient. Suposo que això també hi puc establir una relació directa amb la meva forma de ser bastant explosiva, i avegades a nivell inconscient acaparadora de certs espais. Quan ho penses profundament avegades costa reconèixer certs aspectes d’un mateix que potser no són del tot ben vistos o fins hi tot nosaltres mateixos no volem fusionar-los amb la nostra autoimatge però “exercicis” com aquest em fan reflexionar que si som d’una manera el primer que hem de fer és adonar-nos de qui som, acceptar-nos a nosaltres mateixos tal i com som i arrel d’aquí, després podrem millorar algun/s aspecte/s de la nostra vida.
Moltes gràcies.
Isaias Ortiz
Es cierto que había escuchado esta metáfora en varias ocasiones, pero nunca me había parado a reflexionar profundamente en ella ni en su relación cn la realidad que existe dentro de nosotros mismos. Durante la lectura me han asaltado varias reflexiones. En primer lugar es cierto y todos deberiamos intentar poner un orden en nuestra vida, y más ahora que nos ha tocado vivir una época de desorden e incertidumbre en la cual no sabemos que nos puede deparar el futuro, por eso debemos establecer un orden en nosotros mismos para paliar esa incertidumbre causada por el desorden en el que vive nuestra sociedad. Pero no he podido evitar pensar que hay gente que tiene la virtud de sentirse comodo en el desorden, de encontrar el orden en ese desorden en el que viven. Y eso me hace pensar que quizás que cierto desorden puede ser fuente de libertad y de felicidad, y que sea ese mismo desorden interior el que nos permita escapar y refugiarnos de las presiones y autoobligaciones ferreas que nos imponemos.
Otro punto que ha llamado mi atención es que de deshacernos de sentimientos, emociones, y recuerdos que nos hacen daño y nos impiden crecer como persona. Y estoy totalmente de acuerdo porque hay que superar etapas anteriores, sobre todo desfavorables, que nos causan miedo o incapacidad para seguir adelante en el camino lleno de obstaculos que es la vida. Pero también es cierto que no debemos deshacernos de todo, yo soy de los que piensa que hay recuerdos, emociones, comentarios de ciertas personas , etc . que por muy dolorosos que sean debemos mantenerlos porque nos recuerdan quienes somos en realidad y que todos los demas se equivocaban al juzgarnos y que las malas experiencias las hemos superado con gran éxito. A veces para poder avanzar hay que echar la vista atras y observar el camino recorrido.
Gracias por el articulo me proporcionado un buen rato de reflexión.
Maria Campamà
No és la primera vegada que sento aquesta comparació entre l’interior d’una persona i la seva habitació. Personalment, l’he sentit milers de vegades (sobretot durant la meva adolescència) en boca de la meva mare, enmig d’alguna discusió per aquest mateix tema. Ara que m’ho miro amb distància, hi estic del tot d’acord.
Ment i entorn van de la mà. El segon es desendreça quan descuidem alguna àreea de nosaltres mateixos. Ja sigui perquè donem espai a una emoció o un pensament tòxic, que ens sedueix i ens va atrapant poc a poc; al mateix ritme que posterguem guardar a l’armari aquells pantalons i camisa perquè estem «cansats». Sembla com si necessitessim expressar que no estem bé o com a mínim, harmonitzar el nostre espai amb com estem per dins.
Bàrbara Roig
Me ha sorprendido como una metáfora tan simple como la de una habitación/armario/escritorio desordenado es el reflejo de una mente desordenada puede significar tanto en la vida de uno mismo. Estoy de acuerdo con la metáfora i la encuentro muy útil para llegar al autoconocimiento. La cantidad de cosas que se escapan de uno mismo es impresionante, i con este artículo yo misma me he dado cuenta que hay veces que uno se ha de plantear estas cuestiones para poder poner orden en su vida. La cantidad de ropa que guardamos año tras año en el armario sin usarla, las cosas que guardamos que no tienen ninguna utilidad positiva, hasta las ideas que tenemos de nosotros mismos impuestos por los demás nublan nuestro autoconocimiento i nuestra capacidad de liderar nuestras vidas.
Personalmente, siempre he tenido la idea que uno es quien es gracias a lo que ha vivido i las concepciones que tiene de uno mismo segun las experiencias pasadas. Quizás es por eso que me cuesta tanto eliminar aspectos de mi vida pasada ya que tengo miedo a perder ese pedazo de quien he sido i de lo que me ha convertido en quien soy hoy. Pero, de lo que no me doy cuenta es que estas cosas no me permiten vivir en el presente i evolucionar a un ser mas completo i más feliz. Estas múltiples cosas me atan e inundan mi ser.
No me compro ropa nueva porque no cabe en el armario, ya que esta lleno de ropa que no utilizo. Pensado así es absurdo, pero no hago nada al respecto.
Lo mismo ocurre con la vida. Estoy inundada por sentimientos pasados que soy incapaz de atender a los presentes, i esto me causa una vida desordenada.
Hasta leyendo el artículo me he sentido inundada de preguntas sin respuesta i me ha provocado una mínima angustia.
He de aprender a ordenar mi vida pedacito a pedacito. Quizás ahora, en el cambio de armario, tirare algunas cosas que no necessito.
Muchas gràcias por este artículo!!
Omar Pradell
Excelente artículo, es increíble el papel de calzador que juegan las metáforas, y como ayudan en la digestión y asimilación de reflexiones sobre uno mismo.
Me ha llamado especialmente la atención el apartado de poner orden antes de ponerse a trabajar, y yo me pregunto, ¿a quién no se le ha escapado una sonrisa cuando lo ha leído? ¿Quién no se ha puesto alguna vez a ordenarlo todo antes de ponerse a trabajar?
Habrá enfoques de todo, unos dirán que se trata de procrastinación y el arte de postergar, otros enfoques se centrarán en el tipo de tarea, si ésta es voluntaria, si nos gusta , etc. Desde la visión más humanista lo enfocamos desde la persona, ¿Qué correlación tiene con tu vida en general? Me encanta.
También quiero mencionar el guiño que se ha hecho al concepto Flow (Fluir) cuando menciona a esas personas que para empezar a trabajar necesitan un orden, pero luego dejan un gran desorden. Qué papelazo juega ahí la inmersión en la actividad y la desconexión con el mundo externo, ya que durante la tarea, si estás en estado de Flow ya no importa el desorden.
Hay un apartado, el que habla sobre el desorden interno y la acumulación de información errónea sobre nosotros mismos, me ha transportado automáticamente al cuento de “El elefante encadenado” de Jorge Bucay que os invito a escuchar. http://www.youtube.com/watch?v=GrPabK-N6NE
Lo que me llevo del artículo: La importancia de deshacerse de aquello que ya no nos caracteriza y dejar un espacio para aquellas otras cosas que quieran entrar.
Gracias Herminia
Sandra Garcia
La metàfora del ordre en les nostres vides internes a través del ordre que exercim (o no) al nostre voltant realment la veig molt encertada Hermínia. A tots ens ha vingut al cap situacions actuals o passades relacionades amb l’ordre, tant extern, com intern d’una manera espontània i fàcil. Malgrat això, no estic segura de poder assegurar que hi ha una norma entre l’ordre intern i extern. Amb això vull dir que malgrat jo també em sento identificada amb aquesta relació ordre intern/extern no descarto que hi hagi persones molt desordenades amb un gran ordre intern, o al inrevés, i que això no els hi generi cap tipus de malestar o conflicte. Tampoc tinc clar si els homes i les dones vivim aquesta relació de la mateixa manera. Ostres! M’estic adonant que relaciono la paraula ordre, amb el fet d’una posició determinada dels objectes en un espai físic en el qual vivim o treballem. Però el títol del article és: “El orden en nuestras vidas” i realment estem impregnats d’influències positives i negatives que l’ordre comporta a les nostres vides. Ens influeix l’ordre en què naixem respecte els nostres germans, l’ordre familiar, l’ordre social, l’ordre escolar, …I cadascú de nosaltres és una combinació única de tots aquests ordres, que ens afectarà també a nivell d’ordre intern.
Deixant de banda aquesta reflexió, crec que també és important que cadascú sigui capaç de adonar-se si hi ha algun tipus de relació entre el seu propi món intern i extern. I si aquesta relació el fa sentir bé o genera algun tipus de conflicte a nivell emocional, cognitiu, i fins i tot físic. Quantes vegades hem sentit i utilitzat “l’etiqueta”, per exemple, obsessiu-compulsiu, ja sigui per l’ordre, la neteja, la comprovació, …què seriosa que sona la paraula, quina opressió pot sentir la persona que rep aquest “diagnòstic”. I què diferent i fàcil d’entendre és a partir d’una metàfora com la proposada, en la qual podem intuir que això que ens passa li pot passar a qualsevol persona, evidentment amb més o menys grau, tal com ens dius, per un accés de informació, possiblement la quantitat i qualitat de la informació influirà amb el grau de conflicte intern/extern que vivim. Un cop en som conscients, anem a ajudar-nos nosaltres mateixos, sols o amb ajut d’un professional, sempre essent conscients que qui sap i té el poder de solucionar-ho som nosaltres mateixos. A partir del autoconeixement, la revisió de valors i creences. També aquí és important el diàleg intern i extern que ens ajudi a crear pons cap a zones més lluminoses, més florides i més ordenades del nostre món intern, però poc a poc…bocado a bocado!
Jesica Martínez
Al comenzar a leer el artículo no he podido evitar la sonrisa; una sonrisa de complicidad puesto que veía reflejo en mi persona. ¿Por qué aun no he tirado la ropa antigua que ya no uso de mi armario? Tal como se apunta con esta metáfora se trata de poder deshacerse de cosas antiguas o que no necesitas que guarda un paralelismo contigo mismo….es necesario hacerlo para poder ordenar ciertos aspectos de ti mismo de los cuales necesitas desechar para poder partir de 0. El problema es que a veces nos resistimos y negamos a hacerlo porque creo que todo y desear poner ese orden en nuestra vida entran en juego anhelos, emociones, sentimientos de los cuales posiblemente no estamos dispuestos a renunciar. Y quizás esa ropa antigua me transmite unas sensaciones las cuales necesito y por tanto requiero de ella para poder ser la persona que soy porque “ella” ha formado parte de mi vida en muchas de las situaciones vividas de alegría, llanto, desazón, incertidumbre,…y “ellas” siguen recordándome parte de mi a la cual no estoy dispuesta a rechazar por mantener seguramente un “orden” mayor en mi armario ya que no solo “ordenan mi armario” sino que “ordenan mi corazón”. Tal como dijo Frederich Nietzsche, cito textual: “Aquel que tiene un porqué para vivir puede enfrentar todos los cómos”.
Así que me resisto a tirar esa ropa antigua que año tras año sigue ocupando mi armario pero sí que es cierto que me gusta el orden; posiblemente yo no asocio el orden con tener más espacio libre pero también encuentro esa semejanza con la necesidad de control de poder controlar todo lo de nuestro alrededor si sientes que controlas el orden de tu entorno. Un orden que guía nuestras vidas pero en base a las prioridades de orden que la persona establece, tal como dijo Abraham Maslow, cito textual: “Hay aquí dos hechos importantes: primero, que el ser humano nunca está satisfecho, excepto de una forma relativa o como si fuese sólo el peldaño de una escalera, y segundo, esas necesidades parecen ordenarse en una especie de jerarquía de predominio”.
Gracias Herminia por tu artículo,
Saludos.
Anna Garriga
Leyendo el artículo me he dado cuenta que sí, el orden es necesario, nos aporta tranquilidad, organización y espacio para “respirar” cognitivamente. Pero a la vez he recordado el placer de ordenar u organizar, esa habilidad que descubres al realizar la “limpieza” y la gratitud hacia uno mismo de haber generado un espacio propio nuevo.
Pero ¿qué pasa con esas personas, esas mentes que conocemos que son un caos, mentes de un color especial, el desorden y el espacio ocupado por material inservible a nuestros ojos no les molesta ni estorba y que justamente esto promueve la creatividad. Son estos artistas inspirados por su propia mente, sus pensamientos y emociones que nos comunican su mundo interno a través de la pintura, la música, el diseño, el baile…
Recuerdo un artículo que pone de manifiesto estas dos dualidades, los beneficios tanto del orden como del desorden de los autores Kathleen Vohs, Joseph Redden y Ryan Rahinel de la Universidad de Minnesota que encontrareis en la revista de divulgación científica Psychological Science. http://www.psychologicalscience.org/index.php/news/releases/tidy-desk-or-messy-desk-each-has-its-benefits.html
Según el artículo el orden promueve la generosidad, el convencionalismo y la alimentación sana como un resultado de la tranquilidad y la organización (entiendo yo) de los valores, las motivaciones y objetivos personales. Y el desorden genera pensamiento creativo y la estimulación de ideas novedosas.
Gracias por el artículo que hace reflexionar e ir más allá.
CLAUDIA CORBERÓ MOLINA
Jo tinc tendència a acumular coses inútils en el meu interior, pors, sentiments de culpa, penediments, records d’experiències passades doloroses… que em treuen espai i energia per coses positives per a mi, pel meu benestar i el meu creixement. De tant en tant, com la roba que ja no et poses mai, tornen a sortir, els torno a revisar, plegar i ficar a l’armari. Em costa dir “això no em serveix” o “no m’interessa” i fer-ho fora. Aquests “objectes” inútils, com diu l’article, generen desordre de fons en la meva habitació interior i quan sorgeixen poden crear caos i esborrar tot allò que m’és útil, apoderant-se de tot l’espai i l’energia.
Com amb l’elefant, intento menjar-me’ls “bocado a bocado”. Acceptant que em costa, que requereix treball, pensant en perquè em costa i en perquè m’hi aferro i intentant no castigar-me per no aconseguir desfer-me d’ells. A mi en els moments de caos, m’ajuda molt mirar-ho tot amb perspectiva i recordar què és important i què és el que realment és positiu per mi; és a dir: ordenant. Això m’ajuda a avançar i a superar cada moment de caos i m’apropa una mica més al dia en el que podré treure tots aquells objectes del meu armari. Vaig ordenant cada trosset, intentant arribar a menjar-me tant elefant com pugui.
Brenda Marcos Sabalete
Tras leer el post, me he permitido reflexionar sobre aquellas pequeñas cosas que nos van sucediendo a lo largo de nuestra vida y van dejando una pequeña huella en nuestro interior. Las personas somos lo que nos pasa y lo que sentimos, vamos aprendiendo a partir de nuestras experiencias y vivencias. Pero, ¿Hasta que punto han de permanecer en nuestras vidas? Como bien has mencionado en tu artículo, a lo largo de nuestra vida guardamos cosas de las que ya hemos tomado nota y hemos recapacitado y que realmente mantenerlas no es beneficioso para nosotros mismos. Hemos de deshacernos de todo aquello que no nos haga sentir bien, de aquello que ya hemos aprendido y hemos sabido afrontar.
Por otro lado, pienso que el orden nace del desorden. Para poder tener “cada cosa en su sitio y un sitio para cada cosa” debe de haber un nivel de madurez y autoconocimiento muy alto. De este modo, para que una persona pueda desarrollar ese orden, previamente debe de haber un desorden y una secuencia de movimientos para llegar a el orden total.
La frase en la que Paul Claudel menciona «El orden es el placer de la razón, pero el desorden es la delicia de la imaginación», me hace pensar en la importancia de tener un orden mental, en nuestra cabeza, pero a la vez hemos de ser desordenados y hacer este esfuerzo de ordenar nuestras ideas, sensaciones, y dejar volar nuestra imaginación.
Realmente interesante el post, muchas gracias Heminia.
ALFONS NÚÑEZ
Muy interesante el artículo Hermínia. En mi caso, el orden es un claro indicativo de mis estados de ánimo y suele coincidir que cuando estoy más estable emocionalmente todo lo que me rodea está más ordenado. Pero aún así, me gustaría romper una lanza en favor de un cierto desorden y decir que en determinadas situaciones puede ser positivo. Aunque es una de las características más despreciada en empresas y en la vida en general, la verdad es que grandes cerebros han sido muy desordenados y parecían tener buenas justificaciones para ello. Así por ejemplo el de Albert Einstein era caótico, aunque se excusaba diciendo: «Si una mesa abarrotada es síntoma de una mente desordenada, entonces ¿qué debemos pensar de un escritorio vacío?». Algo parecido pasaba con el gran psicólogo Jean Piaget, quien se justificaba diciendo que el suyo no era un desorden improvisado, sino el fruto de años de desorden, al que llamaba «orden vital». «Pierdo menos tiempo buscando algo que ordenando todos los días», decía. Hoy se sabe que el desorden (no el descontrol) es más necesario de lo que pensábamos y los estudiosos del tema afirman que genera creatividad, mejora la adaptabilidad, fortalece la improvisación y hasta ahorra tiempo (sí, tiempo). De hecho, una de las críticas más habituales a este estilo de vida es la pérdida de tiempo que provoca. Sin embargo, según otro estudio de la U. de Columbia, la gente que afirma mantener un escritorio «muy ordenado» dedica un 36% más de tiempo en encontrar los documentos que busca respecto a los que lo dejan «bastante desordenado». ¿Por qué? Según el psicólogo alemán Stephan Grunewald, porque cada uno sabe gestionar su propio código del desorden. «Los papeles más importantes están en las zonas más calientes del escritorio, mientras que los inútiles emigran, casi por sí solos, a las zonas más frías, como guiados por una mano invisible». Por tanto, el desorden, no resulta tan condenable si se analiza el lado positivo. Menos, si se tiene en cuenta que, por ejemplo, el cerebro es más caótico de lo que se suponía. De hecho, el desorden es en realidad esencial para su capacidad de transmitir información y resolver problemas.
Eugenia Moretti
Herminia, muchas gracias por este artículo que me ha llegado profundamente, como el orden externo puedo influir en el interno. La necesidad de descubrir las cosas inútiles en nuestro interior, los miedos que siempre estan presentes. El Por dónde empezar, Cómo postergamos el avanzar: en otro momento,cuando tenga tiempo. Si soy ordenada en el trabajo como no hacerlo en la vida, me ha servido para ir avanzando lentamente en revisar creencias erróneas, mis necesidades reales, ha sido un año de crecer en mi autoconocimiento y creer en mi potencial
Claudia Moya
Me ha impactado mucho este artículo ya que me he visto reflejada en ciertos comentarios. Me considero una maniática del orden y todo a mi alrededor está perfectamente colocado y en su debido sitio. Realmente, reflexiono y pienso que todo en mi vida o el mundo externo está organizado debido a mi orden interno. Me siento relajada y aliviada si las cosas me salen como las he planificado y también, si salgo de casa con mi armario en orden después de haberme probado mil prendas las cuales se han devuelto al sitio inicial.
Lo contrario a mi persona se corresponde a mi madre. La quiero incondicionalmente pero es la antítesis al orden, he tenido que ingeniármelas para saber aprender a convivir con su magnífico desorden. Este proceso ha creado conflictos en mí que de una u otra manera salen a la luz. No obstante, pienso que gracias a su desorden existencial soy del modo que me comporto y hago las cosas. Le doy las gracias. Por el contrario, podría contradecirme expresando lo siguiente pero creo que una persona desordenada (en su mundo interno) puede tener su mundo externo completamente ordenado, me explico: no todo el mundo se comporta de la misma forma, es más, la conducta humana no es matemática ni exacta, por lo tanto se puede entender que una persona sea en su casa muy despistada pero en su trabajo se convierta en meticuloso y perfeccionista.
Considero que hago reciclaje a menudo en relación a lo que comentaba el artículo sobre las cosas descuidadas o sucias las cuales estorban mi mundo y paz interior. No las necesito si no me hacen falta y no me dan un buen uso, prefiero entonces, que personas ajenas las aprovechen de mejor forma.
Una vez recibí una técnica budista que me fue genial para darme cuenta de que, a veces, es necesario quitar y eliminar las malas energías que causan malestar en uno mismo. Me ayudó a sentirme más ligera y así, poder seguir adelante con mis retos personales.
Berta Sales
Una molt bona metáfora que m’ha fet reflexionar sobre la connectivitat del meu interior i del meu exterior, de les meves prioritats, les meves emocions i sobre mi mateixa.
Tot allò “desendreçat” dins nostre es reflexa amb les nostres accions i expressions i ens hem d’arribar a plantejar allò que realment no ens omple, no ens fa feliços ni ens fa gaudir al màxim. Trobo molt interessant l’exemple de la roba vella ja que tot allò que no necessitem ho hem de treure fora i seguir amb la nostra vida. Nosaltres som qui la vivim i necessitem fer una “neteja” per valorar-nos i aceptar-nos i així estimar-nos i superar-nos.
Quan torno a llegir el text me n’adono que té tota la raó, però és molt senzill aceptar les coses i confirmar-les i veure’s reflexada, però, realment ho fem? ens ho apliquem a nosaltres mateixos? És molt fácil dir sí, però no tant portar-ho a l’acció.
Personalment, si em costa tant endreçar l’habitació, em será tant difícil controlar les meves emocions i saber què em passa interiorment? É s difícil saber què vols i què sents i crec que saber buscar-ho és un procés molt llarg però que val molt la pena.
Per acabar, m’agradaria adjuntar una cita de Gabriel García Márquez ja que realment som nosaltres els que hem de viure i hem de sentir ja que ningú més ho farà per nosaltres, “No podemos elegir muchos aspectos de nuestra vida. Pero nada ni nadie es lo bastante poderoso para impedir que escojamos nuestros pensamientos y nuestras emociones”
Anna Meda
L’article m’ha recordat l’adolescència, la lluita que tenia amb els meus pares per posar ordre a la meva habitació. No entenia el que em demanaven, jo m’hi sentia bé, en aquella habitació desordenada, i era el meu espai, l’únic que tenia per a mi sola… Per què havien de decidir com havia d’estar?
Ara ja han passat uns quants anys, ja no visc amb ells i a casa meva hi impera un cert ordre. Hi ha molts dies que està tot damunt davall, a conseqüència d’una setmana intensa. Però no gaires dies després busco una estona per tornar-hi a posar ordre. Ara sóc jo qui necessita un cert ordre a casa.
Tant de bo, però, fos tan fàcil posar ordre en les nostres vides. En una casa desordenada es veu amb un simple cop d’ull què hi ha fora de lloc i què no, què és el que cal netejar, classificar, llençar…
Dins nostre és més difícil de veure-ho, o de voler-ho veure. I un cop vist, també és més difícil fer tots aquells passos per aconseguir un “ordre intern”, perquè pot comportar desprendre’ns, o reubicar, no només coses, sinó també persones, sentiments, creences… que han conviscut amb nosaltres durant molt de temps.
Per això veig cabdal el comentari de l’article de començar a posar ordre per alguna cosa petita. La importància d’anar posant ordre, de mica en mica, per molta mandra que ens faci, o fins i tot por. Superar aquesta mandra o por inicials per anar diferenciant allò que és important d’allò accessori o inútil en la nostra vida. I, d’aquesta manera, poder gaudir d’allò que, avui, sent qui som, entenent el món com l’entenem, ens ofereix la vida.
Iris Sánchez
Muchas gracias por este artículo Hermínia. Lo considero muy útil para que uno se haga consciente del desorden que habita en su vida, ayuda mucho identificar creencias que uno tiene de sí mismo, ver cuales no se corresponden con lo que realmente consideras que eres, ya que lo que realmente importa es la opinión que tenga uno de sí mismo. Tus preguntas ayudan a que reflexionemos y comencemos a priorizar las cosas que queremos cambiar en nuestra vida, consiguiendo así, esa sensación de orden y satisfacción.
A lo largo de la vida, hay momentos en los que uno se siente más ordenado, y otros en los que nos invade el desorden tanto por fuera como por dentro. Pero es este desorden el propulsor de nuestra mente, que pone en marcha nuestra imaginación, nos despierta nuestra parte más creativa y busca nuevos métodos para conseguir alcanzar ese orden. Es por eso, que si en algún momento sentimos que hay poco orden en nuestra vida, puede estar siendo una señal, de que hay algo que debemos cambiar. No tenemos que sentirnos mal por encontrarnos en esta situación, tenemos que dejar de estar estancados, reconocer y aceptar que algo no está funcionando bien, cambiar de actitud y dar lugar a la acción.
Muchos sabemos identificar este desorden, pero luego no sabemos pasar a la acción. Estoy de acuerdo, en que es necesario conseguir un buen conocimiento de uno mismo, y también mejorar nuestra autoestima para comenzar a dar pequeños pasos que se acerquen a nuestra meta, pero sobretodo tenemos que aprender primero a desprendernos de creencias erróneas o inútiles, como la ropa que guardamos en el armario desde hace años y nos impide alcanzar con facilidad y más velocidad nuestras metas. A medida que vamos ordenándonos interiormente, nos sentimos más liberados y realizados.
Andrea Badet
Que fácil parece a veces entender tu vida, tus comportamientos y emociones a partir de una metáfora. Para mí mi habitación es yo misma. He creado un espacio donde me siento segura y protegida. He estado mucho tiempo pintando, cambiando muebles, tirando y comprado objetos hasta llegar a lo que es ahora mi habitación. En mi vida he hecho lo mismo, por ensayo-error he conseguido llegar a un equilibrio de felicidad y estabilidad. Pero como dice el artículo tanto en el armario, como en el estudio o el sofá de mi habitación siempre hay cosas que sobran o están desordenadas o sucias. Normalmente no me molestan y acostumbro a dejarlas tal y como están, pero siempre llega un día que entro en la habitación y me doy cuenta que necesito ordenar y ver mi habitación limpia,sin objetos sobrantes y cada cosa en su sitio. Hasta ahora no me había dado cuenta del por que, siempre había pensado que era porque al final me cansaba de verla desordenada pero, después de leer el articulo y pensado en mi habitación interior, me he dado cuenta que, cuando necesito ordenarla es cuando hay algo de mi vida que va mal, normalmente cuando tiene que ver con chicos. Supongo que necesito ver mi habitación ordenada (tranquila, equilibrada, calmada…) para sentir mi habitación interior igual.
Karin Schuster
Herminia qué buen artículo! En general mi mundo interior se refleja en mi mundo exterior. Me encanta todo limpio, ordenado, lo disfruto, me siento gratificada. Pero no siempre mi mundo interior está claro e iluminado y en esos momentos el exterior es un desastre. Mi vida no me gustaba hasta que me coacheaste en marzo de este año, me hiciste descubrir mi buda de oro, tomé coraje y cambié. Ahora siento todo ordenado y brillando.
Gracias Herminia!
Beatriz Llaca Pavón
Muchas gracias por este artículo Herminia, me he sentido muy identificada con gran parte de las reacciones de los lectores que explicas en él, principalmente porque he sido muy desordenada toda mi vida y porque corregir este fallo es una de mis principales tareas pendientes como futura psicóloga (porque si no eres capaz de encontrar tu propio equilibrio, ¿Cómo vas a conseguir que lo encuentre la persona a la que pretendes ayudar?).
Como para muchas otras personas, imagino, mi desorden interno o externo es inconsciente a veces, por lo que me he visto obligada a crear estrategias a lo largo de mi vida que me permitieran reaccionar a tiempo cuando veía que “el caos” se avecinaba. Aun así, jamás había llegado a plantearme un gran cambio en éste aspecto de mí vida, simplemente debía asumir que formaba parte de mi forma de ser y que debería aprender a vivir con ello, y éste artículo ha cambiado mi forma de verlo.
Me ha resultado muy interesante la forma en que relacionas el desorden físico con el emocional, ya que, aunque puedo haberme llegado a plantear en alguna ocasión que uno puede ser causa o consecuencia del otro, no lo había llegado a percibir jamás como estrategia o técnica terapéutica. Todos hemos oído hablar de famoso “Feng Shui” y de más filosofías orientales que relacionan el orden de tu entorno con el de tú vida, pero hasta el menos escéptico pone en duda su efectividad. Leyendo este artículo he caído en que no hay ver el equilibrio mental y físico como algo mágico, sino como la manifestación de una “limpieza” de todo aquello que sobra en tu vida y en tu espacio, y esa es la verdadera solución al desorden.
Para finalizar mi comentario, os dejo una cita de Allport(1963) incluida en el libro “Cuestiones de psicología y psicoterapias humanistas” (Ramón Rosal Cortés y Ana Gimeno-Bayón Cobos) que considero que comparte aspectos en común con el artículo:
“Algunas teorías señalan acertadamente la tendencia de la personalidad humana a superar los estados fijos y elaborar un orden interior aunque sea a costa del desequilibrio”.
Muchas Gracias.
Ana Isabel
Es curioso, al comenzar el artículo me he llevado una sorpresa, de esas que te invaden cuando lo que solemos llamar «casualidad» te visita. En este caso, hacia unos días que me había llamado la atención un programa de televisión que se dedicaba y se dedica a mostrar transformaciones casi milagrosas de casas maltrechas en verdaderas joyas. Pero no es la reforma en sí, ni el dinero que se ahorraban, ni tan solo el brillo de la cocina de sus sueños lo que importa para mí. Sino el hecho de encabezar una «reforma» de algo es por sí complejo,de una casa más aún y de uno mismo, no digamos. Me baso en la metáfora de la casa que representa al yo. Este show americano lo envuelve en simpatía, positividad y fe,mucha fe.¿Qué hablamos de casas?Si, y de habitaciones también.El caso es acoger cualquier excusa que apoye la «reforma» de nuestro yo,de nuestra vida.Esa puesta en orden tan necesaria para vivir una vida más eficaz, factible,más vida. Pues en los pequeños desórdenes que se esconden entre los libros mal dispuestos se encuentran emociones o estructuras mentales desordenadas.El orden exterior es la marca indudable de lo interior.Por eso, animo y me animo a no dejar de renovar mi casa, cueste lo que cueste.
Paula Folch
Tot i que la metàfora de l’habitació com a espai per reconèixer aspectes que permetin millorar la nostra vida és popularment coneguda i generalitzada, mai havia rebut una explicació tant acurada.
La metàfora m’inspira diverses reflexions. En primer lloc, la importància de l’entorn en les nostres vides. I en aquest cas, parlo del món occidental el qual vivim. Un món desenvolupat, industralitzat, basat en la producció i la importància d’allò material. Tot succeeix molt ràpid, el temps és el principal responsable de l’ordre, el que domina el nostre dia a dia i el que ens proporciona eficàcia però molts problemes de salut mental. Com a exemple, recordo una vegada que estava esperant el metro i va arribar una noia queixant-se perquè el següent tren arribava en 2 minuts. 2 minuts? Què són 2 minuts? Fins a quin punt podem permetre tanta rigidesa? Aquest control s’allunya del que consideraríem un ordre harmònic a nivell personal.
En segon lloc, la importància de l’educació com a font principal de valors. Llegint l’article no m’hi he pogut estar de recordar la meva mare dient “Paula, ordena l’habitació” i de retruc el meu pensament era “què pesada”. Va arribar un dia, però, que vaig entendre la importància de l’ordre, un ordre que no és gratuït, no és un perquè sí, sinó que comporta molts beneficis a nivell personal: curositat, delicadesa, equilibri, amor per un mateix i pels altres. I, en conseqüència, sembla mentida que pugui existir un lligam tant estret en relació la necessitat d’introspecció, el treball personal per tal d’assolir un autoconeixement, una autorrealització. Ha arribat el dia en què “em fa mal als ulls” veure roba enmig l’habitació, llençols arrugats i paperassa per sobre l’escriptori.
En tercer lloc, la importància de buscar i, a ser possible, trobar activitats que contribueixin a un major benestar personal. En el meu cas, i enllaçant amb la segona pregunta que planteges, Hermínia, m’ajuda molt el yoga i la meditació. Un yoga que s’anomena Hatha Yoga, és un dels més físics, que permet l’equilibri de ment i cos. Són tot d’assanes (postures), que es realitzen en ambdós costats del cos permetent equilibrar els dos hemisferis. Al ser tant físic, s’alliberen endorfines que ajuden a poder meditar al final de la pràctica, així doncs, a connectar millor amb un mateix.
El Yoga m’ha ajudat a posar en ordre la meva vida i causalment em va arribar en un moment de crisi personal. Hi ha millor moment per fer anàlisis d’un mateix, reestructurar, connectar amb els desitjos i les aspiracions de cada un? Hi ha millor situació que una crisis per tenir la oportunitat de canviar tot allò que no ens agrada? Així vaig portar-ho a terme. Agafar el que m’estava brindant la vida, assentint a la situació sense posar-hi resistència, trencant barreres i ampliant mirades per tal de construir el meu propi món, aquell que cada un va sembrant diàriament. L’ordre m’ha arribat, tot i que sóc conscient que som persones i que els desequilibris existeixen, per això és necessari tenir una actitud adaptativa, reconèixer-los per tal de posar-hi remei retornant així, a l’ordre en les nostres vides.
Gràcies un cop més, Hermínia.
Pilar
m’ha interessat molt aquest article i «l’he regalat» a amics, esper que junts podem tenir xerrades divertides sobre l’ordre i el desordre a les nostres vides.
quan l’he llegit m’ha ressonat a coses que jo mateixa faig quan estic a casa d’altres persones i com em comporto…………..aspectes a millorar..I guess.
many thanks. kis.
Montse
Este artículo me ha sugerido la idea de equilibrio y la idea de control. Orden y desorden tienen que existir en nuestra vida para mantenernos en equilibrio porque solo el desorden nos impulsará a la acción y solo el orden nos permitirá tener cierto control sobre nuestra realidad. Para llevarlo al terreno de la psicología (y al extremo) un orden excesivo puede ser el resultado de un trastorno obsesivo-compulsivo y un desorden desbordante puede ser síntoma de un Trastorno de la personalidad. Así que, como dijo aquél: tomemos el camino de en medio.
Supongo, tras leer las preguntas que se proponen en este artículo, que el secreto está en saber en qué proporciones, en qué áreas, en qué momentos de nuestra vida es necesario poner orden. Ordenar pensamientos, emociones y conductas puede ser como ordenar armarios pero nuevas ideas y conductas tienen que substituir a las antiguas (como nuevas ropas entraran en ese armario que, tarde o temprano, habrá que volver a ordenar). Así, del desorden surge el orden y del orden, el desorden, en un bucle inacabable porque creo sinceramente que orden y desorden no son una meta en sí, sino que son la misma fuerza de la vida, que no tienen sentido el uno sin el otro. Quizás lo que nos impide transitar con fluidez del uno al otro es el miedo a la pérdida de control o simplemente al cambio (esa cosa que a menudo nos horroriza pero sin la que hoy no seríamos quienes somos). Pero es cierto que para cambiar hay que saber qué queremos cambiar, qué es lo que sobra, qué es lo que falta, qué es lo que está bien pero necesita un cambio de lugar o una limpieza a fondo… O sea hay que pararse y mirarse bien adentro porque como también dice Carl Rogers “La curiosa paradoja es que cuando me acepto tal como soy (para eso hay que conocerse), sólo entonces puedo cambiar” . Si aprendemos a mirarnos y a escucharnos y a asumir con convicción que la vida es cambio, creo que resulta más fácil manejarse en nuestros propios órdenes y desórdenes y conseguir así lo realmente importante: estar en equilibrio con nosotros mismos y con el mundo que nos rodea. Creo que –efectivamente- el “coaching” puede ayudarnos a conseguir ese alineamiento de fuerzas y recursos (orden) que necesitamos para alcanzar nuestras metas y a eliminar “viejos trastos” que nos lo impiden.
Nos seguimos leyendo
Isidora López Ugalde
El artículo me ha hecho reflexionar sobre la manera en la que tenemos de aferrarnos a las cosas inútiles, y el ejemplo de la ropa vieja que invade nuestro armario me ha parecido más que precisa, porque justamente hoy me ha tocado hacer limpieza de armario. Me di cuenta que si bien hay cosas de las que puedo deshacerme con facilidad, casi sin pensármelo, hay otras cosas que guardo cada año, y pasa del altillo al armario y del armario al altillo, de manera muy parecida a lo que hacemos con esos miedos, ideas preconcebidas, expectativas irreales de las que se hablan en el artículo. Esas prendas inútiles que tenemos con nosotros, que nos negamos a tirar, están ahí porque nosotros las dejamos, por la costumbre de verlas cada día, o de saber de su existencia, y a pesar de no elegirlas para ponérnoslas influyen en las elecciones que tomamos, influyen en lo que “decidimos llevar encima cada día”.
La metáfora del elefante me ha encantado, lo que para poder comérnoslo tenemos que hacerlo bocado a bocado; es igual que hacer un cambio importante en nuestras vidas, somos seres humanos y somos costumbristas, hacer grandes cambios en nuestras vidas asusta, pero si es más paulatino más abrupto, paso a paso, lento pero seguro, como en el cuento de la tortuga y la liebre, antes de darnos cuenta ya llegaremos a donde queremos.
Por último me gustaría acabar con algo que por fortuna Herminia nos recuerda en cada sesión, que es que los mayores expertos en nosotros mismos, somos, valga la redundancia, nosotros mismos, y poner por encima las creencias, opiniones, y expectativas de los demás no hace más que confundirnos y desviarnos, opacarnos la visión de lo que realmente buscamos nosotros de nuestra vida.
Gracias por el artículo =)
Cristina Bonet Mas
Aquesta metàfora em recorda a la importància de la intel·ligència emocional. La capacitat de prendre consciència i saber gestionar tant les pròpies emocions com les dels altres és fonamental per al creixement personal, ja que són les emocions les que ens mouen o ens bloquegen davant les diferents situacions al llarg de la nostra vida.
Relacionant-ho amb la metàfora utilitzada en l’article, hem de treure de l’armari allò que no ens posem, igual que hem de saber canalitzar aquelles emocions que no ens són útils per a ser capaços de controlar la nostra pròpia vida. També, en ocasions, hem de posar ordre al nostre armari per poder trobar amb facilitat aquelles peces que estem buscant, en el cas de les emocions, moltes vegades és necessari parar-nos, prendre distància i reflexionar sobre allò què és allò que sento en els determinats aspectes de la nostra vida, per tal de poder posar ordre en la nostra vida prendre consciència dels aspectes que ens podem desequilibrar més.
Per tant, com a futura psicòloga, considero molt important tenir sempre present que les emocions mouen a la persona, són la base de tot pensament i conducta, de manera que és crucial que la persona que tenim davant aprengui a gestionar-les, ja que, només d’aquesta manera serà capaç d’arribar a obtenir el control de la seva vida i, per tant, assolir una satisfacció plena.
Finalment, adjunto una cita d’Aristòtil que trobo interessant, ja que exemplifica molt bé tot aquest tema de la gestió de les emocions:
«Cualquiera puede enfadarse, eso es algo muy sencillo.
Pero enfadarse con la persona adecuada, en el grado exacto, en el
momento oportuno. Con el propósito justo y del modo correcto, eso, ciertamente, no resulta tan sencillo.»
Sònia J.
El artículo me ha hecho conectar con los conceptos de orden interno y externo, además de ser consciente del valor que este orden puede tener en nuestra vida.
Personalmente siempre he pensado que nuestro espacio exterior (casa, trabajo, …) es un fiel reflejo de nosotros mismos. Y que la forma en que organizamos este espacio nos puede influir en la percepción de la realidad.
Además con la metáfora del armario he recordado comentarios de personas que delante de la dificultad de dejar atrás cosas, emociones o fracasos; se aferran a un orden sin sentido “hay que guardarlo todo .. .por si algún día lo necesito”. Y después resulta, que tienen tanto tiempo las cosas guardadas que ya no saben ni que las tienen.
Por eso, creo que es fundamental ir revisando ese armario interior para desechar, reciclar, replantear o mantener aquello que es importante para nosotros y así reconocer cuales són las cosas que queremos que esten nuestra vida.
Gracias Hermínia.
Tatiana Hutinel
Me pareció muy interesante el articulo y la metáfora del armario y de nuestros espacios.
Personalmente, sufrí un desorden a principios de este año y la ayuda del coaching teleológico me hizo ordenar mi interior y por ende, rápidamente mi mundo exterior comenzó a tomar orden.Paso a Paso, bocado a bocado, logre comer el elefante y salir adelante renovada.
Un excelente artículo para comenzar un proceso.
Gracias Herminia, nuevamente llegas en el momento justo con este genial artículo.
Un abrazo.
Helena Paredes
Cuando percibo mi entorno desordenado me acuerdo de tus sabias palabras: «Una habitación desordenada indica una mente desordenada». Estoy totalmente de acuerdo con esta teoría y me parece un muy buen recurso para utilizarlo en las sesiones con los clientes. Muchas gracias por tus aportaciones tan útiles. Un abrazo.
Irene Giménez
Encuentro muy acertada la metáfora de la ropa en el armario. La ropa vieja, la que no necesitamos, en realidad está molestando, quitando espacio a la que sí necesitamos y a veces incluso arrugándola o estropeándola. Nuestras acciones en el presente pueden verse afectadas por todo ese «peso muerto» que llevamos en la mochila, por esas cosas inútiles que guardamos en nuestro interior y que nos impiden avanzar más rápido, nos impiden crecer o guardar otras cosas en la mochila porque las viejas ocupan espacio inútilmente. Es cierto que cuando nos damos cuenta del desorden, de la cantidad de cosas que vamos cargando y no necesitamos, podemos vernos sobrepasados y no sabemos por dónde comenzar a actuar. ¡Pero por algún sitio hay que empezar! Lo importante es ser conscientes de ello y no intentar abarcar más de lo que podemos, ir paso a paso, y cada vez será más y más sencillo.