Coaching empresarial
El Coaching Teleológico y el secreto de las «preguntas poderosas»
«La mente no creadora puede detectar malas respuestas,
pero es necesaria una mente creadora
para descubrir malas preguntas.»
Anthony Jay, Management and Machiavelli
Atribuyen a Sócrates el siguiente dicho: «cuando formulamos una pregunta ya estamos dando la mitad de la respuesta». Formular la pregunta adecuada, en el momento preciso es una habilidad a la que los coaches no podemos renunciar.
Una de las herramientas más poderosas que posee el coach es la pregunta. El proceso de coaching teleológico es un diálogo transformador, una danza entre el coach y el cliente. Una danza donde el contrapunto son las preguntas, que facilitan el autoconocimiento del cliente. El diálogo es un hecho humano, una relación, un encuentro entre dos personas que se da en un aquí y en un ahora determinado.
Las preguntas cumplen múltiples funciones en los procesos de coaching teleológico: identificar los problemas, concretar los objetivos, facilitar el cambio e inspirar el paso a la acción. Una función esencial es centrar al cliente para que logre el objetivo que quiere alcanzar, para ello, ciertas preguntas le ayudarán a eliminar aquello que es irrelevante.
El diálogo es el motor del Coaching Teleológico
y la PREGUNTA su engranaje
Por osado que sea investigar lo desconocido,
mucho más lo es inquirir lo conocido.
Kaspar
Preguntar procede del latín percontari, que significa interrogar a alguien para que nos diga lo que sabe sobre un tema. En el proceso de coaching teleológico las preguntas estimulan la reflexión del cliente para que exprese lo que sabe de sí mismo, ya que es la persona con más autoridad para saber quien es y lo que necesita para lograr sus metas. Es la mejor herramienta del coach para generar conciencia y responsabilidad personal.
Sabe más un necio preguntando, que un sabio respondiendo,
pero los sabios saben preguntar más y mejor que los necios.
Sócrates
A lo largo de nuestra vida, nuestros padres, nuestros profesores nos han entrenado para responder preguntas y seremos premiados si damos la mejor respuesta lo más rápido posible. Cuando el cliente inicia el proceso de coaching teleológico está más que preparado para responder. Pero las preguntas que recibirá de su coach no son las que habitualmente se hace a sí mismo. Son preguntas que requieren su tiempo…preguntas que lo sacarán de su zona de confort, preguntas que le aportarán nuevas miradas sobre él y su manera de interpretar la situación. Preguntas que lo agitarán y lo emocionarán. Preguntas que le inspirarán para pasar a la acción.
El coaching teleológico es una conversación abierta con una finalidad transformadora más que transaccional. Se trata de lograr un cambio de paradigma por parte del cliente, por lo que el tipo de preguntas están orientadas al cambio. El coach y el cliente se implican buscando la transformación en la forma de pensar, sentir y actuar del cliente.
La conversación teleológica es un diálogo que promueve el vínculo entre el coach y su cliente. Es una cooperación intuitiva y emocional. Generar confianza y compromiso es esencial. Los cambios en las respuestas emocionales habituales, reflexiones y logros presiden un diálogo que busca la transformación. Es esencial que nos preparemos y entrenemos para ser expertos en la aplicación de las diferentes preguntas que facilitan este diálogo transformador. Se trata de escuchar con atención plena, sin juzgar y buscando comprender lo que dice y lo que siente el cliente, de esta manera podremos formular las preguntas pertinentes y significativas para establecer un contexto en el que el cliente pueda desvelar, aprender, crecer como persona y mejorar su rendimiento.
Las preguntas no las hacemos por curiosidad personal, tampoco se trata de someter al cliente a un «tercer grado», tampoco se trata de que busquemos «información para ayudarle o darle consejo». Cuando el cliente recaba en su interior información, es para él, hemos de asegurarnos que encuentra la información que necesita para resolver su problema. La información NUNCA es para nosotros.
Cuando tenemos claras las preguntas que haremos, tenemos que estar preparados para escuchar datos, estados emocionales, valores, cualidades, creencias… Las respuestas del cliente siempre serán una sorpresa. Preparémonos para sorprendernos. Cuando las respuestas son previsibles, o la pregunta era irrelevante o era tendenciosa y estamos llevando al cliente a «nuestro terreno».
Las preguntas: ¿Para qué quiero hacer el cambio?, ¿Quién soy? y ¿Quién quiero ser?, ¿Dónde estoy? y ¿Dónde quiero ir?, ¿Qué estoy logrando? y ¿Qué quiero lograr?, serán esenciales para dar sentido al proceso de coaching teleológico.
Las preguntas del coach permiten que el cliente llegue a dónde quiere ir y obtener los resultados que desea. Indagamos en el para qué, con la intención de comprender al cliente y devolverle lo que estamos entendiendo, no indagamos para conocer el «porqué» hizo lo que hizo. El por qué muchas veces tiene una aroma de «de juicio y de culpa». Parémonos un momento y escuchémonos haciendo esta pregunta: ¿Por qué lo hiciste? Aunque la formules en voz baja y suavemente, suena a la pregunta que te haría un juez o la fiscalía en un tribunal para evidenciar tu culpabilidad. El por qué remite al pasado, a las causas, a actos que no podemos modificar. Es un lugar que nos paraliza, no es transformador.
«El ¿por qué?, es una pregunta 0 (cero),
el ¿para qué, es una pregunta 10»
Si creemos que una reflexión sobre los motivos que ha tenido en un momento determinado pueden ser fuente de información para el cliente, lo preguntamos directamente: ¿Cuál ha sido tu motivación en esta situación? ¿Qué hiciste exactamente en esta situación? Estas preguntas permitirán al cliente generar respuestas específicas y ligadas a los hechos más que a las interpretaciones.
Las preguntas desempeñan importantes funciones: Desvelar, Reflexionar, Reconstruir, Investigar Evidenciar, Expresar, Evaluar, Aprender y Concretar…
Cuando el coach realiza una pregunta significativa,
la mente del cliente automáticamente
empieza a trabajar para encontrar una respuesta
Como el propio cliente, el coach tiene una enorme capacidad para responder. También en su proceso de aprendizaje ha sido entrenado para dar buenas respuestas. Es por tanto muy importante que el cliente esté realmente conectado y sintonizado con su cliente para que surjan las preguntas poderosas que su cliente necesita.
El coach en algún momento hace una pregunta que requiere tiempo de reflexión y el cliente no puede responderla, de momento. En este caso, le decimos al cliente que esta pregunta se la puede llevar y si realmente le conviene no la olvidará, en su momento emergerá la respuesta. Toda pregunta busca un conocimiento, un saber. Como coachs confiamos que el cliente encontrará su respuesta.
El coach no hace preguntas para buscar una respuesta, hace preguntas para ampliar la visión de su cliente.
¿Hasta dónde tenemos que preguntar?
Cómo dice John Whitmore en su libro Coaching, las preguntas cerradas evitan que la persona se vea obligada a pensar. Las preguntas abiertas obligan a pensar por uno mismo.
Vayamos con cuidado en no hacer preguntas cerradas y cargadas de nuestros juicios, por ejemplo, ¿No crees que deberías…? En estos casos quizá estamos buscando confirmar alguna hipótesis preconcebida o llevando «a nuestra casa» al cliente, cómo si realmente supiéramos que le «conviene». No dejan de ser una manipulación. Estamos «empujando» al cliente hacia una dirección, que cómo expertos, nos parece la correcta. Creo que nunca hemos de olvidar, que la única persona «experta en ella misma» es el cliente.
El coach se entrena para hacer preguntas «correctas»,
no para «dar respuestas correctas»
El principio básico a la hora de entrenarnos para hacer preguntas es que las preguntas surjan de lo que nos está diciendo el cliente, que sigan el curso de su pensamiento. Escuchamos con todos nuestros sentidos. Nuestra finalidad: entender y comprender. Cuando entendemos lo que nos está diciendo el cliente la pregunta surge de manera natural para ampliar, centrar o determinar el significado de lo que está expresando el cliente. Cuando no entendemos lo que nos dice el cliente, no le podemos dar un claro feedback, entonces, las preguntas las realizaremos para que realmente le podamos comprender y como un espejo reflejar lo que hemos escuchado.
En procesos de mentoring y supervisión con los alumnos del Master en Liderazgo Personal y Coaching, siempre insisto en que han de centrarse en «entender» y «comprender» a su cliente, en lugar de estar pensando mientas éste se explica, en la próxima pregunta que realizarán. Si el coach se centra en entender… las preguntas fluirán de manera natural y significativa. Este es el secreto de las «famosas preguntas poderosas»: ESCUCHAR PARA ENTENDER Y COMPRENDER con el CORAZÓN, el CUERPO, la MENTE y el ESPÍRITU, lo que nos ESTÁ DICIENDO EL CLIENTE con su carga emocional, sus gestos corporales y su manera de respirar, con sus palabras y sus creencias y valores. De aquí surgen esas «preguntas poderosas», esas que cambian el ritmo de su respiración, le hacen mirar hacia adentro, le impactan y le sacan de su zona de confort.
Algunas preguntas conducirán al cliente a una toma de conciencia importante o a un cambio de paradigma, un cambio en su manera de entender la situación, un cambio de actitud, y en su manera de interpretar la realidad y a él mismo interactuando con el mundo. Los coaches no dejamos de ser provocadores, o dicho de otra manera, nunca dejamos de invitar al cliente a «darse cuenta» de lo que siente, de lo que piensa, de lo que hace, de lo que espera, de lo que le limita, de lo que le inspira, de sus éxitos… del significado de todo ello, en el conjunto de su vida entera.
¿Cuál ha sido la pregunta más importante
que te han hecho en tu vida?
Cada coach adopta su propio estilo a la hora de preguntar, y cada uno tiene preguntas especiales. Para mí, además de la propia del modelo teleológico ¿para qué?, hay otras que revisten un papel especial: ¿Qué significa para ti…? ¿Cómo te sientes…? ¿Qué piensas…? ¿Qué dice esto de ti…? ¿Qué has aprendido…? ¿De qué has tomado conciencia? ¿Y qué más puedes añadir…? ¿Y eso, para qué te sirve? ¿Cómo resolviste una situación similar, en el pasado? ¿Cómo podrías aprovechar tu cualidad …. en esta situación? ¿Qué valores pueden ser tu guía para decidir en estos momentos? ¿Qué necesitas de mí? ¿En qué te puedo ayudar?
¡Deseo que tus preguntas sean fuente de inspiración
para que tus clientes beban de su propia sabiduría!
¡Buen Coaching y Buenas Preguntas!
Hermínia Gomà
13 junio 2015
Barcelona
41 Comments
FABIOLA MARTIN
No se trata de mí sino del ti, coachee.
Salir de mí para entrar en ti, sin juzgarte, escuchándote en todos los sentidos y con todos mis sentidos, sin engancharme en la casuística, comprendiendo lo que me estás explicando, entendiendo tu manera de pensar y tu forma de interpretar la realidad. Y solo desde ese lugar las preguntas fluirán….
Aparentemente no parece difícil pero a la hora de la verdad, es más complicado… y ahí radica para mí la mayor dificultad, no estar pensando en la siguiente pregunta….porque en realidad esos pensamientos me hacen de algún modo entrar en “bucle” ya que que mientras pienso, no escucho y si no escucho no comprendo y si no comprendo no puedo formular preguntas transformadores, que inviten a la reflexión, a la toma de conciencia, a sacarte de la zona de confort para avanzar en tu camino.
Además aunque haya salido de mí y me haya impregnado de ti durante el tiempo que haya durado la sesión, he de ser también hábil para saber volver a mí y no llevarme nada “tuyo” a mi casa, porque lo “tuyo es tuyo” y lo “mío es mío”, como aquel ejercicio que hicimos con Herminia los primeros días de master que me ayudó mucho a tenerlo presente.
No se trata de condicionar sino de servir y me pregunto ¿cómo puedo aportar más valor a mis coachees? ¿de qué manera puedo resultar más útil a mis coachees que realicen una sesión conmigo?
Preparándome y entrenándome para ser experta en la formulación de las preguntas “clave”, que le aporten información relevante al coachee, siendo provocadora, incómoda y llevando al cliente a terrenos inexplorados.
Preguntas sencillas que causan impacto, que pueden representar un punto de inflexión para el cliente: desde el imprescindible “¿para qué?” hasta el ¿”qué significa esto para ti? ¿Qué dice esto de ti? o “¿de qué has tomado conciencia? ¿Quién eres? o ¿Quién quieres ser?
Estando presente, vaciándome de mí, de mis creencias, mis prejuicios, mis preocupaciones y ofreciendo un espacio conversacional de calidad, cálido, abierto, seguro y transformador.
Claramente, he de confiar en mi misma y en la metodología porque el cliente ya es experto en su propia vida.
FABIOLA MARTIN DUQUE
No se trata de mí sino del ti, coachee.
Salir de mí para entrar en ti, sin juzgarte, escuchándote en todos los sentidos y con todos mis sentidos, sin engancharme en la casuística, comprendiendo lo que me estás explicando, entendiendo tu manera de pensar y tu forma de interpretar la realidad. Y solo desde ese lugar las preguntas fluirán….
Aparentemente no parece difícil pero a la hora de la verdad, es más complicado… y ahí radica para mí la mayor dificultad, no estar pensando en la siguiente pregunta….porque en realidad esos pensamientos me hacen de algún modo entrar en “bucle” ya que que mientras pienso, no escucho y si no escucho no comprendo y si no comprendo no puedo formular preguntas transformadores, que inviten a la reflexión, a la toma de conciencia, a sacarte de la zona de confort para avanzar en tu camino.
Además aunque haya salido de mí y me haya impregnado de ti durante el tiempo que haya durado la sesión, he de ser también hábil para saber volver a mí y no llevarme nada “tuyo” a mi casa, porque lo “tuyo es tuyo” y lo “mío es mío”, como aquel ejercicio que hicimos con Herminia los primeros días de master que me ayudó mucho a tenerlo presente.
No se trata de condicionar sino de servir y me pregunto ¿cómo puedo aportar más valor a mis coachees? ¿de qué manera puedo resultar más útil a mis coachees que realicen una sesión conmigo?
Preparándome y entrenándome para ser experta en la formulación de las preguntas “clave”, que le aporten información relevante al coachee, siendo provocadora, incómoda y llevando al cliente a terrenos inexplorados.
Preguntas sencillas que causan impacto, que pueden representar un punto de inflexión para el cliente: desde el imprescindible “¿para qué?” hasta el ¿”qué significa esto para ti? ¿Qué dice esto de ti? o “¿de qué has tomado conciencia? ¿Quién eres? o ¿Quién quieres ser?
Estando presente, vaciándome de mí, de mis creencias, mis prejuicios, mis preocupaciones y ofreciendo un espacio conversacional de calidad, cálido, abierto, seguro y transformador.
Claramente, he de confiar en mi misma y en la metodología porque el cliente ya es experto en su propia vida…
Felipe Isaacs
Buenisimo el artículo como todos, es o son un verdadero complemento para los estudios que realizamos en el master. El hecho de saber y Y considerar que un proceso de coaching se genera a través de la construcción de una conversación transformadora ya te ubica en un lugar especial, y te abre las puertas para acompañar de manera integral a nuestros clientes y y saber que las preguntas son nuestro bastión derivado de la misma sabiduría y nuestro cliente que quien más sabe de sí mismo que cualquier otra persona.
Ha sido realmente un descubrimiento el cambiar el sentido de la pregunta por qué ? Y cambiarlo por un verdadero sentido por la pregunta para que ?
Ya de entrada como decía antes cambia todo el sentido de la pregunta y hace un barrido de todas las anteriores que hayas podido intentar para empezar de cero en la búsqueda de los objetivos.
Saludos especiales desde Colombia.
Ana Sanchez Castillo
Las preguntas, el diálogo y los silencios son los pilares fundamentales del coaching teleológico. En este artículo se destaca la capacidad de las preguntas para, en primer lugar, centrar al cliente, y a continuación hacerle reflexionar. Reflexionar sobre sus propias respuestas, sobre sus propias palabras. Preguntas que les sacarán de su zona de confort y le agitarán y emocionarán.
Me ha encantado la parte en la que se menciona que la información que el cliente busca y encuentra nunca es para nosotros, como coachs, si no para él! Por eso no es importante que nosotros tengamos todos los datos, ni que veamos todo lo que él ve al elevarse. Indagamos para comprender al cliente no para comprender el por qué de sus acciones y por supuesto no para cuestionarlo o juzgarlo.
Y como no, las preguntas deben ser abiertas, porque solo así hay reflexión, las preguntas cerradas no obligan a hacer pensar.
Recuerdo que en el libro “El caballero de la armadura oxidada”de Robert Fisher, ocurre un proceso de autoconocimiento en el que al caballero durante todo el relato se le irán planteando preguntas y situaciones que provocarán su reflexión sobre cómo se ve a sí mismo y cómo ve a los demás. Reflexiones que le conducirán a un cambio de paradigma donde acabará viendo y entendiendo su realidad y la de los seres queridos que le rodean de un modo totalmente diferente. Las preguntas que se le van planteando a lo largo del libro al caballero de la armadura oxidada son un buen ejemplo de lo que un proceso de coaching con sus preguntas poderosas pretende y puede alcanzar.
RAQUEL GARCÍA
Otro artículo repleto de sabiduría e información valiosísima que agradezco enormemente.
Especialmente significativa la información de que las preguntas poderosas surgen a partir de escuchar plenamente a tu cliente, de intentar entender y comprender qué te está diciendo, qué siente y qué piensa.
También me quedo con lo de que el coach busca la información que le sirve al cliente para entenderse y lograr su objetivo, y no le interesa para nada la información en sí misma, no siente curiosidad por saber los detalles de la historia.
En cuanto a cuál es la pregunta más importante y significativa que me han hecho en mi vida, debo decir que esa pregunta me la planteó mi hija mayor hace ahora cinco años (ella tenía apenas 14 años). Su pregunta me impactó, me hizo reflexionar profundamente y me llevó a un cambio de paradigma que cambió literalmente mi vida y le estoy muy agradecida por su valiente pregunta.
Creo que habitualmente todos deberíamos hacernos preguntas trascendentales e importantes.
Os paso un link sobre 10 preguntas poderosas, ¡disfrutadlo!
https://www.youtube.com/watch?v=RN3Ba_UH7JQ
Un abrazo
Raquel Gómez
Excelente articulo Herminia. Después de la lectura de éste, he recordado las primeras clases del master en las que hacías especialmente hincapié en que, para qué y por qué no eran lo mismo. Recuerdo aun, con mucha añoranza, como en las primeras conversas realizadas entre compañeros, se escapaba un “por qué” y éste venia enseguida corregido.
Ante mi obstinación por dicha diferencia, que en un principio pensé que era debida, simplemente, a una cuestión etimológica del término, investigué tal diferencia en el ámbito de la psicología. Quedé fascinada cuando leí que la diferencia entre el “para qué” y el “por qué” era debida a que dichos términos activaban procesos mentales muy diferentes, puesto que éstos apuntaban a direcciones temporales opuestas. La pregunta “por qué” lleva nuestra mente hacia atrás y, en cambio, la pregunta “para qué” lleva nuestra mente hacia delante, hacia el futuro, hacia un propósito, nos brinda la oportunidad para decidir hacer o no hacer algo.
¡Ay la importancia de realizar bien las PREGUNTAS y no las respuestas! (como muchas veces pensamos). Desde pequeños nos han enseñado, y premiado, por responder bien, pero nunca por preguntar bien y hacer “`preguntas poderosas”. Invertimos mucho más tiempo en pensar bien una respuesta —aunque la pregunta esté mal formulada— que en formular una buena pregunta. Como bien dijo Albert Einstein “si yo tuviera una hora para resolver un problema y mi vida dependiera de la solución, invertiría los primeros 55 minutos para determinar la pregunta apropiada, porque una vez que supiera la pregunta correcta, podría resolver el problema en cinco minutos”.
Diana Sánchez Casanova
La pregunta es una herramienta poderosa, pero su eficacia viene dada por el cómo y el cuándo la formulamos. Una sola pregunta puede abrirnos todo un mundo de posibilidades en el que, hasta entonces, no habíamos sabido reparar. También puede, por otra parte, cerrar nuestra perspectiva cual estrecho túnel y no dejarnos ver la claridad del conjunto. Como coaches, nosotros buscamos el primer tipo de preguntas, no el segundo.
Me ha llamado la atención, sobre todo, la frase de “nos han entrenado para responder preguntas y seremos premiados si damos la respuesta lo más rápido posible”. No podría estar más de acuerdo, y eso me ha hecho pensar…estamos entrenados para responder, sí, ¿pero lo estamos para preguntar?
¿Cuántas veces habremos preguntado algo esperando ya una respuesta concreta por parte de la otra persona? ¿Cuántas veces no habremos preguntado asumiendo que ya sabemos lo que nos va a decir el otro? Estamos entrenados para generar respuestas, tan bien entrenados que, a veces, ya las generamos antes de siquiera haber formulado la pregunta. Y así es como surgen las preguntas cerradas, como escuchamos justo lo que queremos oír.
Para ser buenos coaches, no podemos olvidarnos de entrenar nuestra capacidad para preguntar. Y para ello, debemos saber asumir cual es nuestro rol en la sesión, no como aquel que sabe qué le conviene al otro, sino como una persona que confía en él. El cliente ya tiene todas las respuestas, solo le faltan las preguntas para darse cuenta de ello.
¡Muchas gracias, Herminia!
Aida
La pregunta es una de las herramientas más poderosa con la que cuenta el coach, a pesar de no ser la única, es muy estimulante.
En función de la calidad de nuestras preguntas, dentro del correspondiente contexto, provocaremos una respuesta u otra en nuestros clientes. Uno de los objetivos del coach es que el cliente indague y se conozca más a sí mismo, él es el que mejor conoce su verdad y realmente tiene la respuesta a todas sus preguntas.
Me quedo con estas dos frases/cuestiones que me han hecho tomar más conciencia sobre la finalidad de nuestras preguntas:
«No hacemos preguntas para obtener respuestas, sino para ampliar la visión de nuestro cliente».
«¿Cuál ha sido la pregunta más importante que te han hecho en tu vida?»
Recomiendo «108 questions» from the secret wisdom of Tibet, durante más de mil años estas preguntas secretas han sido un método tibetano tradicional para descubrir grandes verdades. El nombre tradicional de este método es la meditación analítica.
Irene Palacios
De este artículo extraigo varios puntos importantes:
1) Si el coach se centra en entender y comprender al cliente las preguntas van a fluir de forma natural. Parafraseando tu texto Herminia, cuando estamos conectados de corazón, cuerpo, mente y espíritu somos capaces de captar toda la información que transmite el cliente. Según varios estudios realizados, el lenguaje no verbal puede llegar a alcanzar el 90% en nuestra comunicación. Esto me hace pensar que de muy poco me va a servir una pregunta poderosa si no es la que mi coahee necesita para hacerle pensar y ampliar su visión. Si no he captado que su mirado ha cambiado, o que se mueve inquieto en la silla o que su ritmo de respiración está alterado….
2)Una buena señal de que no estamos llevando el cliente a nuestro terreno es si nos sorprende con sus respuestas.
3) El “para qué” está conectado con el propósito y lo entiendo como el fin en sí mismo para empezar un proceso “¿para qué vas a visitar a un coach?”. Todas tienen su función, sin embargo ésta es la pregunta más poderosa por excelencia.
Gracias por el artículo y hacernos pensar!
María Boggiero
Entiendo “la pregunta poderosa” como la culminación de un proceso, sin el mismo, ese “poder” no podría existir; es la suma de las preguntas elevadas a la potencia del entendimiento lo que resulta en “la pregunta poderosa”, su semilla está presente cada vez que iniciamos un viaje por el rio de nuestro cliente, él nos ha invitado a explorar juntos, es su cauce, son sus rápidos y arroyos los que inspirarán el recorrido, las preguntas surgirán desde su mirada del rio, de cómo él lo escucha y siente, de cómo lo piensa y hasta dónde lo quiere navegar. Las preguntas, como indica el artículo: surgen de lo que nos está diciendo el cliente y siguen el curso de su pensamiento, y si nos centramos en entender, las preguntas fluirán.
El cliente es el capitán, su visión se amplía con las preguntas, las mismas le desvelan, reconstruyen, evidencian, evalúan, concretan y diseñan el destino final de su travesía.
Recojo el consejo: “Es esencial que nos preparemos y entrenemos para ser expertos en la aplicación de las diferentes preguntas que facilitan el diálogo transformador”
Gracias!!!
Claudia Zapata Caicedo
Como coach principiante, tengo la típica obsesión de pensar en la siguiente pregunta, de querer con todo mi corazón que esa sea la que haga click en el cliente, de preocuparme porque sea realmente movilizadora, evidentemente olvidándome de que lo importante es escuchar, entender y preguntar. Constantemente tengo que hacerme consciente del hecho de que NO he de sentirme ansiosa por preguntar ni por no saber qué preguntar, todo fluye, todo surge. No se trata de hacer novedosas preguntas, si no de preguntar algo que al cliente le pueda servir para encontrarse consigo mismo.
Considero un gran entrenamiento personal el escuchar, entender y luego crear una pregunta que pueda ayudar al cliente a eliminar aquello que no es importante, para centrarse en lo que sí lo es y que pueda ver lo que sabe sobre sí mismo.
De este artículo me llevo una valiosa lección: Si la respuesta de nuestro cliente ha sido predecible, quizás estamos llevando al cliente a nuestro terreno. Creo que sin experiencia es común que pase esto, que hagamos preguntas basadas en nuestros juicios, nuestros pensamientos y no puramente en lo que el cliente nos está exponiendo. Me parece un terreno pantanoso del que hay que cuidarse.
Imagino que con el tiempo y la experiencia, encontraremos cada uno la mejor manera de preguntar, un estilo propio, una intuición única para detectar algo que pueda ayudar al cliente y preguntar por ahí, leer su cuerpo, su respiración, sus gestos, sus emociones, sus palabras y que todo esto nos permita encontrar algo que nos lleve a una pregunta poderosa siguiendo el camino marcado por el cliente.
La pregunta ¿por qué?, nunca la había asociado con juicio o con el pasado, sin embargo al pensarlo detenidamente, recordé la sensación que he tenido siempre cuando alguien me ha preguntado el porqué de algo que he hecho y la verdad es que no ha sido nada agradable, así que me es bastante fácil utilizar más el para qué, que me abre un adelante, un propósito, un objetivo y desde luego me hace sentir mucho más cómoda conmigo misma.
Rosa Mari
En el coaching teleológico la conversa es la base y la herramienta más poderosa para el coach es la pregunta. Después de la lectura del artículo, como futura coach, he tomado verdadera conciencia de la importancia de saber hacer buenas preguntas siguiendo estilo socrático que a base de preguntas, el receptor medita y encuentra la respuesta él mismo, fue Sócrates quien haciéndoles preguntas a sus alumnos y dejando que hallarán las respuestas, consiguió que ellos fueran los únicos conocedores de sus propias vidas, Sócrates decía: “En realidad yo no puedo enseñar nada a nadie, solo puedo hacerle pensar”.
En mis inicios con el coaching hay algo que me preocupa mucho y es mi capacidad de generar buenas preguntas como coach, después de esta lectura, tengo claro que las preguntas me van a fluir si antes consigo una comunicación positiva de confianza. Confianza que me predispone a coordinar acciones con otros, a interactuar, a construir juntos, de forma que se generen preguntas que ayuden a crear espacios de reflexión a partir de los cuales salgan las respuestas y las acciones necesarias que ayuden a lograr las metas del cliente, no se aprende del coach, el coachee aprende de sí mismo. “El coach pregunta para escuchar y servir al otro.” Leonardo Work
La escucha atenta y activa es fundamental, sin ella nunca voy a conseguir captar el momento idóneo para formular preguntas poderosas. Una pregunta puede resultar transformadora para el cochee si la formulamos en el momento oportuno, sin embargo si la escucha no es plena y la formulamos en un momento no adecuado le será indiferente y no servirá de nada a nuestro cliente, como dice Alex Fiol: “Es fundamental tener muy en cuenta que no sólo se trata de formular «preguntas poderosas», sino también de captar el «momento poderoso» para poder formularlas”.
Efectivamente, las preguntas deben siempre provocar al coachee, no importa al lugar que este desee ir, como coach voy a generar la pregunta que pueda contestar y que le provoque una reflexión. «En verdad no puedes crecer y desarrollarte si sabes las respuestas antes que las preguntas.» Wayne W. Dyer, y de lo contrario, Wittgenstein dijo: «si una respuesta no puede ser expresada, tampoco puede serlo la correspondiente pregunta».
La pregunta ¿POR QUÉ? siempre ha tenido papel importante en la vida, es una forma de encontrar explicaciones a todo, sin embargo de poco sirve comprender y saber de qué modo ha surgido una situación, si lo que realmente nos importa, es cambiarla. Ashby: “Observamos que la transformación es definida, no por referencia a lo que «realmente» es, ni mediante referencia a ninguna causa física del cambio, sino indicando una serie de operandos y exponiendo cómo ha cambiado cada uno. La transformación concierne a lo que sucede y no a por qué sucede.”. La búsqueda de las causas en el pasado implica autoderrota. Descubrir el POR QUÉ como condición previa para el cambio es lo que derrota el propio propósito del cliente.
El coaching teleológico cambia el ¿POR QUÉ? por el ¿PARA QUÉ? , dando sentido a un proceso de coaching , al verdadero proceso de cambio.
Quiero finalizar con una cita: “Una buena pregunta es una semilla que debe sembrarse para que produzca más semillas, con la esperanza de reverdecer el paisaje de las ideas.”
John Ciardi
Muchas gracias Herminia por este interesante artículo!
Gemma Páez
Tras leer el artículo vuelvo a conectarme con la dificultad y el arte que implica realizar preguntas. Es necesario un nuevo mecanismo en el modelo mental habitual que tenemos instaurado ante la situación en el que otra persona te explica o comparte contigo. Trabajar para que la casuística y las emociones no condicionen nuestra función como coach es imprescindible si queremos acompañar a nuestros clientes a sus propias profundidades.
Me parece sumamente interesante la reflexión sobre si la respuesta del cliente no es relevante y sí previsible no es una pregunta poderosa, así como la generosa actitud de dejarse empapar por aquello que nos explica el cliente para comprenderle profundamente, siendo éste el camino para que surja de la pregunta apropiada.
¿Qué lo hace tan difícil cuando parece tan fácil?
De nuevo, la conversación con el cliente como ese baile que sólo fluye cuando te dejas llevar por la música de la entrega y generosidad.
Gracias a todos por compartir…
Júlia Coll Pons
És un article molt dens però necessari per comprendre la importància de les preguntes poderoses. Les preguntes poderoses només seran poderoses si serveixen per al client. No hi ha preguntes estàndard: la pregunta poderosa és aquella pregunta adequada per aquell client en aquell moment.
És una de les eines top del Coaching Teleològic, juntament amb el feedback. Atès que tot l’escenari es desenvolupa mitjançant una conversa, el Coach necessita les preguntes per fer reflexionar el client, centrar-lo, elevar-lo, possibilitar noves mirades… Quina pregunta? Doncs només es pot saber escoltant amb atenció plena, escoltant allò que ens diu i allò que no ens diu: valors, creences, càrrega emocional… Si escoltem amb tots els sentits, amb tot el cos, les preguntes fluiran soles. Ho dic perquè ens ho han ensenyat així i ho crec fermament, però no em passa encara. No em passa perquè no he desenvolupat l’art de l’escolta activa.
Les preguntes són regals que fem al client. No en volem obtenir res a canvi més enllà del seu propi autoconeixement, presa de consciència… Només ens hem d’assegurar d’estar comprenent allò que ens vol dir, per poder-lo ajudar en properes intervencions.
Hi ha vàries idees del text que m’han cridat l’atenció:
– El client és el màxim expert en sí mateix. Hem de confiar-hi. Ell sap les respostes. Trobarà les respostes.
– Les respostes del client ens han de sorprendre. Si no ens sorprenem, és possible que l’estem portant a casa nostra. El client no vol venir a casa nostra, vol anar a casa seva. Acompanyem-lo.
– Fem preguntes obertes. Fem pensar el client. Pensar per prendre consciència, canviar d’actitud, canviar de paradigma.
– Hi ha una diferència abismal entre demanar “per què” i “per a què”. La primera ens paralitza i la segona ens transforma. Reflexionem-hi i incorporem les preguntes transformadores.
– Els Coachs som provocadors. Fem preguntes incòmodes. Preguntes que possiblement el client no s’ha fet mai. Però és això, precisament, és el que permet la possibilitat de noves mirades.
Ser aprenent de Coach és una tasca complexa. Bonica però complexa. Es tracta d’estar molt present, de ser-hi amb cos i ànima, d’escoltar al client, confiar. És un acte d’amor i generositat. Sense judicis. Ni egos. És quelcom molt bonic que espero que tots i totes aprenguem algun dia.
“La millor pregunta que m’han fet mai, encara no ha tingut lloc. La buscaré. Em trobarà.” Júlia
Sara Berrocal Valenzuela
El poder de las preguntas es lo que sustenta el proceso de coaching, la conversación en el momento presente entre coach-coachee. Cómo hacer que un coachee se sienta identificado con una pregunta y despierte en él sensaciones, pensamientos… es todo un arte. No es tarea sencilla. De todas las preguntas que se pueden realizar en un proceso, solo unas pocas serán las llamadas “poderosas”. Estas preguntas hacen que el cliente realice un proceso introspectivo, tanto, que llega al kit de la cuestión, al foco.
Nuestra misión como coach es comprender y entender todas las respuestas a estas preguntas que nosotros hacemos, sin juzgar. De todas las respuestas debemos hacer una selección de palabras clave y de lenguaje no verbal por parte del cliente que nos llevarán a que la siguiente pregunta sea cada vez más acertada.
Si esto fuese tarea sencilla, no habría listados de preguntas ya hechos sobre ciertos temas, en mi opinión, es la tarea más difícil del Coach. Solo la experiencia y la práctica puede llevarnos a realizar este tipo de preguntas y a comprender y entender sin juzgar y sin querer guiar a la persona hacia donde nuestras especulaciones nos dictan.
Aun así pienso que sin llegar a realizar una pregunta poderosa el coachee puede llegar al cambio de paradigma, no de la misma forma. La idea es llegar a ser coach que únicamente trabajemos con las preguntas de poder, sería excelente. Pero cada persona es un mundo, cada situación alberga diferentes estímulos y no siempre se puede ser la mejor versión como coach, el trabajo es lo que nos llevará a ello.
Mònica Morales
Este artículo me transmite lo importante que es la pregunta como herramienta en el acompañamiento en un proceso de coaching. Pero no tanto la pregunta en sí, sino el momento adecuado en que el coach la realiza, para abrir al cliente una ventana de posibilidades y así dar opción a visualizar otra perspectiva. Lo inspirador que son las buenas preguntas en según qué momento y, la importancia de respetar que el cliente piense y asimile la pregunta para así poder integrarla y hacer un cambio de conciencia o de paradigma.
Otra vez aparece la importancia de la escucha activa para que la pregunta adecuada aparezca, si el coach está totalmente pendiente de la explicación surgirá la pregunta, si por el contrario está pensado en la siguiente pregunta, eso no le permite estar presente y en algunos casos la comunicación podría quedar bloqueada.
Lo que me ha llamado la atención la diferencia entre las preguntas ¿Por qué? Y ¿Para qué? El porque te lleva a un juicio que en muchos casos no aporta nada y el para que te lleva a tu objetivo.
Gracias por el artículo.
cristina espallargas
Cuando empecé mi formación como coach enseguida me “enganché” al concepto “pregunta poderosa”. Suena tan bien, parece tan evidente la pregunta cuando estás asistiendo a una sesión con un coach experto, que lleva tiempo darse cuenta de la maestría necesaria para poder llegar a formular esa pregunta. Y como dices bien Herminia, la paradoja es que si uno se concentra en la “pregunta poderosa” que quiere hacer, se olvida de escuchar y observar atentamente al coachee y se actúa entonces desde la mente, desde el juicio o las ideas preconcebidas… algo que seguramente será inútil para comprender al cliente, sacarlo de su zona de confort, ayudarle a iluminar sus sombras. Me he dado cuenta de que cuando soy capaz de escuchar, entonces fluyen las preguntas, y muchas veces son las más sencillas e insospechadas (desde un punto de vista puramente mental) las que dan en el clavo.
Gala Guasch
De pequeños nos enseñan a ser sujetos pasivos con la dinámica de absorber conocimiento externo, tragárnoslo y responder rápidamente a las preguntas específicas y normalmente cerradas con el menor tiempo posible. Estamos acostumbrados a buscar la solución en el exterior, al “tú qué harías”, al “qué tengo que hacer”, en vez de escucharnos a nosotros, conectar con nuestros valores y a partir de ahí decidir hacia dónde ir y qué acciones emprender. Os dejo esta charla de TED en el que se muestra una alternativa a la educación de hoy en día muy interesante https://www.youtube.com/watch?v=h11u3vtcpaY
Con el Coaching Teleológico le damos la vuelta a la tortilla y damos protagonismo al cliente confiando en que él mismo ya tiene los recursos necesarios para encontrar su propia respuesta, pero a la vez éste necesita orden en sus ideas. De aquí la forma de embudo de la conversación teleológica para que a medida que fluya el diálogo podamos ir de lo general a lo más concreto. Recuerdo a Alex Fiol diciendo… cuando un coachee os responda con un “no lo sé” devolvérselo con la siguiente pregunta ¿y si lo supieras qué dirías? (¡lo he puesto en práctica y funciona!)
Las preguntas de fácil respuesta no retan ni aportan nada nuevo al cliente, por eso buscamos preguntas nuevas para él, que le saquen de su diálogo ya preparado para que le puedan remover alguna emoción y lo agiten mentalmente, transformando la mirada que previamente tenía sobre el tema. A nivel práctico eso se notará en que tras hacer la pregunta sentiremos unos segundos de silencio en los que el coachee estará indagando en su mente para ajustar su respuesta que hasta entonces quizás no la había expresado aún. Siempre orientados en el para qué (futuro), en vez de en el porqué (justificación del pasado).
Es importante también conectar con el comprender perfectamente lo que nos dice el cliente y no dar prioridad a las prisas y a cuál será la pregunta siguiente. Recuerdo algunos mentorings en los que preguntabas “antes de seguir… ¿has entendido lo que te ha dicho tu coachee?” Y en muchas ocasiones ellos mismos reconocían que “no del todo bien”. Cuando nos conectemos con el cliente y lo entendamos bien fluirá por sí sola la pregunta más acorde con el momento y la fase en la que estemos de la conversación.
Lucía Olazábal
“Cuando creíamos que teníamos todas las respuestas, de pronto, cambian todas las preguntas” (Mario Benedetti).
es estar dentro de la zona de confort. , me mueve a algún sitio.
Me encantó ver la imagen de Mafalda en el artículo, porque a parte de tener un significado para mí, siempre invita a la reflexión, al cuestionarlos, a indagar en el interior. Tanto las preguntas como el feedback, son las herramientas más poderosas que tiene el coach para “provocar” ese impacto. Cuando el cliente se expresa, saca al exterior toda su sabiduría y a través de las preguntas, tiene la posibilidad de conocer otra perspectiva, ordenar sus ideas y apartar aquello que no le aporta. Tener la habilidad de realizar “la pregunta” es uno de los retos más difíciles que tiene un coach. Una de las preguntas más poderosas, en las que se basa el Coaching Teleológico es el ¿para qué?. Esta pregunta nos lleva a un lugar, nos da una dirección y al mismo tiempo verificamos si está alineada a nuestro propósito; nos da un sentido. El cliente en ese momento creía estar estático por lo que la magia de esta pregunta está en que nos invita a movernos. Mientras estamos estudiando, nuestras preguntas como coaches nos desvelan nuestro nivel de comprensión, nuestra intuición y nos dice con dulzura que nos falta experiencia. Por otro lado cuando realizamos una “buena” pregunta, nos sorprendemos de lo reveladora que le resulta a ese ser humano y nos reafirmamos en que creemos en esta metodología. Otro punto que nombras y me parece interesante, es nuestro trabajo previo de autoconocimiento. En algún momento resuena algo y tener la capacidad de identificar que en qué medida tiene que ver con nosotros, es responsabilidad del coach.
“Las preguntas sobre el cómo le llevaran a comprender la estructura de un problema. Las preguntas sobre el porque, probablemente, le proporcionarán justificaciones y razones, sin producir ningún cambio” (John Seymour)
Eliana Valencia
Como aprendiz de Coach, a medida que vas practicando, las primeras veces te sientes seguro con la batería de preguntas y tu instinto es seguirlas…claro, a este punto, aún sigues aprendiendo como conectar contigo, te sigues trabajando tus temas para no resonar en el cliente, sigues aprendiendo a escuchar con el corazón.
Mientras haces más prácticas, el papel que tienes en las manos no deja de ser como tu barquito de confianza, pero te vas dando cuenta que ya no lo ves, no lo lees, te enfocas en lo que el cliente te dice, como lo dice, sus gestos, su respiración y vas notando, a medida que escuchas, que vas preguntando…así…sin más.
Cuando he experimentado esto, me he dado cuenta que incluso ya no tengo el papel en mano y que, cuando conecto conmigo, es por aquí que puedo ayudarle al cliente a encontrar sus respuestas.
Aún no sé cuál es esta pregunta poderosa máxima que me ha funcionado para que el cliente haga una toma de conciencia, porque en realidad, depende de cada uno, de su momento, de cuanto ha hecho el camino para darse cuenta.
No es una sola pregunta, sin dejar de lado que el ¿Para qué? que es potente, pero las preguntas poderosas surgirán en el camino del proceso, a su ritmo. Como Coach, no debes esforzarte es buscar esta pregunta, ese no es la finalidad del proceso. He entendido que mientras conectas contigo mismo y con el cliente, la pregunta poderosa aparecerá, la intuirás y saldrá en la conversación. Para mí es importante hacerle caso a esta intuición, a ese fluir cuando has conectado como Coach.
Paula Folch Molins
Es curioso que justo hace un año dejé un comentario en este artículo y ahora, después de un año de aprendizaje en el Máster, la información me ha llegado de otro modo. He comprendido distinto. He tenido la oportunidad de practicar y es en la praxis cuando tomas consciencia de «¡Ostras! ¿Esta pregunta para qué la he hecho?» Recuerdo tu frase Herminia «La calidad de la respuesta se basa en la calidad de la pregunta» y así es. Siempre trato de analizar mi pregunta y buscar el sentido de ésta y cómo reformularla mejor para otra vez.
Del principio básico de «entender y comprender lo que nos dice el cliente con las 4 C’s» añado lo que dice Alex Fiol que me sirve mucho para centrarme en mi rol como coach «entender al cliente, a él, no a su mente» La tendencia es de prestar atención a todas las palabras y es imposible quedarse con toda la información; es aprender a afinar el oído para captar lo esencial: el problema, los valores, la emoción subyacente, etc. y, sobretodo, preguntar «poderosamente» para ampliar la información, resignificar y darse la transformación que el coachee viene buscando en el proceso de coaching teleológico.
¡Muchas gracias por el artículo!
joan ferran
De este artículo me quedo sobre todo con la idea de que las preguntas poderosas surgen cuando el coach escucha al coachee para entender y comprender. Para mí este es el punto clave, es lo difícil, es el reto, el concentrarse en lo que nos está diciendo el coachee y no pensar en la pregunta que debemos hacer. Cuando el coach realiza una pregunta poderosa, se da cuenta de inmediato, hay un impacto sobre el coachee quien al reflexionar sobre la misma desencadena un lenguaje no verbal brutal, seguramente habrá un cambio de postura, mirada al infinito, incluso se humedecen los ojos (emociones). Las preguntas poderosas hacen que demos respuestas que implican que seamos nosotros mismos quien pongamos encima de la mesa a nuestras propias soluciones que parten de nuestras propias ideas, por tanto creeremos en ellas, generando compromiso. Finalmente, y reflexionando sobre la pregunta más importante que te han hecho en tu vida, por mi parte no soy capaz de recordar exactamente tanto la pregunta como la respuesta, recuerdo el tema, pero lo que sí recuerdo perfectamente es cuando fue, quien fue, que sentí y como me sentí cuando me la hicieron. Cuando una pregunta es poderosa, nos marca.
FELIPE ATEHORTUA
Un post bastante interesante y emocional (sobre todo porque al final nos hace reflexionar sobre cuál ha sido la pregunta más poderosa que nos han hecho en la vida).
Preguntas, la principal herramienta que tienen los coachs… qué difícil es hacer una pregunta poderosa y más aún hacerla en el momento justo, ya que no hacerlo en su debido momento hace que pierda toda su potencia… creo que nos tenemos que permitir a nosotros mismos fallar en este aspecto, permitirnos coger más horas de vuelo y por supuesto seguir intentándolo… es clave la escucha activa y sobretodo la presencia del coach en el proceso, las preguntas poco a poco empiezan a surgir por si solas.
Os regalo un pequeño trozo de una película «up in the air» (100% recomendada si no la habéis visto…) en el cual surge una pregunta muy poderosa…
https://youtu.be/RoCirY6OHm0
ANNA GIRBAU MORENO
En 2011, cuando inicié mi primer proceso de coaching teleológico, experimenté cómo una pregunta te puede cambiar y te puede llegar a transformar. Una simple pregunta, que quizás te vas de la sesión con ella, y durante unas semanas es “tu pregunta”, la pregunta que retumba en tu cabeza intentándote descifrar algo en tu interior, y de repente, sin buscarlo ni saber cómo, la respuesta aparece. Esa sensación es completamente liberadora. Eso es lo que para mí representan las verdaderas preguntas poderosas.
En un proceso de coaching las preguntas centran y abren camino para que el cliente alcance su objetivo. Algo que creo que es relevante, y que hace referencia el artículo, es que desde pequeños, nos enseñan a responder pero no a hacer preguntas transformadoras, preguntas para el cambio. Sabemos cómo sacar información del otro, información que él mismo domina y sabe perfectamente de él, pero no nos enseñan a preguntar para que el otro saque información de él mismo que antes no había reflexionado. Preguntas que son para él.
En las sesiones de clase donde practicamos con preguntas “poderosas” surgen de nosotros mismos respuestas que nunca antes nos habíamos planteado ni siquiera nosotros, son preguntas que nos cambiar de lugar, nos posicionan desde un yo más profundo; y nos hacen ir más allá de lo que estamos acostumbrados habitualmente. Por eso, son preguntas que no podemos contestar de manera automática, ya que son desconocidas para nosotros. Aunque nos las pregunten más de una vez, siempre es como escucharla por primera vez, porque la segunda vez que la oyes, ya no eres el mismo de antes, has cambiado, por tanto, ese nuevo yo siempre reflexiona esas preguntas por primera vez. Ya que luego, te transformas, has cambiado.
La herramienta de la pregunta del coaching teleológico ofrece un enfoque sobre la propia introspección que facilita conectar con el ser, y ser capaz de contestar esa pregunta de un modo libre y desde el propio yo.
Es increíble como la misma pregunta puede sugerir tan distintas respuestas de diferentes personas, y la respuesta nunca es correcta o incorrecta, es perfecta tal y como es, porque forma parte de la vida, emociones, pensamientos, vivencias, de nuestro cliente. Así que nuestra función será recoger lo relevante para el proceso, y poder centrar la conversación para el logro de su objetivo.
Del artículo, me quedo sobretodo con la frase: “Escuchar para entender y comprender con el corazón, el cuerpo, la mente y el espíritu, lo que nos está diciendo el cliente”. Es la clave del proceso, aunque cada uno se haga con su propio estilo a la hora de preguntar, al final, esa es la tarea principal como coachs.
Andrea Gomes
La manera de hacer preguntas poderosas y de coaching teleológico son, para mi, como un cambio de paradigma. Yo siempre pregunté el porque de las cosas, siempre quería saber todo y toda casuística de que las personas me decían, pero veo la importancia de formular las preguntas de manera que haga el coachee reflexionar, aprender, desvelar, pensar para obtener la respuesta, y, así, enfocar siempre en donde el cliente quiere ir y obtener los resultados que desea, y no enfocar en el pasado.
La “manera coach” de hacer pregunta, como todas las otras competencias de un coach, necesitan practica y experiencia, pero cuando son ben hechas, harán un proceso mas eficiente y profundo.
Silvia Quirós
Soy periodista de formación, aunque no de practica y sin embargo, como cualquier otro ser humano, las preguntas forman parte de mi día a día y en la universidad aprendí a, basada en una investigación previa de un tema, hacer una serie de preguntas con la finalidad de que el entrevistado explique un tema, de manera que el perceptor del mensaje pueda conocer, ahondar, y comprender algo específico. Pero esas preguntas me las enseñaron para que yo logre que el entrevistado responda lo que yo quiero que me diga (es mi casa, no la de él, es manipulación para lo que un medio quiere publicar), de forma mecánica, pues rara vez un experto va a pensar en respuestas a preguntas abiertas, su propósito es únicamente darme la info que él considera debo conocer (con sus limitantes de cualquier tipo) No es comparable con lo que pretenden las preguntas poderosas de un proceso tan personal como la relación Coach-coachee con la finalidad de que este último emprenda un cambio de paradigma y replantee su status quo, más en cuanto al hecho de que el Coach requiere empatía, corazón, lectura del otro, escucha y el coachee descubrirse. Inevitablemente mi formación anterior me hace recaer en el hecho de preguntar el tan prohibido «por qué» o pregunta 0 en automático, o adelantarme a dar un consejo, o peor aún, ahora que he estado practicando con personas que vienen a mi oficina a buscar guía sobre un proyecto tiendo, no a aconsejarles, peor aún, a que sí a mí mente se le ocurrió una idea les puede ser útil, se las doy y casi que les dejo arreglada la vida. En este proceso actual de aprendizaje en el que estoy, elaborar preguntas poderosas, con calma, con acierto, con inteligencia, me obliga a destruir lo que en mi mente se grabó en otro momento de mi preparación académica, mi inevitable formación social de mujer consejera y buscadora de soluciones, el hecho de promocionar mi trabajo y hacerlo de forma paternalista, con la finalidad de que sea el otro quien se habrá a sus procesos personales, a su grandeza, a que sea él quien la descubra, no yo quien se lo diga. El aprender a hacer preguntas poderosas me obliga no solamente a pensar en una Silvia que nunca se había cuestionado ninguna de esas preguntas, sino a romperse y y tirar los trozos de esa formación a la basura, para empezar a replantearme, no sólo mis motivaciones y mi verdadero yo, sino hasta mi manera de comunicarme con los demás en pro de llegar a ser una buena Coach.
Yill Otero
Hace ya más de una década recuerdo haber leído esta idea en la introducción de un libro en la casa de un familiar titulado El Arte de Formular Preguntas Esenciales: «La calidad de nuestro pensamiento está en la calidad de nuestras preguntas».
Hay preguntas, que bien hechas, generan más preguntas que ayudan a la persona a repensar situaciones y replantearse escenarios.
Yo sumaría a ello que además las preguntas y la profundidad de las respectivas respuestas se enriquecen y son de mayor calidad cuando se escucha y se pregunta desde un sitio de amor.
Entender de verdad es sin duda un acto de entrega hacia la otra persona. Damos nuestra atención completa porque nos importa y porque deseamos ayudar a la otra persona a encontrar la respuesta que busca y que, como bien estamos aprendiendo con el proceso de coaching teleológico, tiene dentro de sí.
Ricardo J. Rincón
Aprender a hacer la pregunta correcta solo se hace con la práctica.
Es la herramienta mas poderosa que posee el coach.
¿Como vamos a descubrir lo que necesita el cliente?, Con las preguntas adecuadas le doy sentido al proceso, pero no puede ser preguntas sencillas son preguntas que nos lleve a la reflexión y al auto conocimiento. «Agitar y llevarlo a la acción».
Las preguntas nacen de la escucha sin etiqueta donde el cliente es el protagonista de la conversación.
Con las preguntas descubrimos, desvelamos, guiamos.
Estar preparado para que nos sorpredan siempre.
Constanza Fernández
Muchas gracias por este post, Herminia. En el proceso de aprendizaje, son muchas las variables que se deben orquestar y este tipo de contenidos me ayudan a enfocar mejor mi desempeño a la hora de estar frente a un/a coachee.
He sido testigo tanto en mis coachees como en mí misma, cómo una buena pregunta realizada en el momento preciso, abre puentes que permiten conectar con las verdades que habitan dentro de cada persona.
Gracias nuevamente.
Mónica Rodríguez DiMartino
Qué buen artículo Herminia, y con qué acierto y claridad detallas el carácter sutil, discreto y generoso del coach en su acompañamiento al cliente. Esa atención y dedicación legítima a escuchar, entender y comprender con todo nuestro ser y sentidos a nuestro coachee, pendientes de aquel instante en su discurso en que él o ella podría ver en sí algo que aun no ha visto, descubriendo, desvelando, evaluando, expresando, a partir de alguna pregunta nuestra que le provoque para «apartar velos»…hallando más y más posibilidades y recursos para construir más desde sí. En tal circunstancia el verdadero acierto será preguntar desde la mejor sabiduría posible y así conectar ambos con la mente creadora. Muchas gracias
Rocio
Herminia, en mis prácticas como coach he podido evidenciar lo potente de las preguntas poderosas. Más allá de hacer la pregunta que corresponde, si uno logra, dar un feedback o hacer una pregunta que le permita al cliente darse cuenta, inspirar o movilizar, es tremendamente importante en el proceso de acompañamiento. Y en la práctica me he dado cuenta que eso se logra sólo si uno esta conectado con el coachee.
Cuesta que no salga el porqué, estamos un poco formateados para ello, pero en la medida que lo hacemos conscientes nos obligamos a desafiarnos y a hacer preguntas de mayor calidad para el proceso de coaching.
Gracias por el post.
Un abrazo
Rocío.
Inês de Lemos
Gràcies per aquest breu recull de l’art de preguntar i acompanyar. Si alguna cosa he aprés en el Post-grau de Intel·ligència Emocional ha estat a interpel·lar-me i a fer-me preguntes, el que m’ha portat a descobrir moltes coses de mi mateixa. En el meu parer, son realment la millor eina a l’abast del coach. Gràcies
Paula Folch
Hola Hermínia, muchas gracias por la inspiración que nos brindas.
De este artículo me llevo muchas cosas: Por un lado, desde pequeños nos enseñan a responder rápido a las preguntas que nos hacen profesores, padres…y, además, ¡tienen que ser acertadas! Implica un cambio de paradigma importante el responder desde las preguntas del Modelo Teleológico. Estas, que son las poderosas, nacen desde el silencio profundo con uno mismo para descubrir las verdades de nuestro interior y esto implica un acto de amor y respeto hacia nosotros mismos.
Por otro lado, me ha gustado el aporte que las preguntas son para ampliar la visión del cliente, siempre son para él; por tanto, como profesionales, implica ser conscientes hasta qué punto tenemos que preguntar.
Sin duda alguna, me llevo para seguir mejorando mi praxis profesional el preguntar siguiendo el curso de pensamiento del coachee, de aquello que nos está diciendo, y esto implica más que entender, COMPRENDER. Con las 4 C.
Amplío la cita de Anthony Jay: «Es necesaria una mente creadora para descubrir malas preguntas y para formular preguntas más sabias».
Myriam Aluanlli
Dar y pulir cera… trabajar la conexion y escucha profunda del coachee para que solo asi el proceso fluya y surjan preguntas poderosas que pueda aplicar de manera asertiva. Me encanto el articulo porque refuerza una de las competencias del coach efectivo: la capacidad de hacer preguntas poderosas.
Tatiana Hutinel
Wow, excellent article.
Miguel de Molina
Espléndido post, sobre todo porque refleja perfectamente la importancia capital que tiene el arte de la pregunta en este tipo de procesos y el poder que se desprende de la utilización de preguntas adecuadas que generen grandes reflexiones en el coachee.
Insisto, aprender a «preguntar» es una arte y sólo mediante la práctica y la adecuada escucha del coachee (son preguntas «para él») podremos llegar a dominar esta parte fundamental del trabajo.
Adrian
Teniendo en cuenta lo que acabamos de leer en el artículo, puedo interpretar que en un proceso de coaching teológico, en sus fases de reflexión y descubrimiento, será más efectivo para el cliente cuando el coach tenga la habilidad necesaria para formular el tipo de pregunta adecuada (poderosa) en el momento justo, ya que de esta manera podrá ayudar al cliente a plantearse sus propias preocupaciones, sus problemas, sus percepciones de lo que le rodea, pero desde otros puntos de vista, y, por tanto, así se le ayudará a se más consciente para tomar sus decisiones y evolucionar hacia lo que desea conseguir.
Angélica Vio
Me encantó!!!!!!
María Teresa Ormeño
Muchas gracias por compartir estas ideas tan importantes.
Saludos.
María Teresa
Santiagos, Chile.
Sergio Balderas
Me encanta tu blog y tus mensajes.
Gracias por compartir.
Sergio
México, D.F.
Suiry
Cada dia de mi vida siento que es una oportunidad de aprendizaje de aplicación de la mejora continua, por esta razón estoy enfocada a ser una persona humana y profesionalmente preparada para enfrenat los retos personales.