Cómo afrontar nuestros dilemas vitales con el Coaching Teleológico
Un momento clave del proceso de CT es cuando invitamos a nuestro coachee a definir el problema que quiere resolver. No siempre es fácil concretarlo, pero mediante las preguntas y el feedback que le ofrecemos queda claramente definido. Es entonces cuando el Coach genera las condiciones necesarias para que surjan diferentes alternativas. De entre ellas, el cliente elegirá aquella que considere más apropiada, la que va a permitirle alcanzar su objetivo y obtener los resultados que desea.
El reto aparece cuando el cliente plantea el problema como un dilema.
¿Qué es un dilema?
Los dilemas pueden ser de diversa índole, desde temas profesionales como el caso de un directivo que ha de decidir entre invertir en I+D o lograr beneficios de manera inmediata o temas más personales como el caso de la película El dilema, dirigida por Ron Howard, dónde el protagonista descubre que la mujer de su amigo le está siendo infiel y se debate entre contarle o no a su amigo lo que está ocurriendo.
Es una situación que reviste enorme complejidad por la carga de incertidumbre que conlleva. Se trata de una situación en la que el cliente se coloca en una disyuntiva y no puede elegir entre las dos alternativas que se está planteando. El cliente dice: “Estoy en un dilema” o “tengo un dilema”. Para que la situación sea considerada un dilema las dos opciones han de ser negativas en alguno de sus aspectos, además la persona ha de creer que forzosamente ha de elegir entre una de las dos opciones para seguir adelante con su vida.
Es frecuente que en mi labor profesional me encuentre con este tipo de situaciones. Desde aquellas personas que plantean su dilema como una ligera duda hasta aquellas que no pueden dormir, ni rendir en su trabajo, ni concentrarse en tareas sencillas porque se sienten totalmente colapsadas emocionalmente. Desde mi experiencia como psicóloga y coach he llegado a una conclusión:
Un dilema es un problema mal planteado
Llegar a esta conclusión me ha permitido centrar los procesos para que los clientes puedan reflexionar y analizar su situación desde una nueva perspectiva. Partiendo de esta premisa, logramos una visión más profunda y rica que les permite elevarse por encima de los hechos y comprenderse a sí mismos y su situación de tal manera que su incertidumbre desaparece y la solución a su problema emerge de manera natural.
¿Qué pasa cuando el cliente plantea el problema como un dilema?
Que ningún cómputo valorativo que realicemos sacará al cliente del círculo en el que se halla inmerso. Normalmente, cuando llega el cliente, de su situación ya lo “sabe todo”. Los pros y los contras. Seguir por ese camino le llevaría a “más de lo mismo”. Entraríamos en casuística, en el análisis de hipótesis y en una desgastante reflexión pendular. Ahora me inclino por el sí y a los pocos instantes me inclino por el no.
Cuando el cliente plantea su problema como un dilema significa que piensa: “CREO QUE TENGO QUE ELEGIR ENTRE LAS DOS ÚNICAS ALTERNATIVAS POSIBLES”. Dos opciones que conllevan beneficios y pérdidas. Su manera de pensar es cuasi mercantilista, ¿Qué gano en cada opción? ¿Qué pierdo? Y como en ambas opciones ganan y pierden no acaban de tomar la decisión. Se paralizan y el tiempo va pasando. Ante esta difícil situación los estados anímicos también varían, de la euforia a la apatía en cuestión de horas. Incluso en algunos casos, puede llegar un punto en el que, en función de la importancia vital que tenga para esta persona el dilema, el nivel de estrés acumulado acabe produciendo una somatización, depresión, crisis de ansiedad, etc. y/o perturbando totalmente su existencia cotidiana.
Un ejemplo práctico
Un caso bastante frecuente es el de aquellas personas que estando casadas y queriendo a su pareja se enamoran de otra persona. Llega un día que empiezan a plantearse si han de continuar con su pareja o la han de dejar. Hoy parece que tienen claro que la mejor alternativa es dejar a su pareja. Lo tienen claro, están decididos. Pero pasa algo, su pareja tiene un gesto cariñoso, un recuerdo del pasado, un pensamiento del tipo: “no se lo puedo hacer…”, y vuelta a empezar. “Lo mejor es que no le deje… pero amo a la otra persona, me hace sentir vivo…”. La persona vuelve de nuevo a girar en la duda sobre la mejor opción. ¿Qué está ocurriendo?
El problema es la pregunta que se hacen: ¿Con quién quiero estar, con mi pareja o con la otra persona? Su pregunta es el problema.
Recogiendo la conocida frase de Albert Einstein, “Todo problema debe solucionarse a un nivel de pensamiento distinto al nivel de pensamiento en el que fue creado”. Lo que significa que si quiero solucionar el problema que he generado al preguntarme “¿Con quién quiero estar?, si me sigo manteniendo al mismo nivel de pensamiento cualquier alternativa será incorrecta e insatisfactoria, porque esa no es la cuestión. No se trata de con quiero estar. El dilema no es “esta persona o la otra”. Se trata de otro nivel, se trata de un conflicto ético, de un DILEMA MORAL, entre los valores que están en juego al producirse esta situación. Valores que para esta persona, de manera inconciente estén batallando para asumir el liderazgo.
Valores esenciales como la honestidad, la libertad, el respeto, la integridad, la coherencia, la responsabilidad, la confianza….
El problema no es elegir entre una opción u otra, el problema es que el cliente tiene un conflicto interno que nace al sentir que está traicionando alguno de sus valores más profundos. Esta persona, al enamorarse de otra persona entra en un conflicto interno dónde la escala de valores que ha regido su vida hasta el momento se tambalea. Aquellos valores por los que estaba rigiendo su vida se ven traicionados. Cree que eligiendo entre una u otra persona resolverá su problema, sin ser conciente que mientras se aferre a la pregunta ¿Con quién? Está alejándose de la posibilidad de solucionarlo.
Hay otra película que refleja perfectamente esta situación Los puentes de Madison. En ella, la protagonista, Meryl Streep -una mujer casada, con dos hijos- y el co-protagonista, Clint Eastwood, fotógrafo, se enamoran. Ella mantiene una relación matrimonial rutinaria y monótona. Él es un fotñografo de paso por la ciudad. Ella tiene que decidir entre permanecer con su marido y su familia o irse con el hombre del que está profunamente enamorada. Hay una escena, en concreto, muy intensa dónde el dilema se hace apremiante. Es cuando la cámara se detiene en la acción que está por deidir el rumbo de su vida. Abrirá o no la puerta del coche en el que se encuentra con su marido para salir e irse al coche en el que la está esperando Clint Eastwood. ¿Qué harías en esta situación? ¿Desde dóned explicarías tu elección? ¿Qué te movilizaría? ¿Cuál es la mejor opción? ¿Cuál es la correcta? ¿Qué valores están en juego? Compromiso, respeto, responsabilidad, sentido, generosidad, libertad, independencia….
¿Cómo trascender el dilema?
La alternativa es trascender el dilema. ¿Cómo? Con preguntas que le permitan al cliente alcanzar otra perspectiva distinta. Preguntas que permitan a estas personas elevarse y colocarse a otro nivel de reflexión:
¿Qué estás evitando? Postergando? Rechazando? Manteniendo?
¿Qué es lo que no estás aceptando de ti? De la situación?
¿Qué sentido tiene este dilema en estos momentos de tu vida?
¿Quién eres cuando te preguntas con quién quieres estar?
¿Qué tiene que ver quien eres tu con el hecho de cuestionarte con quien quieres estar?
¿Quién eres ante esta situación?
¿Qué valor es el que más te define?
¿Cuál es el valor que no estás dispuesto a traicionar?
¿Qué valor es el que realmente te inspira para vivir la vida que quieres vivir?
¿Desde este valor que te define y que no estás dispuesto a traicionar qué vida es la que quieres vivir?
Se trata de definir el problema desde otro enfoque. Para trascender el dilema la persona deberá conectar con sus valores. Tomar conciencia del valor que no puede seguir traicionando. Del valor que le define y desde el cual se sentirá dueño de sí mismo y de su vida. En definitiva liderará su vida.
¿A qué dilema te estás enfrentando actualmente? ¿Qué valor está vinculado a este dilema? ¿Cómo resuelves tus dilemas? Hermínia Gomà 26 marzo 2012 Barcelona
57 Comments
Esther Gallego
El dilema es un problema mal planteado. Me quedo con esta frase 🙂 En este articulo he descubierto que cuando nos encontramos en un dilema es necesario pararnos a pensar cuales son nuestros valores y hacernos las preguntas oportunas para elevar el dilema y poder ver el problema.
Carlos Bisbal Sanz
Muy elocuente la formulación de lo que es un dilema y de lo que es realmente el problema y cómo el devolver al cliente a sus valores, al valor que lo define, que no quiere traicionar y desde el cual quiere construir su vida en este preciso momento puede llevarlo y llevarnos a salir del dilema para encontrar nuestro real problema y por ende nuestra respuesta.
Un artículo para guardar.
Gracias Herminia
Davinia Garcia
Me parece una articulo brillante. Un dilema es un problema mal planteado.
Las decisiones podemos considerarlas desde otro lugar. No tanto el ¿qué es mejor? o ¿qué me conviene más? como el reconocer nuestros valores y saber desde donde tomamos la decisión y para qué.
Christian Zermeño Gallegos
Me agrada mucho lo que nos dieces a menudo, respecto a que un dilema es una pregunta/problema mal planteado, yo agregaría que el dilema surge cuando me separo del problema, al definir si es una opción o la otra, me estoy refiriendo a elegir la opción que más me ofrece, en cambio, si asumo la responsabilidad del problema y me integro a el no busco la opción que ofrezca más, sino la opción, que de acuerdo a mis valores y a quién soy y a lo que quiero ser elijo para mí, de esta manera no hay confusión y me hago responsable de mi decisión, ahora bien, que si no he hecho mi ejercicio de autoconocimiento e indagación respecto a quién soy en éste momento y lo que quiero, en cada momento se me presentarán dilemas, cada vez estoy más convencido que cuanto más me conozco menos dilemas se presentan en mi vida y más confiado tomo mis decisiones.
patricia.delgado.p
Han pasado 4 meses desde la sesión del problema, pero aún puedo recordar cada momento de reflexión y de conexión como si fuera ahora.
Puedo reconocer que el problema puede que sea un dilema. En mi caso, lo era, y fue todo un reto expresarlo, aceptarlo, trabajarlo y sacar de ahí un plan de acción. Me llevó semanas digerir todos los pensamientos/creencias, emociones que había tras él. Herminia consigue explicar de forma simple problemas complejos, como son los dilemas. Para llegar a ese nivel de madurez me requiere pasarlo por el filtro del sentir personal, de la propia experiencia. Puedo reconocer en mí, en mi proceso, las 6 fases de la conversa. También las nueve fases del cambio personal. De todo ello aprendo a tener sensibilidad con mi coachee, pues ante un dilema, sea el que sea, se produce mucho sufrimiento y desgaste energético. Aunque explicado por Herminia se ve simple, a la práctica no es fácil.
David Lucas
Un artículo muy interesante donde la perspectiva y el enfoque es fundamental para resolver el dilema. Bucear en nuestro interior, pensamiento y emoción y encontrar los valores que nos han hecho ser lo que somos, pueden ser la solución al conflicto que baila de un lado a otro en las diversas circunstancias que vivimos día a día.
Es cierto que no debemos agarrar el dilema desde el pensamiento pasado, sino del presente, lo que somos, lo que deseamos y lo que sentimos. Averiguar todo eso nos aclarará el dilema, sobre todo, para entender que es de nuestra responsabilidad y no de las personas ajenas que puedan sentirse afectadas.
Un fuerte abrazo.
Elizabeth Acevedo Siqueiros
Es muy habitual y natural en el ser humano encontrarnos con dilemas en nuestras vidas, pero también es normal que les dediquemos tiempo a poder tomar una decisión que creamos puede ser la correcta. Durante este proceso, he comprendido un poco mas sobre el dilema, por lo que me siento muy afortunada. Ahora sé, que siempre tras un dilema tenemos una tercera opción que podemos valorar y detenerme a pensar cuales serían los valores que traicionaría y conectarlo con aquel valor que mas me define.
Es realmente increíble cuantas veces quedamos atrapados en el dilema, buscando la solución «menos mala», en lugar de detenernos a pensar con tranquilidad y como ya dije, conectar con esos valores que nos definen.
Gracias por este articulo y por la actividad en clase sobre este tema, me ayudo mucho a aprender a tener paciencia y a pensar con mucho mas certeza!!
Bianca
Un dilema es un problema mal planteado y para trascenderlo debe solucionarse en un nivel de pensamiento distinto al nivel de pensamiento en el que fue creado. Tiene que ver con los valore internos en conflicto y para resolverlo preguntaremos de forma que podmaos elevar a nuestro cliente a otro nivel de reflexion.
POL SERRATOSA FANDOS
Recuerdo desde bien pequeñito una frase de mi padre cuanto le presentaba alguna situación que yo entendía como un dilema:¨haz una lista de pros y contras , y la balanza siempre tiende hacia algún lado , ese lado gana! ¨ .
No sé si puedo expresar con palabras la rabia que me generaba escuchar esa ¨frasecita¨ ya que no resolvía nunca mi problema , simplemente entraba en bucle y la duda afloraba de nuevo. Me ha gustado el concepto de pensamiento mercantilista (ganar y/o perder) porque así lo entendía yo (más bien así lo sentía , entender no entendía nada en absoluto)
Descubrir qué valores se ven relacionados ante una situación determinada va más allá de la casuística del problema , te eleva ante él y te permite afrontarlo desde una perspectiva más ¨aerea ¨. Creo que la función del coach ayudará mucho a poder poner un prisma más elevado sobre cada dilema que plantee el cliente y acompañarlo así a resolver su problema , replanteando la situación para abarcar todas las alternativas posibles y tomar la mejor decisión.
Un artículo de lo más interesante Hermínia , muchas gracias de nuevo!
Maribel Bascón Barrera
Recuerdo cuando vi esta película, en especial ese momento que describes en el artículo, que impactante, ver como se debate entre irse con la persona de la que se ha enamorado o seguir con su vida como hasta el momento, pensé: que decisión tan difícil que acaba de tomar, que gran dilema, nunca pensé que era un problema mal planteado. Ahora entiendo que era un conflicto interno de valores, ¿qué valores estaba traicionando? Seguramente ganó el valor que la definía como persona.
Totalmente de acuerdo, ver las cosas des de otro enfoque, siempre aportará claridad ante los problemas.
Gracias Hermínia por este articulo, por la gran reflexión que encierra.
PEP
La veritat és que m’he vist reflectit sobre tot quan es parla de la llista de pros i contres. Certament, això no acaba ajudant a la elecció quan el dilema és profund. Totalment d’acord en que no és fins que no connectes amb valors, amb la profunditat d’un mateix que no ho veus clar. Vist així, trobo que un dilema és una oportunitat magnífica per coneixe’s millor un mateix, per reconectar amb la nostra esència. Per donar un pas endavant.
Moltes gràcies!
Armando
El pensamiento crítico es una habilidad que pude desarrollar gracias a la educación que recibí directamente de mis padres. El sistema educativo de mi país me falló. No otorgaba y sigue sin proveer en el presente, casos prácticos que permitan experimentar la habilidad de observar, analizar críticamente una situación, un conflicto, un aspecto desconocido de la vida y formular preguntas pertinentes y plantear problemas para encontrar alternativas de solución. Al contrario, la escuela me inculcó un rol pasivo con respecto al descubrimiento del mundo que me rodea. Todo el foco de los problemas y preguntas siempre estaba meramente en una sola respuesta correcta (casi siempre al pie o en la parte de atrás del libro).Con tanto dictado en primaria y problemas matemáticos de Instituto, donde lo único que hacia era intentar memorizar las fórmulas para resolverlo en vez de plantearme preguntas que si están bien hechas, permitirían en muchos casos, resolver el problema de base. Por ello es necesario disrrumpir el concepto tradicionalista de educación y proponer un espacio donde primero se pueda encender la curiosidad innata de cada joven y luego empoderarlo desde niño como dueño de su propia perspectiva para plantearse preguntas y la situación con respecto a la realidad. Esto es una falencia que es compartida por la la mayoría de los sistemas educativos actuales en el mundo.
Roman Mandelik
Para mi lo más importante de este articulo según la experiencia con los dilemas es conectar con los valores. (pero primero hay que tener claro cuáles son nuestros valores 😊). Conectar con los valores te da ver el dilema no solo de otra perspectiva, pero el valor te da la fuerza que necesites para tomar la decisión.
CHELO RUESGA SALVA
Si yo hubiera sabido desde pequeña cómo trascender los dilemas que he tenido ¿cómo hubiese sido mi vida? ¿cuánto sufrimiento me hubiera evitado? ¿cuánto tiempo invertido en un discurso en el que no se llega a ningún lugar? ¡Ya empiezo a parecer una coach con tantas preguntas! En estos momentos estaba en un dilema que me llevaba a no tomar una decisión, a una incomprensión de mí misma y de la situación. Leído el artículo he conectado conmigo, con mis valores, me he priorizado, comprendido y la decisión la he tomado desde ese lugar. Me siento segura de la decisión tomada y en maravillosa paz.
¡Gracias Hermínia!
NICOLAU JUAN PUJOL
Artículo muy interesante. La clave esta en enfocar el problema desde otra perspectiva. Como bien dice, «desde una perspectiva más elevada».
muchas veces, el problema que tenemos, es que no sabemos como llegar a esa «perspectiva elevada» : Como debemos ver el dilema que nos atañe?, ¿Qué preguntas debemos hacernos para elevar nuestra perspectiva y poder salir de él?
Este artículo nos planta preguntas, mediante a las respuestas de las cuales, podremos elevar nuestra perspectiva del «dilema» y, por tanto, salir del mismo.
Gracias nuevamente Hermínia.
Maria Jose Dalmau
Cuando hablamos de dilemas, no hablamos de problemas, hablamos de cuestionarnos nuestros valores y principios, por ello es tan difícil tomar decisiones. Para mi la pregunta es: que prefiero ser: fiel a mi misma o hacer lo «políticamente» correcto? Que dilema! 😉
Gracias Herminia!!!!
Sandra Ribé
Me doy cuenta que seguramente algun cliente planteará su problema como un dilema y que esto implica para él elegir entre dos opciones con alguna connotación negativa, nuestra función aqui es hacerle ver otra alternativa que él no habia previsto y empezar a trabajar desde aqui. Buscar la solución de dilemas mediante el respeto a los VALORES será la forma natural y más efectiva de minimizarlos.
Toni de Gea
Este post me recuerda a una vivencia de la que un amigo me hizo partícipe durante una buena temporada y es que esta era el dilema de su vida…. Él, un tipo que dependía emocionalmente de dos mujeres que le ataban por dos aspectos muy distintos. Esta dependencia le generaba unas situaciones de conflicto que lo dejaban sin saber qué decisión tomar… Las dos le aportaban seguridad en aspectos distintos, aunque él no la necesitase, pero por su baja autoestima no le permitía ver este hecho. Una, lo ataba por su forma de ver la vida, la manera en la que esta mujer vivía la vida a él le encantaba, y la otra le compensaba su inseguridad y le aportaba una familia. Cada día era una indecisión constante, cuando finalmente tomaba una decisión al día siguiente por algún motivo cambiaba de opinión. Esta situación le llevaba a plantearse la opción de no escoger a ninguna.
La presión que esta situación ejercía sobre él llegaba al extremo de somatizar grandes contracturas en sus cervicales que le dejaban rígido. Nada conseguía relajarle, ya que, no quería herir a ninguna de las dos, pero debía tomar una decisión para salir de aquel atolladero. Su conflicto interno era de tal calibre que se convirtió en un artista de historias para poder llevar casi dos vidas paralelas.
Suerte que al final las dos acabaron dejándolo, eso sí que fue un dilema…
Mireia Farre i Canela
L’escena que descrius de los Puentes de Madison és la que més em deu haver fet plorar… recordo que li vam posar a la meva àvia amb la finalitat que ella es desofegués (necessitat inventada per nosaltres) i vam acabar plorant i moquejant totes les dones de la família menys ella..
Anèctoda a part, gràcies per compartir els teus aprenentatges amb tants exemples i amb tantes possibles conexions a fer.
Mireia Farre i Canela
L’escena que descrius de los Puentes de Madison és la que més em deu haver fet plorar… recordo que li vam posar a la meva àvia amb la finalitat que ella es desofegués (necessitat inventada per nosaltres) i vam acabar plorant i moquejant totes les dones de la família menys ella..
Anèctoda a part, gràcies per compartir els teus aprenentatges amb tants exemples i amb tantes possibles conexions a fer.
ANNA GIRBAU MORENO
En situaciones en las que nos sentimos con la necesidad u obligación de elegir entre dos opciones, de manera automática las ponemos en una balanza, cuál pesa más? cuál compensa más? Pero que una pese más que la otra, no significa que sea la elección que nos hará sentir mejor, ya que con ambas perdemos cosas, y ganamos otras. Es como realizar la típica lista de pros y contras, a veces un contra pesa más que cinco pros o viceversa, porque lo que hay detrás de los mismos, son los valores que nos mueven e inclinan la balanza. Por tanto, lo que hemos de ver va más allá de los pros y de los contras, es qué significa cada una de esas cosas para nosotros, qué valor le damos, y desde dónde nos estamos moviendo.
Por tanto, en el momento en que nos sentimos obligados a elegir entre dos opciones, nos presentamos ante un dilema. Y si queremos solucionar el problema originado por el dilema, deberemos cambiar el nivel de pensamiento que lo ha generado, por otro más elevado para acercarnos a la posibilidad de solucionarlo. Esto permitirá poder definir el problema desde otro punto de vista para que la persona pueda conectar con esos valores que forman parte de su ser, que le mueven y no son negociables. El dilema deja de existir cuando le damos valor a nuestros valores.
Cuando nos planteamos dilemas, no somos libres, porque elijamos lo que elijamos, sentimos que algo perdemos. Además de que sentir que tenemos un dilema, produce sentimientos de culpa, por tener que escoger entre dos opciones, sensación de incertidumbre, por no saber qué puede pasar si elijo una u otra y ansiedad, por creer que el mero hecho de escoger, me va a tranquilizar. Cuando lo más probable, es que si elijo desde el dilema, siga con sensación de ansiedad por no haber escogido la otra opción. Ya que el tema es mucho más profundo, va más allá de las dos cosas en si que pongo en la balanza. Por tanto, nos hemos de asegurar que cuando decidimos algo, lo hagamos desde la libertad, no desde el dilema.
gemma bendicho
El leer este articulo me ha dado mucha luz a como me planteo muchas veces la resolución de algunas situaciones que me planteo, a esa toma de decisiones entre a y b que llevan a ningún lado, que dan vueltas en la cabeza hasta marearte y que en función de las circunstancias o del estado anímico te hagan inclinar en un momento por la opción a y al cabo de unos días por la opción b. Que un día totalmente convencido digas quiero a y otro día igual de convencido digas no.
El pensar en que la decisión no es tal y que no hay que decidirse entre a y b da otro prisma totalmente distinto al tema, que tenemos la opción de no tomar una decisión y relajarnos para ver que hay detrás de eso, ir al origen, de entrada puede llegar a tranquilizarnos y eliminar ansiedades para ser capaces de poner en orden nuestros valores y deseos. Elevando las opciones a un nivel superior seguramente hará que conectemos con nuestros valores hasta llegar a un nivel superior de amor y confianza que sería nuestro ser. Si pienso en tomar decisiones bajo el amor y la confianza,estoy convencida que no me puedo equivocar.
Núria Mallén
Leer este artículo me ha transportado al seminario del Máster en Coaching y liderazgo personal donde trabajamos como definir un problema. He podido comprobar la dificultad de definir un problema y en lo sencillo que es confundirlo con un dilema. Realmente es muy interesante, una revelación diría yo, el hecho de ver un dilema como un problema mal planteado. Gracias por el artículo.
Marcela Isabel Uribe Chaves
A mí como a otros compañeros, este artículo me conectó con la sesión en la que trabajamos la definición del problema, recuerdo que cuando escribí por primera vez el que yo consideraba mi problema, Herminia me escribió “dilema/realidad”, a medida que fui avanzando en la reflexión de mi problema y Herminia revisaba lo que yo iba escribiendo, resultó que mi problema tenía que ver con que me estaba traicionando a mí misma, y no estaba aceptando la situación tal y como era, así que lo que empezó como un dilema, resultó aclarándose cuando pude desahogar mi rabia por traicionar cosas que para mí eran importantes y aceptando lo que no está en mis manos cambiar. Gracias Hermínia, este artículo me recordó que frente a los problemas puedo conectar con mis valores para ver las cosas con claridad.
Cristian Mulero Rierola
Per arribar a liderar-se a un mateix i poder resoldre els dilemes hauràs de trobar els teus principis, d’aquest article em quedo amb la frase de l’Einstein: “Tot problema ha de ser solucionat a un nivell de pensament diferent en el què va ser creat”. Quan ens coneixem i ens podem liderar aquests principis seran la llum que seguirem quan prenem decisions
Marga Garcia
Una de las clases que más me ha impactado del Máster de Coaching (UB-Institut Gomà) es la sesión de definición del Problema. Ahí es donde realmente entendí la definición de “dilema” y pude experimentar cómo, conectando con mis propios valores y “elevándome”-situándome desde otro punto de vista-, pude no sólo definir el problema sino empezar a trabajar en su resolución.
Recojo dos ideas clave del post y los comentarios aportados:
-La conocida frase de Albert Einstein: “Todo problema debe solucionarse a un nivel de pensamiento distinto al nivel de pensamiento en el que fue creado”
-La idea de que primero debemos cuidarnos a nosotros mismos como coaches para después estar preparados para acompañar a nuestros clientes
Laura Ripollès Meix
Interesante saber que un dilema es un problema mal planteado, y tras esta toma de consciencia, somos capaces de definir el problema desde otro enfoque. Para poder solucionar este dilema debemos conectar con nuestros valores más profundos, y cuando conectamos con ellos sabemos que es lo que debemos hacer ante esta situación que nos causa tanto malestar. Siendo capaces de esta manera tomar la mejor decisión ya que estará alineada con los valores que rigen nuestra vida. Gracias por el artículo.
David Ugalde
Un dilema. Cuando desde la inexperiencia creemos llegar a definir el problema en un proceso de Coaching resulta un alivio, podemos continuar adelante con los objetivos, alternativas, etc. Y resulta que es un dilema!!
El cliente define su problema como A o B, donde en ambos casos gana y pierde, como indica en texto, pendularmente se mueve de un lado a otro, de la euforia a la apatía, bien por lo menos sabré que esta situación es un problema mal planteado.
Habrá que buscar entre los valores más profundos del cliente, será necesario ir más allá y ayudarle a encontrar nuevos puntos de vista a su dilema para que este se convierta en otra cosa, simplemente un problema para el que tiene recursos, que pueda resolver.
Como siempre, las preguntas son fundamentales, con ellas moveremos a nuestro cliente de su “statu quo”, las del texto, poderosas en si mismas seguro hacen avanzar el proceso, gracias Hermínia.
Me quedo especialmente con la frase “tomar conciencia del valor que no puede traicionar”
AlicIa Aragón
Excelente y clarificador post, Herminia.
Resulta tan fácil caer en la trampa del dilema… y cómo bien dices, dar vueltas y vueltas en torno al mismo generando un continuo diálogo interno que acabe facilmente somatizandose.
Desde que en el Máster hicimos la sesión de «el problema» mi capacidad de análisis ante un problema o dilema es mucho más amplia, puedo ver desde diferentes posiciones los planteamientos y ello me ayuda a tomar decisiones más alineadas con mis valores y a la vez, más «ecológicas»
Gracias una vez más!
María García
Tan habitual es encontrarse con dilemas, como dedicarles incalculable tiempo a decidir por uno u otro. Me siento muy afortunada de haber aprendido que siempre tras un dilema hay una tercera opción a valorar y que pararse a considerar qué valores traicionas o conectarlo con el valor que más te define, por ejemplo, son cuestiones que te harán llegar antes a una toma de decisiones.
Esther
Partint del què el diccionari defineix sobre la paraula dilema, com un argument en què s’ha d’escollir forçosament entre dues proposicions contràries, cadascuna de les quals, però, condueix a la mateixa conclusió, o, com la situació problemàtica en què s’ha de seguir l’un o l’altre de dos camins, escollir les preguntes conectant amb valors i arribant a la conclusió que un dilema és un problema mal plantejat…alleugereix la tasca del coach.
Aida Moreno
La primera vez que vi la reacción de la gente del master delante la palabra dilema ya pude intuir que se trataba de algo importante, y el tiempo lo ha confirmado. De hecho, recuerdo el ambiente que se creo en un mentoring, en el cual estaba yo como coachee, cuando el coach se preguntó y afirmó que se trataba de un dilema, no se si era pánico o que pero hasta me dio pena haber sacado un dilema sin yo saberlo! La cuestión es que efectivamente, como se comenta en este artículo, lo pude resolver más rápido de lo que yo me hubiera pensado nunca al conectar con mis valores, con aquellos que no podía «traicionar». Soy consciente que como coach va a ser un reto tratar los dilemas pero pensar que es un problema mal planteado y que conectando al cliente con sus valores se puede resolver como cualquier otro, realmente me tranquiliza.
Pablo Bros
Me ha gustado mucho el artículo porque muchas veces he caído en el error de plantearme los problemas como dilemas, de estar en medio de dos alternativas ambas teniendo sus pros y sus contras. Si no haces nada por evitarlo, muchas veces esos dilemas te acaban preocupando y robándote un tiempo excesivo. Finalmente he aprendido que es útil valorar las ventajas e inconvenientes de cada alternativa, pero que finalmente decidir en muchos casos es un tema de sensaciones, de emociones, que viene inevitablemente conectadas a tus valores y principios.
Laura Gordo
Siempre que he tenido un dilema lo veía como un problema en el momento de elegir, y lo que había aprendido hacer ante dos situaciones era barajar los pros y los contras y me quedaba con la elección que creía me aportaría más beneficios. No obstante, como se comenta en el artículo como todo tiene su parte negativa nunca acababa de estar completamente decidida ante la decisión que tomaba y depende del día me decantaba por una elección u otra. Ahora, viendo que el dilema es un problema mal planteado y que no tiene que porque haber una elección entre A o B, me ayuda a ver otras perspectivas y sobretodo la clave de conectar con los valores que me rigen, los cuales ayudan a que las cosas fluyan por si solas y no hacer un debate sino movernos por quienes somos. Las preguntas de cómo transcender el dilema me han parecido muy potentes.
Gracias por el articulo Herminia que me ayuda personalmente y en un futuro como coach para poder acompañar a las personas que vengan con un dilema.
Mercè Carbonell
En un momento u otro de nuestra vida, todos hemos tenido un dilema, pero yo siempre había creído que nos costaba tomar una decisión porque siempre tenías en cuenta lo que perdías si te decantabas por un lado o por el otro. El pensar en un dilema como un problema mal planteado te hace reflexionar en otras posibles alternativas y como siempre es imprescindible conectar con tus valores que seguramente te ayudarán en tu decisión.
Jordi de las Heras
Me ha parecido un post muy valioso. Enfentarnos a dilemas es algo habitual, y quedarse enganchado en ellos desgraciadamente también. Totalmente de acuerdo en que hacer listas de «lo que pesa más» y «lo que pesa menos» no hace más que retrasar la solución de esa disyuntiva, y apegarnos y sufrir con ella.
Una vez más, es el autoconocimiento, la mirada interior sincera, sin juicio, la que nos puede guiar a la solución del problema a través de nuestros valores. Un ejercicio que puede resultar duro y complicado, pero que realizado, es una guía inestimable para esta y otras situaciones.
Luis Guilera
Parte del contenido de este artículo pude comprobarlo de forma práctica en un ejercicio. Teníamos que formular un problema. En mi caso planteaba una situación que me rondaba la cabeza hacia semanas, tras reformularlo un par de veces e indicarme que se trataba de un dilema, me preguntó (Hermínia) «¿Qué valores te guían?», esa indicación y unos minutos de reflexión bastaron para verlo desde otro punta de vista. Fue tal el cambio, que aunque no me inclinara por ninguna de las opciones (no había llegado el momento de hacerlo), dejé de verlo como un problema o dilema…y lo tomé como una decisión en la que tengo que valorar mis prioridades. Disminuyendo radicalmente la sensación de urgencia, preocupación e incluso el tiempo dedicado a dicho tema. Muchas gracias Hermínia!!
Rosa Pons
En todos los ámbitos de nuestra vida son fundamentales nuestros valores, ellos nos ayudan a ver los dilemas o problemas desde otra óptica, desde otro lugar y conectar con el valor que estamos traicionando.
Pero me pregunto yo, ¿Podría ser que este valor ya no tiene lugar en mi vida actual? ¿Podría ser, que hemos estado viviendo nuestra vida en base a un valor equivocado?
Todos cambiamos, ¿quizás ese valor no tiene sentido en nuestra vida actual?, o por el contrario todavía es válido y desde él puedo decidir cómo continuar mi proyecto de vida.
alejandra paruzzolo
Es increíble cuantas veces nos quedamos «atrapados» con un dilema, buscando la solución menos peor, cuando lo necesario es alejarse, tomar perspectiva y conectar con nuestros valores, que en definitiva son los que nos hacen notar que algo va mal.
gracias!
Pablo Martínez
Cuando tenemos un dilema lo que deseamos es poder «liberarnos» de una de las opciones y «aferrarnos», dar «consistencia» a la otra.
En ese momento es «todo o nada».
Mantenemos generalmente un pensamiento inflexible, sin darnos cuenta que detrás de la confusión hay muchas preguntas sin contestar o mejor dicho, muchas respuestas guardadas que aun no han recibido su pregunta y están allí esperando para dar claridad.
Particularmente, preguntas como:
¿Qué estás evitando? Postergando? Rechazando? Manteniendo?
¿Qué es lo que no estás aceptando de ti? De la situación?
Son algunas de aquellas «preguntas esperadas» que hacen reflexionar y dar rumbo o sentido, ordenando un poco mas la confusión interna.
Gracias por los comentarios!
Un abrazo,
Pablo
Empar Pérez
El tema es de sumo interés: la tendencia natural sería pensar cual es la alternativa mejor o menos mala, y como coachs es eso precisamente lo que debemos evitar.No debemos juzgar «que nos parece mejor» y desde una postura de escuchar, preguntar, dar feedback, el cliente se eleva y pueden aflorar valores, que seran decisivos a la hora de plantear adecuadamente el problema.Importancia del verbo: que soy? que sería? en que me convierto?.
ISABEL LOPEZ
Nos encontramos dilemas a diario y a veces sabemos ver mas de dos opciones o nos vale quedarnos con una de la dos. Pero el problema viene cuando choca directamente con tu esencia, con tu experiencia, los valores y el sistema de creencias. Entonces realmente nos encontramos en un laberinto en el que no encontramos la salida. Es muy duro meterse en un bucle y pensar que hagas lo que hagas vas a perder, y más duro aún sentirte mal y obsesionarte por no encontrar la solución. Creo que deberíamos mucha veces desestructurar la situación que nos problema malestar y si es necesario hacernos un esquema de lo que pensamos, sentimos y queremos hacer realmente. Muchas veces veo tanto casos donde los valores juegan un papel realmente importante y donde hay sufrimiento que me llego a plantear si realmente nosotros nos privamos de la libertad propiamente dicha. Gracias Herminia, me ha encantado este artículo.
Anna Garriga
El artículo recuperado por un caso tratado en clase me parece muy rico en cuanto a esta lista de preguntas. Así poco a poco ir cambiando esta ÚNICA perspectiva que ve el paciente/cliente y que lo limita a la hora de elaborar alternativas, tambien lo ayuda a pensar en quién es él y en quién se convertiria haciendo esto o aquello.
Los valores puestos sobre la mesa, es un ejercicio que para quienes tenemos un insight ya trabajado es más sencillo de encontrar, pero para la polai´n ajena a la psicologia o el trabajo de la conducta humana es más complicado que los encuentren aunque los tengan obviamente. Este para mí es un paso previo al trabajo del dilema, el autoconocimiento para poder elegir, crear, liderar, valorar, poner en marcha algo nuevo y desconocido.
Gracias por el artículo!
Meritxell Marin
Este articulo me ha ido muy bien puesto que yo soy una persona que, normalmente, solo veo las dos opciones, no sabía salirme de ese pensamiento y verlo desde otro nivel, mi solución era valorar pros y contras y, si aún así no sabía que hacer dejarme llevar, así me estaba yendo…
La verdad es que cuando te planteas el dilema desde otra perspectiva, desde la tercera opción que seguro que existe y que puedes encontrarla, te quedas más tranquilo. Aún así puede que traiciones algún valor propio pero si eres consciente de ello y lo has decidido desde la idea de tomar en cuenta lo que tu quieres, sientes y necesitas seguro que no será un valor lo suficiente trascendental como para cambiar de idea. De hecho, yo soy la primera que tengo como valores la responsabilidad, el respeto, el compromiso, la empatia pero me he dado cuenta que con la primera persona que debo ser responsable, respetar, estar comprometida y sentir empatía es conmigo misma porque si yo misma no me cuido de cumplir estos valores hacia mí, ¿por qué lo van a hacer los demás? Si yo me piso a mi misma y a mis deseos, ¿qué van a hacer los demás?
Muchas gracias Herminia
Daniel Lopez Mongay
Muchas Gracias Herminia por tu articulo. La verdad es que el tema de los dilemas me parece muy interesante, y tus preguntas para poder analizar un dilema en un plano más profundo son muy acertadas. Este tema me parece fascinante sobretodo por la carga de valores morales que conllevan los dilemas. Durante mis estudios universitarios pude tener una clase sobre toma de decisiones basada en la teoría del juego, en como los humanos tomamos decisiones y las estrategias que usamos, que no siempre son las más racionales. La cuestión es que en ese seminario pudimos hablar sobre los «Trolley Dilemmas», que consiste en un ejercicio hipotético sobre moralidad y ética. El dilema esta en si sabiendo que empujando a una persona obesa a las vías del tren, va a salvar a 5 personas, el sujeto empujaría a esa persona para salvar a las otras 5?
Lo más interesante de estos dilemas morales es lo que la gente responde, ya que si existe la opción de tirar de una palanca para que el tren se desvíe matando a esa misma persona y salvando a las 5, la gente normalmente elije tirar de la palanca en vez de empujar al sujeto. Aquí podemos ver el fuerte papel que la moralidad y los valores juegan en los dilemas, que pueden parecer simples, pero en realidad cuesta mucho solventarlos. En este ejemplo, muere siempre la misma persona, pero la diferencia esta en matar (empujar) o dejar morir (tirar de la palanca).
Paula Folch
¡Qué bien me ha ido leer este artículo! Los dilemas morales forman parte de nuestro día a día y son una fuente importante de desgaste energético, produciéndonos malestar, incertidumbre, pensamientos recurrentes, somatizaciones y un largo etcétera.
Mi experiencia me hizo transformar el planteamiento del dilema moral. Antes, caía en la tentación de dejarme llevar por los pros y los contras, hacer la famosa balanza de la que hemos recurrido la mayoría de nosotros en algún momento u otro…Pero llegó un día que sentí la necesidad de dejar el pensar, lo racional, y guiarme por lo que más me hacía vibrar, sentir, conectar con mi ser. Así es cómo lo definía y ahora, gracias a este artículo, puedo poner palabras a este cambio de pensamiento: Se trata de colocarse a otro nivel de reflexión, conectando con lo más profundo de uno mismo: los valores; aquellos que nos otorgan unicidad dentro de la pluralidad de los seres humanos, los que nos mueven a actuar y, por tanto, a diferenciarnos.
Desde mi opinión, considero muy útil este artículo porque nos permite una línia de trabajo potente dada la enorme demanda de «no sé que hacer».
Quiero compartir con vosotros un libro que me ha venido en mente al leer sobre los Dilemas. Se llama Pienso, luego sufro, de Giorgio Nardone, ed. Paidós Iberica (2012). Desde la Terapia Breve Estratégica nos permite reflexionar sobre la manera común de pensar y la necesidad de revisarla para tomar mejores decisiones
Feliz viernes a todos!!! 🙂
roser civit
Tot sovint, quan estic amb els meus pacients/clients i em presenten un dilema, és com si jo sentís una càrrega i revés una demanda implícita que haig de ser jo, qui trobi l’opció correcta.
Automàticament, se’m genera un dilema a mi, i sento una responsabilitat que em fa enfadar, sento que no em correspon a mi trobar la solució més congruent i satisfactòria.
Amb el teu relat, m’has ajudat a clarificar que la meva dificultat és un problema mal plantejat i un cop m’apliqui aquesta anàlisi a mi mateixa, tindré més capacitat per poder ajudar-los a resoldre els seus propis problemes, limitant-me a acompanyar-los per donar direcció, no solució.
Gràcies, Hermínia!
😉
roser
Carlos A
En primer lugar, gracias por la descubrirme la película :).
Y en segundo lugar, gracias por seguir dándonos indicaciones de «por donde puede ir el camino». Veo este caso como otro ejemplo más de cómo nos tenemos que ir al plano del «ser» para desbloquear según qué cosas.
Fácil en la teoría, no se si tan fácil en la práctica.
Un abrazo,
Carlos.
NOEMI
Gracias Herminia, por compartir tu saber y tu experiencia
AVI MASHIAH
Muchas gracias Herminia, unas preguntas con mucho valor y al servicio de los valores 🙂
teresa terrades
Gràcies de nou i com sempre, per posar-nos a l’abast una eina tan potent per a treballar els dilemes/problemes amb els nostres futurs coachees. N’aprenem molt dels teus posts!
Ares
Un dilema…¿quién no se ha encontrado alguna vez con alguno?¿o quizás incluso muchas veces? Nos centramos en la idea de que hay dos soluciones, dos únicas soluciones, ninguna de las cuáles es completamente aceptable…es evidente que entonces entremos en un bucle del que es difícil salir aunque preguntemos y nos dejemos aconsejar…siempre habrán pros y contras.
Buscar más soluciones, más estrategias, e ir a lo que profundamente está afectado más allá de una respuesta de sí o no…No hablarnos en términos absolutistas, de blanco o negro, es algo que debemos tener en cuenta.
Muy buenas preguntas Hermínia! Gràcies!
Juan Carlos Sasbin
Herminia gracias por tu generosidad al compartir tus conocimientos con aquellos que estamos comenzando en el camino del Coaching, se te admira, seguiremos tus notas a partir de ahora. Te deseo lo mejor
anamaría
Que bien Herminia !ahora estoy acompañando a alguien donde el dilema ESTA : entre lo que se que he de hacer y lo justo ( Valor la justicia )
La Realidad es el cambio de paradigma YO soy capaz de escoger lo que creo más justo .
La Alternativa del cliente llega desde conectar con otro de sus valores :la integridad
El proceso es hermoso desde el autoconocimiento examino mis pensamientos y acciones y desde la conciencia escucho mis valores y principios y estos me dan seguridad y valor para darme una respuesta y salir del dilema.
Que buena reflexión seguro que me va a ayudar a escuchar mejor.
GRACIAS
Xavi
Por encima de las dos alternativas que componen el dilema existe un objetivo común: ¿Cuál es el objetivo último que que estás persiguiendo al plantear este dilema?
Detrás de las dos alternativas que componen el dilema, y de la forma en que el cliente las relaciona con su objetivo, existe un cuerpo de creencias y presuposiciones que el cliente está asumiendo como ciertas: ¿Qué tiene que estar pasando para que este dilema exista? ¿Cuáles de estas asunciones no son absoluta y necesariamente ciertas?
Los dilemas son construcciones mentales, no existen en la naturaleza. Una vez explicitados el objetivo subyacente a un dilema y las asunciones que se toman como ciertas para que el dilema exista, la tarea de trascender el dilema se vuelve sorprendentemente simple.
josep gendra
Excelente post Herminia, muchas gracias. En mi opinión, se trata de acompañar al Coachee en un proceso de Toma de Decisiones. Y como en todo proceso, el aspecto Cognitivo cobra tanta importancia como el aspecto Emocional. En este sentido, sabemos que todos estamos preparados evolutivamente para tomar decisiones desde la Razón, pero no lo estamos tanto desde la Emoción. Hemos aprendido, en este ámbito, desde nuestro propio Desarrollo Psicológico Moral. Y nos planteamos Dilemas Morales, sí, ya que nuestro Aprendizaje y Madurez en este ámbito nos marca el camino. En el camino hemos incorporado Valores que nos ayudan a tomar decisiones, pero cuando tales Valores entran en conflicto, nos planteamos Dilemas y no Problemas, ciertamente. Desde el Coaching, podemos acompañar al Cliente hacia el meta-objetivo de convertir el Dilema en Problema y, por lo tanto, que sea soluble, desde los Valores del Coachee. Para que sea así, luego podemos acompañar al Coachee en la Jerarquización de sus Valores y también que valide sus Creencias con la finalidad que pueda tomar la mejor decisión desde la Esencia de su Carácter, que no desde su Personalidad. Quiero destacar que pienso firmemente en que los Valores no son inamovibles y que las personas podemos jerarquizarlos ante diversas situaciones de la vida. E incluso, descubrir en nosotros, nuevos Valores que nos ayudan a seguir nuestro camino. En este sentido, cuando converge esta decisión Esencial con la decisión Cognitiva que -seguramente ya habrá reconocido el Cliente antes de acudir al Coaching- se hallará ante su Solución y se aliviará de la carga del Dilema Moral. Trascender el Dilema y elevarse con sus Valores (u otros nuevos incorporados y jerarquizados), pues, será la clave.
Ingrid
Gracies Herminia, un post excel.lent i de gran ajuda per a una futura coach com jo.