Creencias, coaching y liderazgo
Lo que nos perturba no es lo que nos ocurre, sino nuestros pensamientos sobre lo que nos ocurre. Epicteto
¿Qué vínculo existe entre la verdad y el liderazgo?
El liderazgo y la verdad son dos caras de la misma moneda; dos conceptos que se retroalimentan constantemente. Cuando lidero mi vida, mi proyecto, mi organización,… lo hago desde la aceptación de la verdad; cuando acepto la verdad empiezo a liderar mi vida, mi proyecto, mi organización…
La “ceguera” o negación de la verdad está vinculada a la dificultad que tenemos en aceptar ciertas realidades. Desde fuera es muy fácil reconocer la verdad de los demás, pero que difícil es reconocer las propias. En ocasiones confundimos la verdad con una creencia. En el fondo sabemos que esa creencia no es verdad, pero seguimos aferrados a ella. En algunos casos será porque somos incapaces de contemplar otros puntos de vista, en otros porque nos da miedo reconocer quienes somos realmente, en otros nos atemoriza asumir nuestra responsabilidad sobre nosotros mismos.
Lo más sensato sería asumir los hechos, agradables o no y decidir de manera conciente que una cosa es lo que nos ha pasado y otra como nos vamos a posicionar respecto a lo que nos ha pasado.
Las cosas ocurren. Lo que nos ocurre es verdad. Ha ocurrido eso y no otra cosa. Hechos como: “mi pareja me ha dejado”, “me han despedido”, “estoy enfermo”…son hechos reales. Es la realidad. No podemos cambiar la realidad. Nos cuesta aceptar la realidad. Nos peleamos con ella. ¿En quién nos convertimos cuando no aceptamos la realidad? En personas que sufren. Lo que nos ha ocurrido puede llegar a ser tremendamente doloroso, pero más terrible es quedarnos aferrados a las creencias que asociamos a esos hechos.
Puedo estar dolorosamente afectado por haber perdido el trabajo, pero si a ese hecho le asocio la creencia: “no encontraré otro”, “soy un fracasado”, “todo me tiene que ocurrir a mi”… y me aferro a la creencia, generaré mi propio sufrimiento. Este sufrimiento no depende de lo que ha pasado, depende de cómo yo me visualizo a mi mismo respecto a lo que ha pasado. Aceptar la realidad es amar la verdad. Cuando no aceptamos la verdad, vivimos en una mentira que nos paraliza, victimiza y aleja de nuestros sueños.
Actualmente hay una expresión bastante chocante que se escucha frecuentemente: “No me lo puedo creer”: “No me puedo creer que hicieras eso, que dijeras eso, que seas de esa manera, que no te acordaras, que no supieras…”. Hay una incredulidad subyacente que nos aleja de la realidad. No damos crédito a la realidad. Es como si la realidad debiera pleitesía a nuestras expectativas. Ponemos en duda la veracidad de los hechos por no corresponderse con nuestras ilusiones.
El Coaching Teleológico es un proceso conversacional, donde acompañamos a nuestros clientes para que puedan reflexionar y profundización y afrontar aquellas verdades sobre sí mismos que les van a permitir enfrentarse a sus creencias y reconstruirlas. No se trata de “eliminar” creencias que les impiden seguir avanzando, se trata de reconstruir esas creencias para que en lugar de provocar sufrimiento, les sirvan para liderar sus vidas.
A medida que vamos cuestionando nuestras creencias, nuestra manera de pensar los hechos y de pensarnos a nosotros mismos respecto a esos hechos, el sufrimiento va desapareciendo y en su lugar aparece la comprensión, la compasión y la motivación para el cambio.
Imaginemos que dirigimos un equipo de personas y que un colaborador es incompetente. Aceptamos que lo es y actuamos en consecuencia, ya sea con formación, reorganizando las funciones del equipo o aplicando la solución que sea más conveniente y efectiva para el equipo.
Pero a veces no aceptamos la realidad y nos aferramos a la idea de que esa persona “debería ser competente” (con lo que le pagamos, con las oportunidades que le hemos dado, etc.). No aceptamos la realidad: ese colaborador no es competente. ¿Cómo reaccionamos cuando nos aferramos a la creencia de que debería ser competente y no lo es? Normalmente nos sentimos frustrados, impotentes, enojados, etc. Cuando nos aferramos a una creencia que es falsa reaccionamos en lugar de dar una respuesta efectiva.
¿Cómo tratamos a los demás cuando creemos que deberían ser otra cosa que no son? Nos convertimos en personas severas, impacientes, intolerantes y controladoras, lo que nos aleja de liderar a nuestro equipo.
Cuando acepto que ese colaborador no es competente y dejo de aferrarme a lo que “debería ser” puedo encontrar equilibrio. Esa persona no es competente para el trabajo que le hemos asignado. Se trata de buscar una alternativa de solución en lugar de enfadarme. Al aceptar la verdad: “no es competente”, puedo ser comprensible y amable con ese colaborador; puedo abrirme a otro nivel de reflexión; puedo ir más allá: ¿Cómo ser “yo” competente?. Cuando dejo de aferrarme a la creencia de lo que debería ser el otro, cuando dejo de estar enfadado con la realidad y la acepto, puedo profundizar en mi propia responsabilidad, ¿cómo ser competente en esta situación? En el fondo, aferrarme a la creencia de “lo que el otro debería ser”, es una mentira que me crea ansiedad y estrés; me aleja de mi verdadero liderazgo.
El tema es, ¿cómo reconstruir esta creencia? ¿cómo cambiar la creencia de que ese colaborador “debería ser competente”? A veces, por muy duro que parezca, necesito que en mi equipo alguien, en algún momento sea incompetente y así poder cuestionar mi competencia como líder efectivo. Se trata de aceptar que a lo largo de mi vida profesional liderando equipos, voy a encontrarme con colaboradores que no van a ser competentes y que van a poner a prueba mi competencia como líder. No se trata de no tener nunca más a nadie que no sea competente en mi equipo. Se trata de abrirme a la idea de que cuando alguien de mi equipo no sea competente tengo la oportunidad de aprender y mejorar mi liderazgo.
Como Coachs tenemos una gran responsabilidad. Cuando estos directivos se queden atrapados en creencias que les impiden liderar a sus equipos podemos ayudarles a reflexionar y reconstruir esas creencias. Se necesita coraje para acompañarles en el cuestionamiento de sus creencias de manera amable y respetuosa. No se trata de que eliminen la creencia. Se trata de que lleguen al fondo de su propia verdad para ser los líderes que sus equipos necesitan.
Hermínia Gomà 18 marzo 2012 Barcelona
10 Comments
Irene Gutiérrez Coranti
Es curioso como llegamos a crearnos esas «creencias» haciéndolas tan nuestras. Incluso aquellas creencias de índole social y cultural que, desgraciadamente, tenemos tan arraigadas a uno mismo…cómo nos llegan a limitar como personas! Es decir, tal y como nos comenta Hermínia «Lo más sensato sería asumir los hechos, agradables o no y decidir de manera conciente que una cosa es lo que nos ha pasado y otra como nos vamos a posicionar respecto a lo que nos ha pasado.» Es aquí dónde debemos empezar a reestructurar estas creencias, pero ¿como? al menos a mi, personalmente, me ha hecho pensar que primero debemos aceptar la realidad y por tanto, la verdad que se ha comentado, y a partir de ahí, todas aquellas creencias que nos surjan y vengan a la cabeza de manera intermitente, ponerlas encima de la mesa.
Creo que el hecho de poner una situación o una creencia encima de la mesa, es decir, diciéndola en voz alta, empiezas a planteártela y viendo otros puntos de vista e incluso, llegar a desmontar esa creencia que sólo te hace ver una «verdad» como absoluta cuando la vida está llena de colores.
Por tanto, después de este artículo, me llevo la reflexión de; por un lado, aceptar las situaciones y gestionar mis emociones en un momento concreto de mi vida y a partir de ahí, ir desmontándome las creencias ya sean inculcadas a partir de mis propias experiencias o inculcadas por la sociedad y la cultura en la que estamos.
Ana
Un ejemplo más del poder tan potente que tiene la emoción del miedo en nuestras vidas. Cuando no queremos aceptar una realidad, por el motivo que sea, es muy probable que detrás de esta actitud esté esta emoción tan útil para nosotros, pero en muchas ocasiones también, tan limitante a la hora de conseguir nuestros objetivos.
Un buen artículo para reflexionar, gracias!
Francesc
Enfrentarse a la verdad es a veces un trabajo dificil. Requiere valentía y humildad. Valentía porque la verdad muchas veces nos pone a prueba a nosotros mismos, y nos enfrenta a nuestra esencia. Y requiere humildad nos hace ver que el ego que nos hace transitar por el camino de las creencias, y que tantas y tantas veces hemos aceptado como verdades aún sabiendo que no eran tales.
Diana Espinosa Prado
Desde hace semanas estoy reflexionando sobre el sufrimiento que nos genera el no aceptar la realidad. Es evidente que a menudo nos cuesta aceptar y tolerar que las situaciones y las personas son como son y no hay más. La cuestión es que queremos que sean como necesitamos o deseamos. Por ello, ante la frustración de constatar que la realidad no es la que esperamos nos aferramos a nuestras creencias de ‘cómo deberían ser las cosas’ y nos empeñamos en creer que tenemos razón, que lo nuestro es lo adecuado. Cuando me encuentro ante una situación de este calibre me pregunto «Diana, ¿qué necesitas aprender de esta situación/persona?» Y entonces me topo con mis limitaciones y mis miedos y en un esfuerzo por responsabilizarme de mi persona y liderar mi vida, tomo conciencia de que muy probablemente necesito flexibilizarme, abrir la mente y reconocer que la carencia que vislumbro en la situación y/o persona es la que yo necesito revisar en mi misma. Si aceptar la realida es amar la vida, amarnos de verdad y profundamente es aceptarnos y reconocer que no necesitamos controlarlo todo, dejarse fluir sin sufrimiento, gozando del día a día, para dar la respuesta óptima y dejar de reaccionar. Como coachs pienso que es fundamental reconocer este proceso en nosostr@s mism@s para poder acompañar a nuestr@s coachees en el suyo, aunque como bien dices Herminia, siempre es más fácil ver las creencias limitadoras de los demás que las propias. Nuestra misión como profesionales responsables es ayudar a nuestr@s clientes a reconstruir sus creencias en pensamientos útiles para liderar sus vidas y dejar de estar instaurad@s en el sufrimiento.
Un abrazo.
luisa lopez
Nuestra sociedad está formada jerarquicamente en muchos jefes pero no lideres. Un gran error , una malisima gestión un circuito muy sobado y potenciado en estos últimos años.
Todo el mundo menciona la palabra jefe y realmente está bien acertado el concepto porque es lo que abunda.
Delante de un lider quizás nos podemos sacar el sombrero pero nunca frente a las actuaciones de lo que denominamos jefe y que como tal se ejerce.
La falta de preparación va acompañada de prepotencia .Nuestra sociedad llena de intereses nos involucra en un engranaje perverso muy lejos del sentido común y la verdad.
Ares
«La Verdad no nos hará ricos, pero nos hará libres.» Will Durant
Ser conscientes de la verdad, aceptarla…vivir la verdad como un aprendizaje, como una oportunidad de cambio, como «un ponerse en marcha», en vez de vivirla como una limitación, como un fastidio…porqué nuestras suposiciones, nuestras creencias limitan nuestras posibilidades en todos los aspectos…»lo que suponemos de nosotros mismos, lo que los demás suponen de nosotros, lo que suponemos de los demás, lo que suponemos que podremos hacer y lo que no lograremos realizar»…todas estas creencias, etiquetas, limitan innecesariamente nuestro crecimiento
¿Dejamos de seguir girando entorno a las creencias, suposiciones de la vida, y miramos la verdad?
mone
«No me des tu verdad; busquemos juntos la verdad y la tuya y la mía nos la guardamos». Antonio Machado
La verdad esa gran mentira, que creamos mientras nos la creemos. Liderar no es imponer, es facilitar, a mi entender. Y aún en el caso de que fuera imponer siempre encontraremos resistencia a ese poder.
La competencia es un criterio arbitrario, que se basa en expectativas de acción como parámetro de valoración. Como tú dices Herminia, aquellos que dependen funcional o jerarquicamente de otro no son prisioneros sino agentes activos de su competencia, pero también sus actuaciones son responsabilidad de quien los dirige. Y por ello oportunidad de mostrar sus habilidades para conseguir enfocar sus actuaciones hacia los objetivos de la empresa.
Pero demasiado a menudo, se olvidan o, nos olvidamos de preguntarnos:
– cuales son mis expectativas de ejecución?
– las he comunicado de manera fehaciente?
– contradicen en algo los valores personales de aquellos a quienes van dirigidas, o a otros valores de la empresa?
– he acordado actuaciones concretas?
– conocen como van a ser valoradas por mi?
– he comunicado las consecuencias que reportaran sus acciones?
Y por último: soy coherente en mis acciones con el objetivo que persigo?
Como dice Lizcano en Metáforas que nos piensan(2006), pp. 126, «No hay más objetividad posible que esa: una lo más honesta posible declaración de la propia subjetividad”
Beatriu
Como bien dice Hermínia, también creo que es interesante diferenciar entre Hacer y Creer la realidad. Es decir, sobre los Hechos, lo que yo hago o hacen los otros, si que hay una realidad, es la que hay, la que se hace y eso dificilmente puede ser discutido. En cambio sobre lo que pienso o lo que creo puede ser real o simplemente puede ser una creencia que me lleva a creer todo lo que pienso y siento y en consecuencia a crear y actuar movido por esa creencia. De esta forma aún lo tenemos más fácil para convencernos a nosotros mismos de lo que he hecho es la realidad. El problema es que hemos actuado, (realidad) en base a lo que hemos pensado o creido y muchas veces esto pasa por nuestro limitado sistema de creencias.
Creo que esta es la excusa perfecta que nos damos para después justificar lo que hacemos.
Como coachs, creo que el gran trabajo es desmontar muchas veces el pensamiento de creencias para que el hacer se construya sobre algo sólido, consistente y real. Esto nos permite conectar indudablemente no con nuestras creencias sino con lo que somos; con nustras fortalezas y nuestros puntos de mejora. Esto es lo que nos ayudará a reflexionar sobre lo que debemos, queremos o podemos hacer como líderes, en momentos que debemos cuestionar no tan sólo el trabajo de alguién sino el nuestro propio.
Ingrid
Me viene a la mente el caso de Einsten, que fue considerado un niño con pocos recursos. Pues menos mal!
Como responsable de equipo me es difícil aceptar que alguien sea incomptente. Me gusta más pensar que incompetentes hemos sido los que hemos contratado a ese miembro para una tarea concreta sin cerciorarnos si ese trabajo va con sus habilidades, conocimientos y aptitudes y también si siente que sus expectativas dentro del equipo se están cumpliendo y en el caso de que no, saber preguntarle que necesitaría para poderlas realizar.
Algunos departamentos de recursos humanos no están preparados para afrontar de manera correcta los casos de estas personas que seguramente están mal ubicadas dentro de la organización o la misma no le ha proporcionado las herramientas personalizadas suficientes para que pueda crecer.
josep gendra
En todos los ámbitos de la vida, la realidad y la verdad nos envuelven y nos hacen crecer cognitivamente porque nos posiciona de una u otra forma en el mundo. Pero emocionalmente, la verdad y la realidad nos pueden llegar a crear, ciertamente, conflictos en creencias y también nos pueden abocar a la psicopatología. La regulación emocional nos permite aceptar la realidad y la verdad, con comprensión y libertad de decisión en qué respuesta dar a esa realidad y a esa verdad. En Liderazgo de Equipos sucede lo mismo: cuando no se consiguen los resultados, cuando alguien del equipo falla, cuando nos equivocamos… Nuestras emociones conforman nuestra realidad y nuestras creencias. Cuanto más competentes seamos en Inteligencia Emocional, más competentes encontraremos en nuestros equipos, sabremos observar, encontrar y potenciar todos sus talentos. Nadie es incomptente como nadie deja de tener talentos. Todos somos talentosos, en alguna u otra área, y todos somos competentes, en algún u otro asepcto. En un Grupo o Equipo de Trabajo el Líder que se precie de serlo siempre será capaz de tomar consciencia de ello, conocer y aceptar esa realidad, y poner la verdad al servicio de todos. El bosque estaría muy silencioso si sólo cantaran los pájaros que mejor cantan…