General, VALORES Y COMPETENCIAS
ELIJO SER RESPONSABLE
Elijo ser responsable
Imaginemos una situación muy cotidiana. Tengo que salir de casa para ir a mi empresa. Está lloviendo. Puedo escoger entre un paraguas que no funciona muy bien pero es muy elegante y otro que funciona correctamente pero está deslucido. Elijo el que funciona, mi objetivo es llegar seco a mi trabajo. No quiero resfriarme. Soy una persona responsable. Elijo en función del objetivo que me he marcado.
Cuando decido responsablemente, me centro en aquello que me aproximará al objetivo. Parece obvio que si está lloviendo, entre un paraguas que no se abra y otro que lo haga, escogeré el que me acerque al objetivo de llegar seco a mi destino.
Responsabilidad significa dar la respuesta más hábil en cada situación. El concepto de responsabilidad tiene que ver con la palabra “responder” y la palabra “habilidad”: ser hábiles al escoger la mejor respuesta ¿Soy consciente de que en todo momento estoy eligiendo? ¿Soy consciente de que mis resultados son fruto de mis decisiones, creencias y valores?
En el ejemplo anterior parece obvio que la elección más correcta es la de escoger el paraguas que funciona. Pero otros factores emocionales pueden interferir en mi elección: “no quiero que me vean con ese paraguas viejo…”, “total tampoco llueve tanto…” Puede ser que finalmente, bajo criterios emocionales, elija el paraguas que no funciona. Esta elección me aleja del objetivo: llegar seco a mi trabajo. Soy irresponsable.
Cuando asumo mi responsabilidad, elijo de manera consciente e intencionada crear las condiciones necesarias para obtener los mejores resultados. Lamentablemente en muchas ocasiones no somos responsables. No elegimos en base a nuestros objetivos. Permitimos que las emociones controlen nuestras decisiones. Cuando realizo un proceso de coaching con mis clientes, una de las preguntas más habituales que realizo es: “está decisión que vas a tomar ¿te acerca o te aleja de tu objetivo?” Esta pregunta le permite tomar consciencia de que siempre puede elegir. De que puede elegir de manera responsable la mejor opción. Le da más poder e influencia sobre el resultado final.
Cuando reconocemos nuestra responsabilidad tomamos la iniciativa, pasamos a la acción y provocamos que ocurran las cosas. Cuando somos responsables decidimos en función de lo que es necesario y congruente con los resultados que ansiamos. Ser responsables implica que acepto que mis resultados actuales son consecuencia de las decisiones que tomé ayer. Soy consciente de que puedo elegir otra cosa. Siempre podemos elegir otra cosa.
Cuando nos hacemos responsables de nuestras decisiones, acciones y resultados podemos influir en los demás. La libertad es el valor que asociamos a la toma de decisiones. La libertad para elegir nos estimula, nos reafirma pero a la vez nos compromete, incluso puede generarnos pavor, nos hacemos responsables de las consecuencias de nuestras decisiones. No es fácil. Requiere compromiso y confianza. Estar predispuestos a aprovechar al máximo nuestro potencial y dar lo mejor de nosotros mismos nos libera de nuestros miedos más profundos.
Continuamente afrontamos problemas y elegimos. Elegimos actuar o que actúen sobre nosotros (los demás o las circunstancias). También es una elección quedarnos atrapados en la queja, la negatividad o la crítica. Asumir la responsabilidad supondrá afrontar la situación, visualizar nuestro objetivo y tomar la iniciativa. Exigirá la disciplina de decir “si” a lo que nos acerca a nuestro objetivo (a pesar de que nos cueste) y decir “no” a lo que nos aleja de nuestro objetivo (a pesar de que sea más cómodo o fácil).
Como directivos, una de las competencias que más nos acercan al éxito es la capacidad de proporcionar una visión y una dirección clara a nuestros colaboradores. Determinar las prioridades es nuestra responsabilidad. Si asumimos esta responsabilidad nuestros colaboradores tendrán claramente definidas y contrastadas las prioridades y podrán responsabilizarse de ellas y ejecutarlas. Actuar responsablemente como directivo significa que ayudamos a nuestros colaboradores a comprender y comprometerse con los objetivos importantes y de esta manera también los implicaremos en la toma de decisiones. Al implicarlos en el proyecto las tratamos como personas adultas y responsables y de esta manera su rendimiento y satisfacción es mayor.
Si quiero que mi equipo ejecute ciertas acciones, tengo la responsabilidad de transmitir correctamente mis instrucciones, pedir un feedback de lo que han comprendido, dar una oportunidad para que practiquen, hacer un seguimiento de su ejecución, confirmar que tienen los recursos para hacerlo y ayudarles a corregir las desviaciones. Si hago todos estos pasos estoy siendo responsable con mi equipo y haciéndome responsable de mi rol como directivo. Cuando doy la respuesta más hábil (aquella que me aporta los mejores resultados) asumo mi responsabilidad como directivo. En el caso que yo sea un colaborador, asumir mi responsabilidad significa que si en algún momento no tengo claro lo que tengo que hacer, preguntaré; que si no me han definido el plazo, confirmaré la fecha; que si no tengo los recursos para hacerlo, los pediré. Significa que me haré responsable de mis propios resultados, dando la respuesta más hábil que puedo dar: preguntar, esclarecer, confirmar, etc…
Somos libres para elegir que respuesta daremos a los acontecimientos de nuestra vida. Todos somos responsables de algo, de alguien. Cuando utilizamos nuestra capacidad para elegir las acciones que nos acercan a nuestros objetivos estamos siendo responsables con nuestro rol y con nuestra organización.
Hermínia Gomà
1 de diciembre 2010
Publicado en el semanal del Diari de Menorca el fín de semana del 4-5 de diciembre 2010
9 Comments
monica sanhueza
Me pasa que al leer este artículo siento que en el día a día me pierdo entre las elecciones que «debo hacer» y en las que realmente quiero, para acercarme a mi objetivo. Muchas veces no tenemos tanta libertad de elegir, pero siempre es bueno releer el que en cada momento estoy consciente de las elecciones que hago.
No he elegido últimamente en base a mi objetivo, pero este 2015 comencé a centrar, centrar, centrar y centrar.
Gracias Herminia.
Verónica González
Saber donde estoy, donde quiero llegar y quien soy para eso es clave. La claridad del objetivo resulta el mayor bien para conservar en cualquier circunstancia o situación la libertad de elegir y responsabilarnos de nuestras acciones. Es más , estas se ven potenciadas en la medida que lo que hacemos lo gozamos sin culpa ante errores pues estos somos capaces de medirlos y responsabizarnos de ellos en la medida que apuntan al logro de lo que queremos ser.
Maravilloso y simple la consciencia humana y su poder en nuestra vida.
Myriam Aluanlli
La libertad ultima interior de que habla Viktor Frankl. Nos pueden quitar todo, pero la capacidad de decidir nunca la perdemos. Constantemente elegimos, podemos «ser responsables de nuestras vidas» u optar «por dejarnos llevar por la vida». Lo anterior implica ser proactivos, tener iniciativa y tener conciencia que en nuestro interior se encuentran todos los recursos que necesitamos para ser protagonistas de nuestras vidas.
josep gendra
Qué bien Alex, has dado en el clavo. La respuesta a la pregunta de Montse Martin quizás sea «compartir», y con ello me voy al «win-win». ¿De qué sirve perder para que gane otro?. De nada, ¿Desde dónde se toma la decisión del yo pierdo a sabiendas de que el otro gana?. Creo que nace de la falta de auto-estima, del querer agradar, del no ser yo, del Ego que puede ser sobre-protector…
Mi responsabilidad en la decisión pasa por la pregunta de «cómo me acerca/aleja de mi objetivo» y también, pues, «cómo elijo en un entorno de ganar/ganar». La combinación de ambas me da buenos resultados en mi día a día y en mi camino hacia la excelencia en el Liderazgo.
Alex
Referente al comentario hecho por Montse, creo sinceramente que las únicas decisiones peligrosas e irresponsables son aquellas que no se toman atendiendo a los propios valores personales y al bien común. El tema no es tanto si utilizo yo el paraguas o se lo dejo a alguien sino de donde sale la decisión de dejarlo o no dejarlo.
Susanna
Gràcies per aquest article, ens fa més conscient de quantes vegades hem deixat o deixem que simplement «passin les coses», «passi la vida», «passi el temps»…sense fer-nos responsables de la nostra existència i aixi poder culpabilitzar als altres, a les coses, etc…..
La metàfora del paraïgues em servirà per qüestionar-me decisions i per fer-ho servir també amb els meus clients.
Moltes gràcies
Susanna
Montse
Gràcies per aquesta reflexió, Hermínia. Fa uns dies he acabat un llibre que tracta el lideratge, sobre l’elecció que es fa quan decideixes ser líder, i la responsabilitat que comporta. La importància de mantenit la vista en el nostre objectiu, per a conduir al nostre equip en cap a ell, i està clar que l’elecció de ser responsable passa per la metàfora del paraigües: l’elecció de l’opció que ens apropi a l’objectiu, prescindint d’interferències que poden desviar la nostra trajectòria. Gràcies!
Montse Martín
Continuo donant voltes a la imatge del paraigua. I si, agafem-ho com una metàfora, una persona té un paraigua de recanvi a la feina i sempre, sempre, sempre que plou, opta per deixar-lo a un company perquè no es mulli i es mulla ell? Hem d’entendre que aquesta actitud és MOLT irresponsable i perillosa, oi?
Deixo aquí la reflexió per si serveix a algú.
Montse Martín
Gràcies, Hermínia, perquè ja saps que és un article que esperava! Caram, aquest plantejament que fas em resulta molt aclaridor: ens pensem que som responsables i resulta que segurament moltes vegades no ho som, perquè no triem en funció del nostre objectiu, sinó dels objectius dels altres. I tot plegat perquè barregem factors emocionals en la nostra decisió. D’aquí la importància de la pregunta que utilitzes en els processos de coaching, i que crec que ja ens podem començar a acostumar a utilitzar en primera persona: aquesta decisió m’acosta o m’allunya del meu objectiu?
Molt revelador, doncs, perquè m’has aportat un nou punt de vista. I la imatge del paraigua, molt il·lustrativa.